Un Estado viable en una España descentralizada
30 de noviembre de 2006.
El viernes y sábado, el Partido Popular celebrará en Madrid su tercera conferencia sectorial, en esta ocasión sobre el Estado autonómico. Mariano Rajoy ha elegido una fórmula novedosa para elaborar las propuestas de su partido de cara a las elecciones que se avecinan (municipales, autonómicas y generales también), y ese formato ya ha dado resultados concretos en asuntos que preocupan tanto a los españoles como la inmigración o la seguridad. Sin embargo, teniendo en cuenta cómo está gobernando José Luis Rodríguez Zapatero y cómo es la agenda política de los próximos meses, es la cuestión territorial donde se va a dirimir en buena medida el futuro del país, además también del porvenir del PP y sus líderes.
España vive un clima preelectoral acelerado, y la maquinaria de los partidos ya sólo piensa en encuestas y en posibles resultados. En cualquier escenario posible los ciudadanos van a pedir cuentas al Gobierno y a la oposición de qué han hecho y de qué quieren hacer con la estructura territorial del Estado, ya que Zapatero y sus aliados parlamentarios eligieron convertirla en campo de batalla desde su victoria de marzo de 2004. Entre 1978 y 1982 se logró un consenso básico entre las grandes fuerzas políticas nacionales y regionales, tendente a hacer compatible un Estado descentralizado en regiones dotadas de gran autonomía y a la vez unido con un Gobierno nacional que retuviese ciertas competencias ligadas a la soberanía. El modelo era mejorable, pero ha tenido la virtud de funcionar durante dos décadas. La alianza de Zapatero con distintos grupos nacionalistas ha roto el consenso y es necesario elaborar un modelo que satisfaga a los españoles.
Mariano Rajoy tiene en este sentido una responsabilidad inexcusable. Él es depositario no sólo de los diez millones de votos del PP, sino de la voluntad de oponerse a los excesos del zapaterismo, que va mucho más allá de sus siglas. El PP no puede dejarse llevar por cantos de sirena centralistas, porque la diversidad regional de España se amolda bien a una estructura autonómica, y tampoco puede incurrir en ningún exceso federalista, ya que en España sólo hay una nación y una soberanía. Vistos los errores del PSOE en este sentido el PP bien puede rehuirlos.
La conferencia que celebrarán los populares a partir de mañana bajo el lema "Un estado eficaz" debe ser, como bien ha señalado su coordinadora, la secretaria ejecutiva de Política Autonómica y Local del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, un escenario de reflexión que posibilite, tras la experiencia vivida en estos dos años de Gobierno socialista, la sostenibilidad de nuestro modelo autonómico estableciendo los mecanismos que lo salvaguarden y lo fortalezcan constitucionalmente.
El PP, tras las tres conferencias señaladas, que se completarán con otra sobre el modelo económico, va a elaborar un programa con el que acudirá a las urnas el último domingo del próximo mes de mayo. Sin embargo Rajoy ha de ver más allá de esa coyuntura, porque la verdadera apuesta que tienen ante sí los populares es el retorno a La Moncloa. El PP, que es genéticamente regionalista, que cree en la subsidiariedad y que predica la eficiencia al servicio de los ciudadanos, puede ahora dejar claro qué Estado puede ser viable para la nación española en el siglo XXI garantizando la igualdad de todos los españoles y la solidaridad entre sus regiones. Y para eso no hace falta cambiar la Constitución, sino por de pronto aplicarla.
jueves, noviembre 30, 2006
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