martes 29 de noviembre de 2006
Iberdrola cruza el canal
LA opa amistosa de Iberdrola sobre Scottish Power representa una de las operaciones más sobresalientes de las nuevas multinacionales españolas, que vienen consolidando durante los últimos años posiciones de liderazgo en los mercados globales. La apuesta de Iberdrola por una de las grandes eléctricas británicas se ha materializado en pocas semanas y debería concluir, al filo de la primavera, con la creación de una nueva compañía hispano-británica llamada Iberdrola, mucho más fuerte y con más potencial. Este salto del viejo Duero -donde medio siglo atrás asentaron su crecimiento Iberduero e Hidrola- hasta las tierras altas escocesas evidencia, una vez más, la vitalidad empresarial española. La multinacionalización de las compañías nacionales no se refiere ya exclusivamente, es una evidencia, a casos aislados, sino que se inscribe en una corriente de fondo sustentada en capacidades financieras y de gestión que empujan en esa dirección.
Iberdrola ha demostrado que pueden plantearse operaciones de adquisición de otras empresas de tamaño sin escándalos ni alharacas. En sectores sometidos a regulación, las fusiones y adquisiciones requieren audacia y prudencia simultáneas, pues necesitan llegar a las ventanillas de los reguladores con claridad, sin conflictos entre las partes y con las tareas muy preparadas. Las posibilidades de crecimiento y expansión del negocio local de cualquiera de las dos grandes eléctricas españolas eran muy limitadas con los criterios que sostienen los responsables de la competencia, mucho más restrictivos que los de las autoridades comunitarias, que hoy entienden que el sector energético europeo requiere trans-nacionalidad y mayor dimensión.
La operación de Iberdrola es estratégica, sitúa a la compañía en el ámbito europeo y la dota de nuevas capacidades para crecer orgánicamente -en los mercados en los que ya está asentada- o mediante nuevas adquisiciones. La nueva empresa suma cuatro mercados: el español, donde es líder o segunda en todos los segmentos; el británico, donde también cuenta con posiciones de cabecera; el norteamericano, donde es líder en energías alternativas, con una plataforma para una gran expansión inmediata y, finalmente, en el resto de América, donde mantiene una posición firme en México y Brasil. En son de paz y con incertidumbres controladas, la operación consolida una gran multinacional en un sector tan importante como el eléctrico y transforma la naturaleza del sector español al situar parte de las facultades reguladoras en el ámbito comunitario, alejada de la estéril politización que viene caracterizando los movimientos corporativos en España. Esta parece una operación tan oportuna como relevante, que abre nuevas oportunidades y que otorga valor a la marca España. Unida a las operaciones de adquisiciones del Santander, de Telefónica y de Ferrovial en el mercado británico, la opa sobre Scottish completa un eje atlántico entre dos de los países grandes de la periferia de la UE que han avanzado de forma más decidida en la liberalización de sus economías, con resultados muy favorables.
martes, noviembre 28, 2006
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