miercoles 12 de julio de 2006
El Partido de los Ciudadanos entra en la carrera para renovar la Generalitat
DANIEL G. SASTRE
Ciudadanos de Cataluña elige a Albert Rivera como presidente para concurrir a las eleccionesBELLATERRA.- Un joven de 26 años es la nueva cara de Ciudadanos de Cataluña, convertido ya en el Partido de los Ciudadanos. Albert Rivera, un desconocido abogado residente en Granollers, fue elegido ayer presidente de la formación política antinacionalista. Aunque no está decidido que encabece la lista para las autonómicas de octubre -fuentes del partido no descartaban ayer que se pudiera convencer a Albert Boadella o Arcadi Espada-, Rivera tiene muchos números para ponerle cara a los carteles electorales.Durante el fin de semana, en el congreso fundacional de la formación, se decidieron otros asuntos primordiales. Se decidió, ya el sábado, que la marca electoral será Ciutadans-Partit de la Ciutadania -en catalán o en castellano-, se votó la composición del comité ejecutivo -donde, además de Rivera, figura el profesor de Filosofía Antonio Robles como secretario general- y se definió la línea que seguirá la formación. «Huiremos del dogma izquierda-derecha. Queremos ser el partido de las ideas y los valores, aunque es cierto que nuestros objetivos pueden ser progresistas», afirmó Rivera.Ninguno de los más emblemáticos miembros de la plataforma Ciutadans de Catalunya se han integrado en la dirección de la nueva formación. Del manifiesto fundacional Por un nuevo partido político en Cataluña, suscrito por 15 intelectuales catalanes, sólo sobrevive Teresa Giménez Barbat. Sin embargo, Rivera aseguró que los nombres ilustres del partido, que han tenido una participación muy activa durante todo el fin de semana, contarán con una gran presencia durante la campaña electoral. Además, se estudia crear una fundación «para difundir los derechos de los ciudadanos» en la que sí tomarán parte activa tanto Boadella como Espada o el catedrático Francesc de Carreras.«A largo plazo»En el horizonte están las elecciones de octubre. «El objetivo es conseguir representación parlamentaria. Algunas encuestas hablan de un apoyo cercano al 3,5% del electorado, pero creemos que ese porcentaje puede aumentar significativamente después de la constitución del partido», advirtió Rivera. «Esto es un proyecto a largo plazo», añadió, por lo que no descartan presentarse también a las municipales de la primavera de 2007.En cuanto a los objetivos políticos, el nuevo partido estaba ultimando ayer su ideario, pero su presidente adelantó que «se está trabajando en programas políticos que vayan más allá del nacionalismo». «Nuestra crítica al nacionalismo se basa en que no se ocupa de los temas sociales. Nuestros valores básicos son la libertad y la igualdad de las personas por encima de lenguas y banderas, y el rechazo a cualquier carácter identitario», abundó Rivera.También el secretario general, Antonio Robles, quiso describir el caldo de cultivo donde ha crecido el nuevo partido político. «En una sociedad democrática rigen unas formas que en Cataluña a veces se han desasistido. Se usan recursos que a veces recuerdan a conceptos puramente antidemocráticos», explicó, recordando las agresiones que Ciutadans ha recibido en algunos de sus últimos actos políticos.Pero durante el fin de semana también se decidió otra cosa importante. El proyecto de Ciutadans-Partit de la Ciutadania ha saltado las fronteras catalanas para extenderse a nivel nacional. Su presidente lo argumentó ayer diciendo que han tenido una gran acogida en autonomías como la madrileña o la andaluza. «Sólo hemos abierto una puerta jurídica a tener representación en otros sitios de España», afirmó Rivera. Sin embargo, la nueva formación «mantendrá con Cataluña una especial relación en atención a su origen». De hecho, muchos de los 370 delegados presentes en el congreso provenían de fuera de Cataluña.El ambiente en el hotel donde se celebró el congreso fundacional era de euforia contenida. «Mucha gente decía que era imposible lo que hemos conseguido: crear un partido de ciudadanos», resumió Rivera. «Ahora las elecciones se presentan difíciles. A nadie le gusta que haya un partido al que no se puede comprar su silencio».El Mundo, 10 de julio de 2006
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