martes 2 de marzo de 2010
Cabronadas, reflexiones y chistes en un país que ha perdido la sonrisa
Félix Arbolí
SIEMPRE se ha dicho que España es diferente, aunque me ha costado tiempo y amargas experiencias averiguar el motivo de que nos consideráramos distintos al resto de los países. Yo veía nuestros bonitos y maravillosos paisajes, los numerosos vestigios de anteriores civilizaciones que habíamos logrado conservar para deleite de las futuras generaciones y la sorprendente e inigualable muestra cultural y artística de nuestros museos e instituciones y pensaba que ahí radicaría esa diferencia con nuestros vecinos y allegados, en la riqueza de nuestro acervo. Y me sentía henchido de orgullo y satisfacción al considerarme parte de tan variopinto y privilegiado conjunto. Luego recordaba nuestra inigualable historia, recalco este adjetivo, y me afirmaba aún más en considerarme afortunado al pertenecer a un país grandioso, cuna de una civilización rica en matices y tradiciones de muy diversas épocas y procedencias y capaz de haber descubierto, colonizado y ofrecido al mundo la más grande extensión de tierras y países que ningún otro pueblo ha sido capaz a lo largo de la Historia. Una gloria y proeza que nadie nos puede discutir aunque ahora algunos propios y extraños se empeñen en hacer de nuestra epopeya una acción indigna, que ocultar y lamentar. ¡Serán hijos de puta!. Lo más lamentable es que sean estos hijos de padre desconocido y los envidiosos foráneos que no tienen gesta que mostrar al mundo, los más acérrimos detractores de lo que ni la tristemente célebre “memoria histórica” de Zapatero, puede eliminar o poner en cuarentena. Porque está ahí, a la vista y consideración de todos, en esos países que hablan nuestra lengua, el castellano, adoran al mismo Dios y llevan nuestra sangre y estirpe mezclada con la suya propia, porque no fuimos a exterminar, sino a evangelizar, colonizar y entroncar en sus raíces para forjar un nuevo mundo. ¡Claro que aprovechamos sus riquezas!. ¿Es que acaso hay algún pueblo en la Historia que no lo haya hecho en sus descubrimientos y conquistas?. Pero también les llevamos nuestra cultura y saber y nos fusionamos con ellos, a diferencia de otros conquistadores que marginaban a los naturales de sus conquistas de una manera denigrante y servil. De ahí el nacimiento de esa nueva raza mezcla de sangre y cultura que hoy se expresa en nuestra lengua, la misma que muchos de los que forman parte de nuestra historia y territorialidad rechazan enconados. Mis odiosos renegados.
En las circunstancias actuales, cuando el españolismo está bajando a niveles escalofriantes por obra y gracia de un gobierno empeñado en desacreditarlo o al menos permitir que otros lo hagan, hasta las ratas huyen despavoridas de la madriguera común buscando un lugar en el mundo donde las consideren diferentes al resto de sus hermanas, sin darse cuenta que se verán ninguneadas y presas fáciles de nada escrupulosos depredadores que terminarán con su disparatada aventura. Un empeño que nadie intenta impedir porque todos están inoculados con excesivas dosis de rencor y papanatismo. Asistimos impotentes y cruzados de brazos a la debacle de una nación, madre de naciones, a la que sus propios hijos consideran y se empeñan en convertirla en odiada madrastra. Y el que puede impedirlo, aquél que recibió el poder del pueblo, el que presume de dirigir un gobierno y el que debería ser la cabeza responsable de todo este cotarro, hace oídos sordos y mira para otro lado cuando atacan públicamente a las instituciones y símbolos nacionales y se presta a un desmembramiento territorial y una dejación de atribuciones continuas y repugnantes por un puñado de votos. Su eterna sonrisa de hombre ajeno al panorama que le rodea y a los problemas que tiene planteados, se ha convertido en el símbolo más fehaciente de su inutilidad política e insultante indiferencia ante la gravedad de una situación que le ha desbordado por completo. Lo más lamentable es que con tales “virtudes” y tan “ejemplarizantes acciones”, aún existan defensores de sus malas maneras de solventar los numerosos problemas que su ineficacia ha provocado y que sus compañeros de tertulia gubernamental intenten vendernos sus fracasos convertidos en prometedoras esperanzas, aunque sean conscientes de que se encuentran a una distancia insalvable mientras que la nave no cambie su rumbo y sobre todo de timonel. No es nada anormal que no todos tengan la talla política que se precisa, pero sí que, no teniéndola, se empeñe en seguir mareando a la perdiz una y otra vez haciéndonos la puñeta al resto y dejándonos sin comer porque de tanto darle vueltas la ha achicharrado por completo. Creo que debería dedicarse a otra actividad donde a lo mejor le saldrían bien las cosas, aunque lo dude.
