viernes 14 de julio de 2006
Una de pilotos
Óscar Molina
L O que voy a contarles hoy puede que se les antoje inapropiado con la que está cayendo a otros niveles, pero creo que les dará a Vds. una idea muy clara de lo que es un mecanismo de manipulación informativa, y de la avidez y olfato que muchos políticos tienen para colgarse medallas. La huelga que los Pilotos de Iberia hemos llevado a cabo estos días es un ejemplo palmario de cómo puede retorcerse la realidad hasta extremos inconcebibles, y de cómo esa realidad fabricada tiene de antemano un bombero que apagará el fuego para aparecer como el héroe que evita el desastre. La huelga se ha presentado machaconamente desde los medios de comunicación como una especie de emergencia nacional que había que parar de cualquier manera, cuando realmente no nos encontrábamos ante ningún desastre, ni pequeño, ni mediano, ni grande. Dados los servicios mínimos dictados, esta huelga suponía que durante seis días se iban a cancelar el 17% de los vuelos de una de las compañías aéreas que operan en España. Durante las jornadas previas a la huelga se habló de que 200.000 personas se quedarían sin volar. No fue así. En el diario ABC del día 12 de Julio la compañía Iberia, sabiendo ya que había ganado la partida, declaraba haber recolocado a 95.000 pasajeros. Si en dos días de una huelga de seis ya se había reubicado a casi la mitad de los afectados ¿Realmente alguien se iba a quedar sin volar? ¿95.000 de 200.000 en un tercio de los días de paro no serán aproximadamente todos los pasajeros afectados hasta ese día? ¿No es de suponer que los demás iban a ser también acomodados en vuelos alternativos si la huelga hubiese durado los seis días previstos? ¿Realmente, alguien se quedó sin volar a causa de la huelga? Creo que la respuesta es no. Me dirán que vieron en televisión a gente explicando que su vuelo había sido cancelado, pero permítanme una reflexión: Los vuelos cancelados por la huelga estaban anunciados desde hacía una semana. ¿Alguien va a un aeropuerto si sabe que su vuelo está cancelado de antemano? No, la gente iba al aeropuerto porque su vuelo estaba dentro de los servicios mínimos, y suponía que iba a volar. Llegaba allí y su vuelo no salía por razones distintas a la huelga, pero se le decía que era la huelga de los Pilotos la que lo cancelaba. Luego, se le ponía una alcachofa enfrente para que se despachase a gusto y se le sacaba en televisión. Iberia viene desde hace tiempo cancelando un número indeterminado de vuelos diarios, sin necesidad de que haya huelga alguna. Lo hace por diversas razones: fundamentalmente falta de personal. La compañía se ha negado hace tiempo a contratar Pilotos. En este tiempo muchos, como el que suscribe, han sido requeridos mediante llamadas telefónicas para realizar vuelos en sus días libres. Sencillamente porque la programación no sale adelante con la plantilla que Iberia tiene. Para terminar de cerrar el círculo de la emergencia nacional, se arremete contra los huelguistas. El tema es ya viejo. De toda la vida Iberia ha utilizado a los medios de comunicación contra sus Pilotos. Les es más fácil que negociar, tarea para la cual la historia ya ha demostrado su incapacidad. No quieren enfrentarse a una mesa en la que estén unos representantes sindicales y ellos, a solas. Necesitan que alguien les apoye, ya sea el Gobierno de turno o la opinión pública convenientemente azuzada. Parece producirles vértigo encerrarse con sus empleados a negociar hasta que sea necesario, y les resulta más cómodo arremeter contra ellos en público. Ha publicado sus supuestos sueldos, sus presuntas condiciones laborales y tratado de hacerles aparecer como una especie de casta intocable. Cuando la realidad es que ni esos sueldos ni esas condiciones laborales son ciertos, ni tampoco somos más que un grupo de profesionales reunidos en torno a un sindicato que pagamos de nuestro bolsillo. Mi certificado de retenciones y mi programación mensual de vuelos están a disposición del dueño de esta casa, José Luis Navas, para que Vds. comprueben que mis retribuciones son bastante menores de los cacareados 150.000 euros anuales, y que mis horas de trabajo mensuales casi triplican las 60 de las que se hablaba. En este punto los periodistas han pecado de falta de rigor. Iberia les ha dado esos datos, pero ni siquiera han pedido que les fuesen demostrados. Es normal, en un mundo donde cada vez importa menos que las cosas sean verdad o mentira. ¿Y qué decir de los columnistas de opinión? Lamentable la falta de amor propio de la mayoría. Su escasa originalidad les llevaba a repetirse de manera flagrante. Si Vd. leía una columna de opinión sobre la huelga ya las había leído todas, porque no eran más que una colección de tópicos que nadie se ha tomado la molestia