martes, marzo 28, 2006
El tigre
Tigre, nombre común del miembro más grande de la familia de los Félidos. Vive en Asia y pertenece al mismo género que el león, algunos leopardos y el jaguar. La especie se divide en dos subespecies principales, el tigre de Siberia o tigre siberiano y el tigre de Bengala. Se piensa que la forma actual de tigre se originó en el norte de Asia durante el pleistoceno y que después se extendió hacia el sur, atravesando la cordillera del Himalaya hace unos 10.000 años. El tigre de Siberia es muy escaso; mide entre 1,4 y 2,8 m de largo, sin incluir la cola, que oscila entre 69 y 95 cm. Pesa entre 180 y 360 kilogramos. El cuerpo esta cubierto por un pelaje característico, amarillo con bandas oscuras. El tigre de Bengala es más pequeño que el anterior; mide unos 3 m de largo, incluyendo la cola, y suele pesar entre 180 y 258 kilogramos. Vive en el Sureste asiático y en el centro y sur de la India. El pelaje es más liso que el del tigre siberiano, el color es más intenso y las bandas son casi negras. La subespecie que vive en la isla de Sumatra es todavía más pequeña y oscura. El tigre generalmente caza solo; matan tanto los machos como las hembras, y actúan sobre presas tan voluminosas como las cobradas por los leones. Quizá por estas razones el tigre resulta algo más grande y sobre todo más vigoroso que el león. Los miembros anteriores del gran félido asiático son más musculosos que los del africano, sus zarpas más grandes y sus uñas más desarrolladas. Es cierto que entre estos dos poderosos matadores las diferencias profundas pueden ser mínimas y que resulta verdaderamente difícil distinguir un tigre de un león cuando se les ha quitado la piel. Las pequeñas diferencias anatómicas básicas entre tigres y leones y las grandes diferencias superficiales (color, presencia o ausencia de melena), así como las marcadísimas distancias en el comportamiento social y predador, vienen dadas por la especialización de los dos monarcas de los animales en la explotación de distintos nichos ecológicos. El león caza en espacios abiertos. El tigre actúa en terrenos cubiertos. El cazador de la espesura tiene más éxito actuando en solitario que en manada, entre otras cosas, porque en los cazaderos cerrados difícilmente podrían coordinar los esfuerzos los distintos componentes del grupo, esfuerzo que, por otro lado, no es necesario, ya que se puede actuar al acecho o al rececho, cubriéndose con la vegetación hasta ponerse "a tiro" de la víctima. Probablemente, la mayor corpulencia de algunos tigres y, sobre todo, el mayor desarrollo de su tren delantero, al servicio de la matanza, está en función de que este félido no se ha visto obligado a sacrificar peso para cazar a la carrera. Sus cargas son cortas y súbitas. El tigre actúa generalmente solo porque en la espesura, y durante la noche, este sistema resulta más práctico, pero las tigresas enseñan a sus cachorros y durante el aprendizaje la caza puede tener lugar en grupo, aunque sea la madre quien lleva la iniciativa. No es tampoco imposible que varios tigre concentrados en una región rica en caza puedan compartir con mejor o peor acuerdo un gran ungulado abatido por uno de ellos. Pero este debe resultar tan raro como el hecho de que un león actúe en solitario, en condiciones normales y por un largo periodo de tiempo. En definitiva, se puede afirmar que el león es dorado y social porque vive y caza en las llanuras abiertas; el tigre ostenta su bella capa rayada y prefiere la vida solitaria porque actúa en espacios más o menos cerrados. Pero las diferencias no son tan profundas, y estos félidos pueden cruzarse en cautividad trayendo al mundo híbridos. Lógicamente, en tan largo periodo de tiempo, el tigre se fue adaptando a las distintas regiones que fue conquistando, dando lugar a diferentes formas, tallas y colores que han permitido a los zoólogos distinguir al menos ocho razas de tigres, desde los gigantescos tigres peludos de Siberia hasta los pequeños