Teoría de Garzón
CARLOS HERRERA
Viernes, 27-02-09
PERMANEZCO cautivo de un viejo aprecio por Baltasar Garzón. Fue magistrado en Almería y se guarda de él un recuerdo no excesivamente malo, lo cual en lenguaje meramente judicial quiere decir bueno, habida cuenta la mala leche que suelen gastar los togados entre sí. Se trata de un aficionado a los toros de bastante buen tino, lo cual, en el caso de quien esto escribe, es motivo de loa y consideración. Su afición a la caza no me merece más que el respeto de quien es hijo de cazador y, por tanto, sabedor de lo mucho que respetan y aman el medio ambiente aquellos que se calzan una escopeta al hombro y escudriñan el campo en busca de una buena pieza. No pude por menos que agradecer su empecinamiento en perseguir los flecos sueltos responsables de la feroz represión militar argentina consecuencia de la dictadura militar asesina que sufrió el país hermano durante la década de los setenta.
Me produjo no poca solidaridad que prescindiera de su carrera judicial para luchar por sus ideas políticas al lado de un decadente Felipe González y de un Partido Socialista carcomido por los muchos años de gobierno: soberbia, suficiencia e impunidad eran los males que Baltasar, teóricamente, debía combatir con su mera presencia como número dos en la lista por Madrid. Se le dijo, pero era más fuerte su legítima vocación política: tenía la muy noble intención de cambiar el país en un momento en el que España estaba para que la barrieran de cabo a rabo. Nada que objetar, adelante los valientes. Lógicamente, en un gobierno en decadencia poco se puede hacer: la cosa acabó como el rosario de la aurora ya que, una vez conseguido el efecto propagandístico del cartel electoral, no se trataba de tocar las narices, sino de sumarse a una deriva política para la que nuestro hombre no estaba preparado. Para ser una comparsa no había dejado un prometedor futuro en una carrera tan sacrificada y costosa como la judicial. No pudo ser lo que esperaba ser y se volvió a los juzgados. Chungalati con tomati. Luego vino el GAL y la inevitable sospecha de rencor político. Personalmente lo sentí por Barrionuevo, al que sigo defendiendo a pesar de las evidencias. Empezó, para un sector de la opinión pública, a labrarse el perfil del héroe insobornable que luchaba contra la podredumbre que había conocido de primera mano. Consiguió, en compañía de otros magistrados, encarcelar una forma de gobierno, una suficiencia de poder abocada inevitablemente al abismo de los perdedores.
Su posterior lucha contra el entorno etarra mereció que muchos españoles nos sintiéramos en deuda con él: independientemente de la efectividad de sus instrucciones había una disposición de acabar con los malos que siempre deberemos agradecerle quienes estamos en esa lucha desde el primer día. No pocas veces le he hecho llegar mi gratitud por ello. Y lo sigo haciendo. Pero una extraña fiebre le ha sobrevenido a Garzón en los años que transcurren desde el advenimiento del zapaterismo hasta aquí. Como si quisiera recuperar el tiempo perdido, ha cometido errores de concepto global que resultan poco explicables. Aún no comprendo la necesidad de tirar por la borda un razonable expediente de servicios a la comunidad en virtud de inclinaciones políticas. Ignoro si de veras le gusta o no ser protagonista de portadas de prensa, pero me causa no poca curiosidad saber cuál es la razón por la que se deja poner en cuestión permanentemente a causa de sus instrucciones sumariales. ¿Persigue el delito sin más o persigue formaciones que no casan con su forma de interpretar la política? ¿Por qué razón permite, mediante sus actuaciones sumariales, que ciudadanos que hemos tenido absoluto respeto por él consideremos que se le ha ido la pinza de la contención? La teoría de Garzón la tengo incompleta. Me faltan años o datos, no lo sé, pero no alcanzo a comprender según qué mecanismos del comportamiento humano de un tipo no tan despreciable como les parece a algunos. Seguiré investigando, pero me temo lo peor.
http://www.abc.es/20090227/opinion-firmas/teoria-garzon-20090227.html
jueves, febrero 26, 2009
Olegario Gonzalez de Cardenal, Ciudadanía y cristianía
Ciudadanía y cristianía
... Digo cristanía para designar el ser cristiano en conciencia y libertad, la personalización de la fe por cada creyente además del hecho histórico o dogmático del cristianismo; y del hecho comunitario de la cristiandad o iglesia. No hay un modelo de ciudadanía que el Estado o el gobierno tengan el derecho de imponer y a partir del cual juzgar y valorar a los miembros de la sociedad. Esa fue siempre la pretensión del absolutismo...
OLEGARIO GONZÁLEZ DE CARDEDAL
Viernes, 27-02-09
Entre los cambios recientes de España está la relación entre cristianismo y sociedad. La aconfesionalidad del Estado, la ley de libertad religiosa y la aparición de otros grupos culturales o religiosos no cristianos invitan a repensar esa relación en los aspectos teóricos y en las realizaciones prácticas. Ante torbellinos de ambigüedades y complicidades es esencial definir y diferenciar sociedad, Estado, gobierno. Lo primero son los ciudadanos que expresan de formas diversas su voluntad y la primera responsabilidad de un gobierno es el reconocimiento de esa voluntad de los ciudadanos.
Una tarea primordial es la de clarificar la relación entre ser ciudadano y ser religioso; entre ciudadanía y cristianía. Digo cristianía para designar el ser cristiano en conciencia y libertad, la personalización de la fe por cada creyente además del hecho histórico o dogmático del cristianismo; y del hecho comunitario de la cristiandad o iglesia. No hay un modelo de ciudadanía que el Estado o el gobierno tengan el derecho de imponer y a partir del cual juzgar y valorar a los miembros de la sociedad. Esa fue siempre la pretensión del absolutismo. Esto significa que la primera categoría de la que hay que partir es la de libertad de los ciudadanos, que configuran su vida personal, su ciudadanía y su participación política desde las propias convicciones. No se les puede imponer ni privilegiar un modelo de ciudadanía sino que cada uno debe decidir la suya. Ese es el sentido del «atrévete a saber» de la Ilustración.
En el punto de partida de la comprensión de la ciudadanía no puede estar ninguna categoría política, ideológica o religiosa sino sencillamente la libertad del ciudadano. La categoría primera es la libertad positiva no la laicidad negativa. En algunos medios hispánicos se parte hoy del hecho de que la dimensión religiosa de la existencia es algo adveniente y secundario respecto de la vida humana verdadera, que habría que justificar, ya que lo único natural sería la increencia. Esta tendría la primacía, y ante ella tendría que defenderse y legitimarse el creyente. Tal actitud es una negación de la libertad democrática. Un Estado realmente aconfesional no puede otorgar primacía a la comprensión atea o agnóstica, obligando a la comprensión religiosa a medirse y traducirse en los términos de aquella. Tal falta de simetría entre el creyente y el no creyente es una violencia, que ningún Gobierno democrático puede ejercer.
Creer o no creer son dos implantaciones radicales y primarias en la existencia. Ninguna de las dos tiene primacía o plusvalía civil. Cuando una de ellas se erige en juez que dicta a la otra sus deberes, está ejerciendo violencia social o institucional. Las propuestas cristianas son a veces rechazadas hoy con la afirmación de que son religiosas y de que en una sociedad aconfesional lo religioso no cuenta. Tal afirmación implica tres presupuestos falsos, con los cuales se está intimidando a los cristianos. El primero consiste en considerar a la religión como resto arcaico, fase superada de la historia humana o, lo que es peor, una neurosis infantil, un platonismo para el pueblo ignorante, una alienación de la vida humana. Aquí tenemos alquitarada la crítica moderna de la religión desde Feuerbach, Marx y Nietzsche hasta Freud, servida en platos ligeros por los Onfray hispánicos de turno. Ahora bien, la religión no es una fase de la historia sino una estructura de la conciencia, generada por una razón ejercida en libertad y, a su vez, generadora de libertad y de conciencia crítica. Vivida en autenticidad crea ciudadanos responsables y solidarios, creadores de realidades históricas y no solo de esperanza escatológica.
El segundo presupuesto es que en una sociedad democrática la religión es un asunto exclusivamente privado, sin relevancia pública. Esto no es verdad. La religión, como todo lo personal, es vivida por ciudadanos en el ejercicio de su libertad, en privado y en público, en el orden social y en el político, que ni imponen ni se dejan imponer. Reclamar que rayen de su conciencia y expresión pública su condición de cristianos a la hora de pensar, votar y decidir políticamente, es la expresión más incisiva de una negación de derechos humanos fundamentales.
El tercer presupuesto es que la religión es fundamentalismo, y que en la historia ha sido la fuente de males, negación de libertad y causa de muerte. Frente a la fe, la razón ilustrada aparece como la gran inocente y liberadora. La primera sería signo de Inquisición, la segunda de Liberación. ¿Por qué no nos preguntamos por los 150 millones de muertos en las guerras de Europa desde 1914 hasta la de los Balcanes? ¿Las ha inspirado la religión o una razón moderna, que se absolutiza a sí misma, negando todo límite al poder del hombre? G. Steiner ha preguntado cómo responde la Ilustración a esos millones, caídos dice él, «A la sombra de las luces». La razón moderna tiene también que hacer memoria de sus víctimas, confesar sus culpas, dejando de exculparse a sí misma y de inculpar a los demás. No es buen camino hacia la paz buscar siempre un culpable, convirtiendo al otro en verdugo para hacernos nosotros las víctimas. Benedicto XVI ha hecho lema de su ministerio instaurar públicamente alianza entre Ilustración y Evangelio y sería bello que también quienes se saben hijos sólo de la Ilustración dejaran de esperar el fin de la religión. Kant afirmaba: «Una religión que sin escrúpulos declara la guerra a la razón a la larga no se sostendrá contra ella». La inversa vale igualmente: «Una razón que sin escrúpulos declara la guerra a la religión a la larga no se sostendrá contra ella».
También ante los problemas prácticos en España hay que diferenciar tres niveles. El primero es Iglesia-sociedad, a pie de tierra, en ciudades, pueblos e instituciones de España. En este sentido la relación es buena, cordial, cooperadora, más allá de los partidos porque en ese nivel lo importante son las personas y no las ideologías. El segundo nivel es la relación Estado español-Vaticano. Aquí tampoco hay problema real. Rigen unos Acuerdos entre ambos, que pueden ser denunciados por el Gobierno. La Iglesia conoce múltiples formas de relación con los Estados y nada más lejos de ella que empeñarse en mantener una en España. Diga por tanto el Gobierno si quiere denunciarlos, y no vaya a buscar en Roma soluciones a problemas que son de aquí, porque sería pedir cotufas en el golfo. El tercer nivel es Gobierno del PSOE y la Jerarquía católica en España. Aquí hay reales problemas, ya que propuestas concretas de aquel chocan con convicciones constituyentes de los ciudadanos católicos, tal como se definen en los textos normativos por los órganos de autoridad, y no en las particulares expresiones de algunos cristianos. Se trata de ciudadanos con todos sus derechos, que como los demás se expresan libremente. No es verdad que haya un choque permanente entre iglesia y sociedad. Esto es falso y repetirlo es una ofensa para ambas.
La clarificación y eliminación de ambigüedades en las palabras es la primera obligación al tratar temas como ciudadanía, laicidad, autonomía, eutanasia, aborto (que es algo mucho más grave que la interrupción del embarazo). Superar la perversión del lenguaje, redimiendo las palabras, es nuestro primer deber, si queremos existir en la verdad, realizar la libertad y conjugar en concordia ciudadanía y cristianía.
http://www.abc.es/20090227/opinion-tercera/ciudadania-cristiania-20090227.html
... Digo cristanía para designar el ser cristiano en conciencia y libertad, la personalización de la fe por cada creyente además del hecho histórico o dogmático del cristianismo; y del hecho comunitario de la cristiandad o iglesia. No hay un modelo de ciudadanía que el Estado o el gobierno tengan el derecho de imponer y a partir del cual juzgar y valorar a los miembros de la sociedad. Esa fue siempre la pretensión del absolutismo...
OLEGARIO GONZÁLEZ DE CARDEDAL
Viernes, 27-02-09
Entre los cambios recientes de España está la relación entre cristianismo y sociedad. La aconfesionalidad del Estado, la ley de libertad religiosa y la aparición de otros grupos culturales o religiosos no cristianos invitan a repensar esa relación en los aspectos teóricos y en las realizaciones prácticas. Ante torbellinos de ambigüedades y complicidades es esencial definir y diferenciar sociedad, Estado, gobierno. Lo primero son los ciudadanos que expresan de formas diversas su voluntad y la primera responsabilidad de un gobierno es el reconocimiento de esa voluntad de los ciudadanos.
Una tarea primordial es la de clarificar la relación entre ser ciudadano y ser religioso; entre ciudadanía y cristianía. Digo cristianía para designar el ser cristiano en conciencia y libertad, la personalización de la fe por cada creyente además del hecho histórico o dogmático del cristianismo; y del hecho comunitario de la cristiandad o iglesia. No hay un modelo de ciudadanía que el Estado o el gobierno tengan el derecho de imponer y a partir del cual juzgar y valorar a los miembros de la sociedad. Esa fue siempre la pretensión del absolutismo. Esto significa que la primera categoría de la que hay que partir es la de libertad de los ciudadanos, que configuran su vida personal, su ciudadanía y su participación política desde las propias convicciones. No se les puede imponer ni privilegiar un modelo de ciudadanía sino que cada uno debe decidir la suya. Ese es el sentido del «atrévete a saber» de la Ilustración.
En el punto de partida de la comprensión de la ciudadanía no puede estar ninguna categoría política, ideológica o religiosa sino sencillamente la libertad del ciudadano. La categoría primera es la libertad positiva no la laicidad negativa. En algunos medios hispánicos se parte hoy del hecho de que la dimensión religiosa de la existencia es algo adveniente y secundario respecto de la vida humana verdadera, que habría que justificar, ya que lo único natural sería la increencia. Esta tendría la primacía, y ante ella tendría que defenderse y legitimarse el creyente. Tal actitud es una negación de la libertad democrática. Un Estado realmente aconfesional no puede otorgar primacía a la comprensión atea o agnóstica, obligando a la comprensión religiosa a medirse y traducirse en los términos de aquella. Tal falta de simetría entre el creyente y el no creyente es una violencia, que ningún Gobierno democrático puede ejercer.
Creer o no creer son dos implantaciones radicales y primarias en la existencia. Ninguna de las dos tiene primacía o plusvalía civil. Cuando una de ellas se erige en juez que dicta a la otra sus deberes, está ejerciendo violencia social o institucional. Las propuestas cristianas son a veces rechazadas hoy con la afirmación de que son religiosas y de que en una sociedad aconfesional lo religioso no cuenta. Tal afirmación implica tres presupuestos falsos, con los cuales se está intimidando a los cristianos. El primero consiste en considerar a la religión como resto arcaico, fase superada de la historia humana o, lo que es peor, una neurosis infantil, un platonismo para el pueblo ignorante, una alienación de la vida humana. Aquí tenemos alquitarada la crítica moderna de la religión desde Feuerbach, Marx y Nietzsche hasta Freud, servida en platos ligeros por los Onfray hispánicos de turno. Ahora bien, la religión no es una fase de la historia sino una estructura de la conciencia, generada por una razón ejercida en libertad y, a su vez, generadora de libertad y de conciencia crítica. Vivida en autenticidad crea ciudadanos responsables y solidarios, creadores de realidades históricas y no solo de esperanza escatológica.
El segundo presupuesto es que en una sociedad democrática la religión es un asunto exclusivamente privado, sin relevancia pública. Esto no es verdad. La religión, como todo lo personal, es vivida por ciudadanos en el ejercicio de su libertad, en privado y en público, en el orden social y en el político, que ni imponen ni se dejan imponer. Reclamar que rayen de su conciencia y expresión pública su condición de cristianos a la hora de pensar, votar y decidir políticamente, es la expresión más incisiva de una negación de derechos humanos fundamentales.
El tercer presupuesto es que la religión es fundamentalismo, y que en la historia ha sido la fuente de males, negación de libertad y causa de muerte. Frente a la fe, la razón ilustrada aparece como la gran inocente y liberadora. La primera sería signo de Inquisición, la segunda de Liberación. ¿Por qué no nos preguntamos por los 150 millones de muertos en las guerras de Europa desde 1914 hasta la de los Balcanes? ¿Las ha inspirado la religión o una razón moderna, que se absolutiza a sí misma, negando todo límite al poder del hombre? G. Steiner ha preguntado cómo responde la Ilustración a esos millones, caídos dice él, «A la sombra de las luces». La razón moderna tiene también que hacer memoria de sus víctimas, confesar sus culpas, dejando de exculparse a sí misma y de inculpar a los demás. No es buen camino hacia la paz buscar siempre un culpable, convirtiendo al otro en verdugo para hacernos nosotros las víctimas. Benedicto XVI ha hecho lema de su ministerio instaurar públicamente alianza entre Ilustración y Evangelio y sería bello que también quienes se saben hijos sólo de la Ilustración dejaran de esperar el fin de la religión. Kant afirmaba: «Una religión que sin escrúpulos declara la guerra a la razón a la larga no se sostendrá contra ella». La inversa vale igualmente: «Una razón que sin escrúpulos declara la guerra a la religión a la larga no se sostendrá contra ella».
También ante los problemas prácticos en España hay que diferenciar tres niveles. El primero es Iglesia-sociedad, a pie de tierra, en ciudades, pueblos e instituciones de España. En este sentido la relación es buena, cordial, cooperadora, más allá de los partidos porque en ese nivel lo importante son las personas y no las ideologías. El segundo nivel es la relación Estado español-Vaticano. Aquí tampoco hay problema real. Rigen unos Acuerdos entre ambos, que pueden ser denunciados por el Gobierno. La Iglesia conoce múltiples formas de relación con los Estados y nada más lejos de ella que empeñarse en mantener una en España. Diga por tanto el Gobierno si quiere denunciarlos, y no vaya a buscar en Roma soluciones a problemas que son de aquí, porque sería pedir cotufas en el golfo. El tercer nivel es Gobierno del PSOE y la Jerarquía católica en España. Aquí hay reales problemas, ya que propuestas concretas de aquel chocan con convicciones constituyentes de los ciudadanos católicos, tal como se definen en los textos normativos por los órganos de autoridad, y no en las particulares expresiones de algunos cristianos. Se trata de ciudadanos con todos sus derechos, que como los demás se expresan libremente. No es verdad que haya un choque permanente entre iglesia y sociedad. Esto es falso y repetirlo es una ofensa para ambas.
La clarificación y eliminación de ambigüedades en las palabras es la primera obligación al tratar temas como ciudadanía, laicidad, autonomía, eutanasia, aborto (que es algo mucho más grave que la interrupción del embarazo). Superar la perversión del lenguaje, redimiendo las palabras, es nuestro primer deber, si queremos existir en la verdad, realizar la libertad y conjugar en concordia ciudadanía y cristianía.
http://www.abc.es/20090227/opinion-tercera/ciudadania-cristiania-20090227.html
Pablo Sebastian, Zapatero y el "crimen político" del PP
viernes 27 de febrero de 2009
Zapatero y el "crimen político" del PP
Pablo Sebastián
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, podría ser el jefe político, o al menos haber estado al tanto, de la llamada 'operación Gürtel' (correa, traducido del alemán) con la que algunos han pretendido dinamitar el Partido Popular durante las elecciones autonómicas de País Vasco y Galicia, así como el liderazgo de su presidente, Mariano Rajoy. Utilizando, con aviesa intención, la información secreta obtenida por la Policía Judicial, así como por la instrucción del juez Baltasar Garzón y la Fiscalía del Estado en torno a la trama de la corrupción de Francisco Correa y de los dirigentes y cargos públicos del PP ahora encartados. Un escándalo, por otra parte, estrechamente relacionado, en el tiempo, con otros de espionaje y corruptelas de la Comunidad de Madrid, previamente difundidos por los medios del Grupo Prisa - El País y la SER-, afines al Gobierno, y luego beneficiarios de las violaciones del secreto sumarial del 'caso Gürtel'.
La entrevista, de claro compadreo, de Zapatero ante los micrófonos de la cadena SER de radio, a los que acudió el presidente del Gobierno para defender apasionadamente al juez Garzón, completa, con las imágenes y noticias de la cacería de Garzón, Bermejo y el jefe de la Policía Judicial, el escenario de un "crimen político" premeditado y llevado a cabo con especial alevosía. Y no hace falta ser Sherlock Holmes o Hercules Poirot, para detectar el cúmulo de indicios y rastros -incluso de "sangre", en la montería- que han ido dejando los autores de esta presunta y malvada maquinación política, en la que no conviene perder de vista al que pudo haber sido su estratega político y mediático, el ministro Rubalcaba.
Conste que no estamos disculpando, con este análisis de la situación que se ha creado en la vida política nacional, a ninguno de los corruptos o de los delincuentes de las distintas tramas investigadas, que deben pagar por ello, y cuyas responsabilidades penales y políticas tendrán también que ser depuradas tras un juicio justo e imparcial. Pero, en la medida que se van conociendo los datos sobre la manipulación mediática y política de estos escándalos, de indiscutible consecuencia electoral, todo apunta a que podríamos estar, también, ante otro tipo de delitos. Como es el de revelación de secretos, al que estaba sometido el sumario del 'caso Gürtel'. Delitos de los que podrían ser responsables el juez Garzón, el fiscal del caso, y miembros del Gobierno, incluido el presidente, si se demostrara que todos, o alguno de ellos, han accedido al sumario y colaborado en su filtración a los medios afines al Gobierno y al PSOE.
Está visto que el "crimen perfecto" no existe, y menos en política. Y con mayor motivo si en la presunta trama de esta maquinación para liquidar a Rajoy y al PP participan personajes tan pintorescos como Garzón y su colega cazador Bermejo, para más inri desprovisto de la licencia de caza necesaria para acudir a la aparente sesión conspiratoria de Jaén, en la que para colmo participó el primer responsable de la Policía judicial del caso, en un grotesco fin de semana. Y mientras que cinco presuntos imputados en el 'caso Gürtel' permanecían detenidos sin que el juez del caso, Garzón, se dignara a tomarles declaración porque, aparentemente, tenía algo más importante que hacer: como era cazar, o reunirse con parte de la presunta trama política/judicial de la citada maquinación para ultimar los detalles, o los tiempos políticos electorales y de la filtración de datos a los medios amigos, tal y como parece desprenderse de lo ocurrido.
El móvil del presunto "crimen político" del PP y Rajoy parece sencillo: por un lado, la campaña electoral, y por otro, la galopante crisis económica y del paro, a la que se acaba de sumar la del sistema financiero español, del que Zapatero decía que era el mejor del mundo, con igual frivolidad con la que él había negado la crisis, o asegurado que el estallido de las hipotecas subprime no afectaría a España, el país con la mayor de las burbujas inmobiliarias del mundo occidental. Y puede, incluso, que este golpe de mano político estuviera previsto para los próximos meses más cercanos a las elecciones europeas, pero los presuntos maquinadores se vieron en la necesidad de adelantarlo ante el claro riesgo de que la crisis económica pudiera hacerles perder Galicia y el País Vasco.
Y ahora entramos en el caso de las coincidencias y del calendario del "crimen político" en cuestión. Las primeras noticias aparecen en El País con referencia a las tramas de espionaje descubiertas entre dirigentes de este partido en la Comunidad de Madrid. ¿Quién filtra esos documentos? Se podría dar el caso de que algunos dirigentes del PP despechados, como los que, también desde la militancia del PP, se dice que se denunció hace casi un año la trama de Correa. Pero los datos publicados prueban que los policías, o agentes de seguridad, que espiaron a los dirigentes del PP, como Cobo y Prada, incluían anotaciones de matrículas de coches que sólo se podían identificar en los servicios de documentación de Tráfico o de la Guardia Civil, y ya tenemos en solfa al Ministerio de Interior, y a no descartar, también, al CNI. También al Ministerio de Rubalcaba pertenece la Policía Judicial que investiga el 'caso Gürtel'. Primera coincidencia.
Y, ¡oh casualidad!, el Grupo Prisa empieza a difundir los escándalos de la Comunidad de Madrid -que dicho sea de paso pueden ser mucho mayores de lo revelado hasta ahora- en la víspera de la campaña electoral. Y, tras un breve paréntesis y cuando parece que se le acaba la munición, aparece el juez Garzón con la 'operación Gürtel', al inicio de la campaña electoral y cuando todo el mundo sabe que llevaba más de ocho meses investigando el caso. Y, otra vez, el Grupo Prisa, El País y la SER son beneficiarios de grabaciones secretas del sumario que acaba de estallar con la detención de Correa y de algunos de sus compinches, con el argumento de que se podía escapar al extranjero, lo que es falso a todas luces.
