miércoles, octubre 05, 2011

Felix Arbolí, A veces los refranes se equivoca

miercoles 5 de octubre de 2011

A veces los refranes se equivoca

Félix Arbolí

C OMO han podido comprobar ha empezado ya la precampaña o campaña sobre las próximas elecciones generales y los candidatos y portavoces de los partidos se han lanzado a una dura e insultante dialéctica intentando atraer los votos de los indecisos, esos millones de ciudadanos que ajenos a las ideologías dominantes, votan a la opción que les ofrece mayores posibilidades o más elaboradas mentiras. Porque las promesas de políticos son tan poco fiables como los besos de la suegra, aunque en esta cuestión, he de reconocerlo, se lleva la palma el equipo del señor Pérez Rubalcaba. Que conste que he puesto “señor” delante, don Alfredo, para que no se me rebote con lo que usted llama familiaridades y confianzas, pues le advierto que tampoco lo pretendo. Tras su larga etapa en el gobierno que nos han llevado a la ruina, no me parece lógico tratarle con afecto y familiaridad y mucho menos mostrar confianza en sus promesas, ya que de antemano sabemos no las cumplirá según lo acostumbrado. Su salida de tono con ese compañero que se dirigió a usted cometiendo el “grave” error de no medir las diferencias y enormes distancias que le separan del ciudadano, a quien le ha hecho la puñeta mientras ha tenido el poder en sus manos, no es propia del que espera captar votos y simpatías populares.

Lo que ocurre es que una cosa es predicar y otra muy distinta dar ejemplo. Y usted lo primero lo hace con gran maestría, usando una lengua afilada y fluida para intentar desprestigiar al contrario al que achaca los errores de su gobierno y respecto al segundo, ha de reconocer con honestidad que no es el más indicado para servir de ejemplo en hacer las cosas bien. Me remito a las pruebas. No pretendo inmiscuirme en su aspecto meramente personal, que no es de mi incumbencia, pues pertenece a su más estricta intimidad, pero sí a su trayectoria gubernamental, que ha repercutido directamente en mi propio bienestar y en el de millones de ciudadanos que están sufriendo sus erróneas decisiones y decepcionantes omisiones. Las que han llevado a España a la mayor ruina económica y moral de su historia moderna. Y, lógicamente, me enerva que después del caótico panorama en que nos vemos , quiera volver a las andadas y nos pretenda ofrecer un paraíso en el que debido a los métodos y fracasos de su gobierno, sólo queda desierto y no han dejado ni los cardos.

La realidad es que el pueblo español, al igual que en otros países de similares gobernantes está cansado y pasa olímpicamente de sus políticos. Ya está hasta el gorro de que lo utilicen como marionetas y le engañen una y otra vez sin propósito alguno de enmienda y cumplimiento de sus promesas. El PSOE ha perdido toda su credibilidad tras siete años de descalabros, abusos, enchufismos y amiguismos que han llevado al país a la más absoluta ruina. Y el PP tiene dos incógnitas de enorme importancia que debe aclarar y puntualizar antes de las elecciones. Una de ellas, se refiere a si van a subir los impuestos a los que más tienen, para que el ciudadano que vive con excesivas estrecheces no tenga que seguir siendo el único que sostenga los gastos estatales. Una exigencia que pide a gritos harto ya de soportar tantas injusticias, al ver que le siguen apretando el cinturón sin límite alguno, mientras otros viven en la opulencia y continuas fiestas sin realizar ningún tipo de trabajo. En esto los socialistas han sido más avispados y oportunistas, aunque luego no cumplan lo prometido. La segunda se refiere a exigir al nuevo gobierno que salga de las urnas que no recorte las subvenciones a la Sanidad y la Enseñanza, con los que nuestra Esperanza Aguirre está coqueteando y que resultan totalmente impopulares, ya que salud y cultura son pilares fundamentales para el bienestar de la ciudadanía. Menos ostentaciones oficiales, dietas, privilegios y sueldos astronómicos entre nuestros políticos son las soluciones que el pueblo demanda a los que les van a regir en los próximos cuatro años. Y un frenazo rápido y contundente a esa lista de parados que ha aumentado en más de noventa y cinco mil personas en un solo mes y ya exceden de los cuatro millones. Algo escandaloso, yo añadiría, espantoso, que al parecer no inmuta a nuestra privilegiada clase política.

