viernes 28 de octubre de 2011
Más sobre la nueva tregua indefinida de ETA
Ern
esto Ladrón de Guevara
M E produce un cierto cansancio hablar sobre lo evidente, pero parece que debo hacerlo.
Tras mi último artículo, una gentil lectora me recriminaba la aparente contradicción existente entre el contenido del mismo y una editorial que redacté en Vistazo a la Prensa sobre el llamado “cese definitivo de la actividad armada” del grupo terrorista.
Reconozco que el celebrar el cese definitivo, que es en realidad otra tregua condicionada, chocaba de bruces con el escepticismo y pesimismo producido en mí por la traición del Partido Socialista al negociar subrepticiamente con quienes apoyan el chantaje terrorista, sobre la base de posibles acuerdos políticos y de beneficios penitenciarios (veremos a etarras con cientos de años de condena en la calle).
He de admitir que la tranquilidad de pasear libremente por las calles de mi tierra es una sensación increíble. Yo había desechado la posibilidad de vivir con normalidad algún día en mi tierra alavesa. Por ello se ha de entender como una bocanada de aire fresco la sola posibilidad, aunque pudiera ser temporal, de hacerlo. De ahí mi contradictoria alegría.
Pero he de admitir que coincido con la persona comunicante con su crítica, pese a ser injusta conmigo.
Ciertamente los efectos consiguientes al “armisticio” de ETA (admito que la palabra es inadecuada pero la incluyo con intenciones irónicas) ya los estamos comprobando. Los proetarras (miles de personas con el corazón de hielo y el cerebro carcomido por la doctrina nacionalista) han salido a las calles a reivindicar la negociación para resolver “el conflicto”. Están envalentonados, a sabiendas de que -a mí no me cabe ninguna duda- el manejo de los tiempos les beneficia.
El “conflicto” es un sofisma que se soporta en falacias construidas por un cúmulo de falsedades elaboradas desde los aparatos de socialización cultural nacionalista durante más de treinta años. Entre esos aparatos están los medios de comunicación condicionados por el poder autonómico, la escuela con todo su entramado político-social, el euskera como filtro para incorporar a un comisariado político a las administraciones vascas, etc. Las falsedades consisten en presentar a la sociedad vasca como ente antropológicamente superior al resto de sociedades, y en un entramado cognitivo puesto en los cerebros de las nuevas generaciones presentando la realidad vasca como una nación histórico-cultural, que en realidad no tiene soporte alguno en la historiografía científica. Es decir que es un vulgar engaño que ha tomado cuerpo en la cognición, creando una falsa ilusión en el imaginario colectivo. Este fenómeno ha ocurrido por culpa de los diferentes gobiernos centrales que se han ido sucediendo desde 1978, y por causa del temor de los intelectuales vascos a las represalias terroristas y a la exclusión social en sus lugares de trabajo: universidad, institutos, etc.
¿Qué consecuencias va a tener todo esto?
La primera, que ya comprobamos en las elecciones municipales últimas, es el crecimiento espectacular del voto a Bildu y sus sucedáneos: Aralar, etc, con fuerte descapitalización del voto por parte del PNV. Podríamos encontrarnos en la peor de las hipótesis con Bildu dirigiendo desde Ajuria Enea el próximo Gobierno Vasco, lo que acarrearía el liderazgo nacionalista de la opción filoetarra y un proceso de proclamación de independencia de la actual “Euskadi”.
¿Cómo afrontaría el Gobierno de España esta situación? ¿Suprimiría la autonomía aplicando el art. 155 de la Constitución? ¿Sería capaz de resistir a dos comunidades como Cataluña y País Vasco en una proclamación conjunta de independencia, en pleno proceso de salvamento económico de España, y con ésta en situación de quiebra controlada? ¿Qué harían en este caso las instituciones europeas? ¿Dejarían caer a España al abismo económico y a la insolvencia financiera, en un proceso de descomposición total de la confianza y la credibilidad internacional?
La segunda es que si el Partido Popular afronta con responsabilidad de Estado estas graves fallas en la estructuras institucional, política, jurídica y económica de España, ETA podría volver para asestar otro hachazo a la estabilidad jurídico-institucional del Estado, a fin de doblegar las resistencias que aún, pese a todo, mantienen la deficiente argamasa que une a los territorios de España. Por tanto, eso de que ETA ha desaparecido es un mero espejismo favorecido por una parte por los intereses mezquinos de un Partido Socialista desleal con los españoles y por otra por la necesidad de las gentes de bien de encontrar algo de sosiego, sobre todo en estas Vascongadas de mis desvelos.
¿Cuál es, por tanto, el panorama? Ciertamente sombrío.
Tiene razón mi comunicante.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=6275
viernes, octubre 28, 2011
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