viernes 27 de marzo de 2009
Una planta crece entre el estiércol
Ernesto Ladrón de Guevara
T ODOS los que hemos nacido en medios rurales sabemos que el estiércol es el mejor abono para la tierra. Y que tras el mal olor y el desagrado que produce su dispersión sobre la superficie surcada para el sembrado el tiempo traduce lo que es materia orgánica en vida vegetal, en flores y frutos. Tras el invierno cenagoso siempre viene el verdor primaveral.
Una planta surge en el montón de basura maloliente. No sabemos si dará flores como la margarita o las amapolas o si surgirá un árbol frutal o simplemente una zarza espinosa.
La gestión del Gobierno zapaterista no puede ser más deprimente y escandalosa. A la ineficaz gestión que nos hunde en la miseria de todos los déficits nombrables e innombrables, a la irresolución de los problemas ya endémicos de la economía con graves problemas para el empleo, o a la búsqueda de soluciones para el endeudamiento de los españoles, se une la sucesión de disparates de todo tipo que ya suponen el vademécum de como hacer el ridículo de puertas adentro y lo que es peor hacia fuera. Son tantas las lamentables decisiones del Gobierno que no sabe uno como iniciar una relación de ellas. Desde la barbaridad de promover el aborto en adolescentes de dieciséis años sin supervisión familiar, lo cual debería estar penado en el Código correspondiente, hasta el anuncio del repliegue de las fuerzas militares en Kosovo sin el más mínimo decoro internacional. Bajo la razón de que Kosovo no tiene derecho a la independencia, se deja a la minoría servia a la intemperie. Para qué abundar en lo ya sabido. Esto no tiene remedio y ya es una necesidad higiénica que termine este suplicio de una panda de inútiles que nos está llevando a la ruina.
Quien crea que este desprestigio internacional y dar la espalda a los organismos en los que estamos ubicados por decisión de los españoles no tiene consecuencias se equivoca. La caída de nuestra imagen internacional a niveles comparables con Venezuela o Cuba sólo puede agudizar un deterioro económico acentuado por la nefasta gestión de un gobierno que se equivoca más que habla, que ya es decir. Sólo cabe rezar si se es creyente para que se acabe este periplo del esperpento y se sanee la situación política por el bien no solo de los españoles sino también de una Europa que nos mira con preocupación porque nos hemos convertido en el primo macarra; y ya no saben bien qué hacer con nosotros. A más de uno en el concierto europeo se le habrá ocurrido establecer fórmulas de exclusión de aquellos miembros que son un lastre para el crecimiento comunitario.
Pero esa planta nacida entre el estiércol se llama proceso político para constituir un gobierno vascongado no pringado por la mancha nacionalista. Parece ser que me equivoqué cuando predije que los socialistas reproducirían errores del pasado, y todo apunta a que las negociaciones con el Partido Popular van bien. Hasta el punto de que Ibarretxe ya se ha hecho cargo de su nueva situación de líder de la oposición. Brindaré, como prometí, con champán si las cosas salen bien, y pediré perdón a través de estas líneas que me proporciona Vistazo a la Prensa por haberme equivocado.
Hay una cuestión de indudable interés que suscita a todas luces la expectativa ilusionada de quienes estamos preocupados por la formación totalitaria del espíritu nacional en ese tinglado que se llama Escuela Vasca. En este punto debemos agradecer la contumacia del Partido Popular en la exigencia inexcusable de que se garantice la libertad de elección lingüística para formar gobierno. El partido socialista no reconoce el derecho a la educación en lengua materna, pero tendrá que firmar el requisito de garantizar el derecho de los padres a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos. Ya que no lo hacen por exigencia moral, porque así lo ordenan los cánones internacionales en materia de derechos humanos, al menos lo harán para asegurarse el apoyo de los populares, lo que es una cuestión meramente utilitaria por acceder al poder, pero que abre nuevos cauces de libertades y de subsanación de la vulneración sistemática de los derechos de muchos alumnos a los que se ha condenado a perpetuidad por la marginación que supone la exclusión educativa. Ya sabemos que la Constitución ya no sirve para casi nada pues la han dejado en un mero papel sin ningún efecto práctico, pero tendremos un respiro, por un tiempo. Lo que dure solo Dios lo sabe.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5119
viernes, marzo 27, 2009
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