viernes 21 de julio de 2006
El dios del PSOE
Juan Urrutia
E L verano trae consigo calor, agobios monetarios, picaduras de insectos y otros bichos venenosos, dolencias estomacales, intoxicaciones, aumento de precios, incendios forestales, cefaleas, pertinaces sequías, accidentes de tráfico y como últimas y devastadoras consecuencias declaraciones socialistas. Que si dónde estaba Dios en el treinta y seis, que si hay que escribir una historia de España nueva porque la actual es muy triste y no se le puede leer a los niños antes de acostarse, etc. Entrar en lo fascista de la segunda consideración del PSOE, sería demasiado evidente por lo cual me limitaré a decir que es propia de regimenes totalitarios como los que sufrieron Italia y Alemania en esa época durante la cual se ignora el paradero de Dios. Es para echarse a temblar de miedo, el partido de la gobernación quiere, al igual que en su tiempo hizo Franco, moldear la historia a su imagen y semejanza. Ustedes, bien por haberla leído, bien por documentos cinematográficos conocen los sucesos acaecidos durante la guerra civil española, alguno incluso puede que la recuerde, pero imaginen qué idea les quedará a los tiernos impúberes, que los socialistas pretenden transformar en votantes perpetuos de su partido a base de deformar los hechos creando un retrato idílico de su pasado, presente y futuro. La reflexión socialista es más o menos así: como después de la república vino algo nefasto, nosotros somos estupendos. Pero no todos los que están en contra de los malos son necesariamente buenos. De hecho, en este caso, al no admitir más opinión que la suya propia, limitar la libertad de expresión y demonizar a cualquiera que se les oponga; se comportan como aquel gallego a quien censuran. Promulgan loor y gloria a la república —valiente exhibición de ignorancia— y condenan el franquismo, al que no se opusieron hasta la muerte del dictador. Personalmente, y siguiendo la línea del Gobierno, aprovecho este espacio para condenar el reinado del terror de Robespierre, los fusilamientos de la montaña del príncipe Pío y las torturas de la Inquisición. Respecto a otras cuestiones más contemporáneas, como el terrorismo, dejaré instrucciones en mi testamento para que mis descendientes las condenen. España hasta hace poco, porque setenta años es poco para que una sociedad cambie, estaba en la más absoluta miseria, y la miseria sólo engendra miseria. Por eso este país necesita unas cuantas décadas más para abandonar el pasado. Sin embargo nunca dejaremos de ser un país sórdido y mutilado por la guerra si nos empeñamos en alimentar rencores y refocilarnos en algo tan espantoso como hermanos, amigos y familiares asesinándose mutuamente. Por desgracia creo que el dios del PSOE es el mismo PSOE. Malos tiempos nos esperan.
jueves, julio 20, 2006
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