viernes 28 de julio de 2006
ETA
¿Psicópatas? ¿Por qué?
Jorge Vilches
¿Debe un gobierno democrático negociar los límites de la Constitución con los representantes de los psicópatas?
López Aguilar ha calificado a Txapote & friends como "psicópatas". A pesar de que el etarra pueda alegar tal estado mental para obtener beneficios penitenciarios, ¿quién desmiente al ministro? Ahora bien; abierta la descripción del personaje qué menos que hacerse un par de preguntas. El individuo de marras, ¿es un psicópata por asesino, por nacionalista étnico o por la combinación de ambas cosas? Y centrados en la última posibilidad, surge la cuestión: ¿debe un gobierno democrático negociar los límites de la Constitución con los representantes de los psicópatas?
No es que esté mal que ahora, o antes, el ministro lo califique de "psicópata", que al muyaidin euskaldún le trae al pairo. Es que ese nacionalismo étnico se levanta sobre un pensamiento racista y totalitario claramente psicópata. Es que Sabino Arana escribía en 1892: "el maketo, ¡he ahí el enemigo! Y no me refiero a una clase determinada de maketos, sino a todos en general: todos los maketos, aristócratas y plebeyos, burgueses y proletarios, sabios e ignorantes, buenos y malos, todos son enemigos de nuestra Patria". Porque "los maketos (...) son nuestros moros". Años después, en 1963, Federico Krutwig, apologista de la lucha anticolonialista, escribía que era una "obligación para todo hijo de Euskalherría oponerse a la desnacionalización, aunque para ello haya que emplearse la revolución, el terrorismo y la guerra". Y en tono nazi sentenciaba: "El exterminio de los maestros y de los agentes de desnacionalización es una obligación que la naturaleza reclama a todo hombre".
El paso a la democracia no cambió casi nada. Llegaron las tesis de la "guerra de desgaste", la "socialización del sufrimiento" y la "extensión del conflicto". Iñaki de Rentería y Mikel Antza indicaban en 1994, en el boletín interno de la banda, que era la hora de matar concejales para que el político maketo, de vuelta del funeral de su compañero, "piense que es hora de encontrar soluciones o quizás le toque estar en el lugar que estaba el otro (o sea, en caja de pino y con los pies por delante)". A los pocos meses mataron a Gregorio Ordóñez. En fin, ¿para qué recordar los 817 asesinados, con 339 víctimas civiles, 343 policías nacionales y guardias civiles, 97 militares y 38 policías locales y autonómicos? Pues sí, son psicópatas, claro que sí.Entonces, ¿cómo se puede negociar con estos psicópatas el marco legal español? ¿Es que hay unos psicópatas buenos y otros malos? ¿Se van a distinguir oficialmente dos ETAs: la hambrienta de financiación postelectoral y la incorregible? Y en medio están las elecciones locales de 2007, la perspectiva de 2008 en un "horizonte (electoral) de paz", la excarcelación de presos "ex psicópatas", la reforma estatutaria, la situación de Navarra, la dignidad de las víctimas, la justicia... Por esto sería muy recomendable que la negociación fuera una cuestión de Estado, no de partido. Que el PSOE y el PP, al menos, fueran uno sólo en este trance. Que los términos de los acuerdos fueran periódicamente comunicados a la ciudadanía. Porque aterra el pensar qué negociarán los socialistas vascos y los enviados del gobierno con los representantes de los psicópatas, poniendo encima de la mesa el sentido del Estado de Derecho y el orden constitucional.
Gentileza de LD
jueves, julio 27, 2006
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