viernes 3 de noviembre de 2006
Elecciones catalanas
De la abstención a la fundación de un nuevo Partido
Agapito Maestre
En medio de ese barrizal institucional, que durante años ha mantenido cautiva a la ciudadanía entre malos y peores, entre socialistas y nacionalistas, entre comunistas y separatistas, ha surgido un nuevo partido político nacional, español y democrático.
La abstención en las elecciones autonómicas catalanas –más del 44% de los electores no han pasado por las urnas– pone en evidencia tres asuntos relevantes para el futuro de España. Primero, la apatía política sigue siendo el fenómeno político por excelencia de las democracias en crisis. Quien sepa interpretarla, quien ponga oído a tanto silencio clamoroso, podrá hacer plausible el principio democrático, que es tanto como atemperar el vértigo al que son sometidos los representantes por los representados, por los ciudadanos, en todo genuino proceso político. La abstención, sí, los que han dado sus espaldas al proceso electoral, ha puesto al sistema en cuestión. El estaribel se tambalea. La baja participación deslegitima a todos los representantes.
Así pues, quien preste atención a esa reacción ciudadana pondrá en ejercicio una vieja verdad: la democracia política "se funda no en la falta de personalidades eminentes, sino en el descubrimiento de que las eminencias existentes han dejado de ser genuinas y representativas". Por lo tanto, la segunda gran consecuencia de estos resultados es que los actuales representantes no valen. No son representativos y, mucho menos, puede hablarse de políticos genuinos. Al contrario, vistos con cierta distancia política, no exenta de ironía, resultan patéticos todos los candidatos subidos en una viga. Pero aún son más despreciables, o mejor, más equiparables en mezquindad, si atendemos a las "razones" que nos han dado de los resultados obtenidos. Cualquier solución que se ofrezca de acuerdo con esos resultados será una catástrofe.
Naturalmente que se abren distintas vías de gobernabilidad, pero todas están abocadas al fracaso del actual tinglado institucional. Quizá gobierne CiU en minoría y con el apoyo de Zapatero-Montilla, pero es una vía agonizante para unos representados que quieren una política de carácter nacional y abierta. Puede que vuelva el tripartito, pero su legitimidad ha quedado tan dañada que sólo pensar en esa solución ya resulta algo cómico y fuera de sitio. Su retórica nacionalista-socialista-comunista es peor que insoportable. Es una astracanada del populismo más rancio.
En medio de ese barrizal institucional, que durante años ha mantenido cautiva a la ciudadanía entre malos y peores, entre socialistas y nacionalistas, entre comunistas y separatistas, ha surgido un nuevo partido político nacional, español y democrático, Ciutadans, que no sólo será un revulsivo de la política catalana sino de toda la política española. Ese es el tercer gran fenómeno que deberá leer despacio y con tino el PP. Ha nacido un nuevo partido democrático. Un partido de la nación española. Todo un acontecimiento. Los otros, los que no quieren nada con el PP, precisamente, por ser un genuino partido democrático y español, tendrán ahora que enfrentarse también a Ciutadans. El PP ya no está tan sólo.Las oportunidades que se abren ahora a estas dos fuerzas políticas son apasionantes. Ciutadans, que es más un movimiento social, casi un partido, que un rostro, más una idea que un liderazgo, más una voluntad democrática que una institución, ha conseguido tres escaños con la ayuda, no se pase por alto este dato, de El Mundo, la COPE y este periódico... Pero ahora necesita expandirse, extenderse, universalizarse al resto de España, especialmente, para que el PP pueda aprovechar su impulso nacional y democrático. Este asunto, pues, no debería molestarle al PP. Otra cosa es, sin embargo, la búsqueda del rostro, del líder, del nuevo partido para España, que debería ser el resultado de una búsqueda conjunta de ambas formaciones. Estoy convencido de que El Mundo y Libertad Digital, en fin, todos los medios de comunicación libres de este país contribuirán desinteresadamente a la búsqueda de ese nuevo rostro. ¿Por qué despreciar el surgimiento de un nuevo líder político de estos medios?
jueves, noviembre 02, 2006
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