¿Hasta cuando vamos a seguir soportando esta carnavalada de políticos ineptos, bobalicones, separatistas, incompetentes, corruptos, irresponsables y mentirosos?. ¿Hasta cuando vamos a continuar asistiendo sin hacer el menor gesto de protesta y repulsa a los desmanes, cabronadas, ofensas y rencores de esa masa embrutecida que aplaude al esperpento y la chabacanería, mientras profana y se mofa de nuestros símbolos, instituciones, historia, tradiciones y valores?. ¡Ya está bien joder, de aguantar tantos insultos y provocaciones!.¿Es que acaso el pueblo español es un rebaño de cobardes y un hatajo de cabrones?. En una entrevista que se publica en “El Cultural” sobre Arturo Pérez Reverte, con motivo de la próxima publicación de su nuevo libro, ”El asedio”, -por cierto relacionado con mi tierra gaditana y la época de su Constitución del 1812-, el escritor habla claro y tajante sobre los problemas de España y el carácter de los españoles. A preguntas de la entrevistadora Blanca Berasátegui, dice cosas muy interesantes y opina con enorme claridad. Una de sus frases más lapidarias es que “en España nos faltó la guillotina”, refiriéndose al periodo de Carlos IV y Fernando VII. También manifiesta que “somos un país gozosamente inculto, que incluso alardea de ser inculto, y con gente así, hacer esa ley de memoria histórica es ponerle una pistola en la mano”…En otra de sus respuestas dice que ” Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del siglo XIX”….”España es un país históricamente enfermo…En cuanto se empieza a perfilar una España distinta, esa España que empieza a ser posible, la destruyen los mismos españoles: la arrogancia de unos y el fanatismo de los otros. En Cádiz los constitucionalistas liberales no supieron ver lo que era posible y no era posible. Quisieron hacer una Constitución radical de la noche a la mañana y eso era imposible”…Afirma más adelante. “Yo soy de Cartagena, y en Cartagena, que era zona roja, hubo de todo, hubo represión brutal de los milicianos y represión brutal de los falangistas. Y a mí, cuando era pequeño, me contaron las dos represiones, las dos; por eso, hablar de unos buenos y otros malos a estas alturas…Cualquiera que haya leído historia de España sabe que aquí todos hemos sido igual de hijos de putas. TODOS”. Me solidarizo plenamente con lo manifestado por mi admirado escritor y compañero. .
Finalmente, como ya va siendo casi habitual en mis artículos, lo finalizo con un chiste que circula por Internet y en las tertulias y nos pone en el sitio que nos merecemos dentro del ámbito internacional: “Con motivo de un descanso en las estresantes reuniones de UE, algunos ministros deciden visitar el Louvre para admirar las famosas obras expuestas en tan maravillosa pinacoteca francesa. En uno de los grupos están Merkel, Sarkosy, Brown y nuestro Zapatero. Tras un breve recorrido se detienen ante el cuadro de “Adán y Eva en el paraíso”. Mientras lo contemplan, Merkel afirma:
- Miren que perfección de cuerpos: ella esbelta y delgada, él con cuerpo atlético, los músculos perfectos. Los estereotipos son necesariamente alemanes.
Sarkossy responde de inmediato:
- De ninguna manera. Es evidente que el erotismo que se desprende de ambas figuras, ella tan femenina y él tan masculino, es inconfundible. Viéndolos se sabe que pronto llegará la tentación. Sólo pueden ser franceses
Gordon Brawn, interviene negando lo manifestado por sus colegas con la cabeza.
- Miren atentamente. La serenidad de sus rostros, la delicadeza de la pose, la sobriedad del gesto me indican que sólo pueden ser ingleses.
Mr. Sonrisas, arqueando aún más sus famosas cejas, tras unos segundos de vacilación, exclama.
- No estoy de acuerdo. Miren bien, no tienen ropa, no tienen zapatos, no tienen casa, no protestan y encima creen que están en el paraíso. No tengo la menor duda, son españoles.”
Dicen que los borrachos y los niños suelen decir la verdad y yo afirmo asimismo que nuestros chistes definen la crítica realidad de una mala situación en tono festivo, aunque con un fondo muy profundo. Hasta en esto somos distintos los españoles.
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp?Id=2307
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