domingo, octubre 23, 2011

Alfonso Merlos, Ultimatum

Alfonso Merlos

23 de octubre de 2011

ULTIMÁTUM

Carta a Silvia Martínez Santiago (in memoriam)

España no puede construir un futuro en libertad sin memoria y sin dignidad. Las desmesuradas y teatrales reacciones al último comunicado etarra generan escalofríos .

Yo también creo que hemos perdido el norte como nación, las referencias fundamentales como sociedad civil.

Querida Silvia,

Me he decidido a escribirte unas líneas por un par de razones. Primero, porque contemplando la profundidad y la belleza del Mediterráneo muy cerca de Santa Pola me ha sido imposible evitar el recuerdo de cada verano, cuando quienes aprecian a tu familia se deciden a acompañarla durante unas horas para estar muy cerca de ti. Segundo, porque como ya sabes hay unos bárbaros que anuncian que a partir de ahora están dispuestos a perdonarnos la vida si seguimos la hoja de ruta que ellos nos han marcado. Y sí, entiendo, que todo te parezca simplemente inaceptable y aberrante.

Como sabes he hablado con tu madre en varias ocasiones, mientras nuestra conversación era escuchada por centenares de miles de españoles en la radio, en la COPE. La primera vez fue una mañana de fin de semana, un 3 de marzo de 2007, y tu madre me dijo que nadie le arrebataría su condición de española; me dijo que no podía haber una derrota del terror si había indignación y humillación pública de quienes habían sufrido su mazazo; y me dijo que no teníamos un gobierno valiente que ayudase a gente como ella a mantener la esperanza. Pero tienes una madre, Silvia, que es valiente y ejemplar. Y muy fuerte. No lo olvides nunca y siéntete muy orgullosa de tenerla.

Comprendo tu desazón después de haber escuchado y visto la reacción de nuestros políticos tras el panfleto leído por unos encapuchados. ¿Cómo es posible que celebremos una alocución en la que se ultraja a tu familia y se le sigue causando dolor? ¿Cómo puede ser que se haya generado un estado de ánimo casi eufórico después de que unos miserables asesinos hayan rendido un sentido tributo a los verdugos que han causado tanto daño a familias nobles como la tuya? Sí, yo también creo que hemos perdido el norte como nación, las referencias fundamentales como sociedad civil; y que no son sólo nuestros políticos quienes han rebajado el listón ético.

Es verdad que en las sociedades abiertas la información fluye a gran velocidad y como bien sabes los periodistas tenemos una responsabilidad y un compromiso al canalizarla y difundirla. No es necesario que me lo expliques, porque yo también he sentido como tú cierta vergüenza al escuchar por parte de algunos de mis colegas que ´ETA ha desaparecido´. ¿Por qué lo dicen si sencillamente es mentira? ¿Dónde están las armas, dónde los prófugos de la justicia, dónde el perdón que nunca llegará porque no es un don reservado para los desalmados? Sí, yo también me hago estas preguntas cuyas respuestas caen por su propio peso. Te compadezco y te lo repito. Me avergüenza la irresponsabilidad y la ausencia de claridad moral en quienes condicionamos sobremanera las actitudes de la opinión pública: cómo piensa la gente, cómo se comporta, cómo siente ante cuestiones verdaderamente trascendentes.

Ya sé que el panorama te parece descorazonador. No te falta razón. Pero no todo está perdido ni se va a perder. Vamos a luchar para evitarlo. Y lo vamos a conseguir. No lo dudes. Hemos de responder a un nuevo desafío y estamos preparados como habrás comprobado en las últimas horas. Somos muchos los españoles que pensamos que sobre familias como la tuya se asientan los más sólidos fundamentos éticos de nuestra democracia. Algunos nos vamos a reunir como ya conoces el próximo sábado 29 de octubre en la plaza de la República Dominicana, en Madrid. Y vamos a exigir que los ciudadanos libres, como tu madre, prevalezcan sobre las alimañas y quienes les apoyan, porque unos y otros representan lo peor de la raza humana.

De momento no me alargo más, Silvia. Te mando un abrazo muy fuerte. Y eso sí, permíteme que haga pública esta carta en un periódico digital, y que la difunda entre mis seguidores en Twitter. Hay muchos españoles de bien, como tus padres, que quizá se sientan algo reconfortados con estas humildes palabras que me brotan de lo más hondo de mi corazón.

www.twitter.com/alfonsomerlos


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