miercoles 29 de marzo de 2006
Encuentro ZP-Rajoy
El paraguas platónico
Juan Carlos Girauta
¿Vamos a simular que no se han pagado ya precios políticos, que ignoramos la alegre disposición de la izquierda a seguir pagándolos, que queda algo del Pacto mientras el presidente lanza flores a Otegi o acude al eufemismo preventivo de los "accidentes"?
Rodríguez le esperaba para darle el abrazo caluroso y sincero de la anaconda, aunque, a decir verdad, ya llegaba la presa bastante constreñida. Cuando no se puede contribuir se dice y punto, salvo que todos hayan caído sin remedio en la política de la apariencia. Ya es rarito hablar de "contribución sin reservas" cuando a continuación hay que ponerlas todas: el Pacto por las Libertades como marco, no a las concesiones políticas, no a la tregua del Estado y reconocimiento de las víctimas. Sólo lo último es imaginable, aunque muy poco probable: la hoja de ruta zapaterita (the long and winding road that leads to your door, Otegi) podría contener fórmulas mágicas de retórica y compensaciones y sonrisas y reales palabras irreales que contentaran a muchos. Pero de ningún modo se puede compaginar el plan gubernamental con el respeto al Pacto o la falta de concesiones políticas. Lo sabe todo el mundo, a qué disimular.
No es que el PP se haya sumado al festival de la insensatez, al espíritu de nochevieja de los informativos, a la hora de la ETA en los relojes de las torres. Deprimida o constreñida, la derecha sigue siendo capaz de distinguir la rendición nacional de la final de Operación Triunfo. Así que cuando las fuerzas flaqueen y las imágenes de los mártires se les vayan borrando por falta de imaginación y sólo quede el dolor inconcreto, que recuerden un cuerpo tendido y un paraguas abierto. Multiplicado por mil. Lo irreversible.
La prudencia, el silencio o la cautela parecen virtuosos, pero ¿lo son ante la infamia que se fragua? ¿Y ante la consumada? ¿Vamos a simular que no se han pagado ya onerosos precios políticos, que ignoramos la alegre disposición de la izquierda a seguir pagándolos, que queda algo del Pacto mientras el presidente lanza flores a Otegi o acude al eufemismo preventivo de los "accidentes"? Aquí, de momento, el único reconocimiento ha sido para los verdugos; las víctimas, a los peces. El gobierno de España comparte la teoría del conflicto y ha infectado de servidumbre y de injusticia la palabra paz. Ensalza al que amenaza y humilla al amenazado.
Ni siquiera blindado tras todas sus reservas puede ofrecer Rajoy su contribución a una ruleta rusa. No sin quebranto moral y político. Los nacionalistas aplauden entusiasmados porque logran sus fines y porque el sacrificio que predican atañe a los demás. Es lógico que brinden, si bien el tintineo de las copas merece crecer, ensordecerlos y enloquecerlos. Pero no es posible olvidar el paraguas abierto, los diarios desparramados sobre la acera. Aunque los socialistas se empeñen vanamente en hacerlo. Sólo olvidará quien nada conoce porque nada recuerda.
Gentileza de LD
http://www.libertaddigital.com/opiniones/opi_desa_30592.html
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