Peones negros
29 de Noviembre de 2006
Luis del Pino
Que los peones negros se han convertido en un fenómeno social es evidente. Que eso está poniendo nerviosa a mucha gente, también.Los peones negros se han convertido en un fenómeno social por muchas razones. En primer lugar, porque nadie se esperaba que la sociedad española fuera capaz de rechazar el intento de enviar la masacre del 11-M al baúl de los recuerdos históricos. Nadie imaginaba que un conjunto tan amplio de ciudadanos pudiera aunar sus esfuerzos y su inteligencia para tratar de que no queden impunes los crímenes del 11 de marzo. Nadie pudo siquiera concebir que seríamos tan perseverantes: sencillamente, no estábamos previstos en el guión.En segundo lugar, nadie esperaba tampoco que Internet pudiera ser un arma tan eficaz a la hora de articular un movimiento ciudadano. Nadie previó, aunque resulta evidente, que las nuevas tecnologías permitirían acercar "virtualmente" a aquellos que están físicamente alejados. Sin Internet, los peones negros no serían nada: cinco personas en Badajoz, aisladas de otras diez en Madrid, que a su vez no tienen conexión con otras cuatro en Bilbao, ... no son nadie. Pero juntas, gracias a Internet, forman un equipo de centenares o miles de personas que trabajan coordinadamente en pos de un objetivo común. Y eso son muchas personas. Los peones negros son un fenómeno social no sólo porque han sabido mantener viva la memoria del 11-M, sino también por el hecho de que sean las nuevas tecnologías las que han posibilitado su existencia.En tercer lugar, aún contando con la fuerza de Internet, los peones negros tampoco serían nada si no hubiera habido medios de comunicación que apostaron por algo que percibían como honesto, como limpio y como justo. Para empezar, sin un medio como Libertad Digital, que nos proporcionó la casa en la que la que habitamos, no existirían los peones negros. Como tampoco existirían si periodistas como Federico Jiménez Losantos, como César Vidal o como Pedro J. Ramírez, no hubieran prestado atención a ese fenómeno en ciernes y hubieran visto que merecía la pena. Los peones negros son un fenómeno social porque supieron poco a poco ganarse un poquito de confianza a base de perseverancia, de investigación y de colaboración desinteresada. Y porque hubo quien estuvo dispuesto a otorgarles esa confianza.Por último, los peones negros son un fenómeno social porque nadie esperaba tampoco que fueran capaces de dar el salto a la calle, pasando del mundo virtual al mundo de los panfletos, de las concentraciones, de las charlas... Los peones negros han sabido materializarse en las iniciativas 11 de cada mes, que en diciembre se celebrarán en más de cuarenta ciudades de toda España. Ese salto a la calle estaba lleno de riesgos: nos podían manipular, podían tratar de enviar reventadores, podían fracasar las concentraciones... Sin embargo, se ha sabido vencer todas esas dificultades, y las concentraciones mensuales han demostrado que la gente está dispuesta a salir cuantas veces haga falta para defender una causa justa. Y la causa de las víctimas (los verdaderos destinatarios de todos nuestros esfuerzos) lo es.Pero, al mismo tiempo, ese éxito está poniendo nerviosa a mucha gente. A unos, por razones evidentes: los peones negros nacieron para aclarar la masacre del 11-M y es mucho lo que se ha conseguido. El granito de arena que podamos haber aportado a las investigaciones del El Mundo o de otros medios incomoda a todos aquellos que tienen algo que ocultar acerca de esos atentados.A otros, los peones negros les incomodan como les incomodaría cualquier movimiento social que no se tiene controlado. Al fin y al cabo, resulta lógico. En todas las relaciones humanas sucede así. Cuando no conoces a alguien, cuando no sabes por dónde va a salir, puedes sentir una cierta prevención sobre sus motivaciones o sobre los problemas que te pueda causar en el futuro. Incluso dentro de los propios peones negros se han dado esos episodios de desconfianza, que en muchos casos sólo se han resuelto a base de contacto personal y de muchas cervezas.A un tercer tipo de personas, los peones negros les incomodan por la pura y simple razón de que no saben cómo definirlos, de que les resulta difícil creer que un grupo tan amplio de personas se reúna de forma desinteresada para luchar por una causa