jueves, marzo 05, 2009

Oscar Molina, Señor Touriño, siguente pregunta

jueves 5 de marzo de 2009
Señor Touriño, siguiente pregunta

Óscar Molina

A SÍ, con el desdén del que va sobrado, con un chulesco “siguiente pregunta”, ha venido respondiendo Pérez Touriño a los periodistas que le interrogaban acerca de su consumismo compulsivo a cuenta del dinero público.

Ni que le sondearan sobre el peazo Audi, ni sobre el despacho grandilocuente. El a lo suyo: “siguiente pregunta”. Y así, muy suelto, ha ido toreando la polémica de su alegría con la pasta ajena hasta que el domingo, supongo, las urnas transformaron su soltura de ánimo en otra soltura mucho más prosaica, la que hace flojear piernas que antes pisaban moqueta con firmeza.

Aquello de Carmen Calvo, “el dinero público no es de nadie”, fue de traca, pero por lo menos era la declaración de un olmo al que no se le pueden pedir otras peras. Pero el desprecio, no ya al periodista preguntón sino al ciudadano, que denota el negarse a explicar (las veces que haga falta) gastos que tienen difícil explicación es algo que sólo se justifica desde la soberbia de quien piensa que el poder más o menos le pertenece, y está convencido de que su bondad intrínseca y superioridad moral dan de sobra para evitar aclaraciones.

Y es que los hay que creen encontrarse por encima del bien y del mal, convencidos de que el “Nunca Mais” abarcaba a la alternancia en el poder, y merced al chapapote ideológico del reconocido intelectual Suso de Toro han terminado persuadidos de un providencialismo que les eleva sobre cosas tan irrelevantes como rigor en el gasto público.

Dice la sabiduría popular que “a quien nunca tuvo bragas las costuras le hacen llagas”, y Pérez Touriño parecía haber llegado al cargo al grito de “ahora nos toca a nosotros” sin reparar en que el lugar que ocupaba no era resultado de una tómbola, sino de un proceso en el que es examinado por los mismos que pagan su “Haiga” y sufragan el despacho glamouroso. Ejercer el cargo de esa forma es algo así como comer gambas a dos carrillos y sin pelarlas. Eso, tanto por su exceso como por su zafiedad, en tiempos en los que el personal anda más tieso que la mojama y en los que cada día 5.000 contribuyentes se van al paro, es poco prudente. Es de un mal gusto indescriptible, agravado por el menosprecio grosero hacia quienes quieren saber, frase esta última que creo que Touriño pensó que se conjugaba en una sola dirección.

Y después de todo esto todavía estará indagando por qué ha perdido las elecciones.

Siguiente pregunta, Sr. Touriño, siguiente pregunta.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5089

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