lunes, julio 03, 2006

Los dioses responden

martes 4 de julio de 2006
LOS DIOSES RESPONDEN
Óscar Molina

U NO de los problemas inherentes al entramado de los medios de comunicación es que no todos los actores sociales alcanzan la misma capacidad de participar en el sistema. Los periodistas y columnistas de opinión disponen de un lugar privilegiado desde el cual contar lo que les parece oportuno, y el resto debemos conformarnos con estar o no de acuerdo o, como mucho, con una graciable y birriosa réplica en forma de carta al Director. En este sentido, los columnistas de opinión vienen a ser una especie de Dioses que cuando ejercen su función sin la mínima responsabilidad exigible, se hallan encumbrados en su inalcanzable columna desde la que se vierten casi todo tipo de opiniones y desde la que se pueden lanzar como auténticos dogmas de fe afirmaciones cuya certeza no es necesario demostrar. Un paradigma de esto último ha sido el artículo de Carlos Carnicero referido a los Pilotos de Iberia, grupo profesional al que pertenezco. El señor Carnicero nos ha regalado con una columna en la que arremete contra los Pilotos de Iberia haciendo uso del insulto, la falta de apego a la verdad, y el uso torticero de ésta en las escasas ocasiones en que se atreve con ella. Da igual, porque el anhelo de este Dios a la hora de escribir su columna no ha sido ni mucho menos ajustarse a la realidad, sino ejercer desde su Olimpo mediático un sesgado juicio sobre nosotros. Falta a la verdad la Deidad cuando habla de nuestros salarios y régimen de trabajo. Puede que lo haga por ignorancia, pero yo le garantizo públicamente a este Todopoderoso de las letras sectarias que el salario de los Pilotos de Iberia se encuentra perfectamente equiparado al de sus colegas de otras compañías de su entorno e importancia en el mercado europeo. Estoy dispuesto a demostrárselo cuando él lo desee, aunque dudo bastante que su ego divino se rebaje a que un ser inferior, que de manera insolente aspira a alcanzar su elevado estado, le demuestre que está equivocado. Lo mismo ocurre con su afirmación acerca de la cantidad de horas que trabajamos. Es rotundamente falso. Pero no importa, porque para un Dios como Carnicero la Verdad es algo secundario, tocado como está por la capacidad de generar artículos de fe indiscutibles. Parece molestarle que los Pilotos tomemos decisiones en cuanto a la idoneidad de los aviones que volamos, posiblemente incómodo porque su condición de Dios no le alcance tanto como para modificar la Ley, que establece que el responsable de la operación de una aeronave y de todo lo referente a ella es el Comandante. Una responsabilidad que se encuentra en buenas manos cuando quien tiene la capacidad de decidir es aquél cuyos conocimientos profesionales le sitúan en la posición de tomar la opción correcta fundamentada en el parámetro innegociable de la Seguridad, incluida la del Dios Carnicero. Un sistema que parece no gustar al Todopoderoso columnista, quien por el contrario y sin duda entenderá muy bien que las decisiones acerca de las operaciones a corazón abierto las tomen los médicos, en vez del gerente de un hospital. Caprichos de los Dioses, que no alcanzamos a entender quienes de manera arrogante queremos equipararnos a ellos. Nos acusa el dios Carnicero de insolidarios. Dice que jamás hemos hecho nada por nuestros compañeros de empresa, y lo hace en la ignorancia, impropia de su condición, de que es ciertamente difícil ayudar a quien se encuentra representado por quien ha dimitido de la responsabilidad de defender a los suyos. Me refiero a los sindicatos de clase en Iberia, (UGT y CCOO) quienes hace tiempo que se dedican al sindicalismo como oficio, hace muchos años que no fichan para trabajar. Es más, resulta realmente escandaloso que una parte considerable de los 530 directivos con los que hoy cuenta Iberia salieron de sus filas, y sean los que ahora proponen para los trabajadores de la aerolínea la panoplia de contratos basura que luego sus acólitos en el Sindicato firman y aceptan sin rechistar. No en vano, el número de liberados sindicales de estas dos centrales en Iberia llega a 750. Nosotros, por el contrario nos hemos de conformar con 12 representantes que trabajan para un Sindicato que no se nutre de los Presupuestos del Estado, y que a pesar de su labor sindical continúan volando. Habla del acceso a la Profesión y de nuestro control sobre él, como si careciese de la lógica más elemental el que sean Pilotos los que examinen a Pilotos para comprobar su capacidad profesional. No entiende este Dios que resulta bastante difícil que no sea un Profesional de la Aviación quien califique la idoneidad de otro. No puede ser de otra forma, pues sólo quien conoce una Profesión tan compleja puede llegar a apreciar si se dan en alguien las condiciones de excelencia profesional que ésta exige. Lo digo con humildad, pero con orgullo. Más aún cuando compruebo que estas condiciones de excelencia no estaban en el currículo requerido el día en el que el Sr. Carnicero eligió ser periodista. Si yo algún día llevase a cabo un ejercicio profesional tan gris como el artículo del Sr. Carnicero, pueden tener la seguridad de que el accidente hubiese sido inevitable. En mi Profesión los caminos al Edén no pasan por la cercanía a los políticos, ni por el tendencioso aplauso a determinadas decisiones gubernamentales. Hace falta algo más que una práctica profesional de aluvión, mediocre y de todo a cien para pilotar un avión. Ya lo siento, Sr. Carnicero. Nunca hemos querido ser Dioses, como Vd. afirma. Jamás hemos pretendido alcanzar el nivel que Vd. ocupa en su sanedrín de letra impresa. Pero no tenga la menor duda de que para amedrentarnos en la defensa de nuestros puestos de trabajo hace falta algo más que un artículo que debería enmarcarse en la Enciclopedia de Tópicos Indemostrados y que le hace a Vd. firme candidato a presidir la Academia del Lugar Común. N de la R. El artículo “Chantaje desde el aire”, de Carlos Carnicero puede encontrarse en esta dirección: http://www.madridpress.com/content/view/13391/38/

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