viernes 19 de marzo de 2010
La política de tierra quemada
Ernesto Ladrón de Guevara
S I a esta nación latina la viésemos despedazada por una conflagración intestina o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con fruición y verdadero júbilo, así como pesaría sobre nosotros como la mayor de las desdichas, como agobia y aflige al ánimo del naufrago el no divisar en el horizonte ni costa ni embarcación, el que España prosperara y se engrandeciera” (SABINO ARANA, “De su alma y de su pluma. 1932) Esta cita corresponde al santus santorum de los nacionalistas, al guía intelectual, al inspirador que dio a la luz una ideología maldita que tanto daño ha hecho y sigue produciendo a la patria común del conjunto de los españoles; entre los que estamos, querámoslo o no, los vascos por propia naturaleza.
El día en el que he escrito este artículo se ha rechazado una iniciativa parlamentaria del P.P. para impedir la aberración de la subida en dos puntos del IVA, que es como si echáramos teas encendidas al fuego para apagarlo. La elevación del IVA en este contexto supondrá –lo dice todo el mundo que tiene algo de sentido común- un nuevo jarro de agua fría a la expansión del consumo, y, por tanto, será un nuevo hachazo a la economía y a las posibilidades de supervivencia de miles de pequeñas y medianas empresas, al turismo y a la remota posibilidad que ya teníamos con las actuales políticas de salir de una recesión que nos pone a la cola de los países de nuestro entorno. Esperar de Zapatero que haga algo de cara al futuro, o que sirva a los intereses generales de nuestra Nación es como presumir que un limonero da patatas. La política de este baldón que sufrimos sobre nuestras espaldas es gastar a espuertas y alimentar a los miles de estómagos agradecidos, manos baldías e improductivas, que arrasan nuestra hacienda pública. Y con eso y con mantener un voto cautivo que es una cesta donde cabe todo tipo de personajes y personajillos que viven a cuenta del sudor de los cada vez menos españoles que contribuyen a la riqueza nacional, y expoliar el Tesoro, es suficiente. No importa si para ello se hace un nuevo nudo sobre el cuello de los contribuyentes, dejando sus economías cada vez más exánimes. Esperar de Zapatero algún gesto noble o patriótico es como pedir que del grifo salga champán. Misión imposible.
¿Pero, por qué el PNV ha dado su voto a una medida tan irracional, teniendo en cuenta que ese partido no da puntada sin hilo?
La semana pasada sucedió un hecho realmente paradójico y significativo a este respecto en la que estuvo como protagonista Patxi López, presidente de la Comunidad Autónoma. (El término lehendakari tiene es sí una anomalía democrática pues nadie en un sistema liberal se llamaría “el primero” como tampoco nadie se llamaría –supongo- “el director” o “el conductor” o “el mesías”, pues tiene en sí una semántica que nos recuerda al contexto de la Italia de Mussolini). Se homenajeó al efímero lehendakari D. José Antonio Aguirre y Lecube, que lo fue durante la II República. Respecto a él se elogió su decidida apuesta por el Régimen imperante antes de la victoria de la insurrección franquista y su lealtad al gobierno republicano. Evidentemente, como no creo que D. Francisco López sea un ignorante respecto al desarrollo de la Guerra Civil, al margen de la valoración que merezca el análisis sobre quién fue realmente el que provocó la caída de un sistema que tuvo varios golpes de Estado en su propio desarrollo, el más significativo el de 1934 con la revolución y asalto a la propia legalidad constitucional, he de pensar que estaba escenificando una nueva traición a la llamada “memoria” para satisfacción del nacionalismo secesionista. Es decir una bajada de pantalones en toda regla.
Cualquiera que lea el libro, “El pacto de Santoña, 1937. La rendición del nacionalismo vasco al fascismo” de Xuan Cándano” Editorial La esfera de los libros, sabrá a lo que me refiero. El mismo título es revelador de un relato repleto de datos y de referencias bien documentadas y demostradas de la sedición, traición, burla, o como le queramos llamar, que el PNV y su director el Sr Aguirre hizo a la República, hasta el punto de hacer caer el frente del Norte y perjudicar hasta dejar al gobierno republicano al pie de los caballos acelerando el triunfo final de Franco. Pero, incluso, basta para ello la lectura del libro que escribió al final de sus días un sacerdote nacionalista, D. Alberto Onaindía, que fue el enlace para la negociación que Aguirre impulsó a los efectos de entregar el frente del Norte a las fuerzas sublevadas.
¿Por qué el Sr. López se presta a este juego en este momento? Piensen ustedes mismos, señores lectores, y contextualicen este hecho en el apoyo que el PNV ha dado con su voto a la subida del IVA. ¿Qué ha recibido el nacionalismo vasco a cambio de este voto que tanto daño va a hacer a los españoles? Pronto lo veremos. Yo que el Sr Basagoiti no estaría muy confiado.
Lo que es una evidencia a todas luces es que los nacionalistas vascos nunca, en toda su existencia, han jugado a favorecer los intereses de España. Más bien han conspirado, han confabulado, para buscar su ruina, y de paso abrir cauces para lograr sus objetivos que tienen como telón de fondo una palabra mágica: secesionismo.
Estamos en un juego de sedicentes en el que otro partido indigno, Coalición Canaria, juega al papel de mercenario a cambio de algún cromo que pronto veremos.
Mientras tanto, los sufridos españoles, apretándonos el cinturón.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5610
viernes, marzo 19, 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
And Juergen Donges Opinion
Publicar un comentario