lunes 2 de febrero de 2009
El condón como símbolo de la falsificación democrática
Ismael Medina
L A transferencia exasperada de competencias estatales a las taifas ha dejado a la mayoría de los ministerios en apenas otra cosa que un aparato en que colocar con sueldos opíparos a los burócratas y zampabollos del partido. Pero algo han de inventar para hacerse ver y justificar su presencia en esa suerte de olimpo de la mediocridad y la marrullería en que Rodríguez ha convertido lo que, solo a efectos publicitarios, presume de ser el gobierno de España. De una España “discutida y discutible” cuyos muebles institucionales vende día tras día por votos en el baratillo confederal.
El llamado ministerio de Sanidad, a falta de otros quehaceres propiciatorios de la salud de los españoles, se ha convertido en apasionado instrumento de la aberrante estrategia neomalthusiana diseñadas por el Gobierno Mundial, cuyos principales centros operativos son la Secretaría General de las Naciones Unidas y la Fundación Ford. Y nadie mejor para ese empeño inhumano y destructivo en España que el actual titular del departamento de Sanidad, Bernat Soria. Un pseudocientífico especializado en quebrar vidas expectantes, nacientes o gravosas para las arcas públicas por su estado de salud o envejecimiento: aborto, eutanasia, utilización de embriones humanos para prácticas que se han demostrado superadas con células madres de otra procedencia…
El último gran empeño de Bernat Soria, en estrecha colaboración con la ministro de Educación, vestal aventajada y fervorosa del Gran Hermano, consiste en anegar España de condones, repartirlos a las puertas de los colegios e incluso dentro, y enseñar a los escolares a utilizarlos, además de, por imperativo de Educación para la Ciudadanía, cómo fornicar con mayor placer, masturbarse o sodomodizarse. Que ahí radica para Rodríguez y compaña, por lo visto, el desideratum de la democratización.
El condón se publicita como conveniente y necesario para evitar embarazos indeseados, regular a capricho el número de hijos o eludir contagios venéreos, sobre todo el temible SIDA. Pese al avalancha de condones, favorecida y pagada con dinero público, se incrementa cada año la gran riada de los crímenes abortivos y el SIDA rompe barreras pese al empeño en manipular las estadísticas y engañar con el anuncio de alentadores avances en vacunas milagrosas. Los grandes beneficiarios del riego de condones son las dos grandes multinacionales que los fabrican y los venden en el mundo como cada vez más seguros, aunque tantas veces no lo sean. Y sin descartar, por supuesto, el engorde de los bolsillos intermediarios. Un gigantesco y protervo negocio, en definitiva.
La función básica del condón no es otra que la contraconcepción. La de impedir la creación de vida. La de destruir en vez de crear. Y al igual que el crimen abortivo, tirar a la basura, por los sumideros de la inmoralidad y de la podredumbre social futuribles humanos que podrían prestar inapreciables e incluso geniales servicios a los pueblos. El condón se convierte, a la postre y en cuanto mata las fuentes de la generosidad y la esperanza, en factor significativo de la decadencia de Occidente. Spengler lo avisó y es hoy de más dramáticamente de actualidad que hace dos tercios de siglo.
Pero no sólo hay condones flexibles para enfundar el miembro viril, inutilizar la creación de vida y cumplir su función natural y esencial de perpetuación de la especie. Los hay también psicológicos, ideológicos, arteros y mostrencos, igualmente perniciosos para las estabilidad, el vigor y el futuro de las sociedades cuya destrucción se persigue. Son estos, precisamente, los más dañinos cuando de las estructuras de poder se apoderan los hombres-condón.
Lo ha dejado claro Pepino Blanco en su función de insultador papagayo de Rodríguez. Al mostrar la satisfacción de la caterva sociata por la tartufesca sentencia del Tribunal Supremo sobre la objeción de conciencia a la pretendida asignatura Educación para la Ciudadanía, explicó la legitimidad y obligatoriedad de explicar la Constitución y los derechos humanos o “simplemente como se utiliza el preservativo”. Algo, esto último, que “está de acuerdo con nuestros valores”.
La RAE atribuye al vocablo valor tan gran número de acepciones que es necesario adjetivarlo para precisar su significado y alcance. Respecto de los valores morales, o éticos, se ha dicho siempre que, conformes al orden natural, deben prevalecer en la gestión política de los Estados y sus instituciones, en la aplicación de la justicia, en la educación de las nuevas generaciones y en los comportamientos sociales. Y, por supuesto, en cualesquiera ámbitos de las relaciones sociales. Pero son precisamente estos valores morales los que hoy se pugna por destruir a escala mundial, con especial agresividad en la España que dicen posmoderna. ¿Cuáles son entonces los “valores” que, según Blanco, caracterizan a su partido y al gobierno Rodríguez? Habría sido más correcto y conforme a realidad que en vez valores hablara de contravalores. Pero el cinismo, la desvergüenza, el embrollo, la marrullería y la mentira son inseparables del hombre-condón.
Encerrados los cerebros en condones ideológicos o en condones de servidumbre a los poderes ocultos, este tipo degradado de políticos asfixia y sella hasta las más recónditas fuentes de creatividad, de soluciones válidas para los problemas reales y de honesto servicio al bien común. Son dramáticamente romos. Se refugian en el burladero de una engañosa y falaz retórica en vez de coger por los cuernos al toro de la verdad. Prefieren el acogedor tablao mediático a dar la cara en el parlamento, aunque éste sea, como el nuestro, una degradada ficción democrática, más propia de Patio de Monipodio.
