lunes, febrero 02, 2009

Touriño, La superbestia gallega

«La superbestia» gallega

J.L. JIMÉNEZ | SANTIAGO

Lunes, 02-02-09
La noticia saltaba la pasada semana, cuando se conocía que Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, mantendría como medida de austeridad el coche de su antecesor en el cargo, un Cadillac «Stagecocach» fabricado específicamente para el inquilino de la Casa Blanca. Su coste, 330.000 euros. La noticia en Galicia causaba cuanto menos hilaridad: el último A-8 blindado de Emilio Pérez Touriño costó 150.000 euros más, hasta llegar a los 480.000 euros, pese a que ya tenía otros tres.
Lo impactante es el equipamiento del automóvil de Obama. Montado sobre un chasis de «pick up», no alcanza más allá de los 100 kilómetros por hora, fruto de los avanzados sitema de protección y defensa de que está dotados. Por poner un ejemplo, las puertas se sellan hidráulicamente para evitar ataques químicos, los cristales tienen un grosor de 12 centímetros, cuenta con cámaras de visión nocturna, muestras de sangre del presidente por si necesitara una transfusión o un pequeño arsenal para su defensa. Aun así, costó menos que el nuevo coche de Touriño.
No es el primer mandatario del extranjero que para sus desplazamientos opta por un coche bien equipado. Nicolas Sarkozy, presidente de la República Francesa, es uno de ellos, si bien su Citroën C-6 cuesta 245.000 euros, casi la mitad que el coche que Touriño adquirió a finales de 2007, aduciendo que el anterior arrastraba más de 500.000 kilómetros.
Incluso el conocido como «Papa-móvil», el Mercedes Benz ML personalizado para Benedicto XVI, con todas las medidas de seguridad existentes, apenas supera los 360.000 euros, si bien no se trata de un modelo de serie.
Cuando saltó esta polémica, la oposición censuró los argumentos de la Consellería de Presidencia, retando a que exhibiese los registros del taller mecánico de la Xunta, ya que según el PP los automóviles del parque móvil en ningún caso tenían ese kilometraje. «No es tolerable la tendencia al lujo del presidente de la Xunta», criticó entonces Alfonso Rueda, número dos del PP gallego.
Los sindicatos con representación en la Administración autonómica fueron más allá, al denunciar que una de las razones para el desgaste de los coches oficiales del presidente gallego es su «abuso», ya que los emplea indistintamente para actos propios del gobierno como del partido. Así lo afirmó la central nacionalista CIG en octubre pasado.
El «club Audi» de la Xunta -como se conocía a los departamentos autonómicos con coches de la firma alemana- fue poco a poco creciendo. Se supo que estaban «afiliados» el director de la empresa pública Sogama o el director general de la Televisión de Galicia, así como varios consejeros.

http://www.abc.es/20090202/nacional-nacional/superbestia-gallega-20090202.html

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