viernes 3 de noviembre de 2006
Apuntaciones sobre la Cataluña profunda
Antonio Castro Villacañas
M I contertulio farmaceútico es de Alp, pueblecito que -nos dice- está muy cerquita de Puigcerdá, en la Cerdaña, y no lejos de Livia, esa población española rodeada de franceses a la que ahora casi todos llaman "Llivia" aunque hablen castellano, como también se dice "Hondarribia" o "Vilanova d'Arousa" a lo que en castellano siempre se ha llamado Fuenterrabía y Villanueva de Arosa, aunque en prueba de incoherencia sigamos diciendo Londres y no London, o Milán y no Milano... Pero volvamos a Alp, que es una pequeña población del Pirineo que en invierno nos informa el boticario- se llena de gente aficionada a la nieve. "Está enclavada en la falda de un valle abierto, casi un llano, y muy largo, en el que funciona un pequeño aerodromo. A pocos kilómetros de la villa hay unas cuantas iglesias románicas, campos de golf, urbanizaciones exclusivas y buenos hoteles aislados. En definitiva: es muy buen lugar -presume el alpeño- para pasar las vacaciones de verano o invierno, sobre todo si se tiene dinero..." Le hemos preguntado a nuestro amigo cómo cree él que vivirán los alpeños las próximas elecciones catalanas, porque a todos nos preocupa el futuro de Cataluña y en consecuencia el de España. "Yo, salvo milagro –nos dice-, no veo una salida decente a este embrollo". Acto seguido, el médico añade que cómo ha podido caer en esta falta de responsabilidad nacional el partido socialista, porque está claro -según él- que este lío del Estatuto y de las elecciones se lo debemos al partido, al nacional y al catalán, y no sólo a sus mandos, empezando por Zapatero... "¿Hasta qué punto están amarrados al separatismo los del PSOE?", se pregunta y nos pregunta el profesor del Instituto. "¿Quién y cómo los maneja?", añade. Luego sigue: "Yo, como no le tengo miedo al ridículo, aunque os riáis de mí digo que detrás de todo este embrollo está la masonería." Debatimos un poco el tema, sin darle ni quitarle importancia, hasta que el médico nos plantea: "Sea quien sea el que esté detrás, ¿cómo se va a resolver ésto?". El veterinario añade; "De hecho, el nuevo Estatuto catalán -y los demás que poco a poco se van aprobando- son una segregación muy poco, casinada, disimulada." "No se trata sólo de la ruptura de la Constitución -aporta el farmaceútico-, que lo es, sinode algo mucho más grave, puesto que atenta contra la misma España". Interviene entonces el ferretero, que de vez en cuando deja su negocio para tomarse un café con los sabios, como nos llama para cachondearse de todos: "A ver qué hace el Tribunal Constitucional. ¿Es que también está maniatado? Porque de las otras Instituciones, esas que están obligadas a servir y a velar por España, no parece que se pueda esperar nada". El comerciante ha conseguido hundirnos en un minuto de silencio. Lo rompe el alpeño: "Lo peor de todo -dice-es que los separatistas son en su mayoría ignorantes de su propia historia y por eso no sólo no se sienten españoles, sino que odian a España. Es curioso, porque aseguran que España no existe, que esuna entelequia". "¿Cómo es posible odiar lo que no existe?", pregunto yo. "Porque el nacionalismo catalán, como todos los nacionalismos, no se pueden explicar racionalmente, ya que pertenecen al mundo subracional", nos alecciona el profesor. "50.000 separatistas, catalanes y vascones, con sus correspondientes parafernalias, llenaron el campo del Barcelona hace unos días", planteó el médico. "No lo llenaron -adujo el boticario- porque una parte del campo, la grada superior, que es la de mayor capacidad, estaba rigurosamente vacía: no había nadie. Y aunque las cámaras de televisión hicieron muchos malabarismos para encubrirlo, también había bastanteshuecos en el resto del campo. Después de una campaña insistente y dura en favor del partido, de regalar las entradas y de recurrir a los niños, que acompañaban en gran cantidad a los papás y a las mamás, el Nou Camp se llenó a medias. Eso es un indicio de algo que no conocemos. No sé qué ocurrirá en el futuro, pero de este hecho y de lo que nos llega desde la campaña electoral, bien puede deducirse que en Cataluña no hay un verdadero clamor popular..." Pasamos entonces a pronosticar el resultado de las elecciones del próximo 1 de noviembre. Renuncio atranscribir las opiniones y los razonamientos en favor de estos o esotros resultados. Sólo expongo que en definitiva llegamos a la conclusión de que habrá una notable abstención, superior al 30 por 100 del censo; que ganará Convergencia sin llegar a la mayoría absoluta; que el PSC perderá tres o cuatro diputados, igual que el PP, en beneficio de Iniciativa y de Esquerra; y que ese final, como su contrario, no era de nuestro gusto, porque no resolvía nada. Así se terminó la tertulia del lunes 23. Se nos quedaron otras muchas cosas flotando en el aire del rincón del bar donde nos reunimos. Veremos si otro día somos capaces de acometerlas.
jueves, noviembre 02, 2006
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