Ramon Sanchez, Tres señoras con un par

viernes 19 de marzo de 2010

Tres señoras con un par

Ramón Sánchez

S IEMPRE me ha parecido una solemne tontería, como la mayor parte de las ideas zapateriles, esa Ley de Igualdad que impone una paridad de sexos en cualquier aspecto de la vida, y más en el político. El/la que vale, vale, sea hombre, mujer o indiferente. Y basta echar un vistazo a la relación de nuestros ministros/as para apreciar dos cosas fundamentales: primera, que tan inútiles son ellos como ellas, y segunda, que nuestro presidente de Gobierno tiene la rara habilidad de escoger a los más ineptos. ¿Será para que no le hagan sombra en la lucha por el poder?

Así, dentro de la atonía en que se desenvuelve nuestro panorama político, hay que resaltar como se merece la labor de tres Señoras, así, con mayúscula, que ponen un poco de pimienta e inteligencia en su cometido. Contrastando con las mentiras patológicas de Zetapé, la blandura del melifluo Rajoy, la demagogia servil de Llamazares, el desaforado interés autonómico de Más, la falsedad de Urkullu, y, en general, la incapacidad de los ‘primeros espadas’ (?) de nuestras cámaras, se agradece, por ejemplo, la presencia de una Rosa Díez que habla tan alto como claro y que sabe poner las cosas en su sitio. La vasca es de las pocas que llaman al pan, pan, y al vino, vino. Algo que, lamentablemente, es políticamente poco correcto.

Pequeña de estatura, pero combativa al máximo, la vallisoletana Soraya Sáenz de Santamaría sobresale entre las féminas de un Partido Popular, en el que María Dolores de Cospedal es un auténtico muermo que no consigue transmitir nada, mientras que Ana Mato continúa bajo sospecha mientras no se demuestre lo contrario. Claro, que no sólo entre ellas, ya que la valía de ellos tampoco son como para tirar cohetes.

Soraya, vehemente y certera, ha puesto varias veces contra las cuerdas a María Teresa Fernández de la Vega, que, dicen, la teme más que a un tornado. Si hubiera varias como ella, otro gallo les cantara a los populares.

Mención especial merece Esperanza Aguirre. La presidenta de la Comunidad de Madrid no se corta un pelo a la hora de exponer sus ideas pese a quien pese. Ha conseguido que Madrid brille, dentro de las circunstancias actuales, a una altura hasta ahora nunca alcanzada y nada tiene de extraño que cuente con un gran respaldo entre sus conciudadanos y sea el enemigo a batir dentro de las filas socialistas. Por desgracia, tiene el enemigo en casa, pues el ‘faraón’ Ruiz-Gallardón no le perdona que le haya arrebatado todo protagonismo.

La última idea de la señora Aguirre ha sido rebelarse contra la incongruente subida del IVA prevista por el Gobierno para dentro de unos meses. Una rebeldía razonada y lógica, apoyada en las opiniones de prestigiosos economistas que ven en esta medida una amenaza más para el agravamiento de la crisis que padecemos.

Y es que parece totalmente ilógica una subida del IVA cuando 400.000 empresas han cerrado o están a punto de hacerlo, mientras que, en los últimos cinco años, el gasto público crece a una media de 10.000 millones de euros anuales. Como no podía por menos de esperarse, el Gobierno ha puesto el grito en el cielo, acusando a la presidenta madrileña de anti demócrata y de querer recortar el gasto social (palabra esta que no se le cae de la boca a Zetapé y sus mariachis). Claro, que a estos chicos habría que preguntarles por qué se ha aumentado un 5% el coste en altos cargos cuando el déficit ya se eleva a 120.000 millones.

Lo que me gustaría saber, con respecto al tema del aumento del IVA, es lo que piensan los votantes del PNV y de Coalición Canaria, sustentadores del Gobierno en la aprobación de los Presupuestos. ¿Están ellos también de acuerdo con la decisión tomada por aquellos que eligieron en las urnas? En el castigo llevarán su penitencia, aunque lo malo es que lo pagaremos todos.

En fin, lo dicho. Rosa, Soraya y Esperanza, tres mujeres con un par de... bemoles.


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