domingo, octubre 23, 2011

Francisco Rubiales, Es tiempo de denunciar abusos y corrupciones

Es tiempo de denunciar abusos y corrupciones



Me cuenta una fuente, cien por cien creíble y contrastada, que hace días tuvo lugar en Sevilla una comida de trabajo, en la que participaron tres importantes empresarios andaluces de la construcción y tres profesionales del derecho y de la consultoría, que fue un reflejo fiel de los cambios que se están gestando en Andalucía y en toda España, donde el antes imponente poder socialista empieza a desmoronarse. En la comida se revelaron, con toda clase de detalles, muchos asuntos de corrupción, de concursos públicos trucados, de comisiones ilegales y de comportamientos de autoridades andaluzas que denotan abuso y antidemocracia.

Ciertamente, las "confesiones" son cada día más frecuentes en Andalucía y las lenguas, antes selladas por la omertá, ahora se aflojan por dos razones importantes: porque las administraciones públicas, sin dinero, ya no pueden comprar conciencias y voluntades a golpe de talonario y porque muchos empresarios, antes cómplices incondicionales del "régimen" socialista andaluz, ahora ven como ese poder se desploma y empiezan a tomar posiciones oportunistas, por si se produce el cambio y la derecha llega al poder.

En la comida se habló de un concurso público en el que uno de los presentes propuso hacer la obra por una cantidad concreta y terminaron otorgándolo a otra empresa con un presupuesto casi un 20 por ciento más alto y con calidad inferior. Uno de los profesionales preguntó al perjudicado por qué no denunciaba el caso o, por lo menos, impugnaba el concurso. Le respondieron que denunciar o impugnar implica entrar en la "lista negra" y no ganar un sólo concurso público más en el futuro.

Los presentes asumieron que lo que estaban describiendo y revelando reflejaba un estado de corrupción tan enorme que convierte a Andalucía en una pocilga controlada por gente sin escrúpulos que está nadando en el delito.

Dijeron que eso no era nada nuevo, que la situación es la misma desde hace un par de décadas. Uno de ellos lanzó esa exclamación inquietante y sobrecogedora, tantas veces escuchada: ¡Si tu supieras!

En esa comida, en la que se habló de comisiones ilegales, de numerosos EREs falseados y pagados con dinero público, de la complicidad de antiguos políticos en el negocio de la financiación de los partidos y de otras vergüenzas, se reveló también que a una empresa constructora le habían prometido otorgarle concursos que se convocarán en 2011, mientras que a otra le enumeraron una serie de concursos futuros, ya previamente comprometidos, para que no perdiera el tiempo presentándose.

Al final de la comida, alguien argumentó que ya había durado suficiente tiempo el silencio y la cobardía y que era ya necesario denunciar casos concretos. Estuvieron de acuerdo en hacerlo, pero preservando siempre a sus empresas "porque es nuestra obligación", y decidieron comenzar a "filtrar" casos concretos de corrupción y abuso de poder "para que la sociedad empiece a conocer cómo respiran sus dirigentes".

Todos los presentes (6 personas) coincidieron en que la única manera de terminar con las prácticas corruptas y delictivas tan frecuentes en la vida política era denunciándolas ante la oposición, los medios de comunicación y los tribunales de justicia.

Aunque es probable que ninguno de ellos cumpla su amenaza de hablar claro y denunciar, siempre por miedo, el encuentro refleja al menos, de manera fiel y esperanzadora, que algo está cambiando en Andalucía y que los poderes públicos, ahora escasos de dinero por causa de la crisis, son cada día más impotentes para detener la ola de deserciones, delaciones y denuncias que se avecina, las cuales, cuando vean la luz, desvelarán ante los ojos de una ciudadanía tan asqueada como indignada, el inmenso alcance que tuvo la corrupción y hasta que punto la arrogancia, la miseria y hasta el delito anidaron, durante décadas, en las entrañas del poder andaluz.

Me aseguran, también, que el PP está recibiendo ya centenares de denuncias en toda España y que sus equipos no dan abasto a la hora de investigar la veracidad de lo denunciado. La procesión no ha hecho más que comenzar. Si el 20 de noviembre ganara la derecha, muchos miles de cobardes denunciarán ante los nuevos amos los abusos del socialismo y lo harán, más que por conciencia democrática, para congraciarse con el poder y obtener beneficios. Que nadie olvide que cuando debieron hablar guardaron un asqueroso silencio cómplice.

Aunque es más que probable que el PP no se atreva a revelar a la opinión pública y a los jueces toda la podredumbre que está llegando a sus manos, quizás por temor a que los socialistas se dediquen también a airear las corrupciones y abusos de la derecha, la actitud del ciudadano debe ser la de denunciar sin descanso, revelando todo lo que sabe. Esa actitud de denuncia,que debería completarse con una actuación rigurosa e independiente de los tribunales de Justicia, es la única base sobre la que puede construirse la regeneración de España.

http://www.votoenblanco.com/Es-tiempo-de-denunciar-abusos-y-corrupciones_a3762.html

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