viernes 21 de julio de 2006
Procesos en marcha
Ignacio San Miguel
E L presidente Rodríguez ha reiterado varias veces que el proceso de paz va ser largo, duro y difícil. Generalmente, no hay por qué hacer caso de lo que dice, porque, o bien miente, o bien solemniza obviedades, o bien verbaliza vaguedades sin sustancia. Pero es posible sospechar un objetivo en esta reiteración sobre lo arduo del proceso de paz. Sobre todo si tenemos en cuenta el largo tiempo de conversaciones con los terroristas que lleva ya gastado. Porque cualquiera se ha de sentir inclinado a deducir que las cosas tienen que estar ya muy maduras y que no ha de ser necesario mucho tiempo para concluir el proceso. Sin embargo, Rodríguez insiste en que el proceso será largo. ¿Por qué lo hace? Existe una explicación bastante convincente. Rodríguez desea repetir mandato, parece que de esto no hay la menor duda. Una fórmula muy eficaz para conseguirlo, sería llegar a las elecciones con el proceso de paz a medio terminar. Esto no sería difícil de conseguir: creación de obstáculos donde antes no parecía haberlos, discusiones interminables sobre los distintos puntos a tratar, rupturas artificiales, etc. hasta llegar al día de las elecciones sin haber concluido el negocio. Entonces sería el momento de encararse con toda España y declarar: “Señores, estamos cerca de la conclusión del proceso de paz. Denme su voto de confianza y llegaremos felizmente al final. Ya saben que si votan al Partido Popular, todas nuestras esperanzas se frustrarán, pues hará descarrilar el proceso de paz.” Esta maniobra tendría muchas probabilidades de tener éxito, pues muchísima gente daría su aquiescencia al razonamiento y votaría a Rodríguez. Es más que probable que éste repitiera mandato. En principio, la banda terrorista debería estar de acuerdo con la maniobra. Deberían ver con satisfacción la posibilidad de un nuevo mandato de Rodríguez, pues ¿cuándo iba a encontrar persona más acorde con sus intereses? Sin embargo, diversos analistas coinciden en señalar el ritmo rápido que parece querer imprimir la banda a las negociaciones, llegando al extremo de imponer un plazo a Rodríguez para su anuncio a las Cortes, plazo que el presidente cumplió aunque lo agotó hasta el último día. Es el momento de preguntarse el porqué de la impaciencia de la banda. Una explicación, que no es más que una simple hipótesis, haría derivar estas prisas de la marcha, que últimamente se está acelerando, de otro proceso: el proceso del esclarecimiento de lo ocurrido el 11-M. Empujando en primera línea este proceso está el diario “El Mundo”, con las investigaciones de sus periodistas Luis del Pino, Fernando Jaúregui, Casimiro García-Abadillo y otros. Las últimas informaciones sobre los restos de nitroglicerina encontrados en los vagones siniestrados (materia que no lleva el explosivo Goma 2 Eco empleado por los islamistas, aunque sí la dinamita robada por ETA en Francia unos meses antes) son muy graves y devalúan el sumario instruido por el juez Del Olmo. Si la banda prevé nuevas declaraciones y revelaciones que la puedan involucrar en la matanza, es lógico que tenga prisa por atar los cabos con Rodríguez cuanto antes, pues el proceso podría echarse a perder con los nuevos descubrimientos. Esta mera hipótesis podría explicar también el deseo de ocultamiento del Partido Socialista de todo lo referente al 11-M. Algunos sospechan que miembros de este partido (antiguos miembros ligados a la trama del GAL) tienen alguna suerte de complicidad con la matanza del 11-M, por lo menos en el grado de silencio doloso. Es decir, sabían que un atentado se iba a producir, pero permanecieron callados. De ahí que no se deseen nuevas averiguaciones que puedan descubrir esta actitud criminal. Pero, aún en el supuesto de que no exista tal complicidad, al PSOE no le interesa que prosigan las averiguaciones, pues éstas pueden llegar a involucrar a ETA, aunque sólo fuera en el grado de suministro de materiales explosivos. El buen nombre del Partido Popular quedaría entonces reivindicado. Hay que tener en cuenta que toda la agitación demagógica del 13-M anti-PP se basó en que éste (o sea, Acebes) había mentido, acusando a ETA a sabiendas de que no tenía nada que ver con el atentado, no mencionando a los islamistas más que en el último momento. Esta supuesta omisión mentirosa de la pista islámica era debida, según la teoría proclamada por los socialistas, al temor de que la gente relacionara el atentado con la guerra de Irak. Si ahora se demostrase que Acebes no mintió, que no hizo sino repetir lo que le transmitía el CNI (que la pista principal apuntaba a ETA), y que fueron los socialistas los que lo manipularon todo, el golpe sería tremendo para el Partido Socialista. La legitimidad de su acceso al Poder quedaría en entredicho, pues se basaría en una falsedad: que el PP había mentido.
jueves, julio 20, 2006
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