martes 4 de octubre de 2011
Goodbye Zp
Ernesto Ladrón de Guevara
P OR fortuna, esta pesadilla que ha durado un tiempo desmedido, fuera de toda lógica, ha pasado, aunque el heredero, el señor Rubalcaba, no es menos inquietante.
Leo hoy que Berlín no dará más dinero para rescates. Natural. Se veía venir. Los teutones están hasta la coronilla de subvencionar los fastos de unos irresponsables que han liquidado las arcas del Estado, han malvendido parte de nuestras reservas de oro, y han privatizado hasta las loterías. Poco ha faltado para que vendieran el Museo del Prado al mejor postor –es un decir-.
La noticia buena es que la Comisión Europea se plantea cubrir esa bolsa de seguridad que permitiría un rescate de España e Italia. La pregunta: ¿es esa la solución para el futuro de España? Yo creo que no, como tampoco lo ha sido para Grecia.
Cuestiones concretas: tengo dos hijos, con una formación técnica y científica elevada. Ha costado mucho dinero al Estado formarles, y también en este caso a la familia que yo represento. Así hay miles de jóvenes. Ambos dos tendrán que irse fuera de España para poder ganarse el pan. Aquí no tienen posibilidades. Y la siguiente pregunta es...¿Cómo es posible que estemos inundados de jóvenes extranjeros mientras que los propios tienen que irse fuera para poder vivir? Hay muchas familias extranjeras que viven de las ayudas públicas. Mi ciudad –Vitoria- ha multiplicado la población inmigrante extracomunitaria de forma exponencial. No hay más que comparar las gentes que hoy circulan por las calles con la que circulaba hace diez años. El aumento ha sido espectacular. La razón: el efecto “llamada”. Resulta que los alaveses somos muy generosos en las ayudas sociales, mucho más que las provincias no vascas limítrofes y de Pancorbo para abajo. Durante los mandatos de alcaldías nacionalistas y socialista no ha habido apenas control sobre el padrón municipal. Con lo cual, se ha corrido la voz y vienen organizados en autobuses. ¡Vamos... esto es jauja! Con lo cual, dineros que se van al euskera, al sostenimiento de vagos que cobran lo mismo en casa, viendo la tele, que trabajando, y a otras fiestas por el estilo, no van a la promoción industrial o a las ayudas a las pequeñas y medianas empresas para generar tejido económico. Resultado: empobrecimiento y paro.
Repito: jóvenes españoles con alta formación se van a engrosar la riqueza de otros países, muchos de ellos del área de los de emergentes que curiosamente nos desplazan a su población excedente. Mientras, España se inunda de personal foráneo. ¿Será eso bueno? Al menos si queremos conservar nuestras costumbres, la cultura, nuestra forma de vida... eso no puede ser conveniente para nuestro futuro como españoles.
Pero vayamos a otro hecho más concreto. ¿Cuáles son los factores de crecimiento? Fundamentalmente la formación de nuestros jóvenes y la estructura económica.
La formación –salvo el desastre de la educación básica- es alta, más en número de individuos capacitados que en épocas pretéritas. Cierto. ¿Pero para qué sirve si se nos fuga el capital intelectual, nuestros cerebros, nuestros científicos e investigadores?
En cuanto a la estructura económica, ésta ha de ser equilibrada para que el incremento del PIB sea sostenido en el tiempo. En definitiva, cualquier país moderno, con posibilidades de competir en la esfera internacional tiene que tener presencia fuerte en los sectores primario y secundario. Es decir en el sistema productivo; en la producción de materias primas de consumo primario o de fabricación de bienes y equipo. El sector terciario debería ser el complementario, pero nunca el sustituto de los que proporcionan crecimiento económico sólido.
¿Qué han hecho los gobiernos españoles, siguiendo las directrices del núcleo duro europeo interesado en dejar a nuestro país para playa y sol? Descapitalizar y descalabrar el tejido industrial, sobre todo el que heredamos del famoso INI (Instituto Nacional de Industria) creado por el denostado Franco pero que tanto progreso nos proporcionó. Desmantelaron acerías, navieras, fábricas de transformación de materias, sectores agrario y pecuario, etc, dejando a España con un sector de construcción de vivienda y comunicaciones terrestres potente mientras ha durado, con muchos hoteles, restaurantes y bares, con un sector de turismo (terciario) desproporcionado en relación al resto de la economía. En definitiva, España se ha convertido en un país de servicios, con sectores de producción industrial disminuidos y minusvalorados. Y eso es malo para la sostenibilidad económica.
No hemos tenido la suerte de tener estadistas y dirigentes políticos con sentido de Estado y visión de futuro. Se ha jugado a corto y el resultado lo estamos padeciendo hoy.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=6239
martes, octubre 04, 2011
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