Así que ya tenemos los dos casos entrelazados, en tiempo, medios y objetivos políticos. Y todo ello adornado por los errores manifiestos de Garzón y Bermejo, lo que obliga a Zapatero a cesar al ministro antes de que salgan las imputaciones de dirigentes nacionales y autonómicos del PP, y como castigo por su impericia. Aunque el presidente no deja por ello de elogiar a Bermejo -no vaya a ser que este incontrolado hable más de la cuenta- en su entrevista en Antena 3 TV, llegando a decir Zapatero que el ex ministro merece un aplauso por dimitir (sic).
Otros de los elementos de la trama, y por los que el Partido Popular ha puesto una querella contra Garzón en el Tribunal Supremo por presunta prevaricación, tienen que ver con la no menos sospechosa instrucción del sumario y su revelación a los medios de comunicación "amigos" del juez y del Gobierno. Y todo apunta a que el juez ha querido, además de hacer estallar el escándalo en la campaña electoral, alargar el espectáculo y el suspense de la presunta maquinación para que diera más juego mediático durante las elecciones. Y parece que su plan consistía en dar a conocer los nombres de los más altos responsables políticos del PP, que han ido saliendo gota a gota, en vísperas del día electoral. Pero como se le cruzó, por causa del aforamiento de los encartados, la Fiscalía Anticorrupción y la querella del PP, el grueso del sumario -salvo que lo publiquen íntegro durante este fin de semana los medios afines- no aparecerá antes de la noche electoral. Por más que ya se han filtrado los nombres de Bárcenas y Galeote, para dar al caso la categoría de corrupción sobre la financiación del PP, lo que no es poco.
Si recordamos ahora que durante el 'caso Marey' de los GAL el Tribunal Supremo aplazó sus deliberaciones para no influir en la campaña de las elecciones del momento, y vemos lo ocurrido ahora con Garzón y con el amparo directo del presidente del Gobierno, además en la SER, veremos que las piezas de este puzzle maquiavélico van encajando con precisión. Y preguntamos ¿no sabía nada de todo esto el presidente Zapatero, si su ministro Bermejo andaba reunido con Garzón, y su ministro Rubalcaba tiene a sus órdenes a la Policía Judicial, y sus medios de cabecera son los que han filtrado las informaciones secretas del sumario en cuestión?
http://www.estrelladigital.es/ED/diario/95786.asp
Zapatero y el "crimen político" del PP
Pablo Sebastián
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, podría ser el jefe político, o al menos haber estado al tanto, de la llamada 'operación Gürtel' (correa, traducido del alemán) con la que algunos han pretendido dinamitar el Partido Popular durante las elecciones autonómicas de País Vasco y Galicia, así como el liderazgo de su presidente, Mariano Rajoy. Utilizando, con aviesa intención, la información secreta obtenida por la Policía Judicial, así como por la instrucción del juez Baltasar Garzón y la Fiscalía del Estado en torno a la trama de la corrupción de Francisco Correa y de los dirigentes y cargos públicos del PP ahora encartados. Un escándalo, por otra parte, estrechamente relacionado, en el tiempo, con otros de espionaje y corruptelas de la Comunidad de Madrid, previamente difundidos por los medios del Grupo Prisa - El País y la SER-, afines al Gobierno, y luego beneficiarios de las violaciones del secreto sumarial del 'caso Gürtel'.
La entrevista, de claro compadreo, de Zapatero ante los micrófonos de la cadena SER de radio, a los que acudió el presidente del Gobierno para defender apasionadamente al juez Garzón, completa, con las imágenes y noticias de la cacería de Garzón, Bermejo y el jefe de la Policía Judicial, el escenario de un "crimen político" premeditado y llevado a cabo con especial alevosía. Y no hace falta ser Sherlock Holmes o Hercules Poirot, para detectar el cúmulo de indicios y rastros -incluso de "sangre", en la montería- que han ido dejando los autores de esta presunta y malvada maquinación política, en la que no conviene perder de vista al que pudo haber sido su estratega político y mediático, el ministro Rubalcaba.
Conste que no estamos disculpando, con este análisis de la situación que se ha creado en la vida política nacional, a ninguno de los corruptos o de los delincuentes de las distintas tramas investigadas, que deben pagar por ello, y cuyas responsabilidades penales y políticas tendrán también que ser depuradas tras un juicio justo e imparcial. Pero, en la medida que se van conociendo los datos sobre la manipulación mediática y política de estos escándalos, de indiscutible consecuencia electoral, todo apunta a que podríamos estar, también, ante otro tipo de delitos. Como es el de revelación de secretos, al que estaba sometido el sumario del 'caso Gürtel'. Delitos de los que podrían ser responsables el juez Garzón, el fiscal del caso, y miembros del Gobierno, incluido el presidente, si se demostrara que todos, o alguno de ellos, han accedido al sumario y colaborado en su filtración a los medios afines al Gobierno y al PSOE.
Está visto que el "crimen perfecto" no existe, y menos en política. Y con mayor motivo si en la presunta trama de esta maquinación para liquidar a Rajoy y al PP participan personajes tan pintorescos como Garzón y su colega cazador Bermejo, para más inri desprovisto de la licencia de caza necesaria para acudir a la aparente sesión conspiratoria de Jaén, en la que para colmo participó el primer responsable de la Policía judicial del caso, en un grotesco fin de semana. Y mientras que cinco presuntos imputados en el 'caso Gürtel' permanecían detenidos sin que el juez del caso, Garzón, se dignara a tomarles declaración porque, aparentemente, tenía algo más importante que hacer: como era cazar, o reunirse con parte de la presunta trama política/judicial de la citada maquinación para ultimar los detalles, o los tiempos políticos electorales y de la filtración de datos a los medios amigos, tal y como parece desprenderse de lo ocurrido.
El móvil del presunto "crimen político" del PP y Rajoy parece sencillo: por un lado, la campaña electoral, y por otro, la galopante crisis económica y del paro, a la que se acaba de sumar la del sistema financiero español, del que Zapatero decía que era el mejor del mundo, con igual frivolidad con la que él había negado la crisis, o asegurado que el estallido de las hipotecas subprime no afectaría a España, el país con la mayor de las burbujas inmobiliarias del mundo occidental. Y puede, incluso, que este golpe de mano político estuviera previsto para los próximos meses más cercanos a las elecciones europeas, pero los presuntos maquinadores se vieron en la necesidad de adelantarlo ante el claro riesgo de que la crisis económica pudiera hacerles perder Galicia y el País Vasco.
Y ahora entramos en el caso de las coincidencias y del calendario del "crimen político" en cuestión. Las primeras noticias aparecen en El País con referencia a las tramas de espionaje descubiertas entre dirigentes de este partido en la Comunidad de Madrid. ¿Quién filtra esos documentos? Se podría dar el caso de que algunos dirigentes del PP despechados, como los que, también desde la militancia del PP, se dice que se denunció hace casi un año la trama de Correa. Pero los datos publicados prueban que los policías, o agentes de seguridad, que espiaron a los dirigentes del PP, como Cobo y Prada, incluían anotaciones de matrículas de coches que sólo se podían identificar en los servicios de documentación de Tráfico o de la Guardia Civil, y ya tenemos en solfa al Ministerio de Interior, y a no descartar, también, al CNI. También al Ministerio de Rubalcaba pertenece la Policía Judicial que investiga el 'caso Gürtel'. Primera coincidencia.
Y, ¡oh casualidad!, el Grupo Prisa empieza a difundir los escándalos de la Comunidad de Madrid -que dicho sea de paso pueden ser mucho mayores de lo revelado hasta ahora- en la víspera de la campaña electoral. Y, tras un breve paréntesis y cuando parece que se le acaba la munición, aparece el juez Garzón con la 'operación Gürtel', al inicio de la campaña electoral y cuando todo el mundo sabe que llevaba más de ocho meses investigando el caso. Y, otra vez, el Grupo Prisa, El País y la SER son beneficiarios de grabaciones secretas del sumario que acaba de estallar con la detención de Correa y de algunos de sus compinches, con el argumento de que se podía escapar al extranjero, lo que es falso a todas luces.
Así que ya tenemos los dos casos entrelazados, en tiempo, medios y objetivos políticos. Y todo ello adornado por los errores manifiestos de Garzón y Bermejo, lo que obliga a Zapatero a cesar al ministro antes de que salgan las imputaciones de dirigentes nacionales y autonómicos del PP, y como castigo por su impericia. Aunque el presidente no deja por ello de elogiar a Bermejo -no vaya a ser que este incontrolado hable más de la cuenta- en su entrevista en Antena 3 TV, llegando a decir Zapatero que el ex ministro merece un aplauso por dimitir (sic).
Otros de los elementos de la trama, y por los que el Partido Popular ha puesto una querella contra Garzón en el Tribunal Supremo por presunta prevaricación, tienen que ver con la no menos sospechosa instrucción del sumario y su revelación a los medios de comunicación "amigos" del juez y del Gobierno. Y todo apunta a que el juez ha querido, además de hacer estallar el escándalo en la campaña electoral, alargar el espectáculo y el suspense de la presunta maquinación para que diera más juego mediático durante las elecciones. Y parece que su plan consistía en dar a conocer los nombres de los más altos responsables políticos del PP, que han ido saliendo gota a gota, en vísperas del día electoral. Pero como se le cruzó, por causa del aforamiento de los encartados, la Fiscalía Anticorrupción y la querella del PP, el grueso del sumario -salvo que lo publiquen íntegro durante este fin de semana los medios afines- no aparecerá antes de la noche electoral. Por más que ya se han filtrado los nombres de Bárcenas y Galeote, para dar al caso la categoría de corrupción sobre la financiación del PP, lo que no es poco.
Si recordamos ahora que durante el 'caso Marey' de los GAL el Tribunal Supremo aplazó sus deliberaciones para no influir en la campaña de las elecciones del momento, y vemos lo ocurrido ahora con Garzón y con el amparo directo del presidente del Gobierno, además en la SER, veremos que las piezas de este puzzle maquiavélico van encajando con precisión. Y preguntamos ¿no sabía nada de todo esto el presidente Zapatero, si su ministro Bermejo andaba reunido con Garzón, y su ministro Rubalcaba tiene a sus órdenes a la Policía Judicial, y sus medios de cabecera son los que han filtrado las informaciones secretas del sumario en cuestión?
http://www.estrelladigital.es/ED/diario/95786.asp
El complejo de Astérix
Ante las próximas elecciones vascas y gallegas
El complejo de Astérix
JESÚS LAÍNZ
27 de febrero de 2009
Goscinny y Uderzo se equivocaron. Aquel boscoso rincón de Armórica que imaginaron para su aldea de irreductibles galos estaba lejos de ser el más apropiado como modelo de un pueblo libre agredido por el imperialismo. Si hubiesen echado un vistazo por encima de los Pirineos no habrían tardado en darse cuenta de que en esta sufrida piel de toro podemos alardear de ser los campeones del mundo en materia de invasiones y opresiones.
El caso más llamativo –aunque sólo sea por la afición de sus hinchas a denunciar su opresiva situación mediante tiros en la nuca, lo que ha conseguido anunciar en todo el mundo que en las Vascongadas, además de los mejores cocineros televisivos, disfrutan también de los mejores asesinos de España– quizá sea el de los inconquistables vascos, ese pueblo milenario, descendiente en línea ininterrumpida de los cromañones autóctonos, que disfrutó de su independencia originaria bajo los fueros tan sabiamente otorgados por Tubal hasta que fue sometido por sucesivas oleadas de invasores españoles. Primero fueron los leoneses a pesar de la tunda que recibieron en Arrigoriaga a manos del hijo del duende Culebro, el célebre Jaun Zuría, al que no le hizo falta caerse de niño en un caldero de poción mágica para dar su merecido al invasor. Sin embargo, la corona castellana no cejaría en el empeño de meter sus narices en tierras vascongadas, lo que provocó la participación de los vascos –y las vascas– en las cosas de España, pero, eso sí, a título de mercenarios a sueldo, nunca como españoles de pleno derecho, pues no en vano conservaron su independencia hasta que se la arrebataron en 1839 Espartero y su caballo al vencer su ejército español al ejército vasco de Carlos María Isidro. Pero no quedó la cosa ahí, pues los españoles volvieron a las andadas, o más bien a las andanadas, poco después. Lo poquito de independencia que les quedaba lo barrió Cánovas en 1876 al vencer de nuevo con su ejército español al ejército vasco de Carlos VII. Tras una breve recuperación de la independencia –en fecha y circunstancias desconocidas, todo hay que decirlo–, volvieron los irreductibles vascos a perderla, esta vez en 1937 ante las bayonetas del ejército español, en concreto de las Brigadas Navarras, bajo el mando de Franco. Desde entonces, los heroicos gudaris no se dan respiro en su empeño de recuperar la independencia cromañónica, para lo cual llevan causadas, en viril combate frente a frente, casi mil bajas al ejército invasor.
Junto a la irreductible aldea vasca está la no menos irreductible aldea catalana, conquistada por los españoles el 11 de septiembre de 1714, aquella sangrienta fecha que, cual la caída de Troya o el hundimiento de la Atlántida, ha pasado a los anales sobre todo por la inflamada proclama con la que el caudillo independentista y experto en fugas Rafael Casanova arengó a los barceloneses, envuelto en la bandera estelada, para que acudieran a los baluartes a defender con su vida “la honra y la libertad de los Països Catalans frente a la invasión española. ¡Visca Catalunya lliure! ¡Visca la República! ¡Mori España!”. O algo así. Los sedicentes sucesores de Casanova, el muertito resucitado, mantienen encendida la antorcha de la resistencia exponiendo sus vidas en audaces operaciones en la retaguardia del ejército invasor, sobre todo derribando toros de Osborne. Herederos también del gusto por las proclamas, explican con viriles palabras el objetivo perseguido con sus acciones taurófobas: “Cada vez que un símbolo español sea alzado, será abatido sin contemplaciones por los patriotas catalanes como muestra de nuestra voluntad irreductible de defender a ultranza nuestros derechos nacionales”. La última acción de estos irreductibles ha tenido como objetivo el toro que se alza en el Bruc, lo cual es especialmente comprensible dado el carácter simbólico de dicho lugar, en el que los patriotas catalanes vencieron en 1808 al invasor español. O algo así.
Otro interesante asunto invasivo tuvo lugar por tierras de Nafarroa cuando al facha de Fernando el Católico se le ocurrió echar de Pamplona a la dinastía francesa de los Foix-Albret. Los navarros defendiéronse bravamente al grito de ¡Gora Euskadi askatuta!, pero se vieron finalmente superados por los invasores castellanos, entre los que se destacaron los guipuzcoanos, que imploraron a la reina de España la incorporación a su escudo provincial de los cañones capturados en la batalla de Velate (¡Ké falta de konzienzia nazional baska, karamba!), lo que sucedió durante medio milenio hasta que fueron eliminados por los peneuvistas en 1979 para así legar a las generaciones venideras una historia baska como Sabino manda.
Otros que están brillando últimamente en esta entretenida competición de rastacueros unidos jamás serán vencidos son los célticosuevos, voluntariosos reivindicadores de esencias galaicas milenarias inventadas anteayer. Hasta ahora, para sus argumentaciones antiespañolas lo mismo les han servido los castros de la Edad del Hierro que el Regnum Sueborum de Andeca y Sisegutia o la conquista de los inevitables Reyes Católicos. En el primer caso, el invasor se apareció bajo la forma de romano imperialista, primer avatar del centralismo español. En el segundo, fue el fascista de Leovigildo el que arrebató la independencia a los gallegos a pesar de la resistencia de Malarico, el candidato del BNG. En el caso de Isabel y Fernando todo argumento sobra, pues su sola mención ya evidencia que la razón estaba del otro lado. Pero parece que Astérix se les está quedando corto, por lo que ahora van de espartaquistas, pero no de los de Rosa Luxemburg, sino de los de Kirk Douglas: ahí está, para demostrarlo, el estupefaciente video electoral (véanlo al pie del artículo) imitando la famosa escena de la película de Kubrick en la que todos los esclavos se identifican como Espartaco para evitar su captura por los romanos. ¡Eu son Anxo Quintana, carallo!
Pero no acaba aquí la competición por ver quién es más Astérix que nadie. Ahí está Al-Andalus, esa vieja nación musulmana nacida del plebiscito celebrado a orillas del Guadalete y posteriormente sometida a sangre y fuego por los cristianos norteños. Desde entonces gimen los andaluces bajo la opresión española. Según informaciones contrastadas, el califa Chaves, inspirado por los altos principios de la Ley de Memoria Histórica, está estudiando reclamar al gobierno de Ibarretxe el resarcimiento de tantos siglos de opresión provocados por Diego López de Haro y Lope Díaz de Haro, entre otros Señores de Vizcaya, por su principal participación en la conquista de Al-Andalus desde las Navas de Tolosa en adelante.
Luego están los canarios, invadidos por los godos peninsulares, naturalmente, aunque llame la atención que ninguno de los defensores de la canariedad de la Nación Canaria, tambien definida en sus textos doctrinales como Nación Archipielágica y Atlántica, tenga precisamente pinta de guanche.
Si bien no suele recordarse, también se padece la asterixitis por tierras levantinas, pues no deja de haber quienes explican que el Reino de Valencia, hasta entonces independiente, fue vencido y conquistado por España en la batalla de Almansa en 1707.
Regresando al norte, los asturianos, antaño orgullosos de que “Asturias es España, y lo demás, tierra conquistada”, ahora están descubriendo, gracias a la impagable labor de las elites intelectuales izquierdistas, que son un pueblo celta conquistado por los castellanos que les impusieron su lengua e intentaron extirpar la suya autóctona, de origen igualmente celta, antes llamada bable (para ser exactos, bables, en plural, pues son más de uno) y ahora llamada asturianu, que es más académico.
Muy parecido es el caso de sus vecinos cántabros, recién llegados al conocimiento de haber sido igualmente conquistados. A esta concienciación ha ayudado no poco la astracanada de las Guerras Cántabras que se celebra desde hace unos pocos años en el Valle de Buelna, en la que ha participado alguna vez Miguel Ángel Revilla disfrazado de Asuranceturix y que ha sido declarada recientemente Fiesta de Interés Turístico. No ha sido pequeña la polvareda levantada con ocasión de la propuesta de erigir una estatua de Marco Vipsanio Agripa, pues los conquistaditos locales –sabedores de que sus genes provienen directa y exclusivamente de Laro y Corocotta, como lo demuestra, entre otras cosas, la lengua que hablan, sin duda céltica– lo han considerado un agravio de calibre similar al representado por la estatua santanderina de Franco y la santoñesa de Carrero Blanco, otros dos invasores intercambiables por César Augusto y el mencionado Agripa. Por si algún lector malicioso cree que el suscribiente exagera, vaya por delante la noticia de que en los mercadillos locales pueden encontrarse unas simpáticas camisetas ilustradas con la imagen de un mozalbete uniformado de revolucionario de fin de semana (pasamontañas, pañuelo palestino y tirachinas) enmarcado por el lema “¡Kantabria libre! Invadidos seguro; sometidos jamás”.
En fin, lo único que parece sacarse en limpio de toda esta colorida historia de invasores e invadidos es que no habrá más remedio que admitir que los odiados castellanos, esos españoles irremediables, culpables de todo mal y blanco de todas las recriminaciones, lejos de ser los seres despreciables que presentan todas las mitologías separatistas, han demostrado ser unos fabulosos superhombres, capaces de vencer una vez tras otra, aun siendo minoría en el conjunto de la población nacional (perdón, estatal), a todo el que se les ha puesto por delante.
Lo que quizá debiera provocar alguna reflexión a tanto aprendiz de Asterix que anda por ahí suelto.
http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=3025
El complejo de Astérix
JESÚS LAÍNZ
27 de febrero de 2009
Goscinny y Uderzo se equivocaron. Aquel boscoso rincón de Armórica que imaginaron para su aldea de irreductibles galos estaba lejos de ser el más apropiado como modelo de un pueblo libre agredido por el imperialismo. Si hubiesen echado un vistazo por encima de los Pirineos no habrían tardado en darse cuenta de que en esta sufrida piel de toro podemos alardear de ser los campeones del mundo en materia de invasiones y opresiones.
El caso más llamativo –aunque sólo sea por la afición de sus hinchas a denunciar su opresiva situación mediante tiros en la nuca, lo que ha conseguido anunciar en todo el mundo que en las Vascongadas, además de los mejores cocineros televisivos, disfrutan también de los mejores asesinos de España– quizá sea el de los inconquistables vascos, ese pueblo milenario, descendiente en línea ininterrumpida de los cromañones autóctonos, que disfrutó de su independencia originaria bajo los fueros tan sabiamente otorgados por Tubal hasta que fue sometido por sucesivas oleadas de invasores españoles. Primero fueron los leoneses a pesar de la tunda que recibieron en Arrigoriaga a manos del hijo del duende Culebro, el célebre Jaun Zuría, al que no le hizo falta caerse de niño en un caldero de poción mágica para dar su merecido al invasor. Sin embargo, la corona castellana no cejaría en el empeño de meter sus narices en tierras vascongadas, lo que provocó la participación de los vascos –y las vascas– en las cosas de España, pero, eso sí, a título de mercenarios a sueldo, nunca como españoles de pleno derecho, pues no en vano conservaron su independencia hasta que se la arrebataron en 1839 Espartero y su caballo al vencer su ejército español al ejército vasco de Carlos María Isidro. Pero no quedó la cosa ahí, pues los españoles volvieron a las andadas, o más bien a las andanadas, poco después. Lo poquito de independencia que les quedaba lo barrió Cánovas en 1876 al vencer de nuevo con su ejército español al ejército vasco de Carlos VII. Tras una breve recuperación de la independencia –en fecha y circunstancias desconocidas, todo hay que decirlo–, volvieron los irreductibles vascos a perderla, esta vez en 1937 ante las bayonetas del ejército español, en concreto de las Brigadas Navarras, bajo el mando de Franco. Desde entonces, los heroicos gudaris no se dan respiro en su empeño de recuperar la independencia cromañónica, para lo cual llevan causadas, en viril combate frente a frente, casi mil bajas al ejército invasor.
Junto a la irreductible aldea vasca está la no menos irreductible aldea catalana, conquistada por los españoles el 11 de septiembre de 1714, aquella sangrienta fecha que, cual la caída de Troya o el hundimiento de la Atlántida, ha pasado a los anales sobre todo por la inflamada proclama con la que el caudillo independentista y experto en fugas Rafael Casanova arengó a los barceloneses, envuelto en la bandera estelada, para que acudieran a los baluartes a defender con su vida “la honra y la libertad de los Països Catalans frente a la invasión española. ¡Visca Catalunya lliure! ¡Visca la República! ¡Mori España!”. O algo así. Los sedicentes sucesores de Casanova, el muertito resucitado, mantienen encendida la antorcha de la resistencia exponiendo sus vidas en audaces operaciones en la retaguardia del ejército invasor, sobre todo derribando toros de Osborne. Herederos también del gusto por las proclamas, explican con viriles palabras el objetivo perseguido con sus acciones taurófobas: “Cada vez que un símbolo español sea alzado, será abatido sin contemplaciones por los patriotas catalanes como muestra de nuestra voluntad irreductible de defender a ultranza nuestros derechos nacionales”. La última acción de estos irreductibles ha tenido como objetivo el toro que se alza en el Bruc, lo cual es especialmente comprensible dado el carácter simbólico de dicho lugar, en el que los patriotas catalanes vencieron en 1808 al invasor español. O algo así.
Otro interesante asunto invasivo tuvo lugar por tierras de Nafarroa cuando al facha de Fernando el Católico se le ocurrió echar de Pamplona a la dinastía francesa de los Foix-Albret. Los navarros defendiéronse bravamente al grito de ¡Gora Euskadi askatuta!, pero se vieron finalmente superados por los invasores castellanos, entre los que se destacaron los guipuzcoanos, que imploraron a la reina de España la incorporación a su escudo provincial de los cañones capturados en la batalla de Velate (¡Ké falta de konzienzia nazional baska, karamba!), lo que sucedió durante medio milenio hasta que fueron eliminados por los peneuvistas en 1979 para así legar a las generaciones venideras una historia baska como Sabino manda.
Otros que están brillando últimamente en esta entretenida competición de rastacueros unidos jamás serán vencidos son los célticosuevos, voluntariosos reivindicadores de esencias galaicas milenarias inventadas anteayer. Hasta ahora, para sus argumentaciones antiespañolas lo mismo les han servido los castros de la Edad del Hierro que el Regnum Sueborum de Andeca y Sisegutia o la conquista de los inevitables Reyes Católicos. En el primer caso, el invasor se apareció bajo la forma de romano imperialista, primer avatar del centralismo español. En el segundo, fue el fascista de Leovigildo el que arrebató la independencia a los gallegos a pesar de la resistencia de Malarico, el candidato del BNG. En el caso de Isabel y Fernando todo argumento sobra, pues su sola mención ya evidencia que la razón estaba del otro lado. Pero parece que Astérix se les está quedando corto, por lo que ahora van de espartaquistas, pero no de los de Rosa Luxemburg, sino de los de Kirk Douglas: ahí está, para demostrarlo, el estupefaciente video electoral (véanlo al pie del artículo) imitando la famosa escena de la película de Kubrick en la que todos los esclavos se identifican como Espartaco para evitar su captura por los romanos. ¡Eu son Anxo Quintana, carallo!
