Un Tripartito de perdedores hará presidente al derrotado Montilla
Elsemanaldigital.com
7 de noviembre de 2006.
El resultado de las elecciones autonómicas catalanas del pasado día 1 fue complejo, pero algunas cosas dejó en claro: venció Artur Mas con CiU, aunque con menos ventaja de la esperada y menos de la que era usual en tiempos de Jordi Pujol. Y perdieron una parte significativa de sus votos los dos socios principales de la coalición tripartita que había hecho president al socialista Pasqual Maragall, el PSC y ERC.Sin embargo los derrotados se han unido, y junto a la izquierda radical de IC-EV formará un nuevo Tripartito, con los mismos socios que el anterior. Los electores castigaron a José Montilla y a Josep Lluís Carod-Rovira, pero los políticos han atendido antes a sus intereses que al sentido de las urnas, y han dado nueva vida a su alianza de socialistas, comunistas y republicanos. Con una particular incoherencia: que, formalmente, la razón que justificó la ruptura del Tripartito anterior fue el rechazo de ERC al Estatut, al que votó "no" en el referéndum del 18 de junio. Y, sin que haya dado marcha atrás de ese "no" (como van a recordarle a Carod sus bases mediante una cacerolada), ahora vuelve a entrar en el mismo gobierno y con los mismos socios.El Tripartito que se anuncia será, sin duda, plenamente legal. No obstante, muchos ciudadanos pueden castigar en el futuro a un Carod-Rovira que ya tuvo que abandonar el gobierno catalán por negociar con ETA una tregua particular para el Principado, y sobre todo por ocultar deslealmente sus andanzas al presidente Maragall. Pasqual Maragall, curiosamente, fue amortizado políticamente en determinados medios por liderar un Tripartito como aquél, pero su sucesor Montilla no se ha quedado atrás, y después de reemplazarle sigue sus pasos. No son buenas noticias para Cataluña ni para los catalanes.Fuera de Cataluña el principal problema lo tiene el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Que Montilla no cediese el paso ante Mas era una posibilidad que nadie descartó, y en el fondo muchos sectores del PSOE se alegran de la cuota de poder autonómico que el socialismo conserva de esta manera. Pero Zapatero necesitará sólidas mayorías parlamentarias en Madrid, primero de cara a los Presupuestos Generales del Estado y después, sobre todo, para apuntalar su renqueante "proceso de paz" con los terroristas de ETA. Si una CiU despechada cumple sus amenazas Zapatero se habrá quedado acorralado con los independentistas y con la extrema izquierda. No son buenas noticias para nadie.En democracia, sobre todo, lo preocupante es que una Comunidad Autónoma de siete millones de ciudadanos va a ser gobernada por el candidato que perdió las elecciones, auxiliado por los dos socios más radicales que cabía pensar. Los españoles no podían esperar esto de un Zapatero que anunció para sí mismo en 2004 que no gobernaría si no era el más votado, aunque las coaliciones lo hubiesen permitido. Pero son los extremistas y los derrotados los que van desarrollar y aplicar un Estatut pendiente de sanción por el Tribunal Constitucional.
lunes, noviembre 06, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario