viernes 14 de julio de 2006
Y otra vez más Movistar
Miguel Martínez
R ECORDARÁN aquellos de mis reincidentes con al menos un año de antigüedad las peripecias sufridas por quien les escribe en sus pasadas vacaciones de verano cuando trataba en vano de llamar por teléfono desde el extranjero con un flamante y tribanda teléfono de Movistar. Les contaba entonces que con el fin de evitar, estando de vacaciones, todas esas molestas llamadas profesionales que a uno le persiguen cuando transpone las fronteras patrias en asueto vacacional (llamadas que paga en su tramo internacional quien las recibe), y asesorado por Movistar, se hizo con un teléfono de prepago, con número nuevo a salvo de llamadas inoportunas y con el saldo suficiente como para mantener escuetas conversaciones del tipo “hemos llegado bien, esto es muy bonito, mañana os llamamos desde el nuevo destino”. Recordarán también (si no lo recuerdan o no son reincidentes pueden encontrar aquel artículo en la edición 180 de esta misma publicación) que un servidor no pudo realizar ni una sola llamada y que le ventilaron 50 euros de saldo en una única llamada recibida y en vanos intentos de enviar mensajes multimedia que no llegaron -pero que sí fueron cobrados- y que aún deben andar dando bandazos entre la estratosfera y la ionosfera. Pues como dicen que la experiencia es un grado y un servidor no quería volver este año a acabar llamando desde los hoteles a precio de oro, y tratando de evitar nuevamente ese rosario de llamadas profesionales que le hacen a uno trizas las vacaciones en su teléfono de siempre, este que les escribe decidió dar de alta una nueva línea, ésta de contrato, con el que poder llamar desde el extranjero sin problemas. Transcurren dos meses en los que un servidor de ustedes paga religiosamente la línea y las llamadas efectuadas. Pese a que todo parece funcionar perfectamente unos días antes de salir de viaje me aseguro , llamando al 609 (Atención al Cliente de Movistar), que el terminal telefónico dispone de la tecnología adecuada para llamadas en el país de destino y que tiene activado el servicio internacional correspondiente. - Todo arreglado, señor Martínez. Que disfrute usted de sus vacaciones y gracias por confiar en Movistar. Y tras colgar con Atención al Cliente, quien les escribe se decía, iluso, “Este año sí”, pensando que por fin iba a poder gozar de la tecnología GSM durante sus vacaciones, con un teléfono de última generación la mar de cuco y con un número a salvo de aguafiestas. Tras aterrizar de madrugada y conectar el móvil aparece en su pantallita -eso sí, a todo color- el texto “Servicio Limitado” y al intentar llamar aparece el mensaje “Solo (sin acento) llamadas de emergencia”. Los enteraíllos que siempre hay en todos los grupos –un servidor es uno de ellos- apuntaban diversas teorías: -Eso es que el teléfono no es tribanda y aquí la telefonía trabaja con otra frecuencia. - No –replicaba otro- sí lo es, que mi cuñado tiene el mismo, eso es que tienes que seleccionar la red manualmente. - Pues yo diría –otro enterao- que es sobrecarga en la red, que a mí me dice lo mismo y yo di de alta el servicio de “roaming” en Movistar. - A mí unas vacaciones me dejaron sin teléfono en Senegal –otro enterao, pero éste con experiencia internacional- porque, según ellos, he de informarles cuando salgo al extranjero, pero yo no estoy con Movistar. Y, siendo las tantas de la madrugada, uno se va a la cama dejando para la mañana siguiente las gestiones que le lleven a solucionar el problema. Amanece en Oriente y, a través de mensajes enviados desde otro teléfono, un servidor pide a una amiga en España que llame a Movistar a ver qué averigua. Puesta al habla con Movistar mi amiga (muchas gracias otra vez, sevillana) les facilita cuantos datos necesitan, y en Movistar le confirman que la línea tiene activado el servicio internacional y que el problema debe residir en la configuración del teléfono. Le sugieren que intente buscar manualmente las frecuencias y las redes. Mientras los otros integrantes del grupo admiran mezquitas de cuatro minaretes y atienden las explicaciones del guía que les pone en antecedentes sobre la vida sexual del Sultán, un servidor los sigue tropezándose con los bordillos porque se está peleando con su teléfono trasteando con redes, frecuencias y la madre que las trajo a ambas, sin más respuesta de su móvil que mensajes del tipo “no se puede realizar la conexión” , o “red prohibida”, o “servicio no disponible” y que siempre, inevitablemente, finalizan con “Servicio Limitado” y “Solo (sin acento) llamadas de emergencia”. Llega la hora de la comida y el grupo de turistas disfrutan de exóticos y exquisitos manjares en una antigua posada del la Ruta de la Seda mientras que un servidor con una mano pincha con el tenedor y con la otra sigue enredado con redes, frecuencias y curiosos dibujitos, mucho más logrados que los del año anterior, del planeta Tierra en rotación sobre un cielo estrellado. Por la tarde, en el autocar, mientras los turistas del grupo siguen las indicaciones del guía y miran ora a izquierda, ora a derecha, contemplando palacios y ruinas, a quien les escribe, que ya no sabe cómo tocar las teclas del móvil para que funcione, le asalta la dicotomía de liarse a mamporros con él o estrellárselo en la calva al guía la próxima vez que diga “fíjense bien y no se pierdan esta maravilla”. Y