Pero no acaba aquí la competición por ver quién es más Astérix que nadie. Ahí está Al-Andalus, esa vieja nación musulmana nacida del plebiscito celebrado a orillas del Guadalete y posteriormente sometida a sangre y fuego por los cristianos norteños. Desde entonces gimen los andaluces bajo la opresión española. Según informaciones contrastadas, el califa Chaves, inspirado por los altos principios de la Ley de Memoria Histórica, está estudiando reclamar al gobierno de Ibarretxe el resarcimiento de tantos siglos de opresión provocados por Diego López de Haro y Lope Díaz de Haro, entre otros Señores de Vizcaya, por su principal participación en la conquista de Al-Andalus desde las Navas de Tolosa en adelante.
Luego están los canarios, invadidos por los godos peninsulares, naturalmente, aunque llame la atención que ninguno de los defensores de la canariedad de la Nación Canaria, tambien definida en sus textos doctrinales como Nación Archipielágica y Atlántica, tenga precisamente pinta de guanche.
Si bien no suele recordarse, también se padece la asterixitis por tierras levantinas, pues no deja de haber quienes explican que el Reino de Valencia, hasta entonces independiente, fue vencido y conquistado por España en la batalla de Almansa en 1707.
Regresando al norte, los asturianos, antaño orgullosos de que “Asturias es España, y lo demás, tierra conquistada”, ahora están descubriendo, gracias a la impagable labor de las elites intelectuales izquierdistas, que son un pueblo celta conquistado por los castellanos que les impusieron su lengua e intentaron extirpar la suya autóctona, de origen igualmente celta, antes llamada bable (para ser exactos, bables, en plural, pues son más de uno) y ahora llamada asturianu, que es más académico.
Muy parecido es el caso de sus vecinos cántabros, recién llegados al conocimiento de haber sido igualmente conquistados. A esta concienciación ha ayudado no poco la astracanada de las Guerras Cántabras que se celebra desde hace unos pocos años en el Valle de Buelna, en la que ha participado alguna vez Miguel Ángel Revilla disfrazado de Asuranceturix y que ha sido declarada recientemente Fiesta de Interés Turístico. No ha sido pequeña la polvareda levantada con ocasión de la propuesta de erigir una estatua de Marco Vipsanio Agripa, pues los conquistaditos locales –sabedores de que sus genes provienen directa y exclusivamente de Laro y Corocotta, como lo demuestra, entre otras cosas, la lengua que hablan, sin duda céltica– lo han considerado un agravio de calibre similar al representado por la estatua santanderina de Franco y la santoñesa de Carrero Blanco, otros dos invasores intercambiables por César Augusto y el mencionado Agripa. Por si algún lector malicioso cree que el suscribiente exagera, vaya por delante la noticia de que en los mercadillos locales pueden encontrarse unas simpáticas camisetas ilustradas con la imagen de un mozalbete uniformado de revolucionario de fin de semana (pasamontañas, pañuelo palestino y tirachinas) enmarcado por el lema “¡Kantabria libre! Invadidos seguro; sometidos jamás”.
En fin, lo único que parece sacarse en limpio de toda esta colorida historia de invasores e invadidos es que no habrá más remedio que admitir que los odiados castellanos, esos españoles irremediables, culpables de todo mal y blanco de todas las recriminaciones, lejos de ser los seres despreciables que presentan todas las mitologías separatistas, han demostrado ser unos fabulosos superhombres, capaces de vencer una vez tras otra, aun siendo minoría en el conjunto de la población nacional (perdón, estatal), a todo el que se les ha puesto por delante.
Lo que quizá debiera provocar alguna reflexión a tanto aprendiz de Asterix que anda por ahí suelto.
http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=3025
El tercer comensal de la cena de Andújar
27-II-2009
El tercer comensal de la cena de Andújar
EDITORIAL
España ha pasado a ser un régimen en el que uno espera que sean Garzón y el policía González, y no el lechero, quien llame a tu puerta a las cinco de la mañana.
La escandalosa actuación del juez Garzón y del ya ex ministro Bermejo nos ha llevado a todos a centrarnos en las gravísimas responsabilidades que compartían en la cacería pre-electoral contra el PP, pero ha tenido la desafortunada consecuencia de hacernos olvidar a otro de quienes compartieron "el fin de semana cinegético": el policía que tiene a su cargo, irónicamente, al CGPJ, es decir, la Comisaría General de la Policía Judicial.
No obstante, sólo era cuestión de tiempo que, una vez fuera del Gobierno el peor ministro de Justicia que ha tenido el PSOE, que ya es decir, el foco se centrara en otros responsables de la trama que hasta ahora habían gozado de la suerte de pasar desapercibidos. En cualquier caso, han sido los propios tejemanejes entre la Policía y el juez estrella intentando mantener la instrucción en sus nada imparciales manos los que han hecho volver el foco hacia el tercer comensal de la famosa cena de Andújar.
La unidad cuyo informe ha esgrimido Garzón para volver a alargar su inhibición ha sido elaborado por la UDEF, una unidad que depende directamente del comisario que viajó a Jaén para compartir mesa y mantel con el juez instructor de la causa general contra el PP y el entonces ministro de Justicia.
Cuando los poderes del Estado se juntan a discutir "sobre temas de caza" justo cuando se pone en marcha un claro intento de destruir la imagen de honradez del partido de la oposición, labrada por la enorme diferencia en ese aspecto entre los gobiernos de Aznar y González, caben todas las sospechas posibles. Incluso teniendo el PP todo el deseo y la intención de purgar a aquellos de los suyos que puedan haber hecho algo ilegal o meramente impropio, como ya ha hecho con algunos implicados, resulta difícil discernir los casos en que hay indicios reales y aquellos que simplemente se han incluido para hacer el mayor daño posible.
Es más, la corrupción, con ser grave, lo es infinitamente menos que jugar con las instituciones que hacen posible una sociedad libre por lograr unos beneficios electorales. Una actuación decidida de la dirección de un partido puede reducir considerablemente la corrupción en sus filas, pero reestablecer la confianza en la imparcialidad de los poderes públicos es una tarea que requiere mucho más tiempo y constancia, así como una casta política, judicial y policial plenamente consciente de la importancia suprema de esa tarea. En España no tenemos ni una cosa ni la otra.
Habrá quien crea que en Jaén no se habló de esta investigación ni se tomaron decisiones al respecto. Pero la sola duda debería haber llevado a todos los asistentes a dimitir o, como mínimo, inhibirse de este caso. No ha sido así. Y eso obliga a pensar a cualquier ciudadano honrado que algún interés espurio han de tener en este caso. España ha pasado a ser un régimen en el que uno espera que sean Garzón y el policía González, y no el lechero, quien llame a tu puerta a las cinco de la mañana. Y sin que nadie fije la mirada en el portavoz del Gobierno de los GAL.
http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/el-tercer-comensal-de-la-cena-de-andujar-47974/
El tercer comensal de la cena de Andújar
EDITORIAL
España ha pasado a ser un régimen en el que uno espera que sean Garzón y el policía González, y no el lechero, quien llame a tu puerta a las cinco de la mañana.
La escandalosa actuación del juez Garzón y del ya ex ministro Bermejo nos ha llevado a todos a centrarnos en las gravísimas responsabilidades que compartían en la cacería pre-electoral contra el PP, pero ha tenido la desafortunada consecuencia de hacernos olvidar a otro de quienes compartieron "el fin de semana cinegético": el policía que tiene a su cargo, irónicamente, al CGPJ, es decir, la Comisaría General de la Policía Judicial.
No obstante, sólo era cuestión de tiempo que, una vez fuera del Gobierno el peor ministro de Justicia que ha tenido el PSOE, que ya es decir, el foco se centrara en otros responsables de la trama que hasta ahora habían gozado de la suerte de pasar desapercibidos. En cualquier caso, han sido los propios tejemanejes entre la Policía y el juez estrella intentando mantener la instrucción en sus nada imparciales manos los que han hecho volver el foco hacia el tercer comensal de la famosa cena de Andújar.
La unidad cuyo informe ha esgrimido Garzón para volver a alargar su inhibición ha sido elaborado por la UDEF, una unidad que depende directamente del comisario que viajó a Jaén para compartir mesa y mantel con el juez instructor de la causa general contra el PP y el entonces ministro de Justicia.
Cuando los poderes del Estado se juntan a discutir "sobre temas de caza" justo cuando se pone en marcha un claro intento de destruir la imagen de honradez del partido de la oposición, labrada por la enorme diferencia en ese aspecto entre los gobiernos de Aznar y González, caben todas las sospechas posibles. Incluso teniendo el PP todo el deseo y la intención de purgar a aquellos de los suyos que puedan haber hecho algo ilegal o meramente impropio, como ya ha hecho con algunos implicados, resulta difícil discernir los casos en que hay indicios reales y aquellos que simplemente se han incluido para hacer el mayor daño posible.
Es más, la corrupción, con ser grave, lo es infinitamente menos que jugar con las instituciones que hacen posible una sociedad libre por lograr unos beneficios electorales. Una actuación decidida de la dirección de un partido puede reducir considerablemente la corrupción en sus filas, pero reestablecer la confianza en la imparcialidad de los poderes públicos es una tarea que requiere mucho más tiempo y constancia, así como una casta política, judicial y policial plenamente consciente de la importancia suprema de esa tarea. En España no tenemos ni una cosa ni la otra.
Habrá quien crea que en Jaén no se habló de esta investigación ni se tomaron decisiones al respecto. Pero la sola duda debería haber llevado a todos los asistentes a dimitir o, como mínimo, inhibirse de este caso. No ha sido así. Y eso obliga a pensar a cualquier ciudadano honrado que algún interés espurio han de tener en este caso. España ha pasado a ser un régimen en el que uno espera que sean Garzón y el policía González, y no el lechero, quien llame a tu puerta a las cinco de la mañana. Y sin que nadie fije la mirada en el portavoz del Gobierno de los GAL.
http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/el-tercer-comensal-de-la-cena-de-andujar-47974/
Hermann Tertsch, El miedo y la gentuza
El miedo y la gentuza
HERMANN TERTSCH
Jueves, 26-02-09
MI mejor amigo en Lazcano, ese pueblo que algunos llaman ahora Lazkao -vayan ustedes a saber por qué-, se ha metido en la «herriko taberna» con un martillo pilón. Y les ha reventado la cafetera, el ordenador y la máquina de tabaco. ¡Vaya por Dios! Se llama Emilio Gutiérrez, no le conozco y debe de ser uno de los pocos de su edad que no se ha tuneado el nombre para ser Jemilio o Txutierrez. Cierto, no todos lo hacen por gusto. Se hace por miedo. Papá y mamá quieren que el niño vaya a la ikastola integrado. Y por eso dan ellos el primer paso para ese principio de la vida en cobardía. Emilio se sigue llamando Emilio y Gutiérrez. Y pensó el otro día que estaba hasta las pelotas. Vendrán muchos cursis a decirnos que uno no se puede tomar la justicia por su mano y que su maravilloso grito de guerra de «ojo por ojo» les parece peligroso. Lo siento mucho. Creo que si hubiera habido en las últimas tres décadas más Emilios Gutierrez en el País Vasco, quizás no hubiéramos llegado a sumirnos en el lodazal moral, en la sociedad cobarde, chata y miserable que hoy tenemos en sitios que tanto amamos.
Pero hablemos de tuneados. Soy desde muy pequeño aficionado a las esquelas. Por supuesto a las de ABC, que leo desde que sé hacerlo. Y de esas preciosas que publica aún hoy el «Frankfurter Allgemeine» que anuncian la muerte de ancianos nacidos en las lejanías orientales que dejaron de ser Alemania hace más de sesenta años. Pero también soy ferviente seguidor de los óbitos anunciados en el «Correo Español» (perdón) y del «Diario Vasco». Quien comparta la afición, sabe de lo que hablo. La nefasta incultura política en el País Vasco nos ha generado inmensos sufrimientos, pero también algunas tretas graciosas por grotescas. Los que tienen más de sesenta años se suelen morir, como mis viejos amigos caseros en la región, llamándose Ceferino Azpilicueta o Justino Gorribaicelaia o Pancracia Cenarruzabeitia. Los jóvenes que se estrellan por las noches con sus coches tuneados son esos tuneados que se llaman Arkaitz Rodríguez, Iker Karmona o Arbelaitz Contreras.
El miedo y las ganas de agradar para confundirse en el paisaje producen muchos monstruos, pero a veces son graciosos. Pero también es cierto que quienes se rebelan contra esta lógica lo pagan caro. El linchamiento verbal de María San Gil por parte de dos de los personajes más villanos que hoy militan en la secta del presidente Zapatero es una prueba de ello. Cierto, hay días en que da auténtico miedo ponerse a escribir porque se sabe uno al borde del Código Penal. Las amenazas no son baladíes. Confieso que si dijera lo que pienso sobre la basura dicha y escrita por algunos individuos de mi profesión y de la política en los últimos días, probablemente me viera ante el riesgo de ser despojado de mis bienes, mi seguridad y el sustento de mi familia. Todos tenemos que pensar hoy muy mucho lo que decimos porque lo podemos pagar muy caro. Si sólo se tratara de la destrucción del crédito y prestigio personal de cada uno, los riesgos serían calculables. Pero no es así. El gentucismo acecha. Es uno de los grandes triunfos del Gran Timonel. La omnipresencia del miedo
http://www.abc.es/20090226/opinion-firmas/miedo-gentuza-20090226.html
HERMANN TERTSCH
Jueves, 26-02-09
MI mejor amigo en Lazcano, ese pueblo que algunos llaman ahora Lazkao -vayan ustedes a saber por qué-, se ha metido en la «herriko taberna» con un martillo pilón. Y les ha reventado la cafetera, el ordenador y la máquina de tabaco. ¡Vaya por Dios! Se llama Emilio Gutiérrez, no le conozco y debe de ser uno de los pocos de su edad que no se ha tuneado el nombre para ser Jemilio o Txutierrez. Cierto, no todos lo hacen por gusto. Se hace por miedo. Papá y mamá quieren que el niño vaya a la ikastola integrado. Y por eso dan ellos el primer paso para ese principio de la vida en cobardía. Emilio se sigue llamando Emilio y Gutiérrez. Y pensó el otro día que estaba hasta las pelotas. Vendrán muchos cursis a decirnos que uno no se puede tomar la justicia por su mano y que su maravilloso grito de guerra de «ojo por ojo» les parece peligroso. Lo siento mucho. Creo que si hubiera habido en las últimas tres décadas más Emilios Gutierrez en el País Vasco, quizás no hubiéramos llegado a sumirnos en el lodazal moral, en la sociedad cobarde, chata y miserable que hoy tenemos en sitios que tanto amamos.
Pero hablemos de tuneados. Soy desde muy pequeño aficionado a las esquelas. Por supuesto a las de ABC, que leo desde que sé hacerlo. Y de esas preciosas que publica aún hoy el «Frankfurter Allgemeine» que anuncian la muerte de ancianos nacidos en las lejanías orientales que dejaron de ser Alemania hace más de sesenta años. Pero también soy ferviente seguidor de los óbitos anunciados en el «Correo Español» (perdón) y del «Diario Vasco». Quien comparta la afición, sabe de lo que hablo. La nefasta incultura política en el País Vasco nos ha generado inmensos sufrimientos, pero también algunas tretas graciosas por grotescas. Los que tienen más de sesenta años se suelen morir, como mis viejos amigos caseros en la región, llamándose Ceferino Azpilicueta o Justino Gorribaicelaia o Pancracia Cenarruzabeitia. Los jóvenes que se estrellan por las noches con sus coches tuneados son esos tuneados que se llaman Arkaitz Rodríguez, Iker Karmona o Arbelaitz Contreras.
El miedo y las ganas de agradar para confundirse en el paisaje producen muchos monstruos, pero a veces son graciosos. Pero también es cierto que quienes se rebelan contra esta lógica lo pagan caro. El linchamiento verbal de María San Gil por parte de dos de los personajes más villanos que hoy militan en la secta del presidente Zapatero es una prueba de ello. Cierto, hay días en que da auténtico miedo ponerse a escribir porque se sabe uno al borde del Código Penal. Las amenazas no son baladíes. Confieso que si dijera lo que pienso sobre la basura dicha y escrita por algunos individuos de mi profesión y de la política en los últimos días, probablemente me viera ante el riesgo de ser despojado de mis bienes, mi seguridad y el sustento de mi familia. Todos tenemos que pensar hoy muy mucho lo que decimos porque lo podemos pagar muy caro. Si sólo se tratara de la destrucción del crédito y prestigio personal de cada uno, los riesgos serían calculables. Pero no es así. El gentucismo acecha. Es uno de los grandes triunfos del Gran Timonel. La omnipresencia del miedo
http://www.abc.es/20090226/opinion-firmas/miedo-gentuza-20090226.html
Miguel Martinez, Halcon Viajes: 2 x 1=3
jueves 26 de febrero de 2009
Halcón Viajes: 2 x 1=3
Miguel Martínez
D ESDE siempre un servidor ha usado, cada vez que la ocasión ha necesitado de cálculos matemáticos, la típica muletilla de “es que yo soy de letras”, porque, ciertamente, le cuesta Dios y ayuda tomarse el trabajo de realizar mentalmente operaciones matemáticas por sencillas que éstas sean. Quizás por eso siempre ha desconfiado de las típicas ofertas dos por uno. Entre otras cosas, porque dos por uno es dos y, en tal tesitura, ya me contarán ustedes dónde está la oferta. En todo caso, y supongo que precisamente por el hecho de ser uno de letras, los cálculos sobre los que algunas empresas publicitan sus ofertas de dos por uno, le dejan a un servidor tan descolocado, que, sinceramente, duda que el motivo de tal descoloque sea, exclusivamente, la clara animadversión que para con los números tiene este columnista.
Un servidor, haciéndole caso a su señora madre, que siempre insiste en que quien les escribe paga cantidades excesivas por sus viajes debido a su cabezonería de no fiarse de las ofertas dos por uno -“nene, que a ti te timan en tus viajes, que sale por la tele que te puedes ir a Punta Cana, en oferta 2X1, por 600 euros la pareja”- y decide, esta vez sí, prestar atención a una oferta en esta modalidad publicitada por Halcón Viajes, en la que reza, tal cual: Oferta Combinado Nueva Cork Cancún: Dos personas desde 1.054 euros, y, no sin cierta reticencia, pues recuerda que en un reciente viaje a la Gran Manzana pagó casi cinco veces más, agarra el teléfono y marca el 902 correspondiente, imaginando que quizás la depreciación del dólar, la crisis, o, ambas cosas, hagan posible ese tipo de ofertas.
- Buenas, llamo por lo de la oferta 2x1 Nueva York - Cancún. ¿A ese precio qué le falta?
- Le faltan tasas de aeropuerto y carburante, y, he de decirle que la oferta está limitada a viajes contratados a partir de hoy, hasta el próximo viernes, y para fechas de salida entre el 1 y el 15 de junio.
- Perfecto. ¿De cuántos días consta el paquete?
- El mínimo son siete noches, cuatro en NY y tres en Cancún, pero puede añadirse tantas noches extra como desee en cualquiera de los dos destinos.
- Perfecto, pues dime cuánto suben las tasas que faltan, a qué precio sale la noche extra y, además, quisiera ver si puedo combinármelo de manera que esté aquí el día doce de junio. Me da igual ir antes o después de ese día, pero el día doce tengo algo importante que no puedo cambiar, y necesitaría saber si hay salidas desde Barcelona o sólo hay salidas desde Madrid, pues en tal caso hemos de tener en cuenta que el doce, a primera hora, he de estar en Barcelona, con lo cual no me serviría llegar el día doce a Madrid.
- Respecto a las salidas, sí tenemos salidas desde Barcelona, es vuelo directo y no hay problema; respecto a los días, tampoco, y, respecto a las tasas, en estos momentos no le puedo mirar precios porque tenemos problemas con las líneas, pero en cuanto sepa algo le llamo. No debe haber problemas con las plazas porque acaba de salir la oferta. Hoy es sábado, probablemente mañana, al ser domingo, no nos arreglen el problema con las líneas con lo cual dudo que podamos hacer reservas, pero en cualquier caso le llamo el lunes a primera hora y sabiendo ya todos los detalles.
- Estupendo, pues ya me puedes reservar dos plazas para cualquier día a partir del día doce o con vuelta antes del día doce, y, cuando sepas el precio, formalizamos la reserva y te abono la paga y señal que necesites.
Y así cuelga uno el teléfono, ya viéndose paseando por Central Park, saludando efusivamente a aquel vendedor de Hot Dog de la esquina de la Sexta Avenida con la calle 45 con el que hizo tan buenas migas y con el que mantuvo largas conversaciones sobre soccer –que así llaman al fútbol en aquellas tierras-, o navegando en el Ferry de Saten Island rozando la Estatua de la Libertad, o comiendo burritos y bebiendo Corona –que así llaman allí a la Coronita- en aquel mejicano – aunque regentado por un soriano- junto al puente de Brooklyn, para acabar días después, panza arriba a la sombra de una palmera, disfrutando de un combinado y del suave clima de la Rivera Maya.
- ¿Y te han dicho qué hotel? A ver si nos van a meter en el Pennsylvania, como a aquellos pobres de Alicante. Acuérdate que nos contaron que no paraban de entrar y salir pilinguis con sus respectivos clientes todo el santo día y que no había quién pegara un ojo en toda la puñetera noche.
- Que no sé nada aún, mujer. Pero ya les diré que nos pongan en un hotel que no sea el Pennsylvania.
- Ni el Milford tampoco, que aquella pareja de Madrid se dieron de bruces con un tiroteo en el pasillo. Virgen Santa qué pánico, y que día sí y día también entraba la policía para sacar algún delincuente.
- Vaaaale, les diré que el Milford tampoco. ¿Algo más?
- Hombre, pues si te dejan elegir, pide el Roosvelt de nuevo, que, a excepción de los cuatro dólares que te soplaron por el café aguado del primer día, nos trataron de fábula.
- No era café aguado, ése era gratis. Los cuatro dólares fueron por el expreso, pero sólo el primer día. Desde que me vieron con la gorra del Barça, aquel camarero argentino que decía haber sido vecino de Messi me hacía precio de amigo y me cobraba sólo un dólar.
- ¿Y de Cancún qué te han dicho?
- Que es un pedazo de resort en régimen de todo incluido, con pulserita y demás.
- ¿Y se podrán contratar excursiones? A mí me haría ilusión visitar la zona arqueológica de Tulum.
- Pues supongo que sí.
-Fíjate qué suerte hemos tenido, Miguel. Qué baratito que nos va a salir. En agosto podemos irnos, además, unos días a la playa con todo lo que nos ahorramos ahora.
- Espérate, mujer. No vendas la piel del oso antes de cazarlo, que está muy mal la cosa cinegética, pregúntale si no a Bermejo, y que aún nos saldrán con que ese precio no incluye el avión, como le pasó a mi compañero cuando quiso ir a Etiopía con otra oferta de esta gente.
De todas maneras, siguiendo la máxima de la ley del embudo que reza “tú haz lo que yo diga, no lo que yo haga”, un servidor sí empieza a vender la piel del oso y pasa a remover cielo y tierra para poder colocarse quince días de vacaciones en junio, e inicia la ronda de cambios de agenda, ajustes de citas, adelanto y atraso de reuniones…
El lunes, a primera hora, recibe la llamada esperada, cuando ya tenía este que les escribe diseñado un planning nuevo para el mes de junio y su agenda llena de flechitas, borrones y tachaduras.
- Señor Martínez, le llamo de Halcón Viajes.
- Sí, dime. ¿Cómo tenemos el tema?
- Siento decirle que ya no quedan plazas.
- ¿Cómo puede ser? Empieza la oferta el sábado, te llamo el sábado, el domingo dices que no puedes mirar nada porque no funcionan las líneas, y el lunes por la mañana, a las nueve y cinco, ya no queda ni una plaza?
- Pues no. Ni una.
- Está bien, pero si ahora me dices que puedes ofrecerme un viaje similar pero algo más caro, igual pienso mal, ¿eh?
- Yo, este… -dubitativa la chavala, si tenía intención de ofrecerme algo, no se atrevió- Bueno no sé, quizás saquen plazas más adelante.
- Bueno, si así fuera y quieres llamarme...
- Sí, sí, descuide. Gracias por confiar en nosotros, señor Martínez.
- Bueno… la verdad es que ya no confío en exceso, lo siento.
- Me hago cargo, señor Martínez, a ver si tenemos suerte y ofertan más plazas. Que tenga un buen día.
