viernes 17 de noviembre de 2006
Cuando el progresismo es un disfraz
Ernesto Ladrón de Guevara
Z APATERO ha cambiado la política exterior, sin duda. De una política de alineamiento con los países más poderosos del mundo –Era Aznar- se ha pasado a una relación con las principales dictaduras y con los regímenes que no se caracterizan precisamente por la defensa de la dignidad humana y por los valores humanísticos. Si eso es progresismo, a mí que me lo expliquen. Zapatero hace cortes de mangas a nuestros vecinos europeos, salvo para negociar el lucrativo asunto de la energía con Merkel. Zapatero se ha puesto en la proa respecto al país más poderoso del mundo: Estados Unidos. Zapatero no tiene una imagen carismática en la Unión Europea. Más bien la percepción es que los españoles tenemos un presidente de Gobierno poco serio, digno de no ser considerado en las estrategias de los países avanzados. Es decir, de nuevo, estamos más cerca de África que de los Pirineos. Zapatero busca afanosamente en la memoria histórica para disfrazar su mediocridad como mandatario en el concierto internacional. Lanza cortinas de humo para despistar al personal, mientras encuadra a España en el bloque de los países que tienen sus deberes sin hacer en cuanto al respeto a los derechos humanos. Qué desgraciados somos los españoles que duramos tan poco en nuestra credibilidad internacional. Si eso es progresismo, a mí que me lo expliquen. Zapatero trae a Obiang, un dictador paradigmático que tortura y persigue a la disidencia. Y le rinde honores en reconocimiento de no sé qué valores de su gestión presidencial. Eso en vez de exigirle que arregle los asuntos de su País –antigua colonia española- asegurando los derechos individuales que son los de las personas, piensen lo que piensen, digan lo que digan. Si eso es progresismo, a mí que me lo expliquen. Zapatero deja a su suerte a los pobres conciudadanos que fueron en su día españoles del Sahara, hundidos en la miseria de ese lugar inmundo que es Tinduf (Argelia), donde sobreviven a duras penas en campos de refugiados mientras otro dictador: el rey de Marruecos, niega sus derechos. Y antepone las relaciones con el Reino Alahui. ¡Qué poco hablan ahora los nacionalistas vascos, tan amigos del Frente Polisario cuando se trata de comparar el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui con el de los vascos -¡asómbrense de la comparación! Si eso es progresismo, a mí que me lo expliquen. Zapatero envía a su embajador, el Sr González, a reconocer el derecho de Irán a utilizar la tecnología nuclear, aunque ello sea una amenaza para Occidente. Todo ello en vez de denunciar la falta de apertura del régimen islámico hacia los derechos de las mujeres. Podría ser un poco exigente con algunos regímenes que lapidan a las adúlteras, realizan ablaciones, y relegan a las féminas a una posición servil respecto a sus congéneres masculinos... Y, por cierto, en esos países no se reconocen los derechos de los homosexuales, más bien, en sus códigos islámicos es un delito no ser heterosexual. Si eso es ser progresista a mí que me lo expliquen. Zapatero ha ido estos días a hablar con el presidente turco, para expresarle su apoyo respecto a su ingreso en la Unión Europea, en una muestra más de irresponsabilidad supina. Cuando los principales vecinos europeos observan respecto a esta integración demasiados riesgos para la estabilidad de la civilización que caracteriza el occidente europeo y una bomba de relojería de tipo demográfico. Sin perjuicio de los insistentes reclamos de respeto a los derechos humanos. Por ejemplo, de los armenios que fueron prácticamente exterminados al más puro estilo filonazi, o de los kurdos que están sometidos a unas prácticas algo más suaves que las de Sadam Husseim en Irak. Más de lo mismo: alineamiento con los regímenes pseudodemocráticos. Y también lo mismo con Bolivia, Venezuela, y guiños a la Cuba castrista, y a los palestinos que han practicado el terrorismo, como ETA. Ya sólo falta Corea del Norte. Todo se andará... ¿Cómo va a ser, el Sr. Zapatero, sensible con los derechos individuales en España, y a la esencial igualdad que debe tener todo español independientemente de donde viva, y va a identificar así los valores de nuestra civilización occidental, basados en la prevalencia absoluta del ser humano? Si eso es ser progresista, a mí que me lo expliquen.
jueves, noviembre 16, 2006
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