jueves 8 de julio de 2010
Dos palabras sobre la nueva ley del aborto
Luis Míguez Macho (Elsemanaldigital.com)
L A entrada en vigor de la nueva ley del aborto no se puede dejar pasar sin un breve recordatorio de lo que supone y de lo que significa. La legislación anterior, por criticable que fuese, reconocía el valor de la vida del ser humano no nacido, aunque permitía que ese valor cediese en determinados supuestos ante bienes jurídicos que consideraba prevalentes (la vida, la integridad física o psíquica o la dignidad de la madre); la nueva, priva de toda protección al no nacido durante el primer periodo de la gestación frente a la voluntad de la madre, sin eliminar el sistema de supuestos, que sigue siendo aplicable incluso transcurrido ese límite temporal.
Como jurista, no puedo dejar de sentir curiosidad por lo que dirá sobre esta nueva ley el Tribunal Constitucional, que en su sentencia sobre la legislación ya derogada reconoció que la vida del no nacido está protegida por el artículo 15 de la Constitución. Como ciudadano, sólo añadiré que, sea declarada inconstitucional o no la nueva ley, únicamente daré mi voto en las próximas elecciones generales a un partido que se comprometa a derogarla.
Esta reedición de la vitae necisque potestas que le reconocía al paterfamilias el derecho romano arcaico, sólo que ahora atribuida a la madre sobre el hijo no nacido, es, en realidad, el equivalente al infanticidio que se practicaba asiduamente en la época de decadencia de Roma (sí, la de ese paganismo declinante que algunos ensalzan sin saber de qué sentina de horrores hablan) por razones no muy distintas a las que en la actualidad pretenden justificar el "derecho" al aborto. Moralmente un crimen, socialmente un desastre.
Hay que preguntarse cómo se ha podido a llegar a esto en una era de adelantos científicos que nos permiten comprender que el no nacido es un ser distinto del padre y también de la madre que lo lleva en su seno, que la vida es un proceso que empieza en la concepción y termina con la muerte, dentro del cual el nacimiento no es más que un paso, y en la que, al mismo tiempo, hombres y mujeres disponen de un amplísimo poder de control sobre su capacidad reproductiva, y todo ello en un momento de evolución de la civilización en el que a la vida humana se le otorga el máximo valor. La respuesta sólo la puede ofrecer la ideología, en este caso la de género.
Hay una evidente relación entre ideología de género y nueva ley del aborto. La ideología de género, como es sabido, sostiene que las diferencias entre hombres y mujeres son esencialmente una creación cultural que se pueden anular por un acto de voluntad, sea individual o colectivo. Esto choca con la realidad de la biología, que impone a hombres y mujeres un papel reproductivo distinto; dicho llanamente, la mujer es la hembra de la especie y la que trae los hijos al mundo. Como ninguna ley de igualdad puede hacer que los hombres se queden embarazados, la solución es permitir a las mujeres deshacerse libremente de los hijos antes de que nazcan.
Es igual. El aborto no sólo lo sufre la criatura no nacida; también la madre es víctima, aunque lo haya pedido o consentido. Por eso no basta con la derogación de la nueva ley, sino que es imprescindible una legislación positiva de protección y apoyo a la maternidad.
El "proceso de paz" con la banda terrorista ETA fue un desastre, el nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña, que era impolutamente constitucional, ha acabado desbaratado por el Tribunal Constitucional, nuestra política exterior no es tomada en serio por nadie, la economía y las finanzas públicas quedan en situación calamitosa; al final, la gran herencia de José Luis Rodríguez Zapatero, por la que pasará a la historia, será la liberalización del aborto. Sobran comentarios.
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp
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1 comentario:
Muy bien, Luis, estoy de acuerdo contigo, aunque el Derecho Romano en otras cuestiones tuvo una época clásica magnífica, no todo era decadencia...
Un buen artículo!!!
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