- Igualmente, Elísabet - que así se llamaba (y debe llamarse aún) aquel encanto de niña, simpatiquísima y muy agradable- que lo cortés no quita lo valiente.
Teléfono de nuevo, informando a la familia que se chafó el plan.
- Oye, que lo del viaje va a ser que no, que ya no hay plazas.
- Vaya, Miguel… Ya me había hecho a la idea, y ya había hablado con una compañera del trabajo para que me sustituyera unos días a cambio de trabajarle no sé cuantos sábados.
- ¿Qué me vas a contar a mí? Que tengo la agenda que parece un cuadro expresionista.
- Pues nada, otra vez será.
Media hora después, suena de nuevo el teléfono.
- ¿Señor Martínez? Soy Elísabet, de Halcón Viajes.
-Hola, ¿qué tal?
- Bueno, que parece que han sacado más plazas.
- ¡Perfecto! -alegría por la ilusión recuperada- ¿Y en las fechas que te comenté?
- Sí, sí. Tiene una salida el día tres y regreso el día once.
- Me comentaste el sábado que podía añadir noches antes de la fecha de salida.
- Para esas fechas no quedan vuelos, lo siento. ¿Se lo miro para añadirlas a partir del día 11?
- No, imposible. El 12 he de estar aquí por narices. Aunque si hubiese plazas para salir después del doce…
- A ver… (se la oye teclear) Pues lo siento, pero tampoco.
- Bueno, mira… Da igual. ¿Cuánto sale el viaje en total, con las tasas y demás?
- A ver… ¿Hoteles clase A o clase B?
- Los A son mejores, supongo.
- Efectivamente.
- Pues clase A, no vaya a ser que me coloquen en el Mildford o en el Pennsylvania y me cueste el divorcio. Si fuera posible, nos gustaría el Roosevelt, que está en la Avenida Madison con la calle 45.
- Eso no se lo puedo mirar ahora, señor Martínez. En todo caso, cuando tengamos los billetes podemos intentarlo.
- Uy… mira que si me toca el Mildford o el Pennsylvania mi mujer se vuelve a España y me deja allí tirado como una colilla.
- Ya le digo que no podemos elegir ahora los hoteles.
- Bueno, mira… Sea lo que Dios quiera. ¿Cuánto me cuesta el viaje?
- Pues con tasas, carburante y demás… sobre unos tres mil ciento cincuenta euros.
- ¿Cómo? ¿Pero el precio base no era mil cincuenta?
- Si, ya… pero ese precio no incluye tasas ni hoteles.
- Pues eso no es lo que publicitáis. Además tú me hablaste de hoteles en régimen de sólo alojamiento en Nueva York y de todo incluido en Cancún.
- Ahora mismo desconozco qué pone exactamente en la publicidad, pero a mí me salen estas cifras. Además, ahora veo que en esas fechas no hay salida desde Barcelona. A esa cantidad debe usted sumarle otros noventa euros por persona, correspondientes a los vuelos Barcelona – Madrid – Barcelona.
- O sea, que vuestra oferta de dos por uno, con precio base de mil cincuenta euros, se transforma en tres mil trescientos del ala. Perdona, pero no sé ver la oferta.
- Bueno, las tasas, el carburante, los hoteles…
- Bien, está bien. Creo que no me interesa, muchas gracias.
Así, uno se agarra de nuevo el catálogo de Halcón Viajes y comprueba cómo haciendo el viaje a su medida, eligiendo hoteles, eligiendo días, traslados desde Barcelona y añadiéndole las puñeteras tasas, le sale casi más barato contratándolo por individuales que acogiéndose a la famosa oferta de dos por uno, y sin riesgo de que te coloquen en el Milford o el Pennsylvania.
En honor a la verdad sí es cierto que, tras el desengaño -y provisto de una potente lupa- consigo deducir que, en el caso del combinado N.Y-Cancún, de la lectura de letra menuda bien pudiera llegar a interpretarse que el paquete básico incluye avión, traslados, guías y saltos internos, por mucho que en el enunciado general describa hoteles y régimen. ¿Pero a quién se le ocurre que un viaje organizado no incluya el hotel? A Halcón Viajes, desde luego. Porque tal y como luego resulta ser, lo que debieran anunciar son vuelos, no viajes.
Con todo ello queda demostrado que eso de que las matemáticas son una ciencia exacta es una milonga, que los señores de Halcón Viajes consiguen que dos por uno sea igual a tres. O, al menos, ésas son las cuentas que le salen a uno que es de letras.
En este preciso instante, justo cuando acabo de repasar este artículo para enviarlo a la redacción de Vistazo a la Prensa, me acaba de entrar un correo electrónico de otro conocido mayorista que publicita vuelos a Nueva York desde 143 euros y, la verdad, casi mejor ni me entretengo en llamar. No sea que todavía me toque volver nadando.
http://www.miguelmartinezp.blogspot.com/
Halcón Viajes: 2 x 1=3
Miguel Martínez
D ESDE siempre un servidor ha usado, cada vez que la ocasión ha necesitado de cálculos matemáticos, la típica muletilla de “es que yo soy de letras”, porque, ciertamente, le cuesta Dios y ayuda tomarse el trabajo de realizar mentalmente operaciones matemáticas por sencillas que éstas sean. Quizás por eso siempre ha desconfiado de las típicas ofertas dos por uno. Entre otras cosas, porque dos por uno es dos y, en tal tesitura, ya me contarán ustedes dónde está la oferta. En todo caso, y supongo que precisamente por el hecho de ser uno de letras, los cálculos sobre los que algunas empresas publicitan sus ofertas de dos por uno, le dejan a un servidor tan descolocado, que, sinceramente, duda que el motivo de tal descoloque sea, exclusivamente, la clara animadversión que para con los números tiene este columnista.
Un servidor, haciéndole caso a su señora madre, que siempre insiste en que quien les escribe paga cantidades excesivas por sus viajes debido a su cabezonería de no fiarse de las ofertas dos por uno -“nene, que a ti te timan en tus viajes, que sale por la tele que te puedes ir a Punta Cana, en oferta 2X1, por 600 euros la pareja”- y decide, esta vez sí, prestar atención a una oferta en esta modalidad publicitada por Halcón Viajes, en la que reza, tal cual: Oferta Combinado Nueva Cork Cancún: Dos personas desde 1.054 euros, y, no sin cierta reticencia, pues recuerda que en un reciente viaje a la Gran Manzana pagó casi cinco veces más, agarra el teléfono y marca el 902 correspondiente, imaginando que quizás la depreciación del dólar, la crisis, o, ambas cosas, hagan posible ese tipo de ofertas.
- Buenas, llamo por lo de la oferta 2x1 Nueva York - Cancún. ¿A ese precio qué le falta?
- Le faltan tasas de aeropuerto y carburante, y, he de decirle que la oferta está limitada a viajes contratados a partir de hoy, hasta el próximo viernes, y para fechas de salida entre el 1 y el 15 de junio.
- Perfecto. ¿De cuántos días consta el paquete?
- El mínimo son siete noches, cuatro en NY y tres en Cancún, pero puede añadirse tantas noches extra como desee en cualquiera de los dos destinos.
- Perfecto, pues dime cuánto suben las tasas que faltan, a qué precio sale la noche extra y, además, quisiera ver si puedo combinármelo de manera que esté aquí el día doce de junio. Me da igual ir antes o después de ese día, pero el día doce tengo algo importante que no puedo cambiar, y necesitaría saber si hay salidas desde Barcelona o sólo hay salidas desde Madrid, pues en tal caso hemos de tener en cuenta que el doce, a primera hora, he de estar en Barcelona, con lo cual no me serviría llegar el día doce a Madrid.
- Respecto a las salidas, sí tenemos salidas desde Barcelona, es vuelo directo y no hay problema; respecto a los días, tampoco, y, respecto a las tasas, en estos momentos no le puedo mirar precios porque tenemos problemas con las líneas, pero en cuanto sepa algo le llamo. No debe haber problemas con las plazas porque acaba de salir la oferta. Hoy es sábado, probablemente mañana, al ser domingo, no nos arreglen el problema con las líneas con lo cual dudo que podamos hacer reservas, pero en cualquier caso le llamo el lunes a primera hora y sabiendo ya todos los detalles.
- Estupendo, pues ya me puedes reservar dos plazas para cualquier día a partir del día doce o con vuelta antes del día doce, y, cuando sepas el precio, formalizamos la reserva y te abono la paga y señal que necesites.
Y así cuelga uno el teléfono, ya viéndose paseando por Central Park, saludando efusivamente a aquel vendedor de Hot Dog de la esquina de la Sexta Avenida con la calle 45 con el que hizo tan buenas migas y con el que mantuvo largas conversaciones sobre soccer –que así llaman al fútbol en aquellas tierras-, o navegando en el Ferry de Saten Island rozando la Estatua de la Libertad, o comiendo burritos y bebiendo Corona –que así llaman allí a la Coronita- en aquel mejicano – aunque regentado por un soriano- junto al puente de Brooklyn, para acabar días después, panza arriba a la sombra de una palmera, disfrutando de un combinado y del suave clima de la Rivera Maya.
- ¿Y te han dicho qué hotel? A ver si nos van a meter en el Pennsylvania, como a aquellos pobres de Alicante. Acuérdate que nos contaron que no paraban de entrar y salir pilinguis con sus respectivos clientes todo el santo día y que no había quién pegara un ojo en toda la puñetera noche.
- Que no sé nada aún, mujer. Pero ya les diré que nos pongan en un hotel que no sea el Pennsylvania.
- Ni el Milford tampoco, que aquella pareja de Madrid se dieron de bruces con un tiroteo en el pasillo. Virgen Santa qué pánico, y que día sí y día también entraba la policía para sacar algún delincuente.
- Vaaaale, les diré que el Milford tampoco. ¿Algo más?
- Hombre, pues si te dejan elegir, pide el Roosvelt de nuevo, que, a excepción de los cuatro dólares que te soplaron por el café aguado del primer día, nos trataron de fábula.
- No era café aguado, ése era gratis. Los cuatro dólares fueron por el expreso, pero sólo el primer día. Desde que me vieron con la gorra del Barça, aquel camarero argentino que decía haber sido vecino de Messi me hacía precio de amigo y me cobraba sólo un dólar.
- ¿Y de Cancún qué te han dicho?
- Que es un pedazo de resort en régimen de todo incluido, con pulserita y demás.
- ¿Y se podrán contratar excursiones? A mí me haría ilusión visitar la zona arqueológica de Tulum.
- Pues supongo que sí.
-Fíjate qué suerte hemos tenido, Miguel. Qué baratito que nos va a salir. En agosto podemos irnos, además, unos días a la playa con todo lo que nos ahorramos ahora.
- Espérate, mujer. No vendas la piel del oso antes de cazarlo, que está muy mal la cosa cinegética, pregúntale si no a Bermejo, y que aún nos saldrán con que ese precio no incluye el avión, como le pasó a mi compañero cuando quiso ir a Etiopía con otra oferta de esta gente.
De todas maneras, siguiendo la máxima de la ley del embudo que reza “tú haz lo que yo diga, no lo que yo haga”, un servidor sí empieza a vender la piel del oso y pasa a remover cielo y tierra para poder colocarse quince días de vacaciones en junio, e inicia la ronda de cambios de agenda, ajustes de citas, adelanto y atraso de reuniones…
El lunes, a primera hora, recibe la llamada esperada, cuando ya tenía este que les escribe diseñado un planning nuevo para el mes de junio y su agenda llena de flechitas, borrones y tachaduras.
- Señor Martínez, le llamo de Halcón Viajes.
- Sí, dime. ¿Cómo tenemos el tema?
- Siento decirle que ya no quedan plazas.
- ¿Cómo puede ser? Empieza la oferta el sábado, te llamo el sábado, el domingo dices que no puedes mirar nada porque no funcionan las líneas, y el lunes por la mañana, a las nueve y cinco, ya no queda ni una plaza?
- Pues no. Ni una.
- Está bien, pero si ahora me dices que puedes ofrecerme un viaje similar pero algo más caro, igual pienso mal, ¿eh?
- Yo, este… -dubitativa la chavala, si tenía intención de ofrecerme algo, no se atrevió- Bueno no sé, quizás saquen plazas más adelante.
- Bueno, si así fuera y quieres llamarme...
- Sí, sí, descuide. Gracias por confiar en nosotros, señor Martínez.
- Bueno… la verdad es que ya no confío en exceso, lo siento.
- Me hago cargo, señor Martínez, a ver si tenemos suerte y ofertan más plazas. Que tenga un buen día.
- Igualmente, Elísabet - que así se llamaba (y debe llamarse aún) aquel encanto de niña, simpatiquísima y muy agradable- que lo cortés no quita lo valiente.
Teléfono de nuevo, informando a la familia que se chafó el plan.
- Oye, que lo del viaje va a ser que no, que ya no hay plazas.
- Vaya, Miguel… Ya me había hecho a la idea, y ya había hablado con una compañera del trabajo para que me sustituyera unos días a cambio de trabajarle no sé cuantos sábados.
- ¿Qué me vas a contar a mí? Que tengo la agenda que parece un cuadro expresionista.
- Pues nada, otra vez será.
Media hora después, suena de nuevo el teléfono.
- ¿Señor Martínez? Soy Elísabet, de Halcón Viajes.
-Hola, ¿qué tal?
- Bueno, que parece que han sacado más plazas.
- ¡Perfecto! -alegría por la ilusión recuperada- ¿Y en las fechas que te comenté?
- Sí, sí. Tiene una salida el día tres y regreso el día once.
- Me comentaste el sábado que podía añadir noches antes de la fecha de salida.
- Para esas fechas no quedan vuelos, lo siento. ¿Se lo miro para añadirlas a partir del día 11?
- No, imposible. El 12 he de estar aquí por narices. Aunque si hubiese plazas para salir después del doce…
- A ver… (se la oye teclear) Pues lo siento, pero tampoco.
- Bueno, mira… Da igual. ¿Cuánto sale el viaje en total, con las tasas y demás?
- A ver… ¿Hoteles clase A o clase B?
- Los A son mejores, supongo.
- Efectivamente.
- Pues clase A, no vaya a ser que me coloquen en el Mildford o en el Pennsylvania y me cueste el divorcio. Si fuera posible, nos gustaría el Roosevelt, que está en la Avenida Madison con la calle 45.
- Eso no se lo puedo mirar ahora, señor Martínez. En todo caso, cuando tengamos los billetes podemos intentarlo.
- Uy… mira que si me toca el Mildford o el Pennsylvania mi mujer se vuelve a España y me deja allí tirado como una colilla.
- Ya le digo que no podemos elegir ahora los hoteles.
- Bueno, mira… Sea lo que Dios quiera. ¿Cuánto me cuesta el viaje?
- Pues con tasas, carburante y demás… sobre unos tres mil ciento cincuenta euros.
- ¿Cómo? ¿Pero el precio base no era mil cincuenta?
- Si, ya… pero ese precio no incluye tasas ni hoteles.
- Pues eso no es lo que publicitáis. Además tú me hablaste de hoteles en régimen de sólo alojamiento en Nueva York y de todo incluido en Cancún.
- Ahora mismo desconozco qué pone exactamente en la publicidad, pero a mí me salen estas cifras. Además, ahora veo que en esas fechas no hay salida desde Barcelona. A esa cantidad debe usted sumarle otros noventa euros por persona, correspondientes a los vuelos Barcelona – Madrid – Barcelona.
- O sea, que vuestra oferta de dos por uno, con precio base de mil cincuenta euros, se transforma en tres mil trescientos del ala. Perdona, pero no sé ver la oferta.
- Bueno, las tasas, el carburante, los hoteles…
- Bien, está bien. Creo que no me interesa, muchas gracias.
Así, uno se agarra de nuevo el catálogo de Halcón Viajes y comprueba cómo haciendo el viaje a su medida, eligiendo hoteles, eligiendo días, traslados desde Barcelona y añadiéndole las puñeteras tasas, le sale casi más barato contratándolo por individuales que acogiéndose a la famosa oferta de dos por uno, y sin riesgo de que te coloquen en el Milford o el Pennsylvania.
En honor a la verdad sí es cierto que, tras el desengaño -y provisto de una potente lupa- consigo deducir que, en el caso del combinado N.Y-Cancún, de la lectura de letra menuda bien pudiera llegar a interpretarse que el paquete básico incluye avión, traslados, guías y saltos internos, por mucho que en el enunciado general describa hoteles y régimen. ¿Pero a quién se le ocurre que un viaje organizado no incluya el hotel? A Halcón Viajes, desde luego. Porque tal y como luego resulta ser, lo que debieran anunciar son vuelos, no viajes.
Con todo ello queda demostrado que eso de que las matemáticas son una ciencia exacta es una milonga, que los señores de Halcón Viajes consiguen que dos por uno sea igual a tres. O, al menos, ésas son las cuentas que le salen a uno que es de letras.
En este preciso instante, justo cuando acabo de repasar este artículo para enviarlo a la redacción de Vistazo a la Prensa, me acaba de entrar un correo electrónico de otro conocido mayorista que publicita vuelos a Nueva York desde 143 euros y, la verdad, casi mejor ni me entretengo en llamar. No sea que todavía me toque volver nadando.
http://www.miguelmartinezp.blogspot.com/
Ladrón de Guevara, Votaremos, sí, y…
jueves 26 de febrero de 2009
Votaremos, sí, y…
Ernesto Ladrón de Guevara
N O pretendo aburrirles con el tema vasco. No soy de los que piensa que los vascongados somos el centro del universo, ni tampoco creo en eso de que los bilbaínos nacen donde quieren, aunque no lo soy. En realidad más bien soy un patatero que es como nos llaman a los alaveses en tono irónico, o si lo prefieren un babazorro, que es algo así como bobalicón o corto de entendederas al decir de los nacionalistas de la línea de la costa para referirse a los alaveses, dicho, eso sí, en euskera batua.
No, no vuelvo a la carga con los temas de la Euskadi nacionalista como aquel pelma que siempre al salir de casa decía eso de “¿va a llover?” para tener la excusa de sacar el paraguas, aunque hiciera un sol tórrido.
Lo que ocurre es que estoy realmente preocupado pues no veo la luz al final del túnel vasco que es el mismo túnel que tenemos el conjunto de los españoles al fin y al cabo.
Veamos las posibilidades tras la cita del domingo en las urnas bajo la mirada de don Sabino Arana encuadrada por el triángulo masón de un socialismo que barre hacia los intereses del gran capital mientras se ayuda a la descomposición de España.
Ordeno las hipótesis según la probabilidad a tenor de los resultados que nos anuncian los sondeos y lo expresado por el aspirante a sustituir a Ibarretxe:
Primera hipótesis: Pacto PNV-PSE con Ibarretxe como lehendakari. ¿Qué se apuestan sobre la posibilidad de que ocurra algo que justifique de nuevo un acuerdo de esa naturaleza, volviéndonos a tiempos de Ardanza?
No comento el escenario que se abriría pues ya conocemos sobradamente las consecuencias. ¿Qué se apuestan a que Zapatero ordena un pacto de esa naturaleza para salvar unos apoyos del PNV que garanticen su supervivencia en la Moncloa? Lo que se diga en campaña importa un pito. Hace tiempo que los ciudadanos hemos tenido ocasión de aprender que las promesas son para olvidarlas.
Segunda hipótesis: improbable. El PSE saca más votos que el PNV y Patxi López se postula como candidato a lehendakari. Lo mismo que en la hipótesis anterior: el PNV no va a ceder el poder ni harto de grifa. Seguro que condicionará al PSOE a un pacto de coalición para preservar su continuidad en el Gobierno. Son demasiadas las cosas que perdería el nacionalismo. Sobre todo una trama económica que se ha entretejido a la sombra del poder. ¿Qué se apuestan a que los socialistas ceden, si no hay un acuerdo entre bambalinas ya, cosa más que probable?
Tercera hipótesis: Los socialistas gobiernan en solitario con el apoyo responsable del partido popular y el de Rosa Díez, yendo los nacionalistas a la oposición. ¿Alguien es tan ingenuo de pensar que esto va a ocurrir tras el amplio conocimiento empírico que tenemos de los “socialistas”? Si me equivoco celebraré con champán mi error y pediré perdón públicamente por malinterpretar las intenciones del partido de Zapatero.
Cuarta hipótesis: Partido Socialista y Partido Popular pactan un gobierno de coalición con o sin la participación de los de Rosa Díez. Evidentemente es más fácil que se cumpla el sueño de la lechera en el cuento que esta posibilidad. Patxi López ya ha anunciado que este acuerdo no es posible. ¿Y por qué no va a serlo? Pues porque Zapatero vela más por sus intereses y por arruinar las expectativas del Partido Popular que por la gobernación del País y alcanzar pactos de Estado. Es decir, le importamos una higa. Lo único que le interesa es seguir en la Moncloa no se sabe muy bien para qué, pero continuar ahí. Y cuanto menos se hable de alternancia mejor. El modelo es el de Chávez, no, perdón: Chaves.
Quinta hipótesis: Reproducción de la fórmula del tripartito nacionalista. ¿Y por qué he puesto ésta al final? No lo sé, pues no es descartable que las cosas sigan como hasta ahora, visto el panorama y la ausencia de toda esperanza en regenerar el País Vasco y por ende España.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5077
Votaremos, sí, y…
Ernesto Ladrón de Guevara
N O pretendo aburrirles con el tema vasco. No soy de los que piensa que los vascongados somos el centro del universo, ni tampoco creo en eso de que los bilbaínos nacen donde quieren, aunque no lo soy. En realidad más bien soy un patatero que es como nos llaman a los alaveses en tono irónico, o si lo prefieren un babazorro, que es algo así como bobalicón o corto de entendederas al decir de los nacionalistas de la línea de la costa para referirse a los alaveses, dicho, eso sí, en euskera batua.
No, no vuelvo a la carga con los temas de la Euskadi nacionalista como aquel pelma que siempre al salir de casa decía eso de “¿va a llover?” para tener la excusa de sacar el paraguas, aunque hiciera un sol tórrido.
Lo que ocurre es que estoy realmente preocupado pues no veo la luz al final del túnel vasco que es el mismo túnel que tenemos el conjunto de los españoles al fin y al cabo.
Veamos las posibilidades tras la cita del domingo en las urnas bajo la mirada de don Sabino Arana encuadrada por el triángulo masón de un socialismo que barre hacia los intereses del gran capital mientras se ayuda a la descomposición de España.
Ordeno las hipótesis según la probabilidad a tenor de los resultados que nos anuncian los sondeos y lo expresado por el aspirante a sustituir a Ibarretxe:
Primera hipótesis: Pacto PNV-PSE con Ibarretxe como lehendakari. ¿Qué se apuestan sobre la posibilidad de que ocurra algo que justifique de nuevo un acuerdo de esa naturaleza, volviéndonos a tiempos de Ardanza?
No comento el escenario que se abriría pues ya conocemos sobradamente las consecuencias. ¿Qué se apuestan a que Zapatero ordena un pacto de esa naturaleza para salvar unos apoyos del PNV que garanticen su supervivencia en la Moncloa? Lo que se diga en campaña importa un pito. Hace tiempo que los ciudadanos hemos tenido ocasión de aprender que las promesas son para olvidarlas.
Segunda hipótesis: improbable. El PSE saca más votos que el PNV y Patxi López se postula como candidato a lehendakari. Lo mismo que en la hipótesis anterior: el PNV no va a ceder el poder ni harto de grifa. Seguro que condicionará al PSOE a un pacto de coalición para preservar su continuidad en el Gobierno. Son demasiadas las cosas que perdería el nacionalismo. Sobre todo una trama económica que se ha entretejido a la sombra del poder. ¿Qué se apuestan a que los socialistas ceden, si no hay un acuerdo entre bambalinas ya, cosa más que probable?
Tercera hipótesis: Los socialistas gobiernan en solitario con el apoyo responsable del partido popular y el de Rosa Díez, yendo los nacionalistas a la oposición. ¿Alguien es tan ingenuo de pensar que esto va a ocurrir tras el amplio conocimiento empírico que tenemos de los “socialistas”? Si me equivoco celebraré con champán mi error y pediré perdón públicamente por malinterpretar las intenciones del partido de Zapatero.
Cuarta hipótesis: Partido Socialista y Partido Popular pactan un gobierno de coalición con o sin la participación de los de Rosa Díez. Evidentemente es más fácil que se cumpla el sueño de la lechera en el cuento que esta posibilidad. Patxi López ya ha anunciado que este acuerdo no es posible. ¿Y por qué no va a serlo? Pues porque Zapatero vela más por sus intereses y por arruinar las expectativas del Partido Popular que por la gobernación del País y alcanzar pactos de Estado. Es decir, le importamos una higa. Lo único que le interesa es seguir en la Moncloa no se sabe muy bien para qué, pero continuar ahí. Y cuanto menos se hable de alternancia mejor. El modelo es el de Chávez, no, perdón: Chaves.
