jueves, marzo 05, 2009

Prudencia con el éxito

Prudencia con el éxito
Acuciado por Galicia y el País Vasco, la tentación del PSOE es hacer un paréntesis a su declive político gesticulando una aproximación al PP

Jueves, 05-03-09
EL futuro político del País Vasco dista mucho de estar despejado, incluso después de la contundente intervención pública de Patxi López contra las amenazas del PNV por un posible entendimiento de los partidos constitucionalistas. La euforia de los primeros momentos empieza a dar paso entre algunos dirigentes socialistas al cálculo de las consecuencias que puede tener en Madrid la ruptura de relaciones con el PNV. Por otro lado, la visceral animadversión de algunos sectores del PSOE hacia los populares aflora en comentarios superpuestos que ponen sordina al cambio de ciclo histórico en el País Vasco. Aun cuando, finalmente, los socialistas vascos reciban el apoyo de los parlamentarios del PP, seguirían vivas las incógnitas sobre el desarrollo de la legislatura y, especialmente, sobre la resistencia política de un gobierno monocolor de Patix López tanto a las embestidas de un PNV en pie de guerra como a las necesidades parlamentarias de Rodríguez Zapatero en Madrid.
Este escenario de dudas y suspicacias aconseja a la dirección nacional y vasca del PP a gestionar con extraordinaria prudencia su éxito estratégico -mucho más que electoral- en el País Vasco. La posibilidad de que el Gobierno quiera enlazar a la investidura de Patxi López una contrapartida en Madrid, con forma de consensos sobre cuestiones importantes con el PP, es, sin lugar a dudas, una trampa para Mariano Rajoy. A estas alturas, Rodríguez Zapatero no resulta creíble como promotor de grandes pactos de Estado. Ha rechazado todos los que le ha ofrecido el PP en terrorismo, política exterior, inmigración, reformas estatutarias, incluso en materia económica, pese a la dramática dimensión de la crisis que sufre España. Acuciado por el fracaso en Galicia y la encrucijada que vive en el País Vasco, la tentación del PSOE es hacer un paréntesis a su declive político -más aún a tres meses vista de las elecciones europeas- gesticulando una aproximación al PP y fabricando una falsa carga moral sobre Mariano Rajoy. Al líder popular se le pediría que diera al Gobierno -que se reservaría el derecho a pactar con la extrema izquierda y los nacionalismos cuando lo considerara oportuno- la estabilidad que podría perder por echar al PNV del poder autonómico vasco, poniéndose Rajoy en situación de que le haga responsable de la inestabilidad futura del Ejecutivo.
Sería un grave error que el PP condicionara su estrategia más reciente -que es la que le da frutos- y, al mismo tiempo, se dejara atrapar por las contradicciones internas del PSOE y la debilidad del Gobierno, unas y otra buscadas a conciencia por aliarse con nacionalismos radicales y desleales. El PSOE no hace favor alguno al PP dejando que éste apoye a Patxi López. Este apoyo es una cuestión de principio, porque la sustitución del PNV en el gobierno vasco es una necesidad moral de la democracia española. A partir de ahí, lo razonable es que cada cual persevere en el papel que le corresponde. Y al PP le compete seguir siendo oposición, entre otras razones porque Rodríguez Zapatero nunca ha querido que Mariano Rajoy compartiera responsabilidades en asuntos de Estado. Sólo buscaba en él un comodín silencioso mientras negociaba con ETA, o pactaba en privado el Estatuto de Cataluña. Por supuesto, la oposición no debe rechazar anticipadamente pactos de Estado, pero por escrito y con garantías, porque la palabra del Gobierno ya no basta.

http://www.abc.es/20090305/opinion-editorial/prudencia-exito-20090305.html

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