lunes, noviembre 06, 2006

Paquito que ya esquias en el cielo

Puntada con hilo

Paquito que ya esquías en el cielo

José María Moncasi de Alvear

7 de noviembre de 2006. El día de hoy está siendo muy especial para mí. Y es que se ha ido uno de los grandes del deporte español. Contaba con cincuenta y seis primaveras, en plena juventud. Paquito estaba disfrutando de esa eterna juventud que sólo Dios concede a unos pocos. Bueno, la verdad es que últimamente se dejaba la piel día a día por vencer a esa maldita lacra que es el cáncer, y así era un ejemplo para todos nosotros. La verdad es que para mí ha sido un ejemplo en todo, en su alegría, en su saber hacer, en su constancia y en popularizar el deporte de la nieve. Ese 1972 un joven esquiador oriundo de un pueblo de la sierra madrileña triunfó en los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebraban entonces en la estación de esquí japonesa de Sapporo. Su triunfo y ascenso al trono mundial del esquí fue un honor para todos los españoles que practicábamos ese deporte. Hasta hoy ha sido el único campeón olímpico español en esta modalidad. Ya por entonces era uno de mis ídolos deportivos y esta hazaña le colocó entre mis grandes y favoritos. De hecho fíjense ustedes que el póster de él en el podio de Sapporo lo colgué en la pared de mi cuarto en la casa del pueblo donde esquío desde los siete años. Hoy también sé que él desde el cielo lo estará iluminando mucho más. También que en una de mis bajadas cuando era muy pequeño, intentando imitarle, tuve una caída que supuso me tuvieran que suturar medio labio. En otra ocasión tuve la inmensa suerte y el gran honor de poder coincidir con él en un viaje en el tren. Tuvimos ocasión de charlar de lo divino. También de lo humano. Y doy fe de que era una gran persona que veía este discurrir por la vida como un paso para el encuentro con el Señor de cada uno, y en su caso también con sus mayores. Entrañable. Mil sentimientos afloran ahora también cuando me acuerdo cuando se deslizaba, rápido y estiloso, por entre las puertas de esa prueba que tanta técnica y fuerza exige como es la del eslalom especial. Estoy seguro le acompañábamos a través de nuestros televisores millones y millones de personas de todo el mundo. Entonces, en primer lugar, no era un deporte de masas, y en segundo, tampoco existían las técnicas y medios de comunicación que ahora existen. Sin duda fue un apoyo muy importante para socializar este deporte que tantos adeptos tiene hoy. Hoy en día gracias a Dios es uno de los deportes en los que se aúna el amor por la naturaleza con el ser considerado un deporte que une a las familias. Paquito, hasta siempre. Muchas gracias por contagiarnos para que amemos este deporte y por tu alegría de vivir. Descansa en paz y que esquíes también desde el cielo.

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