Quinta hipótesis: Reproducción de la fórmula del tripartito nacionalista. ¿Y por qué he puesto ésta al final? No lo sé, pues no es descartable que las cosas sigan como hasta ahora, visto el panorama y la ausencia de toda esperanza en regenerar el País Vasco y por ende España.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5077
Garzón, jugando a quién es quién
26-II-2009
Garzón, jugando a quién es quién
EDITORIAL
La desastrosa y políticamente interesada gestión por parte de Garzón le inhabilita de pleno para continuar con este sumario en las manos.
Garzón guardaba para el día en que el PP presentase contra él la querella anunciada la semana pasada un as en la manga, una suerte de antídoto que diese la vuelta a la tortilla y pusiese de nuevo a los populares contra las cuerdas. Pero, como viene siendo habitual en las maniobras de este magistrado, los más avisados ya habían visto la trampa. Según Génova ha hecho oficial la denuncia por prevaricación, la artillería pesada del grupo Prisa –El País y la Cadena SER– ha respondido con nuevas filtraciones del sumario que, esta vez, implicaban a altos cargos del PP que, de resultar imputados, tendrían que responder ante el Tribunal Supremo dada su condición de diputados.
Es la enésima artimaña que Garzón utiliza en este caso para sembrar la campaña electoral vasca y gallega de inculpaciones contra el principal adversario del PSOE. Esta vez se le ha ido la mano. El viernes pasado este diario informaba que el juez solicitó tres copias de la documentación sobre el caso para remitírselas a tres instancias diferentes para que resolviesen si debía o no inhibirse. Una de ellas fue al Supremo, lo que ya entonces invitaba a pensar que la siguiente ficha a mover por Garzón sería la de los aforados. Y así ha sido.
La maquinaria ha funcionado, una vez más, con una precisión sorprendente. Como en anteriores ocasiones, El País y la SER han hecho las veces de correa transmisora y portavoz del juez. Nada ha sido casualidad. Ni el momento, ni la nómina de políticos implicados, ni las rectificaciones sobre la marcha, ni las especulaciones de los comentaristas a sueldo de Prisa, ni el dedo acusador sobre el PP en un momento en que el Gobierno acaba de salir de una crisis ministerial y ambas campañas se han complicado ligeramente para el PSOE. De hecho, la inhibición del juez en el caso estaba ya prevista, pero como una jugarreta a la querella y no como una reacción a la obviedad de que Garzón no es competente en este asunto y de que lo más probable es que esté prevaricando.
La desastrosa y políticamente interesada gestión por parte de Garzón le inhabilita de pleno para continuar con este sumario en las manos. Poco importa que haya o no aforados en el mismo. Las filtraciones de un sumario presuntamente secreto a un medio de comunicación que, dicho sea de paso, es siempre el mismo, son tan intolerables que el que debería estar dando explicaciones es el propio juez, convertido en ariete judicial de un partido político. La única vía posible para lavar la cara a esta vergüenza para la Justicia española es apartar a Garzón inmediatamente y sin apelaciones de este proceso.
Lo que no cabe de ningún modo es recurrir, como hizo Federico Trillo en un primer momento, a otros casos que no tienen absolutamente nada que ver con este. La torpeza del responsable de Justicia popular de vincular a Garzón y a Gómez de Liaño es de todo punto absurda. La persecución mediática, judicial y personal a la que fue sometida el otrora magistrado de la Audiencia Nacional, reconocida por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, no tiene un solo punto en común con el indigno espectáculo justiciero que está dando Baltasar Garzón y que cuenta con espectáculos tan deplorables como la cacería con el ya ex ministro Fernández Bermejo. Ha hecho bien Trillo en rectificar y haría bien, en lo sucesivo, si no tratase de agradar a Prisa, cómplice necesario del linchamiento público que está sufriendo su partido
http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/garzon-jugando-a-quien-es-quien-47961/
Garzón, jugando a quién es quién
EDITORIAL
La desastrosa y políticamente interesada gestión por parte de Garzón le inhabilita de pleno para continuar con este sumario en las manos.
Garzón guardaba para el día en que el PP presentase contra él la querella anunciada la semana pasada un as en la manga, una suerte de antídoto que diese la vuelta a la tortilla y pusiese de nuevo a los populares contra las cuerdas. Pero, como viene siendo habitual en las maniobras de este magistrado, los más avisados ya habían visto la trampa. Según Génova ha hecho oficial la denuncia por prevaricación, la artillería pesada del grupo Prisa –El País y la Cadena SER– ha respondido con nuevas filtraciones del sumario que, esta vez, implicaban a altos cargos del PP que, de resultar imputados, tendrían que responder ante el Tribunal Supremo dada su condición de diputados.
Es la enésima artimaña que Garzón utiliza en este caso para sembrar la campaña electoral vasca y gallega de inculpaciones contra el principal adversario del PSOE. Esta vez se le ha ido la mano. El viernes pasado este diario informaba que el juez solicitó tres copias de la documentación sobre el caso para remitírselas a tres instancias diferentes para que resolviesen si debía o no inhibirse. Una de ellas fue al Supremo, lo que ya entonces invitaba a pensar que la siguiente ficha a mover por Garzón sería la de los aforados. Y así ha sido.
La maquinaria ha funcionado, una vez más, con una precisión sorprendente. Como en anteriores ocasiones, El País y la SER han hecho las veces de correa transmisora y portavoz del juez. Nada ha sido casualidad. Ni el momento, ni la nómina de políticos implicados, ni las rectificaciones sobre la marcha, ni las especulaciones de los comentaristas a sueldo de Prisa, ni el dedo acusador sobre el PP en un momento en que el Gobierno acaba de salir de una crisis ministerial y ambas campañas se han complicado ligeramente para el PSOE. De hecho, la inhibición del juez en el caso estaba ya prevista, pero como una jugarreta a la querella y no como una reacción a la obviedad de que Garzón no es competente en este asunto y de que lo más probable es que esté prevaricando.
La desastrosa y políticamente interesada gestión por parte de Garzón le inhabilita de pleno para continuar con este sumario en las manos. Poco importa que haya o no aforados en el mismo. Las filtraciones de un sumario presuntamente secreto a un medio de comunicación que, dicho sea de paso, es siempre el mismo, son tan intolerables que el que debería estar dando explicaciones es el propio juez, convertido en ariete judicial de un partido político. La única vía posible para lavar la cara a esta vergüenza para la Justicia española es apartar a Garzón inmediatamente y sin apelaciones de este proceso.
Lo que no cabe de ningún modo es recurrir, como hizo Federico Trillo en un primer momento, a otros casos que no tienen absolutamente nada que ver con este. La torpeza del responsable de Justicia popular de vincular a Garzón y a Gómez de Liaño es de todo punto absurda. La persecución mediática, judicial y personal a la que fue sometida el otrora magistrado de la Audiencia Nacional, reconocida por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, no tiene un solo punto en común con el indigno espectáculo justiciero que está dando Baltasar Garzón y que cuenta con espectáculos tan deplorables como la cacería con el ya ex ministro Fernández Bermejo. Ha hecho bien Trillo en rectificar y haría bien, en lo sucesivo, si no tratase de agradar a Prisa, cómplice necesario del linchamiento público que está sufriendo su partido
http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/garzon-jugando-a-quien-es-quien-47961/
Ismael Medina, Entre masones anda el juego
jueves 26 de febrero de 2009
Entre masones anda el juego
Ismael Medina
ESCRIBÍ en una crónica anterior que uno de los ministerios preferidos por la masonería para los de la secta era el de Justicia. El sustituto de Fernández Bermejo lo es confeso, a diferencia de un número nada desdeñable de miembros del gobierno Rodríguez que lo ocultan. ¿Un jacobino habilidoso por un rudo jacobino?. La fotografía del cambio de la cartera de Justicia nos muestra como a Francisco Caamaño se le fue el índice identificador sobre la muñeca de su antecesor. Continuidad con otros modales es lo que nos anuncian la imagen y la biografía del nuevo ministro.
Caamaño es un socialista gallego y voluptuoso a juzgar por su ostentosa acumulación de grasa, además de catedrático de Derecho Constitucional. Dicen de este tipo de adiposos que son gente tranquila, cordial y complaciente. He conocido a no pocos de estos barrigudos de andar tambaleante por el desplazamiento del centro de gravedad con una dosis equivalente de mala leche de la que hay que ponerse al resguardo. Tampoco es de fiar su condición de especialista en Derecho Constitucional. Sus antecedentes en este ámbito también deben ponernos en guardia. Su resolutiva influencia en la negociación del Estatuto de Cataluña alerta de que se ha servido de sus conocimientos, cuando menos en este ámbito, para burlar la muy dañada Constitución de 1978 en la marcha hacia la consumación de la transformación de España en “nación de naciones”, es decir, en una federación o confederación de repúblicas más próxima al modelo soviético que al norteamericano o al alemán. Fue Caamaño el que introdujo el término de nación en el Estatuto catalán y dio pábulo a ese mismo desvarío en el socialismo gallego, al que sumaría el califa Chaves en Andalucía y que por emulación asumen otras taifas, incluso bajo dirección conservadora.
No le doy a Caamaño ni tan siquiera los tópicos cien días de confianza o de espera para ver por donde rompe. Sus palabras en la toma de posesión son humo que se disipa en el aire. Dicen que es el hombre de confianza de María Teresa Fernández de la Vega, su hada madrina. Lo es por tanto de Rodríguez. Y los tres lo son de la logia. Sus proclamadas buenas intenciones para atender las demandas de los profesionales de la Justicia tienen el mismo valor que las de Rodríguez, al que servirá con parejo fervor que su antecesor, mientras se zampa en plato dorado las piezas sobre las que han disparado Fernández Bermejo y Garzón.
El principal problema que enturbia la credibilidad y las insufribles cojeras de la Justicia no reside en cuestiones materiales y de organización, aunque sean importantes por cuanto frenan su funcionamiento, sino por haberle sustraído al Poder Judicial su independencia, indispensable para la existencia real de un Estado de Derecho.
Es innecesario recurrir a Montesquieu para recordar que la separación de poderes es fundamental para la existencia de un auténtico Estado de Derecho, sea convencionalmente democrático o no. Alfonso Guerra, con el descarado cinismo que le caracteriza, extendió la partida de defunción de Montesquieu cuando era vicepresidente del gobierno con González. Y difunto sigue. Sobre todo en la España que se arroga la condición de democrática, cuando en realidad el sistema ha derivado en rupestre totalitarismo partitocrático cada vez más próximo al modelo chavecista de Venezuela.
El nuevo ministro de Justicia dijo asumir el firme compromiso del Gobierno para conseguir una Justicia “ágil, independiente y transparente”. Muchos se preguntan: ¿Y cómo lo va a lograr sin un giro radical de 180 grados que barra de un plumazo todas las aberraciones acumuladas desde que arribó la tan ansiada democracia de partidos, causante de su politización, su deterioro y su descrédito ante la sociedad? El portavoz de la Asociación Profesional de la Magistratura, Antonio García, le ha dado a Caamaño un plazo de cuatro meses para que se retrate: “La palabras nos parecen muy bien, pero lo que nos importa son los hechos”. Salvo que los magistrados en cuyo nombre habla Antonio García, y los de las asociaciones que participaron en la reciente huelga, traguen sapos como si se tratara de yemas de Santa Teresa, a la vuelta de cuatro meses habrán de hacer una huelga de verdad y no de un día. Y algo más.
El profesor Andrés de la Oliva, prestigioso profesor de Derecho Procesal, exponía con claridad y rigor la muy grave entidad del problema de la Justicia en un artículo publicado en “ABC”. Muy poco se resolverá con atender las exigencias respecto de la modernización de los medios materiales en las dependencias judiciales. Ni tan siquiera con la imprescindible vuelta atrás en las transferencias otorgadas a las autonomías, las cuales se han demostrado seriamente perturbadoras y conflictivas. Es imprescindible y urgente sustraer a la Justicia de su dependencia de los maniqueísmos partitocráticos. Pero sería iluso esperarlo cuando eso es precisamente lo que desde hace treinta años se persigue, sobre todo en los periodos de mayoría parlamentaria socialista, aunque deba reconocerse que tampoco en tiempos de mayoría conservadora se puso especial empeño en intentarlo.
La dimisión-cese de Fernández Bermejo carece de mayor significado que el de la necesidad de capear el escándalo ante la inminencia de las elecciones en las taifas gallegas y vascongadas. Nada se sustanciará en este aspecto mientras Baltasar Garzón no sea removido de la Audiencia Nacional e incluso expulsado de la carrera judicial, opciones para las que acumulado muy superiores méritos que otros miembros de la judicatura cuyo pecado fue salirse de los raíles de lo “políticamente correctos”. Pero Garzón parece ser un intocable pese a sus múltiples desplantes, errores de instrucción e inequívoca politización de las acciones emprendidas, la última contra el PP, sospechosamente en la línea de las conveniencias coyunturales del gobierno socialista. Incluso podría darse en un futuro no lejano que el nuevo ministro de Justicia satisficiera su pretensión inmediata de presidir la Audiencia Nacional. Los del triángulo solo abandonas a quienes favorecen su juego cuando dejan de serles útiles.
El portavoz de la APM también señaló que en sus reivindicaciones “nosotros siempre nos hemos dirigido a un Gobierno, que es sobre el que recae la responsabilidad principal en la dotación de la Justicia, y no a uno u otro ministro, que forma parte de un todo”. Da igual que cambie el titular del ministerio de Justicia si permanece la estructura jacobina y notoriamente masónica del ese gobierno y su presidente. Caamaño venderá a la judicatura el chupa-chup de más medios materiales. Pero no avanzará un milímetro hacia la indispensable independencia de la Justicia. Acentuará solapadamente su descomposición. Es lo que conviene al totalitarismo socialista y a la secta.
El Semanal Digital resumía días atrás las intervenciones del histopriador Ricardo de la Cierva en la COPE y en la cadena TMT sobre la penetración de la masonería en el gobierno y en otras esferas del poder. Señalaba, por ejemplo, la pertenencia del actual director general de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche, a la Orden Martinista Sinárquica, al igual que José Bono, su valedor, hoy presidente del Congreso de los Diputados y anteriormente ministro de Defensa. Y afirmaba que tenía documentada la condición masónica del presidente del gobierno. A lo que añadía César Vidal en La Linterna, de la COPE, que Rodríguez seguía el programa del Gran Oriente de Francia.
La subordinación de Rodríguez al Gran Oriente de Francia, sea directamente o a través del Gran Oriente de España, podría explicar, por ejemplo, el “favor” de Sarkozy de prestarle una silla en la pasada reunión del G-20 y su entreguismo a las exigencias económicas francesas en sectores críticos para España. O la de Endesa a ENEL, cocinada con Prodi en tan confusos términos, o más, que la de Antibióticos, pactada por Felipe González con Craxi. Ahora, por cierto, Sarkozy y Berlusconi han propinado a Rodríguez un sonoro bofetón al convenir y publicar que España no tiene sitio en el G-8 ya que conviene más incluir a países emergentes como China, Brasil o India. Vuelve a cumplirse la vieja máxima de que “Roma no paga traidores”.
Lo repito una vez más: amarrado obsesivamente al fantasma de su abuelo, Rodríguez nos retrotrae a los supuestos masónicos, federalistas y jacobinos de la II República, no sólo en lo que hizo, sino también en lo que no pudo alcanzar tras su derrota en la guerra 1936-1939: sometimiento totalitario de las instituciones del Estado, descomposición moral de la sociedad, acción sostenida contra la Iglesia católica, desarraigo religioso, descomposición y dependencia política de las Fuerzas Armadas, servidumbre de la Justicia, utilización sectaria de la enseñanza, conversión de las Fuerzas de Seguridad del Estado en policía política, fraudes electorales, entrega gratuita de sustanciales parcelas de la soberanía nacional a potencias extranjeras de la que las dejaciones territoriales es Gibraltar un cao nauseabundo… Y todo ello encaminado a la destrucción de la unidad de España y a desarraigarla de su Historia.
Pero no sólo importa conocer la penetración masónica en el gobierno y en muy variados ámbitos institucionales. Además de los destapados, como ahora el de Caamaño, existen otros muchos ocultos, aunque los delate su actuación sincronizada con las diversas ramas de la secta en sus respectivas esferas de poder. Después de la II Guerra Mundial ha añadido el iluminismo, persistente enemigo de España desde su creación por Adam Weishaupt al servicio de la casa Rothschild: esas otras ramas del Nuevo Orden Mundial de las que hemos tratado con abundancia en mis crónicas y en el Foro. Todas ellas con pareja infiltración que la masonería en los ámbitos institucionales, partitocráticos, culturales, financieros, empresariales, sociales y mediáticos.
La II República tuvo que lidiar con el desplome financiero mundial de 1929. Y en vez de adoptar medidas congruentes para afrontarla, la acentuó la izquierda mediante incitaciones revolucionarias, despilfarros, ocultaciones y demagogia. España estaba ya en ruina cuando estalló la guerra. Vivimos ahora una situación de fondo similar a la de entonces,, aunque sus exteriorizaciones sean diversas y en apariencia menos virulentas. A veces me pregunto, y no sin fundamento, si la desastrosa gestión de la actual y profunda crisis económica por el gobierno Rodríguez, agravada por una corrupción galopante, se debe solo a la mediocridad e insolvencia de los cuadros dirigentes. O si también cuenta una inducción escondida que nos conduce con determinación hacia el abismo. Hacia el no ser de España. Hacia la consumación de la venganza iluminista, acariciada y fallida en repetidas ocasiones. La última, por el régimen de Franco.
Concluía la crónica de la pasada semana con el lema lanzado por la marxista Naomi Klein de “¡Que se vayan todos!”. No desconocía su intención. Pero hay gritos que son intercambiables. Para detener el hundimiento de España hacia el que somos conducidos por una partitocracia títere apenas si cabe otra salida que un vuelco casi total de lo actuado desde 1977 hasta hoy. Pero su logro exigiría un conmoción social de gran alcance bajo la dirección de una minoría de hombres íntegros. lúcidos y sin otra ambición que la de servir a España. Pero nada de eso se otea en el horizonte. Al menos por ahora.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5081
Entre masones anda el juego
Ismael Medina
ESCRIBÍ en una crónica anterior que uno de los ministerios preferidos por la masonería para los de la secta era el de Justicia. El sustituto de Fernández Bermejo lo es confeso, a diferencia de un número nada desdeñable de miembros del gobierno Rodríguez que lo ocultan. ¿Un jacobino habilidoso por un rudo jacobino?. La fotografía del cambio de la cartera de Justicia nos muestra como a Francisco Caamaño se le fue el índice identificador sobre la muñeca de su antecesor. Continuidad con otros modales es lo que nos anuncian la imagen y la biografía del nuevo ministro.
Caamaño es un socialista gallego y voluptuoso a juzgar por su ostentosa acumulación de grasa, además de catedrático de Derecho Constitucional. Dicen de este tipo de adiposos que son gente tranquila, cordial y complaciente. He conocido a no pocos de estos barrigudos de andar tambaleante por el desplazamiento del centro de gravedad con una dosis equivalente de mala leche de la que hay que ponerse al resguardo. Tampoco es de fiar su condición de especialista en Derecho Constitucional. Sus antecedentes en este ámbito también deben ponernos en guardia. Su resolutiva influencia en la negociación del Estatuto de Cataluña alerta de que se ha servido de sus conocimientos, cuando menos en este ámbito, para burlar la muy dañada Constitución de 1978 en la marcha hacia la consumación de la transformación de España en “nación de naciones”, es decir, en una federación o confederación de repúblicas más próxima al modelo soviético que al norteamericano o al alemán. Fue Caamaño el que introdujo el término de nación en el Estatuto catalán y dio pábulo a ese mismo desvarío en el socialismo gallego, al que sumaría el califa Chaves en Andalucía y que por emulación asumen otras taifas, incluso bajo dirección conservadora.
No le doy a Caamaño ni tan siquiera los tópicos cien días de confianza o de espera para ver por donde rompe. Sus palabras en la toma de posesión son humo que se disipa en el aire. Dicen que es el hombre de confianza de María Teresa Fernández de la Vega, su hada madrina. Lo es por tanto de Rodríguez. Y los tres lo son de la logia. Sus proclamadas buenas intenciones para atender las demandas de los profesionales de la Justicia tienen el mismo valor que las de Rodríguez, al que servirá con parejo fervor que su antecesor, mientras se zampa en plato dorado las piezas sobre las que han disparado Fernández Bermejo y Garzón.
El principal problema que enturbia la credibilidad y las insufribles cojeras de la Justicia no reside en cuestiones materiales y de organización, aunque sean importantes por cuanto frenan su funcionamiento, sino por haberle sustraído al Poder Judicial su independencia, indispensable para la existencia real de un Estado de Derecho.
Es innecesario recurrir a Montesquieu para recordar que la separación de poderes es fundamental para la existencia de un auténtico Estado de Derecho, sea convencionalmente democrático o no. Alfonso Guerra, con el descarado cinismo que le caracteriza, extendió la partida de defunción de Montesquieu cuando era vicepresidente del gobierno con González. Y difunto sigue. Sobre todo en la España que se arroga la condición de democrática, cuando en realidad el sistema ha derivado en rupestre totalitarismo partitocrático cada vez más próximo al modelo chavecista de Venezuela.
El nuevo ministro de Justicia dijo asumir el firme compromiso del Gobierno para conseguir una Justicia “ágil, independiente y transparente”. Muchos se preguntan: ¿Y cómo lo va a lograr sin un giro radical de 180 grados que barra de un plumazo todas las aberraciones acumuladas desde que arribó la tan ansiada democracia de partidos, causante de su politización, su deterioro y su descrédito ante la sociedad? El portavoz de la Asociación Profesional de la Magistratura, Antonio García, le ha dado a Caamaño un plazo de cuatro meses para que se retrate: “La palabras nos parecen muy bien, pero lo que nos importa son los hechos”. Salvo que los magistrados en cuyo nombre habla Antonio García, y los de las asociaciones que participaron en la reciente huelga, traguen sapos como si se tratara de yemas de Santa Teresa, a la vuelta de cuatro meses habrán de hacer una huelga de verdad y no de un día. Y algo más.
El profesor Andrés de la Oliva, prestigioso profesor de Derecho Procesal, exponía con claridad y rigor la muy grave entidad del problema de la Justicia en un artículo publicado en “ABC”. Muy poco se resolverá con atender las exigencias respecto de la modernización de los medios materiales en las dependencias judiciales. Ni tan siquiera con la imprescindible vuelta atrás en las transferencias otorgadas a las autonomías, las cuales se han demostrado seriamente perturbadoras y conflictivas. Es imprescindible y urgente sustraer a la Justicia de su dependencia de los maniqueísmos partitocráticos. Pero sería iluso esperarlo cuando eso es precisamente lo que desde hace treinta años se persigue, sobre todo en los periodos de mayoría parlamentaria socialista, aunque deba reconocerse que tampoco en tiempos de mayoría conservadora se puso especial empeño en intentarlo.
La dimisión-cese de Fernández Bermejo carece de mayor significado que el de la necesidad de capear el escándalo ante la inminencia de las elecciones en las taifas gallegas y vascongadas. Nada se sustanciará en este aspecto mientras Baltasar Garzón no sea removido de la Audiencia Nacional e incluso expulsado de la carrera judicial, opciones para las que acumulado muy superiores méritos que otros miembros de la judicatura cuyo pecado fue salirse de los raíles de lo “políticamente correctos”. Pero Garzón parece ser un intocable pese a sus múltiples desplantes, errores de instrucción e inequívoca politización de las acciones emprendidas, la última contra el PP, sospechosamente en la línea de las conveniencias coyunturales del gobierno socialista. Incluso podría darse en un futuro no lejano que el nuevo ministro de Justicia satisficiera su pretensión inmediata de presidir la Audiencia Nacional. Los del triángulo solo abandonas a quienes favorecen su juego cuando dejan de serles útiles.
El portavoz de la APM también señaló que en sus reivindicaciones “nosotros siempre nos hemos dirigido a un Gobierno, que es sobre el que recae la responsabilidad principal en la dotación de la Justicia, y no a uno u otro ministro, que forma parte de un todo”. Da igual que cambie el titular del ministerio de Justicia si permanece la estructura jacobina y notoriamente masónica del ese gobierno y su presidente. Caamaño venderá a la judicatura el chupa-chup de más medios materiales. Pero no avanzará un milímetro hacia la indispensable independencia de la Justicia. Acentuará solapadamente su descomposición. Es lo que conviene al totalitarismo socialista y a la secta.
El Semanal Digital resumía días atrás las intervenciones del histopriador Ricardo de la Cierva en la COPE y en la cadena TMT sobre la penetración de la masonería en el gobierno y en otras esferas del poder. Señalaba, por ejemplo, la pertenencia del actual director general de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche, a la Orden Martinista Sinárquica, al igual que José Bono, su valedor, hoy presidente del Congreso de los Diputados y anteriormente ministro de Defensa. Y afirmaba que tenía documentada la condición masónica del presidente del gobierno. A lo que añadía César Vidal en La Linterna, de la COPE, que Rodríguez seguía el programa del Gran Oriente de Francia.