por fin, cuando uno ya no sabe si cortarse las venas o dejárselas largas, aparece otro enterao. Éste con una idea brillante: - Prueba mi móvil con tu tarjeta y viceversa, a ver qué pasa. Efectivamente, y por arte de magia, mi teléfono funciona perfectamente con la tarjeta del enterao, mientras que el suyo, que hasta ahora funcionaba a las mil maravillas, muestra un dibujito de una bolita del mundo girando que viene a significar lo mismo que el de una mano con un dedo corazón erecto al viento. Parece obvio que el problema es de la tarjeta. Entra en escena otra enterada, creo recordar que de León. - A mi amiga Rosi le pasaba lo mismo ayer. Llamó desde el hotel a España y se lo arreglaron. Era no sé qué del Romy. Mientras el grupo baja a cenar, un servidor llama desde el Hotel a Movistar: -Movistar buenas noches, le atiende Raquel Nosecuántos: -Buenas noches, señorita. Le llamo desde el extranjero. No puedo llamar con mi móvil. Según vosotros tengo dado de alta el servicio internacional pero me aparece el mensaje “Servicio limitado”. - ¿Me puede facilitar su número de teléfono? - En vez de facilitárselo, se lo digo directamente. -Me puede facilitar el DNI del titular - En vez de facilitárselo, se lo dicto con letra y todo. - No se retire, le transfiero al departamento correspondiente. - Por favor, señorita, intente no demorarse porque estoy llamando desde el hotel y esta llamada me va a costar más que el teléfono. Musiquita: I’m walking on sunshine , wooah. I’m walking on sunshine, woooah I’m walking on sunshine, woooah, and don’t it feel good. - Buenas tardes, le atiende María del Carmen Nosequé. ¿Cual es el motivo de su llamada? –Se lo repito y, antes de que me lo pida –el tiempo apremia-, le dicto el número de teléfono y el DNI. - No se retire, estamos accediendo a la información. I’m walking on sunshine , wooah. I’m walking on sunshine, woooah. I’m walking on sunshine, woooah, and don’t it feel good. - Señor Martínez, siento decirle que no tiene activado el servicio internacional. - ¿Cómo que no? Pero si yo lo solicité antes de salir de España. Además, según vosotros esta mañana sí estaba activado y el problema era mi teléfono. - Un momento, no se retire, voy a realizar una comprobación. - Compruebe rápido, por favor, que esto es una llamada internacional. - No se retire. I’m walking on sunshine , wooah. I’m walking on sunshine, woooah. I’m walking on sunshine, woooah, and don’t it feel good. - Señor Martínez. Le confirmo que no tiene activado el servicio internacional. - Pues conste que esta mañana, según un compañero tuyo, sí lo tenía. En fin, da igual. ¿Me lo puedes activar tú? - Un momento, no se retire. I’m walking on sunshine , wooah. I’m walking on sunshine, woooah. I’m walking on sunshine, woooah, and don’t it feel good. Mirando el reloj veo que ya han transcurrido 18 minutos de llamada internacional hecha desde una habitación de hotel y siguen dale que te walking on sunshine. - ¿Señor Martínez? - ¿Sí? -22 minutos van ya. - Para proceder a darle de alta en el servicio internacional nos tendría que remitir alguna documentación. - Bueno… A ver qué me pides porque estoy en el extranjero. - Necesitaríamos que nos enviase por fax una fotocopia del DNI, por ambas caras, y otra de su cuenta corriente, o en su defecto un certificado bancario en el que conste que durante el último año el saldo medio de la cartilla donde está domiciliado el pago ha sido superior a 600 euros. - Pues yo aquí no tengo ni una cosa ni la otra. Te puedo enviar copia del Pasaporte y copia de la Visa o de la Master Card. - Lo sentimos, señor Martínez, pero no es esa la documentación que necesitamos. - Pero si no tengo otra, coño. (les ruego me disculpen el taco, que les transcribo por aquello de la literalidad de la conversación, pero me tenían ya de los nervios) - Pues en tal caso no podemos darle de alta el servicio, porque esa línea es nueva. - Pero tenéis mi número de cuenta, sabéis mi DNI y cómo me llamo… - Ya pero es una línea nueva. Sólo está activa desde el mes de mayo. - Desde el mes de mayo se han reproducido varias generaciones de insectos, ¿eh? –cabreado ya- En fin… ¿No hay ninguna otra manera de activar el servicio? - Sí, claro. Si hace usted un ingreso, como garantía, de 500 euros en una cuenta de Movistar. Total, igual que el año anterior. A llamar desde el hotel a no quieran saber ustedes qué precios. Y de la misma manera que hace un año, al llegar a España, intento hacer una reclamación ante el propio servicio de Movistar. Les ahorraré seis o siete I’m Walking on sunshine más hasta que un chaval, que se identifica como jefe de servicio, toma nota de la reclamación, repite siete u ocho veces “le comprendo perfectamente, señor Martínez” y le asigna a la queja un número (si es ordinal llevan más de mil millones de reclamaciones) y me asegura que en breve me llamarán con la respuesta. Si recuerdan el artículo del verano pasado que antes les comentaba también finalizaba con una reclamación a Movistar. Han pasado once meses y no han dicho ni mu. Y ustedes, mis queridos reincidentes, se preguntarán que cómo, después de tantas trastadas sufridas por Movistar, uno sigue con ellos en vez de pasarse a la competencia. Yo les respondo con mucho gusto: Movistar es una fuente inagotable de artículos. Además, más vale malo conocido…
jueves, julio 13, 2006
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