miercoles 5 de julio de 2006
La pernada de Pernando
Por ANTONIO BURGOS
NO Passsa Nada porque pasamos por carros y carretas. Tragaderas para nuevas acepciones de viejas palabras castellanas. Nos han dado una inmersión o ahogadilla lingüística en el similiquitruqui del trile de ZP y sabemos perfectamente la traducción simultánea de lo conveniente, sin necesidad de auriculares ni de cabinas con políglotas dentro. En el vigente Diccionario de la Mentira, a la rendición se le llama «proceso de paz»; a la destrucción de España y de la Constitución, «negociación»; y a la ETA y batasuneras islas adyacentes, «izquierda aberchale». Sí, así, aberchale: no me sale del alma escribir en castellano con la ortografía de una nobilísima lengua que han secuestrado los nacionalistas y los terroristas. Lo siento, pero pongo aberchale, porque en castellano el grupo consonántico «tx» no suena «ch»: suena a talla de camiseta. Como escribo Pachi para mentar el nombre de pila de un señor que aunque no quiere ser español es completamente López. ¿Habrá algo más español que un López, aunque ese López se dedique a tener los pastos comunes con los incluidos con aproximación y centena en la lista europea de la lotería de los terrorismos?
Insisto en mi respeto al vascuence, a su historia, a su literatura, a la cultura, en suma, que a todo un pueblo le han arrebatado los que se adjudican la exclusiva de hablar en su nombre. Por ese mismo respeto, porque no sé vascuence, me niego a usar la fonología y fonética de su ortografía. Si pongo «Otegi», lo leo, como usted, «Oteji», no Otegui. Si escribo «Agirre», lo pronuncio, como usted, «Ajirre», no Aguirre como Esperanza o Aguirre como el recordado y muy letrado Jesús.
Sé que en mi defensa de la maltratada y constitucional lengua castellana frente a los otros respetables pero mimadísimos idiomas peninsulares e insulares soy rarito. Tan rarito, que le llamo Lérida a Lleida, Fuenterrabía a Ondarribia, San Sebastián a Donosti, La Coruña a A Coruña, Pamplona a Iruña y así sucesivamente. Tan rarito, que por lo de Pernando Barrena, es que ya no paso, me niego. Hay un portavoz de la ilegal Batasuna, vamos, de la ETA, que ha roto en llamarse Pernando Barrena.
-Tiene usted que revisar más las erratas en sus artículos: será Fernando, no Pernando, como ha puesto ahí.
No, es Pernando, con P inicial. Porque al mocito, probablemente, le da alipori que sus padres lo sacaran de pila con el nombre honorabilísimo del santo Rey de Castilla y León. ¿Qué hace un chico como tú, tan aberchale y tan liberador de la opresión del Estado centralista, llevando un nombre que es más de Castilla que el queso de mi apellido y más de León que el botillo de Luis del Olmo? Pues lo que hace es ponerse nombre de errata: hasta nueva orden, Fernando Barrena es Pernando hasta en Pernambuco.
¿O estoy equivocado, y no es una aliteración de la F de Fernando ni una errata, sino el gerundio de un verbo que desconocemos, el gerundio del verbo «pernar»? El señor Barrena, en tal caso, no es Pernando, sino que está pernando. Pernando de «pernar», que creo yo que debe de ser algo así como «ejercer el derecho de pernada como señor de vidas y haciendas, de patrias y de constituciones, después que se ha atemorizado y chantajeado a los ciudadanos libres durante más de treinta años a base de asesinatos selectivos o colectivos, extorsiones, secuestros, pillaje y asaltos en cuadrilla». Mientras el que debía defender la Patria y la Constitución está con las perneras del pantalón abajo, Fernando Barrena, en nombre de los asesinos contumaces, está, como su mismo nombre indica, Pernando: ejerciendo el derecho de pernada, encantado con que los forzados, encima, atemorizados, claudicantes, rendidos, a esto de tomar obligatoriamente por saco le llamen «proceso» y engañen a todo un pueblo con una palabra tan franquista como «paz».
martes, julio 04, 2006
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