Jose Manuel G. Torga, Vivir del cuento tétrico

jueves 13 de octubre de 2011

Vivir del cuento tétrico

José Manuel G. Torga

U N corresponsal argentino, con muchos años de experiencia internacional, me dio la primera pista. Mi sorpresa fue mayúscula. No podía creer que, a través de tantos años de dolor materno con dimensión pública, pudieran estar vivos y coleando los dos hijos de Hebe Pastor de Bonafini, oficialmente desaparecidos. Pues se les situaba residiendo en París; pero incluso habrían sido vistos en Madrid.

Jorge Omar Bonafini, figura como secuestrado, a los 27 años, el 6 de febrero de 1977, en La Plata; su hermano Raúl Alfredo, tres años menor , consta como víctima del mismo delito, el 6 de diciembre siguiente, en Berazategui. La esposa de Jorge, María Elena Bugnone, desapareció el 25 de mayo de 1978.

Una larga lista de desaparecidos en acciones concebidas en las cloacas del Estado argentino dio origen a la Asociación Madres de la Plaza de Mayo, liderada por Hebe de Bonafini. Aunque hubo una escisión con el título Madres de la Plaza de Mayo Línea Fundadora, la marca con más éxito la mantuvo la misma Hebe María “Kika”.

Esta Madre de Mayo por antonomasia ha recorrido medio mundo en olor de multitud: charlas, homenajes, distinciones y galardones varios, sin que falten los doctorados “honoris causa”, título para el que picó incluso una universidad con tanta solera como la de Bolonia.

La Universidad Nacional de La Plata no se quedó atrás y le adjudicó el Premio Rodolfo Walsh, con el nombre del periodista de investigación que sí murió ametrallado y cuyo cadáver no fue habido. Tal vez existiera una explicación corporativista, dado que las Madres de Mayo de la investida con tales atributos académicos cuentan con una universidad propia.

Algunos quedaron estupefactos, ante unas elecciones, en 2009, cuando encontraron, en el padrón electoral de Buenos Aires, estos nombres: Jorge O. Bonafini, sección electoral de La Plata, circuito electoral 502; y Raúl A. Bonafini, sección electoral de Ensenada, circuito electoral 490 – El Dique. Una de dos: o constaba la supervivencia de los hermanos Bonafini o, pasados treinta años de los secuestros, daban ocasión para votos fraudulentos.

Hay un poder mediático del Grupo Bonafini. Cuenta con la revista “Sueños compartidos”, Radio AM 530 – “La Voz de las Madres”, el canal Infomadres, la productora televisiva PPT, el programa “6-7-8” y otros en Canal 7 de Buenos Aires, así como “Duro de Domar”, en Canal 9, también de la capital argentina.

Desbarrando, a través de sus declaraciones políticas, Hebe de Bonafini se ha mostrado favorable a etarras y a miembros de las FARC. Los presupuestos económicos de su asociación engrosaron los fondos en diferentes monedas. Una cuenta corriente en Asturias apareció mencionada con saldos variables que oscilan, según las versiones, nada menos que entre los cien mil dólares y los dos millones de euros.

Los desplazamientos en avión privado representan el estilo de vida de una madre que atrajo fuertes dosis de conmiseración, hasta que han ido desvelándose zonas oscuras del personaje, cada vez más visibles. El culebrón de fechas muy próximas lo ha llevado al terreno judicial el que fuera apoderado de la asociación, Sergio Schoklender, de vidrioso pasado, ya que cursó la carrera de Derecho entre rejas.

Hebe de Bonafini ha apoyado muy decididamente a la presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández; pero ésta, en los últimos tiempos, marca distancias, y dicen que ya no sienta a su mesa, en la Casa Rosado, a su otrora invitada.

Algunos sucesos de engaño, distintos pero, según parece, no tan distantes, son los protagonizados por dos catalanes. Enric Marco – antes Enrique Marcos – explotó durante treinta años un falso pasado de prisionero en campos de concentración nazis. Alicia Esteve, bajo el nombre de Tania Heads, simuló ser una superviviente de la Torre Sur del World Trade Center el 11-S; llegó a presidir la asociación Survivor’s Network. Ambas farsas terminaron cuando quedaron al descubierto las respectivas patrañas.

Existen actores consumados en esto de vivir del cuento. No cejan por más tétrico que sea el caso.


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