y oscuros tigres de la isla de Bali, pasando por los de Mongolia, Persia, India, China, Sumatra y Java. Los tigres isleños son más pequeños que los continentales, y los que habitan en zonas muy cerradas y cálidas son más oscuros que las poblaciones norteñas o de mesetas y montañas. El color del tigre ostenta un fondo que va desde el crema pálido de los tigre siberianos al rojizo amarillento de los isleños. Las rayas oscuras, siempre asimétricas, varían mucho en intensidad y profusión entre unas y otras razas e incluso entre los diferentes individuos. Los menos rayados son los tigres norteños. Los más abigarrados los de las islas de sur. Resultan una excepción cromática los tigres blancos de la India, que presentan un fondo blanco cremoso con rayas grisáceas o de color carbón. Y no pueden ser considerados como albinos porque sus ojos son de un hermosos azul verdoso. Parece que se trata de una variedad muy clara. Como norma general, el tigre prefiere la vida solitaria, de tal manera que machos y hembras se ven obligados a cazar para sí mismos y consumen las presas por separado. El tigre, "el amo de los animales de Asia", teme al súper predador humano y ha modificado profundamente su comportamiento como consecuencia de los propios hábitos de su enemigo y competidor vertical. El tigre encama durante el día en los lugares menos accesibles e inicia su ronda de caza al ponerse al sol; entonces merodea silencioso y solitario por las zonas donde espera encontrar una presa. Cuando mata, antes de probar bocado arrastra su botín hasta un lugar bien cubierto, donde se entrega a su primera comida, generalmente los cuartos traseros de la presa. A la noche siguiente vuelve a comer con mucha cautela, ingiriendo el cuerpo y las extremidades anteriores. En la tercera visita, el tigre limpia muy bien los huesos y se come las partes menos apetecibles, como el cuello y la cabeza. Saciado, el tigre se oculta en las zonas menos transitadas por el hombre, a ser posible cerca del agua, que utiliza para beber y bañarse. Las sigilosas costumbres del tigre, sus hábitos solitarios y su naturaleza silenciosa le permiten vivir en zonas muy pobladas mientras no se talen los bosques que constituyen su refugio. Este esquemático comportamiento del tigre varía mucho en los parques naturales, tanto indios como siberianos, donde no se les persigue. Estudiando el tigre en una reserva india se comprobó que los tigres se mueven en pleno día bastante más de lo que se pensaba. Se comprobó también que dos familias, constituidas por un par de tigresas adultas y sus cachorros, compartían una presa sin problemas agresivos. Incluso el macho dominante en la región acudió a comer en una ocasión, tendiéndose a esperar pacientemente a que las hembras y los cachorros hubieran terminado de comer. Estas manifestaciones sociales del tigre deben estar en función no sólo de la presión humana, que lo vuelve más furtivo y solitario, sino también de las distintas épocas de su vida. Las tigresas criando deben ser más sociales que cuando están en celo, época en que, como las leonas, pueden luchar con sus competidoras. Los tigre machos deben mostrarse tolerantes ante las hembras con cachorros pequeños, pero todo parece indicar que resultan sumamente peligrosos para machos competidores adultos e incluso para sus propios hijos subadultos, conociéndose algunos casos de jóvenes tigres matados por sus padres. Se puede afirmar que el tigre es solitario pero no insociable. El tigre es el más bonito de los grandes félidos porque no se le ve. El bosque ha hecho al tigre rayado y con la más asombrosa faz de los animales carnívoros. En el claroscuro de la jungla, la cara del tigre, donde se combinan, en insólito dibujo, el color ante, el amarillo, el blanco y el negro, resulta prácticamente invisible. A pocos metros, un tigre inmóvil puede estar acechando durante minutos sin que el hombre sea capaz de avistarlo. Sus presas solamente pueden descubrirlo mediante su olfato, si la