viernes 28 de octubre de 2011
Lágrimas de Rubaldrilo
Juan Urrutia
L OS políticos lloran de emoción, se felicitan por el fin de ETA. El problema es que, como todos sabemos, nuestra clase política padece un pequeño problema de percepción. Éste se debe a una prolongada exposición a los evacuantes discursos de sus compichuelos, capaces de derribar hasta la más sana de las neuronas (de aquellos que las tuvieran, claro está).
ETA no ha desaparecido, se ha transformado, mejor dicho, se está metamorfoseando en una opción política que, con el tiempo, ganará tanto poder y dinero que el esfuerzo de apretar el gatillo y salir corriendo les dejará de resultar imprescindible para seguir haciendo lo mismo que hasta ahora: vivir sin trabajar.
Nuestro Gobierno ha dejado su postura clara, ha sido contundente, todo hay que decirlo, al demostrar con sus hechos que matar en España merece la pena si se pretende lograr un fin tan noble como el antes expresado.
La ideología que subyace bajo Bildu es en sí misma paradigma de indeseable ponzoña. Con estas tiernas palabras quiero decir que siguen siendo los mismos defensores de la pureza de la “raza” vasca como supremo bien de la humanidad y no han cejado en su empeño de considerar nación una tierra que apenas da para llenar dos macetas.
La buena relación de Bildu con los asesinos y su predisposición a odiar a cuarenta millones de personas por no ser vascas, es más, por el terrible pecado de ser españoles, no debe llevarles a engaño: si Rubalcaba dice que son demócratas y que ETA ya no existe debe ser verdad, jamás le oí faltar a la verdad. Esto último se debe a mi costumbre de levantarme para acudir al excusado cuando aparece en cualquier noticiario televisivo.
Pero hay que tener sentido de la deportividad en esta vida, he de felicitar a ETA y similares derivados del cerdo por ser unos magníficos asesinos, manipuladores, adoctrinadores y unos verdaderos genios dirigiendo la voluntad de las masas. Del mismo modo que el labriego acostumbra a los bueyes a tirar del carro a varazos, ellos han logrado crear una sociedad vasca dócil, egoísta y mentalmente anulada.
En Alemania, donde el Partido Nazi es ilegal por algún absurdo motivo, debe de existir división de opiniones sobre el Gobierno de España: parte pensarán que están locos y otros serán de la opinión de que simplemente permanecieron borrachos desde el día en que juraron el cargo hasta hoy.
Vivimos en una jungla donde no sólo sobrevive el más fuerte sino también el mayor bellaco, esto a la larga nos convertirá en una especie mucho más indeseable de lo que ya somos. La selección natural se encargará de ello. De momento, en tierras vascas, vamos por buen camino para conseguirlo.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=6276
viernes, octubre 28, 2011
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