jueves, noviembre 30, 2006

¿Urbanismo de izquierdas?

viernes 1 de diciembre de 2006
CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo
¿Urbanismo de izquierdas?
Que el epicentro del desastre esté ahora en Vilagarcía, pone en serios aprietos la tesis oficial. Se resume diciendo que esta Galicia lacustre es consecuencia del urbanismo codicioso que se practicó durante la larga etapa del PP. Es cierto que ese urbanismo mal llamado desaforado (en gran parte tenía licencia y, por tanto, foro) se produjo con gobiernos autonómicos de la derecha, pero no sólo fue practicado por la derecha.
Vilagarcía es un ejemplo. Si lo que allí ocurrió es una secuela del caos constructor, los socialistas tienen una parte de culpa, y no sólo quienes gestionaron el poder municipal, sino también los que desde el partido observaron la desfeita sin decir nada. Pudo haberse hecho un urbanismo alternativo al del PP, más racional, menos ladrillesco, más respetuoso con los cauces de los ríos y acuíferos, pero no se hizo.
Es encomiable la preocupación del presidente Touriño por poner orden en las cuestiones urbanísticas, pero a esa cruzada le sobra el empeño por culpar a la oposición. En definitiva, él era secretario general cuando regidores socialistas abanderaban ese desarrollismo urbanístico. ¿Fueron reprendidos alguna vez? ¿Se intentó elaborar una doctrina urbanística sustancialmente distinta a la de los alcaldes populares?
A la vista está que no. Ahora que tan de moda están los videos de primera como arma política, ni siquiera el astuto José Blanco podría hacer uno para mostrar el contraste entre el urbanismo socialista y el conservador. La prueba es que, estando como está buena parte de la Galicia urbana o semiurbana en manos de la izquierda, el presidente de la Xunta todavía no ha dicho: he ahí mi modelo de urbanismo racional.
¿Santiago, A Coruña, Cambre, Porto do Son, Vilagarcía, O Carballiño? Hay un amplio surtido donde elegir, y sin embargo se opta por conceptos vagos. La gran pregunta es cómo se va a poder imponer esa revolución urbanística, cuando ni siquiera en los lugares donde se podía haber puesto en práctica se hizo nada o casi nada al respecto.
El mensaje puritano de Monte Pío pierde credibilidad con tanto pecador en el poder local socialista. Ni siquiera hace falta mirar al pasado para apreciar las incongruencias. ¿Por qué no se elabora un decálogo que obligue a los munícipes del partido a poner freno a la fiebre constructora, bajar las edificabilidades y acomodar el número de viviendas al padrón de habitantes? Porque habría una rebelión consistorial.
Es muy significativa la diferente actitud del PSdeG xunteiro y autonómico de una parte, y del PSdeG local, de la otra, en la cruzada urbanística que se está organizando. Se intuye una oposición entre lo doctrinario y lo práctico, entre el rigor de despacho y el día a día de un consistorio.
También es relevante que, por lo general, los regidores socialistas no hablen del urbanismo desaforado, ni se lo endosen exclusivamente al PP. El de Vilagarcía aclara que urbanismo salvaje es el que se hace sin observar ninguna norma, y ése no es el caso de su ciudad. Ni de la suya, ni de muchas otras que están siendo llevadas a la hoguera por sus pecados constructores.
Quiere decirse con esto, que el primer mandamiento de esta purificación urbanística que se quiere poner en marcha sería reconocer que todos hemos pecado. El Yo Pecador entonado por la conselleira y su presidente, debiera ser el inexcusable punto de partida de la regeneración del país. Ellos también han pecado, si no por acción, sí por omisión. La prueba es que no nos dicen cuál es su ciudad modélica.

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