de comprobar si eran ciertos o no. Eso sí, venían muy bien para poder quitarse de encima el artículo en veinte minutos y dedicarse el resto de la tarde a holgar a gusto. Nadie parece además caer en la cuenta de algo vital: Iberia afirmaba durante los días previos a la huelga que ésta estaba injustificada, que los puestos de trabajo de los pilotos estaban garantizados sin necesidad de aportar documento alguno. Sin embargo, en la segunda jornada de paros se descuelga con un documento que los garantiza, y que es el que finalmente se firma. ¿Pudo Iberia haber evitado la huelga si hubiese presentado esa oferta antes? ¿Por qué no lo hizo? ¿ Alguien pedirá responsabilidad por ello a sus gestores? Lo cierto es que el escrito que da fin a la huelga no hace sino justificarla, e Iberia se hace la foto de no haber puesto la oferta sobre la mesa a tiempo. Esta campaña de prensa en la que se nos ha insultado sin freno, en la que se nos ha echado encima a la opinión pública, a nuestros pasajeros, a base de mentiras y manipulaciones ignominiosas ha creado el segundo elemento necesario para la medalla del político: la unanimidad. Si todo el mundo estaba de acuerdo en que esto había que pararlo, quien lo hiciera habría realizado un bien a la comunidad. Como apoyo lateral, se dota de protagonismo a los presuntos representantes de los trabajadores de tierra de la aerolínea. Es decir, a los más de 700 “liberados” sindicales de UGT y CCOO que hay en Iberia y que sencillamente no trabajan. Su función en la compañía es el Sindicato, y sus emolumentos nos cuestan a los contribuyentes un turrón para que ellos no fichen ninguno de los 365 días del año. Su connivencia con la Dirección de la empresa es tradicional, y jamás han presentado objeción real alguna contra cualquier menoscabo de las condiciones laborales de sus representados. No representan a nadie, más que a su propio interés por cobrar sin madrugar, sin cargar maletas en los aviones, sin sentarse en un mostrador de facturación, sin conducir furgonetas… son los que les han vendido la burra de que el salario de los Pilotos de Iberia representa el 24% del conjunto de los salarios de la empresa. Omiten decirles que una compañía de Bajo Coste los salarios de los Pilotos representan el 60% del total. Claro que en ellas no hay ni 530 Directivos ni un porrón de liberados sindicales que viven del morro. Estos señores se atreven a amenazar con “paralizar los aeropuertos” si el Gobierno no interviene. Es decir, en una democracia de 30 años se permite a unos señores que se pongan chulos ante el Gobierno de la Nación y le exijan que acabe con la huelga legal de otros trabajadores, y todo ello ante la advertencia de tirarse al monte y provocar el caos aéreo. ¿Pero no era eso lo que hacía el SEPLA? Pues la verdad es que no, que aquello de lo que se ha acusado a los Pilotos, aquello que como lugar común se les ha achacado es precisamente lo que UGT y CCOO amenazaron con hacer. Llegados a este punto y con las condiciones objetivas perfectamente asentadas, aparece el salvador: el Gobierno. Primero y públicamente como mediador. En realidad como agente que acaba por obligar a SEPLA a aceptar un acuerdo que me temo jamás hubiese firmado por voluntad propia. Se lo digo más que nada porque ese mismo acuerdo se propuso a SEPLA el lunes y fue rechazado en una reunión que duró menos de diez minutos. Es curioso, los Pilotos no se toman ni un cuarto de hora para discutir una propuesta que les parece inaceptable, y un día después firman ante la Ministra de Fomento ese mismo papel. Me parece bastante evidente que las presiones por parte del Ejecutivo para avenirse a un acuerdo que no se quería ni en pintura, han debido de ser terribles, y creo que cualquiera puede imaginarse la índole de esas presiones. El fin de fiesta es el de la Ministra haciéndose la foto del acuerdo y apareciendo como la salvadora de las vacaciones de Juan Español, como la solución a un problema que nunca existió, como el garante de los derechos de los ciudadanos ante una emergencia que jamás tuvo lugar, y que no fue más que una controversia entre una empresa privada y sus trabajadores. Un inconveniente cuyas funestas consecuencias previstas jamás se llegaron a producir a decir de una de las partes, la compañía, que cuando supo que tenía el resultado en la mano se puso también una medalla: La condecoración de haber proporcionado a sus clientes lo que según ella misma era imposible por culpa de sus trabajadores. La de haber sido capaz de montar en el avión a toda esa gente que según ella misma, no iba a volar por culpa de los Pilotos. Y en medio Vd. que seguramente tampoco se dio cuenta de cómo triunfa en ocasiones tanta mentira y desfachatez.
jueves, julio 13, 2006
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