La subordinación de Rodríguez al Gran Oriente de Francia, sea directamente o a través del Gran Oriente de España, podría explicar, por ejemplo, el “favor” de Sarkozy de prestarle una silla en la pasada reunión del G-20 y su entreguismo a las exigencias económicas francesas en sectores críticos para España. O la de Endesa a ENEL, cocinada con Prodi en tan confusos términos, o más, que la de Antibióticos, pactada por Felipe González con Craxi. Ahora, por cierto, Sarkozy y Berlusconi han propinado a Rodríguez un sonoro bofetón al convenir y publicar que España no tiene sitio en el G-8 ya que conviene más incluir a países emergentes como China, Brasil o India. Vuelve a cumplirse la vieja máxima de que “Roma no paga traidores”.
Lo repito una vez más: amarrado obsesivamente al fantasma de su abuelo, Rodríguez nos retrotrae a los supuestos masónicos, federalistas y jacobinos de la II República, no sólo en lo que hizo, sino también en lo que no pudo alcanzar tras su derrota en la guerra 1936-1939: sometimiento totalitario de las instituciones del Estado, descomposición moral de la sociedad, acción sostenida contra la Iglesia católica, desarraigo religioso, descomposición y dependencia política de las Fuerzas Armadas, servidumbre de la Justicia, utilización sectaria de la enseñanza, conversión de las Fuerzas de Seguridad del Estado en policía política, fraudes electorales, entrega gratuita de sustanciales parcelas de la soberanía nacional a potencias extranjeras de la que las dejaciones territoriales es Gibraltar un cao nauseabundo… Y todo ello encaminado a la destrucción de la unidad de España y a desarraigarla de su Historia.
Pero no sólo importa conocer la penetración masónica en el gobierno y en muy variados ámbitos institucionales. Además de los destapados, como ahora el de Caamaño, existen otros muchos ocultos, aunque los delate su actuación sincronizada con las diversas ramas de la secta en sus respectivas esferas de poder. Después de la II Guerra Mundial ha añadido el iluminismo, persistente enemigo de España desde su creación por Adam Weishaupt al servicio de la casa Rothschild: esas otras ramas del Nuevo Orden Mundial de las que hemos tratado con abundancia en mis crónicas y en el Foro. Todas ellas con pareja infiltración que la masonería en los ámbitos institucionales, partitocráticos, culturales, financieros, empresariales, sociales y mediáticos.
La II República tuvo que lidiar con el desplome financiero mundial de 1929. Y en vez de adoptar medidas congruentes para afrontarla, la acentuó la izquierda mediante incitaciones revolucionarias, despilfarros, ocultaciones y demagogia. España estaba ya en ruina cuando estalló la guerra. Vivimos ahora una situación de fondo similar a la de entonces,, aunque sus exteriorizaciones sean diversas y en apariencia menos virulentas. A veces me pregunto, y no sin fundamento, si la desastrosa gestión de la actual y profunda crisis económica por el gobierno Rodríguez, agravada por una corrupción galopante, se debe solo a la mediocridad e insolvencia de los cuadros dirigentes. O si también cuenta una inducción escondida que nos conduce con determinación hacia el abismo. Hacia el no ser de España. Hacia la consumación de la venganza iluminista, acariciada y fallida en repetidas ocasiones. La última, por el régimen de Franco.
Concluía la crónica de la pasada semana con el lema lanzado por la marxista Naomi Klein de “¡Que se vayan todos!”. No desconocía su intención. Pero hay gritos que son intercambiables. Para detener el hundimiento de España hacia el que somos conducidos por una partitocracia títere apenas si cabe otra salida que un vuelco casi total de lo actuado desde 1977 hasta hoy. Pero su logro exigiría un conmoción social de gran alcance bajo la dirección de una minoría de hombres íntegros. lúcidos y sin otra ambición que la de servir a España. Pero nada de eso se otea en el horizonte. Al menos por ahora.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5081
miércoles, febrero 25, 2009
Hermann Tertsch, Castizos
Castizos
HERMANN TERTSCH
Miércoles, 25-02-09
¡Hay que ver lo castizos que somos! Creo que cada vez más. Y sólo es una aparente paradoja que se debe al sentimentalismo y a la torva simpleza del izquierdismo carpetovetónico. Considero un perfecto fracaso el esfuerzo de la Real Academia por definir el término. Dice la RAE que castizo es: 1. «poseer los caracteres peculiares y típicos de un lugar, una raza o una actividad». 2. [Lenguaje] puro, sin mezcla de rasgos o vocablos ajenos a él. graciosa y ocurrente, en especial aplicado a madrileños y andaluces. Con todos los respetos a la RAE: ¡Quiá! Casticismo es Bermejo. Quien le ha visto de caza, puede casi imaginar cómo se comportará en una boda. Casticismo son las camisas negras de Tardá, Puigcercós, del tuneador Benach y su tropa. Casticismo es la palabrería en excursión por la nada que nos derrama en casa a diario por televisión el Gran Timonel. Casticismo son los lloriqueos de Ibarretxe, la blanda maldad calculada del nuevo rico de Touriño o del califato de Chaves, en el que está permitido ser gracioso y ocurrente pero decretado ser dependiente y prohibida la iniciativa, es decir la libertad. Castizos son esos horteras repeinados que han engordado retozando en las sentinas del PP, rodeados de gentuza que no cree en nada más que en su glotonería grosera. Castizos son los que desde su ignorancia, su falta de sensibilidad y honradez intelectual y su sentimentalismo pedestre, nos ofenden día a día. Ayer, Soraya Rodríguez, secretaria de Estado de Cooperación, acusó al estado de Israel de «cometer 1500 asesinatos». Lo de menos es la crisis que pueda generar con Israel. Tampoco importa que se le note, como a su jefe, el antisemitismo primitivo de la izquierda española. Ni que no sepa nada de la cultura de defensa que quizás necesitemos nosotros pronto. Lo peor es la villanía de lanzar semejantes mentiras desde esa atalaya del «somos muy nuestros». Castiza.
http://www.abc.es/20090225/opinion-firmas/castizos-20090225.html
HERMANN TERTSCH
Miércoles, 25-02-09
¡Hay que ver lo castizos que somos! Creo que cada vez más. Y sólo es una aparente paradoja que se debe al sentimentalismo y a la torva simpleza del izquierdismo carpetovetónico. Considero un perfecto fracaso el esfuerzo de la Real Academia por definir el término. Dice la RAE que castizo es: 1. «poseer los caracteres peculiares y típicos de un lugar, una raza o una actividad». 2. [Lenguaje] puro, sin mezcla de rasgos o vocablos ajenos a él. graciosa y ocurrente, en especial aplicado a madrileños y andaluces. Con todos los respetos a la RAE: ¡Quiá! Casticismo es Bermejo. Quien le ha visto de caza, puede casi imaginar cómo se comportará en una boda. Casticismo son las camisas negras de Tardá, Puigcercós, del tuneador Benach y su tropa. Casticismo es la palabrería en excursión por la nada que nos derrama en casa a diario por televisión el Gran Timonel. Casticismo son los lloriqueos de Ibarretxe, la blanda maldad calculada del nuevo rico de Touriño o del califato de Chaves, en el que está permitido ser gracioso y ocurrente pero decretado ser dependiente y prohibida la iniciativa, es decir la libertad. Castizos son esos horteras repeinados que han engordado retozando en las sentinas del PP, rodeados de gentuza que no cree en nada más que en su glotonería grosera. Castizos son los que desde su ignorancia, su falta de sensibilidad y honradez intelectual y su sentimentalismo pedestre, nos ofenden día a día. Ayer, Soraya Rodríguez, secretaria de Estado de Cooperación, acusó al estado de Israel de «cometer 1500 asesinatos». Lo de menos es la crisis que pueda generar con Israel. Tampoco importa que se le note, como a su jefe, el antisemitismo primitivo de la izquierda española. Ni que no sepa nada de la cultura de defensa que quizás necesitemos nosotros pronto. Lo peor es la villanía de lanzar semejantes mentiras desde esa atalaya del «somos muy nuestros». Castiza.
http://www.abc.es/20090225/opinion-firmas/castizos-20090225.html
Juan Ramon Rallo, El oro vuelve a brillar
miercoles 25 de febrero de 2009
ECONOMÍA
El oro vuelve a brillar
Por Juan Ramón Rallo
Hay un hecho que para la mayoría de economistas está pasando inadvertido pero que tiene una importancia capital: todos los activos han perdido valor durante 2008. Es lo que sucede durante las deflaciones: los inversores que se endeudaron para adquirir un activo tienen que venderlo para saldar su deuda, de modo que el precio del activo, de todos los activos, cae.
¿De todos? No. Hay dos excepciones: la deuda pública y el oro. La semana pasada el precio del metal amarillo volvió a alcanzar su máximo histórico: 1.000 dólares la onza, con lo que colocó en un aprieto a todos aquellos que piensan que es una materia prima como cualquier otra y que ha dejado de ser dinero. Al fin y al cabo, si el precio de todas las materias primas se ha desinflado en los últimos seis meses, ¿por qué el oro ha recuperado su tendencia alcista? ¿Acaso la demanda industrial del mismo se ha disparado? No, las razones son otras: el oro sigue siendo dinero, por mucho que los bancos centrales hayan suspendido la convertibilidad.
En su célebre estudio The Golden Constant Roy Jastram recopiló la serie histórica (de 1560 a 1976) del precio del oro en Gran Bretaña y EEUU. Las conclusiones eran básicamente tres: el oro a) no sirve para protegernos de las inflaciones, b) sirve para protegernos de las deflaciones, y c) a largo plazo, su poder adquisitivo se mantiene constante, ya que el precio de las mercancías tiende a revertir a una relación más o menos constante con el oro.
La obra de Jastram, descatalogada durante años pero que en pocos meses volverá a estar a la venta, resulta de especial interés, no ya porque el autor no esté sesgado ideológicamente (de hecho, en su opinión, el oro no es dinero), sino porque las conclusiones empíricas de 400 años pueden aplicarse también a los últimos 30.
Entre 1980 y 2006, invertir en oro fue un negocio bastante ruinoso. El precio de la onza cayó de 700 dólares a aproximadamente 400, con algún movimiento por debajo de los 300. En cambio, desde 2006 hemos pasado de 400 a 1.000. No es casualidad que, como apuntara Jastram, entre 1980 y 2006 viviéramos una época inflacionista, en la que el crédito comenzó a expandirse masivamente; tampoco lo es que desde mediados de ese último año estemos sumergidos en una etapa deflacionista, en la que el crédito se está destruyendo a marchas forzadas.
Tanto o más importante que detectar una regularidad histórica es explicarla. En principio resulta contraintuitivo que el oro, que sirve para conservar valor a lo largo del tiempo, sea una inversión mala en tiempos de inflación (cuando el papel moneda se deprecia) y buena en tiempos de deflación (cuando el papel moneda se aprecia). Aunque haya sido un tema poco tratado, sí existe alguna explicación convincente. Durante las épocas de inflación el crédito es abundante y afluye hacia casi todos los activos productivos. Por consiguiente, aunque el papel moneda se deprecie, existen activos alternativos (las acciones, la vivienda y las materias primas) que aumentan más de valor que el oro. Lo lógico, por tanto, es que los inversores salgan de éste para buscar rentabilidades extraordinarias en otros mercados.
En cambio, durante las épocas deflacionarias el crédito se contrae, con lo que todos los activos caen de precio, salvo los más líquidos. Y es que los activos tienen que venderse (o liquidarse) para pagar deudas. La gente quiere captar dinero, y lo único que puede ofrecer son sus activos, que, obviamente, se deprecian frente al dinero. Por eso mismo el oro exhibe un buen comportamiento durante las épocas deflacionarias: porque es dinero y se demanda como el activo más líquido en el que conservar valor. Por mucho oro que se venda en el mercado, siempre encuentra un comprador dispuesto a adquirirlo con un escaso descuento.
Por supuesto, podría objetarse que lo que necesitan los inversores para saldar sus deudas son dólares, euros o yenes, no lingotes de oro, y que por tanto la contracción del crédito sólo explicaría la revaloración de esas divisas, no la del oro. Pero precisamente aquí es donde se demuestra que el metal amarillo es más líquido que el papel moneda: quienes adquieren dólares, euros o yenes no confían en que estas divisas sean seguras durante el proceso deflacionario y consideran que el oro es un mejor refugio y una mejor reserva de valor. Por eso, tras adquirir las divisas las transforman rápidamente en oro.
¿Qué temen los inversores para incurrir en tal práctica? Recordemos que las divisas no son más que un pasivo de un banco central cuyo valor éste se compromete defender. ¿Y cómo ejecuta esta labor? Con sus activos, que en su mayor parte consisten en deuda pública. La contracción crediticia que estamos sufriendo amenaza con ocasionar impagos no sólo de familias y empresas, sino de gobiernos. En este caso, el banco central quebraría y su divisa sufriría un proceso hiperinflacionario en el que sólo podría conservarse la liquidez a través del oro.
Por consiguiente, ante el aumento de los impagos característico de un proceso deflacionario, el oro suele conservar el valor de los patrimonios. En el período estudiado por Jastram (1570 a 1976) lo hacía porque las deudas estaban concentradas en el oro y su liquidación elevaba su valor (del mismo modo en que hoy elevan el valor del dólar); y hoy lo está haciendo porque el riesgo de impago también afecta a los bancos centrales y, por tanto, los inversores tienden a refugiarse en lo que ha sido el dinero de Occidente durante los últimos 2.000 años.
En la medida en que la crisis siga agravándose y la deuda impagándose, el oro continuará subiendo de valor, precisamente porque es un dinero superior a cualquier papel moneda. Al fin y al cabo, éste es sólo una promesa impagada en oro, y nunca se ha visto que la promesa del pago de algo tenga más valor que ese algo...
http://revista.libertaddigital.com/el-oro-vuelve-a-brillar-1276236309.html
ECONOMÍA
El oro vuelve a brillar
Por Juan Ramón Rallo
Hay un hecho que para la mayoría de economistas está pasando inadvertido pero que tiene una importancia capital: todos los activos han perdido valor durante 2008. Es lo que sucede durante las deflaciones: los inversores que se endeudaron para adquirir un activo tienen que venderlo para saldar su deuda, de modo que el precio del activo, de todos los activos, cae.
¿De todos? No. Hay dos excepciones: la deuda pública y el oro. La semana pasada el precio del metal amarillo volvió a alcanzar su máximo histórico: 1.000 dólares la onza, con lo que colocó en un aprieto a todos aquellos que piensan que es una materia prima como cualquier otra y que ha dejado de ser dinero. Al fin y al cabo, si el precio de todas las materias primas se ha desinflado en los últimos seis meses, ¿por qué el oro ha recuperado su tendencia alcista? ¿Acaso la demanda industrial del mismo se ha disparado? No, las razones son otras: el oro sigue siendo dinero, por mucho que los bancos centrales hayan suspendido la convertibilidad.
En su célebre estudio The Golden Constant Roy Jastram recopiló la serie histórica (de 1560 a 1976) del precio del oro en Gran Bretaña y EEUU. Las conclusiones eran básicamente tres: el oro a) no sirve para protegernos de las inflaciones, b) sirve para protegernos de las deflaciones, y c) a largo plazo, su poder adquisitivo se mantiene constante, ya que el precio de las mercancías tiende a revertir a una relación más o menos constante con el oro.
La obra de Jastram, descatalogada durante años pero que en pocos meses volverá a estar a la venta, resulta de especial interés, no ya porque el autor no esté sesgado ideológicamente (de hecho, en su opinión, el oro no es dinero), sino porque las conclusiones empíricas de 400 años pueden aplicarse también a los últimos 30.
Entre 1980 y 2006, invertir en oro fue un negocio bastante ruinoso. El precio de la onza cayó de 700 dólares a aproximadamente 400, con algún movimiento por debajo de los 300. En cambio, desde 2006 hemos pasado de 400 a 1.000. No es casualidad que, como apuntara Jastram, entre 1980 y 2006 viviéramos una época inflacionista, en la que el crédito comenzó a expandirse masivamente; tampoco lo es que desde mediados de ese último año estemos sumergidos en una etapa deflacionista, en la que el crédito se está destruyendo a marchas forzadas.
Tanto o más importante que detectar una regularidad histórica es explicarla. En principio resulta contraintuitivo que el oro, que sirve para conservar valor a lo largo del tiempo, sea una inversión mala en tiempos de inflación (cuando el papel moneda se deprecia) y buena en tiempos de deflación (cuando el papel moneda se aprecia). Aunque haya sido un tema poco tratado, sí existe alguna explicación convincente. Durante las épocas de inflación el crédito es abundante y afluye hacia casi todos los activos productivos. Por consiguiente, aunque el papel moneda se deprecie, existen activos alternativos (las acciones, la vivienda y las materias primas) que aumentan más de valor que el oro. Lo lógico, por tanto, es que los inversores salgan de éste para buscar rentabilidades extraordinarias en otros mercados.
En cambio, durante las épocas deflacionarias el crédito se contrae, con lo que todos los activos caen de precio, salvo los más líquidos. Y es que los activos tienen que venderse (o liquidarse) para pagar deudas. La gente quiere captar dinero, y lo único que puede ofrecer son sus activos, que, obviamente, se deprecian frente al dinero. Por eso mismo el oro exhibe un buen comportamiento durante las épocas deflacionarias: porque es dinero y se demanda como el activo más líquido en el que conservar valor. Por mucho oro que se venda en el mercado, siempre encuentra un comprador dispuesto a adquirirlo con un escaso descuento.
Por supuesto, podría objetarse que lo que necesitan los inversores para saldar sus deudas son dólares, euros o yenes, no lingotes de oro, y que por tanto la contracción del crédito sólo explicaría la revaloración de esas divisas, no la del oro. Pero precisamente aquí es donde se demuestra que el metal amarillo es más líquido que el papel moneda: quienes adquieren dólares, euros o yenes no confían en que estas divisas sean seguras durante el proceso deflacionario y consideran que el oro es un mejor refugio y una mejor reserva de valor. Por eso, tras adquirir las divisas las transforman rápidamente en oro.
¿Qué temen los inversores para incurrir en tal práctica? Recordemos que las divisas no son más que un pasivo de un banco central cuyo valor éste se compromete defender. ¿Y cómo ejecuta esta labor? Con sus activos, que en su mayor parte consisten en deuda pública. La contracción crediticia que estamos sufriendo amenaza con ocasionar impagos no sólo de familias y empresas, sino de gobiernos. En este caso, el banco central quebraría y su divisa sufriría un proceso hiperinflacionario en el que sólo podría conservarse la liquidez a través del oro.
Por consiguiente, ante el aumento de los impagos característico de un proceso deflacionario, el oro suele conservar el valor de los patrimonios. En el período estudiado por Jastram (1570 a 1976) lo hacía porque las deudas estaban concentradas en el oro y su liquidación elevaba su valor (del mismo modo en que hoy elevan el valor del dólar); y hoy lo está haciendo porque el riesgo de impago también afecta a los bancos centrales y, por tanto, los inversores tienden a refugiarse en lo que ha sido el dinero de Occidente durante los últimos 2.000 años.
En la medida en que la crisis siga agravándose y la deuda impagándose, el oro continuará subiendo de valor, precisamente porque es un dinero superior a cualquier papel moneda. Al fin y al cabo, éste es sólo una promesa impagada en oro, y nunca se ha visto que la promesa del pago de algo tenga más valor que ese algo...
http://revista.libertaddigital.com/el-oro-vuelve-a-brillar-1276236309.html
Antonio Burgos, Bellas Artes y otras tombolas
Bellas Artes y otras tómbolas
ANTONIO BURGOS
Miércoles, 25-02-09
ANDA revuelto el toreo con la medalla que César Antonio Molina, ministro de Cultura, ha concedido a Francisco Rivera Ordóñez en la tómbola anual de las Bellas Artes. El sabrá por qué. El toreo no se lo explica. ¿De las Bellas qué?, se preguntan los aficionados, perplejos.
Por muy revuelto que ande el toreo, le encuentro, empero, una justificación torerísima a la medalla de las Bellas Artes del gran anunciante de relojes. Una justificación belmontina. ¿Cómo le han dado a Rivera la misma medalla que a su abuelo Antonio Ordóñez, que a Pepe Luis Vázquez, que a Curro Romero, que a los toreros históricos a quienes el arte les chorreaba por las taleguillas y gracias a Dios no salieron nunca en las revistas del corazón y que en vez de anunciar los relojes, los paraban con su capote y su muleta? Pues se la han dado de la misma manera que el banderillero de Juan Belmonte llegó a gobernador: degenerando. ¿Degenerando Rivera? No, qué va: degenerando las medallas de Bellas Artes.
Pero no sólo con Rivera. El toreo porque es el toreo, pero los manteles y los fogones también podían andar revueltos porque le han dado la medalla de las Bellas Artes a Arzak: cocinero, cocinero, enciende bien la candela, que cantaba Antonio Molina (sin César). ¿Qué tiene que ver la tomadura de pelo de la nueva cocina de Arzak con las Bellas Artes? ¿O se la habrán dado también por la parte del toreo, por los estoconazos hasta la bola que pega con la factura? Y esperen, que hay más: ¿saben a quién le han dado también la medalla de las Bellas Artes? ¡A Pilar Bardem! Debe de ser porque el peloteo al Gobierno es una de las bellas artes, o por llevar la pancarta con tantísimo arte. Y aguanten la risa, que se la han dado a Miguel Bosé. ¿Qué tiene que ver Bosé con las Bellas Artes? ¿O se la han dado como promotor de la hostelería en Extremadura?
Tom, tom, tómbola. Eso es lo que cada año monta el Ministerio de Cultura. Por narices tiene que haber todos los años un genio del toreo, otro de la pintura, otro del teatro, a quienes dar las medallas. Que dan el cante. No, mire usted, no surge un genio en los escenarios, en los cuadros, en los atriles, en los ruedos cada año. Degenerando, degenerando, por la necesidad de repartir cada año las medallas de la tómbola, la del toreo acabarán dándosela a Los Enanitos Toreros. Y la de pintura, a Titanlux. No, mire usted, los genios surgen en las Bellas Artes cuando tienen que surgir, no cuando el ministro de Cultura tiene que rellenar la planilla con la pedrea, aproximaciones y centenas de su tom, tom, tómbola anual.
Lo que hay que hacer con las Medallas de Bellas Artes es dejarlas en barbecho. No concederlas más durante unos añitos, salvo que queramos que se la acaben otorgando a Jesulín de Ubrique, que sale en la tele mucho más que Rivera, y si no es hermano de Paquirrín, es hijo del Tigre de Ambiciones. Estas degeneraciones y devaluaciones ocurren por montar estas lamentables tómbolas anuales. En Andalucía pasa lo mismo. El 28 de febrero, la Junta concede sus Medallas de Andalucía y por narices tiene que haber cada año un genio en Almería y otro en Jaén, y un monstruo en Córdoba y otro en Huelva. Como las de Bellas Artes, las medallas andaluzas que empezaron por Rafael Alberti y por Rocío Jurado van ya por Dani Güiza. Sí, aguanten la risa: a Dani Güiza le han dado la medalla de Andalucía como a Rivera Ordóñez la de Bellas Artes. Ambas claman al cielo. La de Rivera, porque no se la hayan dado también a su hermano Cayetano, que es de Armani, Bellas Artes total. La de Güiza, porque no se la hayan dado también a Doña Pepi y a Nuria Bermúdez. A ver: si Güiza tiene la medalla de Andalucía, ¿por qué no la va a tener Nuria Bermúdez por gananciales?
http://www.abc.es/20090225/opinion-firmas/bellas-artes-otras-tombolas-20090225.html
ANTONIO BURGOS
Miércoles, 25-02-09
ANDA revuelto el toreo con la medalla que César Antonio Molina, ministro de Cultura, ha concedido a Francisco Rivera Ordóñez en la tómbola anual de las Bellas Artes. El sabrá por qué. El toreo no se lo explica. ¿De las Bellas qué?, se preguntan los aficionados, perplejos.
Por muy revuelto que ande el toreo, le encuentro, empero, una justificación torerísima a la medalla de las Bellas Artes del gran anunciante de relojes. Una justificación belmontina. ¿Cómo le han dado a Rivera la misma medalla que a su abuelo Antonio Ordóñez, que a Pepe Luis Vázquez, que a Curro Romero, que a los toreros históricos a quienes el arte les chorreaba por las taleguillas y gracias a Dios no salieron nunca en las revistas del corazón y que en vez de anunciar los relojes, los paraban con su capote y su muleta? Pues se la han dado de la misma manera que el banderillero de Juan Belmonte llegó a gobernador: degenerando. ¿Degenerando Rivera? No, qué va: degenerando las medallas de Bellas Artes.