Rodríguez huye como gato escaldado de las confrontaciones parlamentarias, aunque un reglamento encorsetado y faccioso le ofrezca todas las ventajas. Más aún si lo preside un pastelero como Bono. Un presidente de gobierno con un mínimo de espíritu democrático no elude el debate parlamentario ni tan siquiera en lo normal. Menos aún en coyuntura de tan extrema gravedad para su pueblo como la actual. Pero Rodríguez está ayuno de ese mínimo. Prefiere el escenario amigo de las televisiones a su servicio para autocrecerse, dar ocasión al halago comprado de columnistas y comentaristas, manipular encuestas de opinión para que le sean favorables y acudir tardíamente al Congresos de los Diputados para rematar el fraude.
Defraudó en la entrevista que le hizo Gabilondo como pórtico al programa “tengo una pregunta para usted” en la genuflexa TVE-1 con el también genuflexo Milá en funciones teóricas de moderador. Pero si en la entrevista de Gabilondo aburrió a las ovejas con su retórica ampulosa, escapista y vacua, en “Tengo una pregunta para usted” se le rasgó el condón defensivo que le habían preparado para la ocasión, se descompuso, hizo el ridículo y defraudó hasta a sus propios y menos ciegos seguidores. Y eso que le habían seleccionado a la mayoría de los participantes y conocía de antemano no pocas de las preguntas, cuyas respuestas ensayó los días precedentes con sus asesores de imagen y de engañifa. Entre ellos el marido de Carmen Chacón, cuyo mayor mérito para ocupar el ministerio de Defensa, es sólo ese, con el añadido, si acaso, de su nacionalismo catalanista y su correspondiente animosidad hacia España.
Acudirá Rodríguez el próximo 10 de febrero para defender lo indefendible sin la prevista aureola de triunfador mediático. Pero con esa otra losa de la sentencia del Tribunal Supremo, anticipada por la titular de Ecuación (¿) dos días antes de que se emitiera. Si el desprestigio de la Justicia era ya grande, la Cabrera le ha dado la puntilla y confirmado con inaudito descaro que el Estado de Derecho lo es en realidad de deshecho bajo el imperio el totalitarismo condonero.
Pero ni tan siquiera en esta dimensión del totalitarismo del Gran Hermano orwelliano se ha demostrado Rodríguez original, sino servidor de la gran conspiración mundialista a que me he referido en anteriores crónicas. Cuando todavía Barak H. Obama disputaba con Hillary Clinton la candidatura demócrata a la presidencia norteamericana, puntualicé algunos aspectos silenciados de su biografía. Entre ellos, su pertenencia a la Comisión Trilateral y a la Fundación Ford, organizaciones de poder disolvente a las que Brzezinsky, su preceptor político, le llevó de la mano. También advertí que la Fundación Ford tenía como objetivo primordial favorecer y financiar el desarrollo en todo el mundo del neomaltusianismo depredador. La servidumbre de Obama a esa estrategia disolvente de los valores morales y de embrutecimiento social no se ha hecho esperar. Se ha apresurado a desmontar las barreras legales antiabortistas instrumentadas por su predecesor. Los referéndum en varios Estados, coincidentes con las elecciones a la presidencia de lo Estados Unidos, fueron mayoritariamente contrarios a las prácticas abortivas. Pero Obama no se debe tanto a la voluntad popular como a los poderes ocultos que le han llevado en volandas a la Casa Blanca para aplicar en este y otros ámbitos la estrategia hacia la implantación del Gobierno Mundial. Aunque harto más inteligente que Rodríguez, también Obama responde al perfil mundialista del hombre-condón, aunque pintado de negro para mayor y equívoca seducción.
La crisis financiera se les fue de las manos a quienes la provocaron con pareja predeterminación estratégica de dominio mundial que la conspiración neomalthusiana, fiados en que los Estados Unidos controlarían y fortalecerían su poder a costa del desfondamiento generalizado, en particular el de Europa, para amarar su servidumbre. Pero la dinámica de la crisis se desbocó y las recetas para su solución se están demostrando insuficientes una tras otra. Tampoco han funcionado los condones y los embarazos económicos indeseados se multiplican por doquier, aunque con superior agudeza en España. Incluso fallan las acciones tácticas para abortarlos. Asistimos a un letal proceso de descomposición. Y hasta el punto de que en la actual reunión del Foro de Davos cunde el miedo, no asisten muy famosos empresarios en serias dificultades, se ha reducido lala presencia de barones mediáticos y tampoco se avanzan posibles vías de solución con visos de viabilidad.
Asistimos mientras tanto en el ámbito demográfico a un doble y amenazador efecto de la conspiración neomalthusiana, en concomitancia con la marea inmigratoria de los hambrientos del tercer y cuarto mundos: mientras en el occidental, desposeído de sus fundamentos morales cristianos, se estanca la natalidad, se multiplica entre los islámicos, fieles al Corán y refractarios a los condones. Y no conviene olvidar en este punto la premonición de Ben Barka, décadas atrás, a la que en alguna ocasión me he referido: “Conquistaremos Europa con el vientre de nuestras mujeres”. Y también ahora con el solícito amparo de la Alianza de Civilizaciones.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5039
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Importante artículo
Importante artículo
Publicar un comentario