lunes, octubre 10, 2011

Villacañas, Apuntaciones sobre huelgas, enseñanza del castellano, el futuro y Cataluña

lunes 10 de octubre de 2011

Apuntaciones sobre huelgas, enseñanza del castellano, el futuro y Cataluña

Antonio Castro Villacañas

1 . Huelgas en escuelas e institutos.
Escuelas e Institutos son medios fundamentales para la educación de niños y jóvenes. En materia de educación los procesos y los medios importan tanto o más que los principios y los fines si se quiere conseguir buenos resultados. En dichos ámbitos se requiere tener como preocupación constante y primordial el incidir de modo positivo y creciente en la cultura y el sentido común de los alumnos. La educación es un proceso continuo de penetración en el individuo, sobre todo en sus años jóvenes, del conocimiento producido por la humanidad en los anteriores tiempos y de la cultura y la convivencia cívicas logradas por los valores nacidos de ese conocimiento. Por ello, por considerarles los instrumentos más idóneos para alcanzar el progreso y la permanencia de esa convivencia y esa cultura, yo me declaro del todo en contra de que se utilicen por los profesores mediante huelgas para defender o reivindicar sus derechos profesionales, por muy justos que sean. El derecho de los alumnos a su clase está a mi juicio muy por encima de cualquier otro.

2. Enseñanza del castellano en Cataluña.
Me parece muy bien y lógico que los gobernantes catalanes hagan cuanto esté a su alcance para impedir que el catalán, su lengua madre, se extinga como posiblemente sucedería -el ejemplo a su alcance es el aranés- si su estudio y su uso se dejaran a merced de la voluntad individual de cuantos viven en Cataluña. Lo que no me parece bien es que una energía política análoga no la empleen en proporcionar a esos mismos convecinos el uso y disfrute de su otra lengua española propia, la que utilizan los cerca de 450 millones de personas que la tienen en el mundo para mejor entenderse y para incrementar su cultura y ser más sensibles mediante el estudio o la simple lectura de los miles de libros científicos, artísticos o meramente entretenidos que desde hace siglos se imprimen en español y no tienen versión catalana. A mi juicio, esos gobernantes no tienen derecho a entorpecer, dificultar o disminuir la gran riqueza que para los catalanes supone el poder entenderse y superar a cuantos con ellos compartimos una enorme, robusta y poderosa columna vertebral, en la que todos confluimos a pesar de nuestra diversidad.

3. El futuro.
Ahora que tanto se habla de crisis conviene recordar que a lo largo de la historia universal y de la propia, individual o colectiva, siempre han existido -y seguirán existiendo mientras el hombre sea hombre- crisis de diverso rango. Las mayores del sistema económico, social y político vigente en Europa y América desde el siglo XIX han sido las dos guerras mundiales del XX, la Gran Depresión de los años 20 y 30 del 1900 y la Gran Depresión actual, iniciada a finales del XX y los comienzos del XXI. Siempre pueden encontrarse similitudes entre unas y otras, pero tambien existen diferencias. Lo que más me llama la atención al comparar los primeros años de 1900 con estos del 2000 es que entonces frente al capitalismo y el liberalismo imperantes y fracasados se alzaban las esperanzas despertadas por el socialismo tradicional y sus incipientes versiones comunista y fascista, mientras que ahora no parece existir ninguna alternativa socioeconómica capaz de superar al capitalismo imperante y su subordinada
versión política más o menos socialdemócrata. Ahora no hay tradicionalismos, fascismos o comunismos que compitan por alcanzar y ejercer el mando del orden político y económico-social actual para así poder transformarlo y sustituirlo en el sustrato de la futura convivencia nacional y mundial. Yo solo encuentro hoy, en el mundo de las ideas y de las prácticas socioeconómicas y políticas, como brújula o estrella polar algunos proyectos capaces de tirar de las riendas al capitalismo, al liberalismo y a la social democracia, mediante su reforma, regulación o refundación, pero nunca su reemplazo por otras fórmulas ilusionantes y viables.

4. Cataluña.
Conviene recordar. En 1977, cuando el rey Juan Carlos decidió apartarse del franquismo que le había dado la Corona, el máximo de las reivindicaciones de los nacionalistas catalanes -según demuestran los acuerdos adoptados por la Assemblea y el Consell de Forces Politiques de Catalunya- no pasaba de la restauración del Estatuto de 1932, conseguido al amparo de la Constitución de la II República instaurada en 1931. En 1978 la Constitución de la III Monarquía Borbónica abría el camino para construir un Estatuto con un nivel de autonomía impensable 45 años antes. Lo conseguido no era una reconquista del pasado sino el anuncio y los cimientos de un futuro. 30 años después de ese logro, Jordi Pujol, que había presidido desde 1980 hasta 2003 la Generalitat rescatada, publicó en el mes de noviembre del 2009, un artículo que daba por decaído y fracasado "el proyecto político y moral de la Cataluña de los años 60, 70 y también de los 80". Había fracasado el intento de que catalanidad y españolidad fueran afirmaciones complementarias. A partir de entonces, la reforma del Estatuto monárquico y la política que ello ampara y alienta conducen a la separación total de ambas realidades. Conviene recordarlo. Para los nacionalistas catalanes el edificio construído sobre los cimientos de 1978 exige concluirse en forma de independencia.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=6252

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