Pero no sólo con Rivera. El toreo porque es el toreo, pero los manteles y los fogones también podían andar revueltos porque le han dado la medalla de las Bellas Artes a Arzak: cocinero, cocinero, enciende bien la candela, que cantaba Antonio Molina (sin César). ¿Qué tiene que ver la tomadura de pelo de la nueva cocina de Arzak con las Bellas Artes? ¿O se la habrán dado también por la parte del toreo, por los estoconazos hasta la bola que pega con la factura? Y esperen, que hay más: ¿saben a quién le han dado también la medalla de las Bellas Artes? ¡A Pilar Bardem! Debe de ser porque el peloteo al Gobierno es una de las bellas artes, o por llevar la pancarta con tantísimo arte. Y aguanten la risa, que se la han dado a Miguel Bosé. ¿Qué tiene que ver Bosé con las Bellas Artes? ¿O se la han dado como promotor de la hostelería en Extremadura?
Tom, tom, tómbola. Eso es lo que cada año monta el Ministerio de Cultura. Por narices tiene que haber todos los años un genio del toreo, otro de la pintura, otro del teatro, a quienes dar las medallas. Que dan el cante. No, mire usted, no surge un genio en los escenarios, en los cuadros, en los atriles, en los ruedos cada año. Degenerando, degenerando, por la necesidad de repartir cada año las medallas de la tómbola, la del toreo acabarán dándosela a Los Enanitos Toreros. Y la de pintura, a Titanlux. No, mire usted, los genios surgen en las Bellas Artes cuando tienen que surgir, no cuando el ministro de Cultura tiene que rellenar la planilla con la pedrea, aproximaciones y centenas de su tom, tom, tómbola anual.
Lo que hay que hacer con las Medallas de Bellas Artes es dejarlas en barbecho. No concederlas más durante unos añitos, salvo que queramos que se la acaben otorgando a Jesulín de Ubrique, que sale en la tele mucho más que Rivera, y si no es hermano de Paquirrín, es hijo del Tigre de Ambiciones. Estas degeneraciones y devaluaciones ocurren por montar estas lamentables tómbolas anuales. En Andalucía pasa lo mismo. El 28 de febrero, la Junta concede sus Medallas de Andalucía y por narices tiene que haber cada año un genio en Almería y otro en Jaén, y un monstruo en Córdoba y otro en Huelva. Como las de Bellas Artes, las medallas andaluzas que empezaron por Rafael Alberti y por Rocío Jurado van ya por Dani Güiza. Sí, aguanten la risa: a Dani Güiza le han dado la medalla de Andalucía como a Rivera Ordóñez la de Bellas Artes. Ambas claman al cielo. La de Rivera, porque no se la hayan dado también a su hermano Cayetano, que es de Armani, Bellas Artes total. La de Güiza, porque no se la hayan dado también a Doña Pepi y a Nuria Bermúdez. A ver: si Güiza tiene la medalla de Andalucía, ¿por qué no la va a tener Nuria Bermúdez por gananciales?
http://www.abc.es/20090225/opinion-firmas/bellas-artes-otras-tombolas-20090225.html
Inger Enkvist, Para entender los informes PISA
miercoles 25 de febrero de 2009
EDUCACIÓN
Para entender los informes PISA
Por Inger Enkvist
Es de todos conocido que los informes PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) incluyen una comparación entre países, de la que quien sale mejor parado a día de hoy es Finlandia.
La comparación se hace entre alumnos de quince años en los ámbitos de comprensión lectora, matemáticas y ciencias naturales. Hubo recogidas de datos en 2000, 2003 y 2006, y está en marcha la que corresponde al informe de 2009. Los datos son cada vez más valiosos, pues ahora permiten ver cómo está un país con respecto a otros y con respecto a cómo estaba él mismo en ejercicios anteriores. En 2006 participaron en el estudio 51 países, todos ellos miembros o asociados de la OCDE del mundo entero, con la excepción de África y una parte de Asia.
Uno de los factores clave del interés que suscitan estos informes es, precisamente, el gran número de países que participan en ellos. Otros factores son la calidad de las tareas en que se basa la comparación y la elaboración estadística de todos esos datos. La recogida de los mismos se hace a través de un sistema sofisticado con múltiples cuadernos de dificultad equivalente, para evitar el fraude.
Hay que tener en cuenta que, cuando se lanzó el programa PISA, en bastantes países occidentales se hablaba de crisis en la educación. La escuela comprensiva y la nueva pedagogía no daban los resultados de convivencia y calidad que se esperaban. En España muchas personas asocian este desarrollo con la Logse del año 1990. En Suecia, ese mismo desarrollo empezó a darse en1969. Los informes PISA solo dan cuenta de lo que ha sucedido durante la última década.
La igualdad
Pocas personas han leído algo más que el resumen de PISA, y hay buenas razones para ello: es un texto largo, 397 páginas, y aburrido. Por eso muchos profesores y periodistas no se dan cuenta de que las personas responsables del mismo pertenecen al gremio de los nuevos pedagogos y comparten ciertas ideas y posturas con ellos, como el evitar la palabra conocimiento en beneficio del término competencia, haciendo caso omiso de que hay que tener conocimientos para poder desarrollar competencias. La palabra competencia suena también como algo práctico y orientado hacia el futuro, mientras que conocimiento podría sonar como algo estático y tradicional y, por eso, no tan atractivo. Además, competencia hace pensar en preparación para el mercado laboral, y la OCDE es una organización de colaboración económica. Otro ejemplo: los investigadores dicen querer ir más allá de la memorización (p. 39). Pues precisamente los nuevos pedagogos han hecho campaña durante décadas contra la memorización. Es verdad que algunas tradiciones pedagógicas se apoyan mucho en la memoria, pero actualmente en los países occidentales el problema es el contrario: hace falta memorizar más, porque es necesario haber memorizado para poder desarrollar competencias.
El informe habla mucho del entorno socioeconómico del alumno, pero no del esfuerzo ni de las exigencias. Se quiere "elevar el rendimiento global de los estudiantes y, al mismo tiempo, amortiguar el impacto que el grupo socioeconómico puede tener en dicho rendimiento, promoviendo así una distribución más equitativa de las oportunidades de aprendizaje" (p. 29). La igualdad es para los investigadores una meta tan importante como el conocimiento. El texto habla de distribuir los conocimientos, como si fueran una mercancía. No se menciona que los países desarrollados han visto aparecer grupos de alumnos a los que se les distribuye la oportunidad de aprender pero que responden con indiferencia o con actos de vandalismo ante una oferta que no les interesa. Los investigadores no tienen nada que decir sobre los problemas de conducta, pero critican la repetición de curso y consideran negativa la libertad de elección de centro. También critican a los colegios concertados, e insinúan que obtienen buenos resultados únicamente porque se dirigen a grupos de alumnos preseleccionados (p. 285).
Los profesores
PISA habla poco de los profesores y no menciona la palabra instrucción, lo cual está en consonancia con la idea de la nueva pedagogía de que los alumnos deben buscar la información por su cuenta y los profesores, solo actuar como facilitadores.
No fue hasta la publicación del informe McKinsey en 2007 que PISA fue utilizado para estudiar el efecto de la calidad de los profesores. Se trata de un benchmarking que llega a la conclusión de que los profesores constituyen el factor principal en la consecución de buenos resultados. Las recomendaciones del informe McKinsey son claras: conseguir que los mejores estudiantes se dediquen a la enseñanza, convertirlos en buenos instructores y asegurarse de que la buena enseñanza llegue a todos los alumnos. A propósito de la igualdad, el informe McKinsey dice de manera contundente que lo que más contribuye a ella es procurar a todos los alumnos buenos profesores (p. 23), una idea no expresada en el informe PISA. Al mismo resultado han llegado los especialistas de economía y estadísticas Hanushek, Kain y Rivkin (Teachers, schools, and academic achievement, 1998). Los dos informes coinciden en concluir que la calidad de los profesores es más importante que el número de alumnos por clase, los recursos o la dirección del colegio.
La actitud de los investigadores de PISA frente a los profesores viene ilustrada en este pasaje:
También es posible que sea más fácil, en sistemas institucionalmente diferenciados, trasladar a los estudiantes que no alcanzan determinados niveles de rendimiento a otros centros, itinerarios o programas educativos con menores expectativas de rendimiento, más que invertir en el esfuerzo de aumentar su rendimiento. Podría ser, por último, que un entorno de aprendizaje con una mayor variedad de niveles de capacidad y entornos socioeconómicos de los alumnos estimule a los profesores a emplear enfoques que impliquen un mayor grado de atención individualizada a cada alumno (p. 231).
Es decir, el tono es directamente insultante y similar al de ciertos políticos.
Además del informe PISA, los investigadores de la OCDE publicaron recientemente, en 2008, dos tomos sobre los directores de colegio en diferentes países. Los investigadores recomiendan el uso de equipos directivos y no directores individuales. Se ve que su ideal son las soluciones colectivas. No discuten el papel del director como modelo o referencia moral e intelectual para profesores y alumnos, sino que ven el cargo como algo que se aprende y se ejerce en grupo.
Finlandia
Una manera de comentar los informes PISA es compararlos con un estudio recién aparecido en Francia. Un director de colegio que se describe a sí mismo como progresista y vinculado a Philippe Meirieu, el Marchesi francés, ha viajado a Finlandia para estudiar el éxito escolar de aquel país (v. Paul Robert, La Finlande: un modèle éducatif pour la France?, 2008). Se centra en la igualdad entre los alumnos y en las formas de trabajo que califica de democráticas y libres. No menciona que se basan en la calidad de los profesores y el respeto por los estudios. Ese es también el espíritu de los informes PISA: los investigadores admiran más la igualdad que la calidad y no hablan del esfuerzo de los profesores, como si los alumnos hubieran logrado sus éxitos sin ayuda.
Sin embargo, en el segundo volumen del informe sobre los directores de colegio hay un estudio de caso sobre Finlandia. Según las declaraciones de los profesores entrevistados, el éxito está relacionado con la buena calidad de los profesores y el respeto de todos por los conocimientos, es decir, no con la nueva pedagogía. Los entrevistados hablan de la confianza que se tiene en los profesores y del esfuerzo por evitar, en la medida del posible, todo tipo de burocracia. Adjudican el éxito a una dirección estable, un liderazgo moral y unos cambios muy lentos. Los profesores utilizan formas de trabajo tradicionales más que técnicamente innovadoras, y declaran que trabajan con métodos que conocen a fondo y en los que confían. Añaden que se interesan por lo que funciona en el aula y no por las publicaciones pedagógicas (Elizabeth Pont, Deborah Nusche y Hunter Moorman [eds.], Improving school leadership, vol. 1, 2008). Los investigadores que redactan el texto mencionan estas declaraciones, pero sin destacarlas.
Palabras finales
Se puede observar un contraste entre los economistas de la OCDE, que quieren promocionar la excelencia a través del benchmarking, y los pedagogos al servicio de la misma organización, que quieren poner el foco en la igualdad. El informe McKinsey significa una clara crítica contra la interpretación de los datos en los informes PISA por apuntar a lo socioeconómico y no a la calidad de la enseñanza como explicación del buen resultado de ciertos alumnos. Ya veremos en el PISA 2009 si los investigadores encargados de su redacción acusan recibo o no del informe McKinsey...
INGER ENKVIST, catedrática de español de la Universidad de Lund (Suecia) y autora de libros como ICONOS LATINOAMERICANOS.
http://revista.libertaddigital.com/para-entender-los-informes-pisa-1276236307.html
EDUCACIÓN
Para entender los informes PISA
Por Inger Enkvist
Es de todos conocido que los informes PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) incluyen una comparación entre países, de la que quien sale mejor parado a día de hoy es Finlandia.
La comparación se hace entre alumnos de quince años en los ámbitos de comprensión lectora, matemáticas y ciencias naturales. Hubo recogidas de datos en 2000, 2003 y 2006, y está en marcha la que corresponde al informe de 2009. Los datos son cada vez más valiosos, pues ahora permiten ver cómo está un país con respecto a otros y con respecto a cómo estaba él mismo en ejercicios anteriores. En 2006 participaron en el estudio 51 países, todos ellos miembros o asociados de la OCDE del mundo entero, con la excepción de África y una parte de Asia.
Uno de los factores clave del interés que suscitan estos informes es, precisamente, el gran número de países que participan en ellos. Otros factores son la calidad de las tareas en que se basa la comparación y la elaboración estadística de todos esos datos. La recogida de los mismos se hace a través de un sistema sofisticado con múltiples cuadernos de dificultad equivalente, para evitar el fraude.
Hay que tener en cuenta que, cuando se lanzó el programa PISA, en bastantes países occidentales se hablaba de crisis en la educación. La escuela comprensiva y la nueva pedagogía no daban los resultados de convivencia y calidad que se esperaban. En España muchas personas asocian este desarrollo con la Logse del año 1990. En Suecia, ese mismo desarrollo empezó a darse en1969. Los informes PISA solo dan cuenta de lo que ha sucedido durante la última década.
La igualdad
Pocas personas han leído algo más que el resumen de PISA, y hay buenas razones para ello: es un texto largo, 397 páginas, y aburrido. Por eso muchos profesores y periodistas no se dan cuenta de que las personas responsables del mismo pertenecen al gremio de los nuevos pedagogos y comparten ciertas ideas y posturas con ellos, como el evitar la palabra conocimiento en beneficio del término competencia, haciendo caso omiso de que hay que tener conocimientos para poder desarrollar competencias. La palabra competencia suena también como algo práctico y orientado hacia el futuro, mientras que conocimiento podría sonar como algo estático y tradicional y, por eso, no tan atractivo. Además, competencia hace pensar en preparación para el mercado laboral, y la OCDE es una organización de colaboración económica. Otro ejemplo: los investigadores dicen querer ir más allá de la memorización (p. 39). Pues precisamente los nuevos pedagogos han hecho campaña durante décadas contra la memorización. Es verdad que algunas tradiciones pedagógicas se apoyan mucho en la memoria, pero actualmente en los países occidentales el problema es el contrario: hace falta memorizar más, porque es necesario haber memorizado para poder desarrollar competencias.
El informe habla mucho del entorno socioeconómico del alumno, pero no del esfuerzo ni de las exigencias. Se quiere "elevar el rendimiento global de los estudiantes y, al mismo tiempo, amortiguar el impacto que el grupo socioeconómico puede tener en dicho rendimiento, promoviendo así una distribución más equitativa de las oportunidades de aprendizaje" (p. 29). La igualdad es para los investigadores una meta tan importante como el conocimiento. El texto habla de distribuir los conocimientos, como si fueran una mercancía. No se menciona que los países desarrollados han visto aparecer grupos de alumnos a los que se les distribuye la oportunidad de aprender pero que responden con indiferencia o con actos de vandalismo ante una oferta que no les interesa. Los investigadores no tienen nada que decir sobre los problemas de conducta, pero critican la repetición de curso y consideran negativa la libertad de elección de centro. También critican a los colegios concertados, e insinúan que obtienen buenos resultados únicamente porque se dirigen a grupos de alumnos preseleccionados (p. 285).
Los profesores
PISA habla poco de los profesores y no menciona la palabra instrucción, lo cual está en consonancia con la idea de la nueva pedagogía de que los alumnos deben buscar la información por su cuenta y los profesores, solo actuar como facilitadores.
No fue hasta la publicación del informe McKinsey en 2007 que PISA fue utilizado para estudiar el efecto de la calidad de los profesores. Se trata de un benchmarking que llega a la conclusión de que los profesores constituyen el factor principal en la consecución de buenos resultados. Las recomendaciones del informe McKinsey son claras: conseguir que los mejores estudiantes se dediquen a la enseñanza, convertirlos en buenos instructores y asegurarse de que la buena enseñanza llegue a todos los alumnos. A propósito de la igualdad, el informe McKinsey dice de manera contundente que lo que más contribuye a ella es procurar a todos los alumnos buenos profesores (p. 23), una idea no expresada en el informe PISA. Al mismo resultado han llegado los especialistas de economía y estadísticas Hanushek, Kain y Rivkin (Teachers, schools, and academic achievement, 1998). Los dos informes coinciden en concluir que la calidad de los profesores es más importante que el número de alumnos por clase, los recursos o la dirección del colegio.
La actitud de los investigadores de PISA frente a los profesores viene ilustrada en este pasaje:
También es posible que sea más fácil, en sistemas institucionalmente diferenciados, trasladar a los estudiantes que no alcanzan determinados niveles de rendimiento a otros centros, itinerarios o programas educativos con menores expectativas de rendimiento, más que invertir en el esfuerzo de aumentar su rendimiento. Podría ser, por último, que un entorno de aprendizaje con una mayor variedad de niveles de capacidad y entornos socioeconómicos de los alumnos estimule a los profesores a emplear enfoques que impliquen un mayor grado de atención individualizada a cada alumno (p. 231).
Es decir, el tono es directamente insultante y similar al de ciertos políticos.
Además del informe PISA, los investigadores de la OCDE publicaron recientemente, en 2008, dos tomos sobre los directores de colegio en diferentes países. Los investigadores recomiendan el uso de equipos directivos y no directores individuales. Se ve que su ideal son las soluciones colectivas. No discuten el papel del director como modelo o referencia moral e intelectual para profesores y alumnos, sino que ven el cargo como algo que se aprende y se ejerce en grupo.
Finlandia
Una manera de comentar los informes PISA es compararlos con un estudio recién aparecido en Francia. Un director de colegio que se describe a sí mismo como progresista y vinculado a Philippe Meirieu, el Marchesi francés, ha viajado a Finlandia para estudiar el éxito escolar de aquel país (v. Paul Robert, La Finlande: un modèle éducatif pour la France?, 2008). Se centra en la igualdad entre los alumnos y en las formas de trabajo que califica de democráticas y libres. No menciona que se basan en la calidad de los profesores y el respeto por los estudios. Ese es también el espíritu de los informes PISA: los investigadores admiran más la igualdad que la calidad y no hablan del esfuerzo de los profesores, como si los alumnos hubieran logrado sus éxitos sin ayuda.
Sin embargo, en el segundo volumen del informe sobre los directores de colegio hay un estudio de caso sobre Finlandia. Según las declaraciones de los profesores entrevistados, el éxito está relacionado con la buena calidad de los profesores y el respeto de todos por los conocimientos, es decir, no con la nueva pedagogía. Los entrevistados hablan de la confianza que se tiene en los profesores y del esfuerzo por evitar, en la medida del posible, todo tipo de burocracia. Adjudican el éxito a una dirección estable, un liderazgo moral y unos cambios muy lentos. Los profesores utilizan formas de trabajo tradicionales más que técnicamente innovadoras, y declaran que trabajan con métodos que conocen a fondo y en los que confían. Añaden que se interesan por lo que funciona en el aula y no por las publicaciones pedagógicas (Elizabeth Pont, Deborah Nusche y Hunter Moorman [eds.], Improving school leadership, vol. 1, 2008). Los investigadores que redactan el texto mencionan estas declaraciones, pero sin destacarlas.
Palabras finales
Se puede observar un contraste entre los economistas de la OCDE, que quieren promocionar la excelencia a través del benchmarking, y los pedagogos al servicio de la misma organización, que quieren poner el foco en la igualdad. El informe McKinsey significa una clara crítica contra la interpretación de los datos en los informes PISA por apuntar a lo socioeconómico y no a la calidad de la enseñanza como explicación del buen resultado de ciertos alumnos. Ya veremos en el PISA 2009 si los investigadores encargados de su redacción acusan recibo o no del informe McKinsey...
INGER ENKVIST, catedrática de español de la Universidad de Lund (Suecia) y autora de libros como ICONOS LATINOAMERICANOS.
http://revista.libertaddigital.com/para-entender-los-informes-pisa-1276236307.html
Gabriel Albiac, Dos despojos
Dos despojos
GABRIEL ALBIAC
Miércoles, 25-02-09
«DE pronto una puerta se abre: entra silenciosamente el vicio apoyándose en el crimen; es Talleyrand que avanza del brazo de Fouché; la visión infernal pasa lentamente ante mí... y desaparece». Digo yo que no seré el único al cual la foto de esos dos peripuestos cazadores que se pavoneaban sonrientes entre sus tan bien ganadas cornamentas, le encendió el literario destello del déja vu. La arrogancia y el cinismo son hermanos. Desde que el vicio es vicio, desde que el crimen es crimen, en la asesina línea y media con la cual Chateaubriand fulmina en sus Memorias de ultratumba a sus dos más odiados contemporáneos. Uno, Talleyrand, obispo apóstata en la Revolución, piadoso corrupto con los restauradores («¡Hay que hacer una fortuna inmensa, una fortuna inmensa!», gritará entonces a un joven Benjamin Constant estupefacto), cortesano del Napoleón que lo hace ministro, para fulminarlo al cabo cuartelariamente: «¡No es usted más que una mierda en una media de seda!» Fouché, el otro, ha sido padre de la todopoderosa policía política que la Revolución pusiera en pie como su más degenerada criatura; ha asesinado a amigos y enemigos; el más intransigente de los terroristas, el más sanguinario de los contrarrevolucionarios; no hubo indignidad que lo retuviese; ni remordimiento. Dos arquetipos del mal. Dos gigantes.
Los de la cacería ésta de ahora son pigmeos. Del uno como del otro, difícilmente nadie pudiera haber soñado hacer carrera. En una sociedad letrada, quiero decir. Garzón saltó a la fama de la mano de una instrucción crucial que apenas un milagro salvó de la nulidad a la cual él la conducía. Por suerte, el sumario GAL hubo de ser rehecho por el juez Moner al pasar al Supremo; y fue, por suerte, ese segundo sumario el que llegó a la vista. Por suerte, porque el elaborado por un juez que abandonó la instrucción primero y se pasó a la política como lugarteniente del político al cual apuntaba como jefe del crimen de Estado, para retomar después como juez su personal venganza contra el patrón desagradecido, era una mal cosida amalgama de despropósitos. Como lo fue un procedimiento contra Pinochet que la Cámara de los Lores británica hubo de reescribir para ajustarlo a eso que, aunque nuestro juez lo ignore, hay quien llama derecho. Como lo fue aquel monumento al rencor y las faltas de ortografía, mediante el cual Garzón puso a un Gómez de Liaño que antes fuera su amigo, inerme ante el paredón en el cual alguien le hiciera pagar su culpa de juez libre. ¿Bermejo? Se acaba enseguida su historia. Aun cuando no deje de ser jocunda. Luchó -eso nos ha pregonado a grandes voces- contra el franquismo de los padres -del suyo-, como lucha, dice ahora, contra el de los hijos de aquellos inicuos padres -él por ejemplo, supongo-. La verdad, nos hubiera salido a los contribuyentes más barato pagarle un psicoanalista. En vez de eso, hemos cargado con la reforma estratosférica de su pied-à-terre madrileño, hemos tenido que embaularnos sosegadamente su fantástica idea de imponer «una justicia de izquierda», desbarrar todas las chulerías del viejo niño fascista bajo máscara, carnet y coartada del PSOE de Rodríguez Zapatero.
Y yo, ¿qué quieren que les diga? Puede que sea sólo un exceso literario. O turbio fetichismo de animal de filmoteca. Pero añoro a los grandes malos; los Darth Vader majestuosos de otros tiempos. El gozo perverso de estos mocosos mentales, locos por saltarle los sesos al pobre bicho cornudo que un montero les coloca a tres palmos de las narices, ni a compasión ni a risa me mueve. Niñatos sólo. Perversos. Que ni siquiera pagan sus pueriles placeres. Dos despojos.
http://www.abc.es/20090225/opinion-firmas/despojos-20090225.html
GABRIEL ALBIAC
Miércoles, 25-02-09
«DE pronto una puerta se abre: entra silenciosamente el vicio apoyándose en el crimen; es Talleyrand que avanza del brazo de Fouché; la visión infernal pasa lentamente ante mí... y desaparece». Digo yo que no seré el único al cual la foto de esos dos peripuestos cazadores que se pavoneaban sonrientes entre sus tan bien ganadas cornamentas, le encendió el literario destello del déja vu. La arrogancia y el cinismo son hermanos. Desde que el vicio es vicio, desde que el crimen es crimen, en la asesina línea y media con la cual Chateaubriand fulmina en sus Memorias de ultratumba a sus dos más odiados contemporáneos. Uno, Talleyrand, obispo apóstata en la Revolución, piadoso corrupto con los restauradores («¡Hay que hacer una fortuna inmensa, una fortuna inmensa!», gritará entonces a un joven Benjamin Constant estupefacto), cortesano del Napoleón que lo hace ministro, para fulminarlo al cabo cuartelariamente: «¡No es usted más que una mierda en una media de seda!» Fouché, el otro, ha sido padre de la todopoderosa policía política que la Revolución pusiera en pie como su más degenerada criatura; ha asesinado a amigos y enemigos; el más intransigente de los terroristas, el más sanguinario de los contrarrevolucionarios; no hubo indignidad que lo retuviese; ni remordimiento. Dos arquetipos del mal. Dos gigantes.
