jueves, noviembre 02, 2006

El Papa y el islam

viernes 3 de noviembre de 2006
DIÁLOGO CON UN MUSULMÁN
El Papa y el islam
Por Gorka Echevarría Zubeldia
Los islamistas desencadenaron una nueva ola de violencia, que se cobró la vida de una monja italiana, después de que Benedicto XVI pronunciara, el pasado 12 de septiembre, una conferencia en la Universidad de Ratisbona.
En lugar de atacar a los partidarios del islam por su fe totalitaria, la mayor parte de los medios acusaron al Papa de haber incitado a la violencia por recordar estas palabras de Manuel II Paleólogo:

Muéstrame también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malas e inhumanas, como su directriz de difundir por medio de la espada la fe que predicaba (...) Dios no se complace con la sangre; no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo. Por tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente y no recurrir a la violencia ni a las amenazas. Para convencer a un alma razonable no hay que recurrir al propio brazo, ni a instrumentos contundentes ni a ningún otro medio con el que se pueda amenazar de muerte a una persona.

La editorial Áltera ha tenido el acierto y el coraje de editar en un solo tomo el 'Diálogo con un musulmán' de Paleólogo, el texto completo del discurso del Papa, una interesante antología del Corán y varios ensayos que ofrecen el contexto histórico en que se escribió la obra del hijo de Juan V.

Manuel II reinó desde 1391 hasta su muerte, en 1425. Su imperio era poco más que Constantinopla. A él le tocó aguantar el embate de las hordas musulmanas, si bien cayó dos veces en manos de los turcos. Entre sus éxitos se cuenta el haber resistido durante más de siete meses el cerco a que fue sometida la joya de Bizancio.

El texto que nos ocupa, que se supone escrito en Ankara en 1391, recoge la discusión que mantuvo Paleólogo con un persa sobre cristianismo e islam. Su tesis es contundente: la ley de Mahoma no es más que una regresión respecto de la ley de Cristo. Así, mientras Jesús actualizó el mensaje que Dios propagó a través de Moisés, Mahoma se quedó anclado en el pasado y no pasó de ser un mero plagiador que, por si fuera poco, desataba guerras santas para imponer sus creencias al resto.

Manuel II afirma que el islam niega el libre albedrío, ya que postula "atacar con la espada a los que son totalmente increyentes" y apela a la Ley de Dios, "descendida del cielo como sostiene Mahoma", lo cual conllevaría la obligación, por parte de los musulmanes, de "matar a todos los que no abrazan esta Ley".

En la antología de suras coránicas recogidas en este volumen se encuentran llamadas al genocidio como ésta: "Perezcan quienes no creen (…) matadles donde deis con ellos (…) si no vais a la guerra, Dios os infligirá un doloroso castigo".

A pesar del mensaje totalitario de Mahoma, el hecho de que el Pontífice haya mencionado a Manuel II parece más grave que las continuas aberraciones que tienen lugar allí donde impera el islam. Algo similar le sucedió a la recientemente fallecida Oriana Fallaci cuando advirtió del peligro que acechaba a Occidente si permanecía impertérrito ante el avance de la religión del burka.

Al citar al emperador bizantino, Benedicto XVI sólo se proponía reflexionar sobre el hecho de que, a diferencia del islam, el cristianismo tiene una concepción racional de la divinidad. Por eso dijo que "el Dios verdaderamente divino es el Dios que se ha manifestado como logos y ha actuado y actúa como logos lleno de amor por nosotros".

Quien quiera ver en las palabras del Papa una apología de las Cruzadas se equivocará por completo. Ante todo, su disquisición es de orden teológico, y, dicho sea de paso, de cierta enjundia. Conviene leerla y compararla con el interesante texto de Manuel II para percatarse de la superioridad del cristianismo frente al islam.

Si, como decía Jesús, la verdad nos hará libres, está claro que esta obra tiene algunos de los ingredientes para que sigamos indagando; además, podremos disfrutar del placer intelectual de estudiar a dos interesantes pensadores políticamente incorrectos: Benedicto XVI y Manuel II.

MANUEL II: DIÁLOGO CON UN MUSULMÁN. Áltera (Barcelona), 2006; 154 páginas. Prólogo de JON JUARISTI.

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