justa sin que existan detrás motivaciones ocultas, manos negras o calendarios secretos.Sea como sea, ya se han producido los primeros ataques, en forma de intoxicaciones, y vendrán más en el futuro. Lo cual es un buen indicio: debemos de ser muy importantes, para que se nos sitúe en el centro de todos los proyectos políticos o de todas las operaciones conspirativas. Pero, aunque sea un buen indicio, nos obliga a todos a extremar la prudencia.Ya dejé bien claro, en un hilo anterior, que los peones negros no son, ni van a ser nunca, ningún partido político, así que no voy a dedicarme a estar desmintiendo cada cosa que se publique. Por lo demás, cada peón negro tiene, por supuesto, el derecho de hacer lo que le venga en gana a título individual: dentro de los peones negros hay militantes y cuadros del PP, hay militantes de Ciudadanos, hay militantes de partidos de izquierda, hay ex-militantes de casi todos los partidos,hay simpatizantes de uno u otro proyecto político, hay anarquistas, hay personas que no han votado nunca a nadie e incluso hay quien se monta su propio partido político de nuevo cuño. Y cada uno tiene el derecho de hacer lo que le venga en gana, siempre y cuando lo haga a título personal y no pretenda hablar en nombre de los peones negros.Sin embargo, aunque exista esa libertad individual, todos los peones negros debemos tratar de extremar el cuidado con lo que declaramos, con lo que hacemos y con lo que decimos. Funndamentalmente por una razón: los peones negros, por mucho fenómeno social que seamos, seguimos siendo una cagarruta en mitad del desierto. Hay en marcha otras operaciones de acoso y derribo de mucha más trascendencia. Y hay quien va a intentar conscientemente tirar por elevación, tratando de utilizar a los peones negros para arrearle una andanada a la Cope. En el fondo, cada bofetada dirigida a los peones negros no va a dirigida sólo a nosotros, sino que pretende desestabilizar la cadena de radio más combativa, situando a Federico Jiménez Losantos o a César Vidal detrás de imaginarias conjuras, con el fin de atizar enfrentamientos entre laCope y el PP. Hay mucha gente que se frota las manos cada vez que se deslizan rumores sobre Federico. Y hay mucha gente que utilizará el más mínimo pretexto para deslizar esos rumores.No hace falta que lo diga, porque todos lo tenéis claro: el 11-M marcó el principio de un cambio de régimen en España. Y si ese cambio de régimen (que incluía entre otras cosas el dinamitado del PP) no ha podido llevarse a cabo de la forma prevista, ha sido porque ha existido una cadena de radio (la Cope) que ha actuado de dique de contención, primero, y de ariete del contraataque después. Con la Cope y sin peones negros, España tiene aún una oportunidad. Con peones negros y sin la Cope, el cambio de régimen está servido. Por tanto, tengamos todos claro que va a haber quien quiera utilizarnos para hacer daño a la Cope. Y actuemos en consecuencia, no dándoles ni la más mínima oportunidad de hacerlo. Los responsables del 11-M se sentirían muy regocijados si pudieran utilizarnos precisamente a nosotros para acabar con uno de los medios que ha permitido que la investigación del 11-M siga viva.Extrememos, pues, la prudencia y que nadie utilice el nombre de "peones negros" en ninguna situación donde pudieran suscitarse confusiones con ningún tipo de iniciativa política. Aunque eso tampoco significa que tengamos que volvernos paranoicos o flagelarnos cada vez que alguienpretenda, malintencionadamente, cargar contra nosotros. Tengo una libreta en casa donde voy anotando todo lo que nos han llamado hasta el momento: la extrema derecha, peperos despechados por los resultados electorales, impulsores de partidos liberales, infiltrados deCiudadanos de Cataluña, agentes del CNI disfrazados, ... ¿En qué quedamos? Como tuviéramos que andar desmintiendo cada idiotez que escriben sobre nosotros, no tendríamos tiempo en el día, así que nosotros, a lo nuestro. Pero previendo, eso sí, por dónde nos van a salir todos esos que tan nerviosos están. Y previendo cómo van a tratar de utilizar aquello que hagamos o digamos.Y a aquellos que están nerviosos por la existencia de los peones negros, que se tomen mucha tila, que les va a hacer falta en las próximas semanas.
jueves, noviembre 30, 2006
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