Los de la cacería ésta de ahora son pigmeos. Del uno como del otro, difícilmente nadie pudiera haber soñado hacer carrera. En una sociedad letrada, quiero decir. Garzón saltó a la fama de la mano de una instrucción crucial que apenas un milagro salvó de la nulidad a la cual él la conducía. Por suerte, el sumario GAL hubo de ser rehecho por el juez Moner al pasar al Supremo; y fue, por suerte, ese segundo sumario el que llegó a la vista. Por suerte, porque el elaborado por un juez que abandonó la instrucción primero y se pasó a la política como lugarteniente del político al cual apuntaba como jefe del crimen de Estado, para retomar después como juez su personal venganza contra el patrón desagradecido, era una mal cosida amalgama de despropósitos. Como lo fue un procedimiento contra Pinochet que la Cámara de los Lores británica hubo de reescribir para ajustarlo a eso que, aunque nuestro juez lo ignore, hay quien llama derecho. Como lo fue aquel monumento al rencor y las faltas de ortografía, mediante el cual Garzón puso a un Gómez de Liaño que antes fuera su amigo, inerme ante el paredón en el cual alguien le hiciera pagar su culpa de juez libre. ¿Bermejo? Se acaba enseguida su historia. Aun cuando no deje de ser jocunda. Luchó -eso nos ha pregonado a grandes voces- contra el franquismo de los padres -del suyo-, como lucha, dice ahora, contra el de los hijos de aquellos inicuos padres -él por ejemplo, supongo-. La verdad, nos hubiera salido a los contribuyentes más barato pagarle un psicoanalista. En vez de eso, hemos cargado con la reforma estratosférica de su pied-à-terre madrileño, hemos tenido que embaularnos sosegadamente su fantástica idea de imponer «una justicia de izquierda», desbarrar todas las chulerías del viejo niño fascista bajo máscara, carnet y coartada del PSOE de Rodríguez Zapatero.
Y yo, ¿qué quieren que les diga? Puede que sea sólo un exceso literario. O turbio fetichismo de animal de filmoteca. Pero añoro a los grandes malos; los Darth Vader majestuosos de otros tiempos. El gozo perverso de estos mocosos mentales, locos por saltarle los sesos al pobre bicho cornudo que un montero les coloca a tres palmos de las narices, ni a compasión ni a risa me mueve. Niñatos sólo. Perversos. Que ni siquiera pagan sus pueriles placeres. Dos despojos.
http://www.abc.es/20090225/opinion-firmas/despojos-20090225.html
Pio Moa, ¿Se acabó la Segunda Restauración?
miercoles 25 de febrero de 2009
ESPAÑA, EN LA ENCRUCIJADA
¿Se acabó la Segunda Restauración?
Por Pío Moa
Desde hace unos años viene insistiéndose en que la Constitución está liquidada y que, por tanto, también lo está la Segunda Restauración, traída por Franco. Sin embargo, no se ofrece alternativa alguna. ¿Qué es lo que ha ocurrido?
La democracia procedente de la transición ha tenido dos cánceres: unas autonomías centrífugas e insaciables, propiciadas por una interpretación a la que se presta la Constitución misma, y el terrorismo etarra. En realidad ha sido la incapacidad de los políticos para acabar con ese terrorismo, su colaboración práctica con él mediante la "solución política", lo que ha propiciado el descrédito creciente del poder central, la pérdida de respeto de los politicastros regionales y no regionales al sistema democrático y su audacia balcanizante, cada vez mayor.
Con Aznar la tendencia empezó a invertirse, sobre todo cuando el PSOE pareció regenerarse y firmar el Pacto para las Libertades y contra el Terrorismo, cuyo simple enunciado reflejaba muy bien la grave situación a que había llegado el país y la urgencia de ponerle remedio. Sabemos lo que pasó a continuación: apenas firmado el pacto, Rodríguez y su pandilla lo traicionaron, empezando una colaboración con los asesinos y un ataque a la Constitución por medio de hechos consumados que alcanzaría un descaro y unos niveles nunca antes vistos. Aznar cometió también el fallo de dejar la sucesión a un político tan endeble como Rajoy, pedestre oportunista y falto de otra cultura política que la del cambalache, lo cual privó al país de una oposición efectiva a los designios socialistas. De hecho, el PP se ha convertido en un colaborador del PSOE en la destrucción de la legalidad democrática y de la unidad de España por medio de actos consumados.
¿Significa esto el fin del sistema? Hace poco expuse mi opinión, en el artículo "Rupturas y reformas", sobre una de las plagas de la historia contemporánea de España: las rupturas, que han echado abajo una y otra vez las reformas acumulativas. Cada ruptura ha sido además el triunfo de los elementos más necios, agresivos y faltos de escrúpulos de la política española, hecho que se repite una y otra vez, según parece.
Al acabar el franquismo fue posible evitar la ruptura pretendida por casi toda la oposición, pero la debilidad cultural y política de Suárez sentó las bases para una ruptura aplazada, que está teniendo lugar ahora. ¿Se consumará?
Me gustaría que quienes dan por hecho e inevitable el fin de la democracia abierta en la transición ponderasen alguna de sus consecuencias, la más evidente la aceptación de la delincuencia de los políticos como un hecho normal, al estilo de las repúblicas bananeras, la degradación de la política en una especie de bandidaje al estilo latinoamericano, que probablemente termine en salidas de gran violencia, máxime cuando la crisis política se combina con la económica.
Pero nos encontramos con que la casi totalidad del espacio político ha llegado a estar copado por los dos mayores partidos, que ya no son nacionales, y por los separatistas. No existen prácticamente partidos alternativos, por lo que las perspectivas se presentan muy oscuras. No obstante, en la historia hemos visto reacciones enérgicas y salvadoras en último extremo, sin necesidad de llegar a la violencia; y hemos visto el hundimiento de partidos poderosos y aparentemente insustituibles. Ojalá estemos a tiempo todavía.
Pinche aquí para acceder al blog de PÍO MOA.
http://revista.libertaddigital.com/se-acabo-la-segunda-restauracion-1276236306.html
ESPAÑA, EN LA ENCRUCIJADA
¿Se acabó la Segunda Restauración?
Por Pío Moa
Desde hace unos años viene insistiéndose en que la Constitución está liquidada y que, por tanto, también lo está la Segunda Restauración, traída por Franco. Sin embargo, no se ofrece alternativa alguna. ¿Qué es lo que ha ocurrido?
La democracia procedente de la transición ha tenido dos cánceres: unas autonomías centrífugas e insaciables, propiciadas por una interpretación a la que se presta la Constitución misma, y el terrorismo etarra. En realidad ha sido la incapacidad de los políticos para acabar con ese terrorismo, su colaboración práctica con él mediante la "solución política", lo que ha propiciado el descrédito creciente del poder central, la pérdida de respeto de los politicastros regionales y no regionales al sistema democrático y su audacia balcanizante, cada vez mayor.
Con Aznar la tendencia empezó a invertirse, sobre todo cuando el PSOE pareció regenerarse y firmar el Pacto para las Libertades y contra el Terrorismo, cuyo simple enunciado reflejaba muy bien la grave situación a que había llegado el país y la urgencia de ponerle remedio. Sabemos lo que pasó a continuación: apenas firmado el pacto, Rodríguez y su pandilla lo traicionaron, empezando una colaboración con los asesinos y un ataque a la Constitución por medio de hechos consumados que alcanzaría un descaro y unos niveles nunca antes vistos. Aznar cometió también el fallo de dejar la sucesión a un político tan endeble como Rajoy, pedestre oportunista y falto de otra cultura política que la del cambalache, lo cual privó al país de una oposición efectiva a los designios socialistas. De hecho, el PP se ha convertido en un colaborador del PSOE en la destrucción de la legalidad democrática y de la unidad de España por medio de actos consumados.
¿Significa esto el fin del sistema? Hace poco expuse mi opinión, en el artículo "Rupturas y reformas", sobre una de las plagas de la historia contemporánea de España: las rupturas, que han echado abajo una y otra vez las reformas acumulativas. Cada ruptura ha sido además el triunfo de los elementos más necios, agresivos y faltos de escrúpulos de la política española, hecho que se repite una y otra vez, según parece.
Al acabar el franquismo fue posible evitar la ruptura pretendida por casi toda la oposición, pero la debilidad cultural y política de Suárez sentó las bases para una ruptura aplazada, que está teniendo lugar ahora. ¿Se consumará?
Me gustaría que quienes dan por hecho e inevitable el fin de la democracia abierta en la transición ponderasen alguna de sus consecuencias, la más evidente la aceptación de la delincuencia de los políticos como un hecho normal, al estilo de las repúblicas bananeras, la degradación de la política en una especie de bandidaje al estilo latinoamericano, que probablemente termine en salidas de gran violencia, máxime cuando la crisis política se combina con la económica.
Pero nos encontramos con que la casi totalidad del espacio político ha llegado a estar copado por los dos mayores partidos, que ya no son nacionales, y por los separatistas. No existen prácticamente partidos alternativos, por lo que las perspectivas se presentan muy oscuras. No obstante, en la historia hemos visto reacciones enérgicas y salvadoras en último extremo, sin necesidad de llegar a la violencia; y hemos visto el hundimiento de partidos poderosos y aparentemente insustituibles. Ojalá estemos a tiempo todavía.
Pinche aquí para acceder al blog de PÍO MOA.
http://revista.libertaddigital.com/se-acabo-la-segunda-restauracion-1276236306.html
Alvaro Delgado Gal, Por qué sentimos vertigo
Por qué sentimos vértigo
... Nunca ha estado la política tan preñada de vendavales como en los tiempos que corren. Merecería como símbolo o emblema el odre de Eolo, ése que desataron imprudentemente los compañeros de Ulises y que arrastró a la nave, entre torbellinos, lejos de las costas de Ítaca y ahcia el proceloso poniente. No sólo parece la política incapaz de sacarnos del aprieto en que nos encontramos, sino que se ha hecho inmensa, gigantescamente, peligrosa...
ÁLVARO DELGADO-GAL
Miércoles, 25-02-09
Dos condiciones deben cumplirse para que una democracia no descarrile y acabe donde Cristo dio las tres voces. Una es de carácter funcional: se supone que el ciudadano sabe para qué servirá su voto en caso de que venza el partido que más le gusta, o poniéndose en lo peor, que menos le disgusta. Sobre la otra... les hablaré dentro de un rato. But first comes first, que dirían por ahí fuera. España está infringiendo, clamorosamente, la primera condición.
Se entenderá mejor lo que acabo de decir si se repara en lo que son los partidos de verdad, en su carne mortal, y no según aparecen retratados en los manuales o en la Constitución. Lo mismo que ciertas abejas ostentan una probóscide peculiarísima, justo del tamaño que permite llegar al néctar escondido en el fondo de la flor, los políticos han desarrollado un talento gremial y eminente: contar votos. El ciudadano de a pie estima, ingenuamente, que asomarse a un cenáculo político le deparará la ocasión de entrar en contacto con los intereses generales. Se equivoca. Aunque abundan las excepciones, cabe afirmar, sin incurrir en la caricatura, que menos hablará un político de cuestiones importantes para los demás, cuanto más fogueado esté en el ejercicio de su profesión. Haga el lector la prueba, y compare lo que se oye - cada vez menos- en el Congreso, con lo que se dice en los pasillos del Congreso. Comprobará que se trata de mundos disjuntos. En el hemiciclo, se escenifican discursos de intención exhortatoria o didáctica. De los pasillos saldrá informado sobre los efectos que una oscilación en Tuy podría tener sobre los resultados que se esperan en Pontevedra. Y poco más.
Esto no es por fuerza malo. Pero puede ser insuficiente. La insuficiencia raya en aguda en momentos como el actual, en que parece haberse cerrado un ciclo y se requiere algo más que ganarle un palmo de tierra al rival. Según empieza a calar rápidamente entre observadores bien situados, no será posible combatir la crisis, una crisis expuesta a convertirse en algo peor que crisis, si no se intenta simultáneamente una gran reforma política. Ésta habría de comprender, como mínimo, una reforma del Estado, crecientemente disperso y difícil de administrar. ¿Está en la hoja de ruta del PSOE, o del PP, recoger el guante y aceptar el desafío? Las señales no son alentadoras. No se hará nada de fundamento si no se inicia una ofensiva doble, o articulada en dos frentes. El primero, es exterior: sería preciso que PP y PSOE, en vez de perseguir su aniquilación recíproca, se apoyaran el uno en el otro para no tener que apoyarse en los nacionalistas. Desde el 93, no ha dejado de avanzarse en dirección contraria. El segundo frente es interior: urge poner freno a la metástasis confederal. Pero los partidos se han fragmentado en núcleos de formato regional que gestionan el sufragio y allegan recursos preciosos para mantener engrasado el aparato a todos los niveles, desde los más altos, a los más bajos. Desmontar el tinglado envolvería un esfuerzo titánico, análogo al que ocupó a las monarquías en el tránsito del Antiguo Régimen a la Edad Moderna. Estando así las cosas, comprendo a quienes, luego de otear el horizonte, experimentan una fatiga aplastante, una desgana preventiva, y prefieren pegar el cuerpo a tierra y adaptarse. Ahora bien, precisamente porque los comprendo, la política, en su sazón presente, me aburre. No como espectáculo, que es fascinante, sino como oportunidad.
A la vez, y paradójicamente, nunca ha estado la política tan preñada de vendavales como en los tiempos que corren. Merecería como símbolo o emblema el odre de Eolo, ése que desataron imprudentemente los compañeros de Ulises y que arrastró a la nave, entre torbellinos, lejos de las costas de Ítaca y hacia el proceloso poniente. No sólo parece la política incapaz de sacarnos del aprieto en que nos encontramos, sino que se ha hecho inmensa, gigantescamente, peligrosa. Ilustraré esto con un ejemplo concreto y referido a un acontecimiento todavía fresco en la memoria de todos: la dimisión del ministro de Justicia. Existía un motivo profundo, perentorio, para que Bermejo resignara el cargo. Su compadreo, en una cacería, con el juez Garzón, la fiscal, y el Jefe de la Policía Judicial, avaló la sospecha de que se había utilizado el aparato del Estado contra el PP, y por tanto, de que se había hecho un uso sectario de la justicia, sean o no exactas las fealdades que la filtración del sumario insinúa. ¿Ha sido este abuso gravísimo lo que ha finiquitado al ministro? Malicio que no. Mi impresión es que lo que ha derribado a Bermejo ha sido una foto: la de su silueta recortándose sobre los venados muertos en la batida de Jaén. La estampa ha producido enojo, y el presidente, cuyo talento mayor consiste en detectar las pasiones que imantan al votante, se ha puesto nervioso y ha optado por hacer con Bermejo el escarmiento que no consideró oportuno aplicar a la ministra de Fomento. Lo que resulta al cabo es que se da el portante a un ministro por una causa lateral, en mitad de una tremolina formidable en que salta a primer término lo que debiera estar en segundo, y en que las protestas del ecologismo ahogan los argumentos más apremiantes de los expertos en Derecho Constitucional. España, en fin, es un gran fresco barroco, herido por escorzos violentos que alteran la perspectiva y marean al más pintado. ¿Qué ocurrirá si se confirman las inquietudes de Zapatero y el PP recupera en Galicia el escaño que lo separa de la mayoría absoluta?.
Lo ignoramos, lo ignoramos completamente. El pasado día diez, en el Congreso, vimos a un presidente que caminaba por la economía a tientas y tropezando con los muebles, como ciego sin lazarillo. Ese hombre extraviado encontró aún fuerzas para oponerse a la propuesta más aireada por los pequeños partidos: convertir el ICO en una casa de beneficencia. Pero la presión es considerable, no todas las voces, en el PSOE y el Gobierno, hablan en un mismo registro, y el propio Zapatero, a comienzos de este mes, puso buen cuidado en subrayar que su idilio con el mundo del dinero se ha acabado y que ahí está él para marcar el compás y plantarle una fresca al lucero del alba. No es impensable que, tras un revés inesperado, llegara a la conclusión de que el marasmo del PP no impide el suyo propio y procurase cobrar aliento metiéndose a banquero nacional, con las enormes franquías a corto plazo, y terribles peligros a medio y largo, que ello conlleva. Nos enfrentaríamos a una sucesión de hechos inauditos, desencadenada por un borbolleo en algunos municipios del noroeste, previa caza sin licencia en los pagos de Sierra Morena.
Lo que se desprende de aquí es el incumplimiento del segundo requisito, que ahora sí me arranco a formular. Una democracia anda seriamente tocada, en aquellos casos en que ganan pertinencia análisis inspirados en la teoría de las catástrofes: fluctuaciones de tercer o cuatro orden pueden alterar el futuro de modo radical, hasta hacerlo completamente impredecible. En principio, el voto es la dosis homeopática que el ciudadano añade para que el mundo que él conoce se incline hacia un lado u otro, en un contexto de relativa estabilidad. El caos imperante nos ha arrebatado toda seguridad, toda sensación de control. El futuro es un caballo que se desboca, tras ser picado quizá por una mosca.
http://www.abc.es/20090225/opinion-tercera/sentimos-vertigo-20090225.html
... Nunca ha estado la política tan preñada de vendavales como en los tiempos que corren. Merecería como símbolo o emblema el odre de Eolo, ése que desataron imprudentemente los compañeros de Ulises y que arrastró a la nave, entre torbellinos, lejos de las costas de Ítaca y ahcia el proceloso poniente. No sólo parece la política incapaz de sacarnos del aprieto en que nos encontramos, sino que se ha hecho inmensa, gigantescamente, peligrosa...
ÁLVARO DELGADO-GAL
Miércoles, 25-02-09
Dos condiciones deben cumplirse para que una democracia no descarrile y acabe donde Cristo dio las tres voces. Una es de carácter funcional: se supone que el ciudadano sabe para qué servirá su voto en caso de que venza el partido que más le gusta, o poniéndose en lo peor, que menos le disgusta. Sobre la otra... les hablaré dentro de un rato. But first comes first, que dirían por ahí fuera. España está infringiendo, clamorosamente, la primera condición.
Se entenderá mejor lo que acabo de decir si se repara en lo que son los partidos de verdad, en su carne mortal, y no según aparecen retratados en los manuales o en la Constitución. Lo mismo que ciertas abejas ostentan una probóscide peculiarísima, justo del tamaño que permite llegar al néctar escondido en el fondo de la flor, los políticos han desarrollado un talento gremial y eminente: contar votos. El ciudadano de a pie estima, ingenuamente, que asomarse a un cenáculo político le deparará la ocasión de entrar en contacto con los intereses generales. Se equivoca. Aunque abundan las excepciones, cabe afirmar, sin incurrir en la caricatura, que menos hablará un político de cuestiones importantes para los demás, cuanto más fogueado esté en el ejercicio de su profesión. Haga el lector la prueba, y compare lo que se oye - cada vez menos- en el Congreso, con lo que se dice en los pasillos del Congreso. Comprobará que se trata de mundos disjuntos. En el hemiciclo, se escenifican discursos de intención exhortatoria o didáctica. De los pasillos saldrá informado sobre los efectos que una oscilación en Tuy podría tener sobre los resultados que se esperan en Pontevedra. Y poco más.
Esto no es por fuerza malo. Pero puede ser insuficiente. La insuficiencia raya en aguda en momentos como el actual, en que parece haberse cerrado un ciclo y se requiere algo más que ganarle un palmo de tierra al rival. Según empieza a calar rápidamente entre observadores bien situados, no será posible combatir la crisis, una crisis expuesta a convertirse en algo peor que crisis, si no se intenta simultáneamente una gran reforma política. Ésta habría de comprender, como mínimo, una reforma del Estado, crecientemente disperso y difícil de administrar. ¿Está en la hoja de ruta del PSOE, o del PP, recoger el guante y aceptar el desafío? Las señales no son alentadoras. No se hará nada de fundamento si no se inicia una ofensiva doble, o articulada en dos frentes. El primero, es exterior: sería preciso que PP y PSOE, en vez de perseguir su aniquilación recíproca, se apoyaran el uno en el otro para no tener que apoyarse en los nacionalistas. Desde el 93, no ha dejado de avanzarse en dirección contraria. El segundo frente es interior: urge poner freno a la metástasis confederal. Pero los partidos se han fragmentado en núcleos de formato regional que gestionan el sufragio y allegan recursos preciosos para mantener engrasado el aparato a todos los niveles, desde los más altos, a los más bajos. Desmontar el tinglado envolvería un esfuerzo titánico, análogo al que ocupó a las monarquías en el tránsito del Antiguo Régimen a la Edad Moderna. Estando así las cosas, comprendo a quienes, luego de otear el horizonte, experimentan una fatiga aplastante, una desgana preventiva, y prefieren pegar el cuerpo a tierra y adaptarse. Ahora bien, precisamente porque los comprendo, la política, en su sazón presente, me aburre. No como espectáculo, que es fascinante, sino como oportunidad.
A la vez, y paradójicamente, nunca ha estado la política tan preñada de vendavales como en los tiempos que corren. Merecería como símbolo o emblema el odre de Eolo, ése que desataron imprudentemente los compañeros de Ulises y que arrastró a la nave, entre torbellinos, lejos de las costas de Ítaca y hacia el proceloso poniente. No sólo parece la política incapaz de sacarnos del aprieto en que nos encontramos, sino que se ha hecho inmensa, gigantescamente, peligrosa. Ilustraré esto con un ejemplo concreto y referido a un acontecimiento todavía fresco en la memoria de todos: la dimisión del ministro de Justicia. Existía un motivo profundo, perentorio, para que Bermejo resignara el cargo. Su compadreo, en una cacería, con el juez Garzón, la fiscal, y el Jefe de la Policía Judicial, avaló la sospecha de que se había utilizado el aparato del Estado contra el PP, y por tanto, de que se había hecho un uso sectario de la justicia, sean o no exactas las fealdades que la filtración del sumario insinúa. ¿Ha sido este abuso gravísimo lo que ha finiquitado al ministro? Malicio que no. Mi impresión es que lo que ha derribado a Bermejo ha sido una foto: la de su silueta recortándose sobre los venados muertos en la batida de Jaén. La estampa ha producido enojo, y el presidente, cuyo talento mayor consiste en detectar las pasiones que imantan al votante, se ha puesto nervioso y ha optado por hacer con Bermejo el escarmiento que no consideró oportuno aplicar a la ministra de Fomento. Lo que resulta al cabo es que se da el portante a un ministro por una causa lateral, en mitad de una tremolina formidable en que salta a primer término lo que debiera estar en segundo, y en que las protestas del ecologismo ahogan los argumentos más apremiantes de los expertos en Derecho Constitucional. España, en fin, es un gran fresco barroco, herido por escorzos violentos que alteran la perspectiva y marean al más pintado. ¿Qué ocurrirá si se confirman las inquietudes de Zapatero y el PP recupera en Galicia el escaño que lo separa de la mayoría absoluta?.
Lo ignoramos, lo ignoramos completamente. El pasado día diez, en el Congreso, vimos a un presidente que caminaba por la economía a tientas y tropezando con los muebles, como ciego sin lazarillo. Ese hombre extraviado encontró aún fuerzas para oponerse a la propuesta más aireada por los pequeños partidos: convertir el ICO en una casa de beneficencia. Pero la presión es considerable, no todas las voces, en el PSOE y el Gobierno, hablan en un mismo registro, y el propio Zapatero, a comienzos de este mes, puso buen cuidado en subrayar que su idilio con el mundo del dinero se ha acabado y que ahí está él para marcar el compás y plantarle una fresca al lucero del alba. No es impensable que, tras un revés inesperado, llegara a la conclusión de que el marasmo del PP no impide el suyo propio y procurase cobrar aliento metiéndose a banquero nacional, con las enormes franquías a corto plazo, y terribles peligros a medio y largo, que ello conlleva. Nos enfrentaríamos a una sucesión de hechos inauditos, desencadenada por un borbolleo en algunos municipios del noroeste, previa caza sin licencia en los pagos de Sierra Morena.
Lo que se desprende de aquí es el incumplimiento del segundo requisito, que ahora sí me arranco a formular. Una democracia anda seriamente tocada, en aquellos casos en que ganan pertinencia análisis inspirados en la teoría de las catástrofes: fluctuaciones de tercer o cuatro orden pueden alterar el futuro de modo radical, hasta hacerlo completamente impredecible. En principio, el voto es la dosis homeopática que el ciudadano añade para que el mundo que él conoce se incline hacia un lado u otro, en un contexto de relativa estabilidad. El caos imperante nos ha arrebatado toda seguridad, toda sensación de control. El futuro es un caballo que se desboca, tras ser picado quizá por una mosca.
http://www.abc.es/20090225/opinion-tercera/sentimos-vertigo-20090225.html
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