Elena Valenciano, la actual coordinadora de campaña socialista, siguiendo las pautas de su partido, intenta ocultar las cenizas del fuego que han provocado y con la mayor desfachatez, amenaza con un panorama sombrío y desolador si gana el adversario. Se une a esta orquestada campaña de despropósitos, Pepiño Blanco, perdón, don José Blanco, que vuelve una y otra vez a desprestigiar al contrario tergiversando la realidad en un intento inútil de hacernos creer que sus propios errores son responsabilidad de una oposición que nada ha tenido que ver en el asunto, pues las decisiones las toma el gobierno y las refrenda el Rey, no la oposición que en muchas ocasiones y sobrados de razón han vetado a las mismas sin conseguir un resultado positivo. No me parece correcta hacer las cosas rematadamente mal y echarle las culpas a los que no han intervenido en el desastre. Debemos ser honestos y reconocer nuestros yerros y equívocos, ya que la sinceridad ha de ser la seña de identidad de todo buen político, a pesar de que algunos tratadistas opinen lo contrario. Debería ser considerada como una cualidad inherente a su condición y misión, al igual que el valor y el honor al militar.

¿A quién pretenden engañar los socialistas después de habernos hecho padecer siete años de auténtico e interminable infierno gracias al señor del talante y la ceja y su cohorte de amigos y acólitos?. ¿ Por qué no se implantaron esas eficaces medidas cuando tenían mayoría absoluta y podían hacerlo sin que nadie se lo impidiera?. Si es verdad que el señor Pérez Rubalcaba tiene la solución a nuestros males, ¿ por qué dejó que todo se fuera al traste sin ponerla en práctica?. ¿ Esperaba que su exjefe y antecesor fracasara totalmente para llegar él como un nuevo “superman” a poner remedio a tantos males?. Un poco dura me parece esta estrategia.

Ya es hora también de que duquesas, banqueros y grandes empresarios sigan sin apretarse el cinturón de diamantes de Prada o los de Dior, Louis Vuilton y demás marcas que escapan a la mayoría. Los de la gaviota dicen que van a eliminar muchos altos cargos, como en realidad ya lo están haciendo en algunas comunidades donde han sido elegidos, pero no se deciden aún a arañar los bolsillos de los que más tienen. Esto les va a restar muchos votos. El que avisa no es traidor. Y si un gran empresario no paga mayor impuesto, que sea porque ha justificado plenamente haber aumentado su plantilla laboral. Tampoco es acertada medida privatizar sociedades y empresas públicas de las que el gobernante es un mero administrador y no su titular. Entre azules y rojos, el color no importa, nos vamos a quedar sin propiedades públicas. Se habla incluso, esta vez por parte socialista, de querer privatizar las loterías del Estado y sacar sus acciones en bolsa. Nos vamos a quedar más desplumados que el famoso gallo de Morón. ¿No hay algún organismo, ni debería intervenir el Rey, para poner coto a estas locuras y arbitrariedades?. ¿Cuál es el papel del monarca en estos casos?. El silencio en estos casos me preocupa bastante. El Partido Popular debe ser más preciso y claro al prometer que con ellos en el poder vamos a tener mucho mejores perspectivas.

¿Cómo pueden asegurar y amenazar los socialistas que si ganan los “populares” habrá una serie de reformas perjudiciales en el ámbito social y económico para el ciudadano, cuando ellos han sido los pioneros en implantarlas y aún las estamos sufriendo?. Esa afirmación a todas luces torticera supone obrar con argucias en unas elecciones, esperando ganarlas como otras veces,(cuando las consideraban perdidas), gracias a las circunstancias. Entonces fue la guerra de Irak, (hoy se han multiplicado los conflictos internacionales en los que nos hallamos involucrados, con mayores gastos e innecesariamente y nadie protesta, ni aún siquiera los Bardem) y el trágico suceso islamista de Atocha. No quiero decir, Dios me libre, que hubo trampas por parte de nadie, pero si que las oportunidades favorecieron al PSOE, contra todo pronóstico. Hay que tener cuidado para que no se repitan nuevos sucesos en las próximas.

No sé cómo lo harán los del PP, pero sí sé cómo lo han hecho los del PSOE y esto es más que suficiente para no volver a vivir nuevamente su infernal pesadilla, ya que son los mismos protagonistas los que aspiran a seguir crucificándonos. Hay un refrán que dice “más vale malo conocido, que bueno por conocer “, pero a veces los refranes se equivocan y si nos referimos a la política mucho más todavía. No siempre cualquier tiempo pasado fue mejor.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=6249

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