jueves, noviembre 02, 2006

Conversacions sobre el PNV

viernes 3 de noviembre de 2006
Conversaciones sobre el PNV
Antonio Castro Villacañas
E N mi tertulia, entre vaso de vino -tinto de verano, otoñal, invernal, o primaveral, en mi caso-, caña de cerveza o trago de cola, hablamos de casi todo. Como es natural, en estos momentos las conversaciones giran en torno al incremento del separatismo, tanto en el País Vasco como en Cataluña. El veterinario, no sé si lo he dicho en otro momento, tiene ascendencia vasca; por eso sienta cátedra en esta materia. Nos alecciona. "José Antonio Aguirre -dice-, que fue presidente del gobierno eusquera desde 1936 hasta su muerte, es decir, desde que tenía 32 años hasta después de haber cumplido los 56, fué siempre un optimista, pese a perder la guerra y fracasar en cuantos intentos hizo para conseguir un reconocimiento internacional de su movimiento". Le pregunto: "¿Lo dices porque sí lo han conseguido los e-rratas?", y él asiente. Añade: "José Antonio Aguirre era un buen político, a diferencia de Sabino Arana, que era un apóstol. Los vascos, desde que se creó el PNV oscilan entre politiquear o ir de misiones. Antes, cuando además de vascos eran sobre todo españoles, también misionaban, pero en favor de la salvación de los hombres y de su encuentro con Dios, y también hacían política, pero al servicio de su Rey, que era también el Rey de Castilla y el Rey de España... Por eso en aquellos tiempos salieron tantos vascos santos y sabios, tantos vascos ilustres en la milicia, la gestión gubernativa y la diplomacia". Como la verdad es que todos nosotros sabemos muy poco de estas y otras cosas, cuando surgen en nuestras conversaciones los tertulianos coincidimos en que nos ilustre sobre ellas el que mejor pueda hacerlo. En este caso, el vete -que es como cariñosamente llamamos al albéitar- nos enseña que Sabino Arana fue en un primer momento leal servidor del Rey Carlos VII, en contra de Isabel II, pero dejó de serlo en cuanto -a sus veintipocos años- se dió cuenta de que por ese camino no se iba ni se llegaba a ninguna parte. Quiso entonces seguir siendo "carlista", pero exclusivamente en Vizcaya y al modo y manera propio de los vizcaínos. "Ese fue el momento en que creó, a finales del siglo XIX, el PNV radical e integrista, que pronto se hizo pragmático para poder ser diputado provincial, e incluso oportunista, hasta el punto de plantear en el último año de su vida la "evolucíon españolista" -de él y de su partido- con el fín de jugar un mejor papel en Madrid y en el resto de España", concluye. Uno le pregunta: "¿Quieres decir que renunció entonces a ser independentista?"; y él aclara: "No; se adaptó a las reglas del juego para ganar más y mejores bazas en la partida política que se disputaba en la España de los años inmediatos al desastre de 1898, por parecerle evidente que entonces no era oportuno plantear otra Cuba en el País Vasco... Sin duda por eso el PNV no tuvo demasiada importancia en el siguiente cuarto de siglo. Para algunos, era una especie descafeinada de carlismo. Para otros, una eficaz manera de sacarle jugo a los viejos fueros. Todos ellos coincidían en pensar que con esos cubos se podía extraer mucha y valiosa agua del pozo que eran Alfonso XIII y los alfonsinos". "¿La sacaron?", quiere saber el médico. "Sin duda -contesta nuestro maestro-. Vasconia y los vascos, sobre todo algunos vascos, prosperaron mucho y bien antes de la Primera Guerra Mundial y después de ella". "En esos años, mi padre, que era maestro de escuela, estuvo en Bilbao contratado por un minero enriquecido que aun siendo del PNV deseaba que sus hijos varones dominaran bien el castellano...", aporto yo. Y añado: "Para las chicas contrató una institutriz inglesa. Quería que tuvieran buenas formas físicas y sociales." "Esa es otra faceta del PNV -contesta el Vete-. Su pronta y larga colaboración con Inglaterra, luego añadida a los Estados Unidos, aunque en algún momento también la tuviera con Alemania." "¡Cuenta, cuenta!", clamamos todos. Pero él, haciéndose más interesante, nos contesta: "Ya es la hora de comer. Tenemos que dejarlo para mañana."

No hay comentarios: