jueves, marzo 12, 2009

Jose Melendez, El furtivo y el defraudador

jueves 12 de marzo de 2009
El furtivo y el defraudador

José Meléndez

R ESULTA que el azote de presuntos corruptos, siempre que sean del PP o afines; el juez implacable que descarga sus puñetas togales con toda la furia legal sobre el más mínimo atisbo de quebrantamiento de la ley, es un defraudador que se ha hecho la puñeta a sí mismo, según la denuncia del Tribunal Supremo, al ocultar que estaba en la nómina de la Universidad de Nueva Cork, de la que cobró la nada despreciable suma de 160.000 dólares durante su permiso por estudios, mientras seguía cobrando su sueldo de juez en Madrid.

Esto no lo dice un don nadie, sino que es el Tribunal Supremo quien lo afirma y pide al Consejo General del Poder Judicial que lo investigue porque ni en la solicitud original cuando pidió un permiso para estudios e investigación en Estados Unidos, ni en la petición de prórroga de dicho permiso en diciembre del 2.004 mencionó que cobraba un sueldo de la nómina de la Universidad y se limitó a decir que recibió “sufragios de gastos” por ser invitado por el centro Juan Carlos I de España y por el Centro de Derecho y Seguridad, ambos adscritos a la Universidad neoyorquina. Estos “gastos” abonados fueron 42.802 dólares por concepto de viajes y mantenimiento y la escolarización en Nueva York de su hija. Pero no dijo ni una palabra de los 160.000 percibidos como sueldo, lo que según el artículo 412.11 de la LOPJ, está considerado como falta muy grave si se falta a la verdad en la solicitud de permisos, autorizaciones, declaraciones de compatibilidad, dietas y ayudas económicas. Según el reglamento, una falta muy grave de este tipo está castigada con suspensión, traslado forzoso o separación de la carrera judicial, según la gravedad de la falta.

En la famosa cacería de Jaén, los protagonistas fueron un ministro de Justicia y un juez que llevaba en ese momento una causa en la que trataba de empapelar a unos supuestos corruptos pertenecientes en su gran mayoría al Partido Popular y tenía en la cárcel a tres personas y a otras 37 imputadas. En medio de la polvareda que levantó la coyunda cinegética, se supo que el ministro Bermejo no tenía licencia para cazar en Andalucía y se sabe ahora que el juez Garzón ha ocultado algo tan serio como es la percepción de 160.000 dólares. Por una rara casualidad es la misma cifra que el alcalde socialista de Alcaucín tenía escondidos bajo el colchón de su cama. Mariano Fernández Bermejo fue obligado a dimitir y ahora Garzón se encuentra en el mismo trance, con lo que la cacería de Jaén no fue protagonizada por un ministro y un juez sino que,`para la opinión pública y en buen roman paladino, fue entre un furtivo y un defraudador, mientras no se demuestre lo contrario.

La Comisión de Disciplina del CGPJ ha abierto ya la investigación y el juez Garzón ha declarado que no hizo la ocultación de mala fe y que no declaró sus ingresos porque el CGPJ no se lo peguntó, además de que en el momento de la concesión del permiso esos ingresos no estaban determinados. La excusa parece no tenerse en pié porque el titular de una Sala de la Audiencia, especializada en delitos de terrorismo, narcotráfico y monetarios, debe saber perfectamente sus obligaciones sin que se las pregunten y en cuanto a que al principio no estaba establecida la cuantía de los emolumentos, sí lo estaban cuando solicitó una prórroga seis meses después y tampoco dijo nada. Hay un segundo punto en el asunto, que se originó por la denuncia de un abogado y es que fue el Banco de Santander quien sufragó los gastos para que Garzón organizase en la Universidad de Nueva Cork unas conferencias magistrales y curiosamente lo primero que hizo al reintegrarse a su puesto en la Audiencia Nacional fue desestimar la querella que se había presentado contra el presidente del banco por el famoso asunto de las primas. El Tribunal Supremo no ve indicios delictivos en esta decisión, pero habrá que seguir con atención el desarrollo de la investigación en curso.

La asociación Jueces para la Democracia –de la misma tendencia ideológica que Garzón- ha comentado que un juez no solamente debe ser honesto sino parecerlo. Y en las querellas que están pendientes contra él por la pretendida trama de corrupción en el PP deben salir a la luz muchos aspectos que ahora solamente se intuyen. Por los datos que se van conociendo esa trama se está dibujando como una enorme trama diseñada para producir el desprestigio del Partido Popular, con el propósito concreto cuando se inició de influir en las elecciones de Galicia y el País Vasco. Lo mas grave de esa trama fueron las continuas filtraciones de un sumario declarado secreto y que tenían siempre el mismo destinatario: el diario “El país” que actuó de ventilador con poco respeto a lo que debe ser la ética periodística, por no contrastar los datos y hacer de vocero de unos intereses inconfesables. El aparato judicial afín al PSOE, con el fiscal General a la cabeza, ha negado que esas filtraciones salieran de sus filas, por tanto es solamente el juez instructor o su entorno el que las ha hecho con plena conciencia de que se perseguía levantar sospechas en la opinión pública, porque los grandes titulares de “El país” de que estaban imputados altos cargos del Partido Popular o que Esperanza Aguirre había ordenado el espionaje de “Mortadelo y Filemón”, como lo ha calificado acertadamente el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, se han quedado en nada.

Por un exceso de celo en el proceso contra el todopoderoso Jesús Polanco, el juez Javier Gómez Liaño fue apartado de la carrera judicial durante el gobierno de Felipe González. Si los indicios se confirman, estaremos ante la actuación de un juez que ha antepuesto su ideología al estricto cumplimiento de su deber como brazo ejecutor de la ley. En el ámbito jurisdicional existe la figura de la recusación por contaminación si el juez o magistrado que ha de intervenir en un caso se ha visto envuelto de alguna forma en el mismo. Como ejemplo mas reciente valen las diversas recusaciones que ha provocado la tramitación legal del estatuto de Cataluña. Por ese principio, Garzón estaría incapacitado para instruir un proceso político contra miembros del Partido Popular por su ejecutoria afín al partido socialista, ya que figuró en las listas electorales de ese partido, fue diputado en esa formación política y desempeñó posteriormente un cargo gubernamental hasta que renunció y volvió a su puesto en la Audiencia, sin cumplir los dos años reglamentarios para ello. Sin embargo, rechazó por dos veces la recusación del PP y ha retenido el sumario hasta que han pasado las elecciones autonómicas. Una sinuosa trayectoria que le contamina para instruir ningún tipo de proceso que tenga que ver con la política.

En la cacería de Jaén, las víctimas no pretendían ser sólo los venados, sino que la caza mayor era el PP, pero resulta que a los cazadores les salió el tiro por la culata. Al ministro lo tumbó su propio disparo y el juez se está tambaleando. Veremos en qué acaba todo esto.


http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5096

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