brisa lo traiciona. En sus cazaderos, el tigre actúa en función de su camuflaje, de su silencio y de su terrible velocidad en persecuciones muy cortas. Generalmente detecta sus presas mediante su finísimo oído; avanza en su dirección, sigiloso como un fantasma, hasta que las ve. Entonces, inmóvil, estudia el camino que va a seguir en el rececho, de manera que siempre tendrá un arbusto o unas hierbas para cubrirse, hasta situarse a pocos metros de su víctima; con paciencia infinita, el gran gato avanza con el vientre pegado al suelo, petrificándose cada vez que el ungulado levanta la cabeza. Sólo en el último momento, y mientras el ciervo pace, el tigre se dispara como un ciclón y, corriendo a gran velocidad, no saltando, como tantas veces se ha dicho, alcanza al ciervo y lo derriba. Una de sus zarpas delanteras sujeta el morro de la víctima y dobla el cuello hacia atrás, mientras los colmillos del tigre se clavan profundamente en la garganta y retienen la presa durante varios minutos. Ésta suele ser la técnica del tigre para matar: derribar la presa mediante su propio impulso y el golpe de una o ambas garras, sujetarla firmemente con las uñas para buscar con rapidez la garganta y el cuello y dar un amplio y profundo mordisco que permite que sus caninos lleguen hasta las arterias, fracturen la columna cervical y desgarren el esófago y la tráquea. Aparte de los servidos, los tigres matan muchos jabalíes y riñen tremendas batallas con los grandes machos de esta especie. Hay tigres matadores de ganado, y todo el mundo ha oído hablar de los famosos devoradores de hombres. En este sentido se puede afirmar que el tigre es el único predador habitual del hombre, aunque parece que muchos de los tigres asesinos son individuos que han recibido heridas que les incapacitan para la caza, con especimenes viejos o tigresas criando en zonas donde han desaparecido las presas naturales. El tigre ataca presas tan grandes como búfalos asiáticos, aunque prefiere los recentales o individuos tarados. Aparte de los grande y medianos ungulados y de hombres, el tigre come peces, lagartos, ranas, roedores, y se mató uno que tenía el estómago lleno de langostas. Cuando las tigresas entran en celo (en distintas épocas dependiendo de la zona) tratan de detectar mediante el olfato las marcas de orina del macho propietario del territorio. Cuando se encuentran ambos consortes mediante la mutua prospección olfativa, permanece juntos sólo tres semanas según algunos autores y tres meses según otros. La parada nupcial y el apareamiento son tan ruidosos como los de dos grandes gatos. El periodo de gestación dura de 15 a 16 semanas, cifra asombrosamente corta para unos animales tan grandes, pero práctica dado que la tigresa tiene que cazar para ella misma durante el embarazo. Camada suele ser de tres o cuatro cachorros, aunque se han registrado de uno solo o de seis. Raramente sobreviven más de dos y parece que las tigresas devoran a los que mueren o se debilitan excesivamente. Los pequeños permanecen con su madre, que los cuida solícitamente, hasta los dos años. De ella reciben instrucción en la caza. Más tarde, los machos son expulsados del territorio por su propio padre, y las hembras entran en competencia con la madre en el siguiente celo de ésta, que tiene lugar tres años después de haber traído al mundo a la camada. En ese momento, con tres años de edad, también las jóvenes tigresas son aptas para la procreación. Parece que la edad máxima alcanzada por el tigre es de 20 años, y, aunque son muy pequeños e indefensos al nacer, los cachorros crecen rápidamente. A los 6 meses tienen el tamaño de un perro y al año el de un leopardo. Clasificación científica: los tigres pertenecen a la familia de los Félidos, dentro del orden de los Carnívoros. El tigre de Siberia recibe el nombre científico de Panthera tigris altaica, y el tigre de Bengala se clasifica como Panthera tigris tigris.
Rosanegra
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