viernes, julio 16, 2010

Felix Arbolí, Tú verás lo que haces Cataluña

viernes 15 de julio de 2010
Tú verás lo que haces Cataluña
Félix Arbolí

L A semana ha resultado pródiga en acontecimientos y sorpresas. Los hubo buenos y malos. Dicen que no hay felicidad que cien años dure, ni dicha completa. Se inició con la euforia de una masa enardecida por el triunfo de España en el Mundial contra todo pronóstico, ante el patinazo frente a Suiza, y acabó con la triste y embarazosa carnavalada, no lo puedo llamar de otra forma, de nuestros políticos en el Congreso. Si el primero supuso un acto multitudinario de exaltación de la españolidad y el orgullo del “soy español” era unánimemente coreado en todas las latitudes de nuestra geografía, el segundo acto o acontecimiento me dio hasta nauseas y sentí vergüenza ajena al ver que unos señores que están cobrando unos sueldos astronómicos del erario público, y por tanto de mis impuestos, blasonaban públicamente y en el Congreso de la Nación, de su desprecio hacia España y hacia los españoles y hablaban descaradamente de su independencia, como podría hacerlo ese hijo que quiere emanciparse de sus padres, pero sigue cubriendo sus necesidades y caprichos por cuenta de ellos.

Dentro de su perorata antiespañolista nos comentaron el boicot a sus productos, la bajada del veinte por ciento en la venta de su cava, y del recelo de los demás españoles hacia ellos. No sé que pretenden que hagan los demás cuando son ellos los que quieren separarse de la patria común. Por lo oído, desean mantener con el resto de España una simple relación de vecindad. ¿Es que creen acaso que si lograran su independencia íbamos a seguir teniendo y manteniendo a los catalanes en tantos puestos claves de nuestras instituciones, empresas y negocios, comprando sus productos y visitando sus costas en nuestros veraneos?. No estamos ante el Evangelio de poner la otra mejilla, sino en la realidad de una España en la que se hicieron y engrandecieron y ahora con todas sus necesidades cubiertas, la totalidad del IVA de todos sus productos para ellos, aunque se vendan en Madrid y otras provincias, la aportación para sus gastos promocionales y hasta consulares más allá de nuestras comunes fronteras y una manga ancha de mercedes y privilegios que podría servirles hasta como camisón o blusa a la catalana, gracias a la generosidad de un gobierno central que demuestra de esta forma su vacilación y cobardía, quieren irse de rositas y colocarse ante Europa no como una región o comunidad española, sino como un país soberano e independiente. ¿Es que creen que en estos tiempos donde se tiende a la reunificación de los países bajo un solo gobierno, ellos iban a poder subsistir sin contar para nada con la ayuda del resto de España?. ¿No piensan que muchas de sus empresas y editoriales, llegado ese caso, trasladarían sus centrales a Madrid u otras capitales para no perder el marcado español e hispanohablante, que se cerraría a cal y canto, incluso el de esas empresas que suministran la energía y otras necesidades al resto de la nación, mi tener que sufrir el boicot y la antipatía que desataríamos, quiera o no quiera Zapatero, contra los productos catalanes?. Parece mentira que no se den cuenta esos señores y los descerebrados que les sigan, tan avispados y buenos negociantes como son, que este proceder sería algo así como matar a la gallina de los huevos de oro. ¿A quienes les iban a vender sus libros en catalán, si es un idioma que no hablan ni la totalidad de sus mismos habitantes?. Dudo que Planeta siga haciendo negocios en Hispanoamérica y resto de España, con libros editados en esa lengua que sólo hablan en sus límites comarcales y no en su totalidad. España tiene productos de sobra para abastecerse sin Cataluña, pero dudo que ésta pueda hacerlo si rompe sus lazos con España, seamos claros y sinceros. Sin contar el enorme mercado internacional de habla española al que el catalán le suena a música barroca, si no lleva repetida sus indicaciones en la lengua de Cervantes.

Lo que me extraña y desconcierta es que haya regiones, como las valenciana y la balear, donde algunos de sus políticos, ignoro por qué causas, se han hecho cómplices de este absurdo secesionismo. Por lo que dan a entender pretenden eliminar y ningunear su propia y gloriosa historia en aras de una catalanidad que no ha sido nunca la suya, por mucho que me adentre en los vericuetos de nuestra Historia común. Valencia ha sido siempre una comunidad con identificación propia, un prestigio alcanzado en mil empresas hechas exclusivamente por ellos y una categoría geográfica, cultural, social y política que no ha tenido nunca que depender de Cataluña. En todo caso, del reino de Aragón al que ha pertenecido también el condado de Barcelona, que es lo máximo que ha alcanzado esta comunidad. Respecto a las Baleares, España la reconquistó a los usurpadores ingleses, cuando el episodio de Gibraltar y nuestro primer Borbón. Si algo le debe a Cataluña es haber caído en manos extranjeras por aliarse con ellos contra el resto de España, aunque fuera por una causa nada claramente justificada. ¿Por qué se habla tanto y de manera tan petulante de la catalanidad en menosprecio de las demás regiones?. ¿Se han detenido a pensar que hasta su máximo dirigente. el señor Montilla, nació y se crió en Andalucía y muchos de sus grandes empresarios y hasta políticos no han nacido en sus límites, ni tienen antecesores que justifiquen su fanatismo catalán?. ¿A quién quieren engañar con ese come cocos que no tiene base alguna?,

Al oír a estos señores en el Congreso, en el llamado “debate de la nación”, que parecía la “letanía de los resentidos y enemigos de la patria”, me desconcertaba y sentía vergüenza ajena y hasta propia de que cuando un pueblo entero ha ondeado banderas españolas, ha coreado con orgullo el nombre de España y se han unido sin distinción de razas, colores y procedencias en una general y masificada marea de españolismo, estos señores que dicen representar a toda Cataluña, aunque en sus mítines y manifestaciones no lleguen a la cuarta parte de su población total, se empeñen en ofender a toda España declarando su afán de cortar todo lazo o cuestión que les una al resto de sus vecinos. Y que en un Congreso, ante el gobierno de la nación y bajo una Constitución que fue tantas veces vituperada, ninguneada y reprobada, siendo el texto que más respeto nos debe infundir, nadie saliera en defensa de España y llamara la atención por la manera de expresarse a los que vienen de fuera a insultarnos en nuestra propia casa, que debería ser también la de ellos. Si un ciudadano se atreve a decir la mitad de lo que estos señores dijeron y hubo de oír escandalizada toda España, seguro que a esta hora está entre rejas, expulsado del cargo o callado hasta de mala manera en el instante que pronunció la primera apostasía de su nación. Pero como eran nuestros amados catalanes secesionistas, no me refiero por supuesto al resto de los de esa entrañable comunidad, pues despotricaron a sus anchas, nos llenaron de ofensas, pregonaron su rechazo a todo lo español y se fueron tan panchos a su feudo, sin que nadie dijera nada, ni cortaran un ápice sus muchas bagatelas que les damos todos los demás, aunque para ello tengamos que apretarnos el cinturón y no llegar a fin de mes por pagar sus astronómicos sueldos a tantos parásitos y rencorosos Lo más sorprendente que todo un jefe de gobierno en lugar de rebatir sus argumentos y llamarles la atención por esas críticas a todo lo español y esas declaraciones independentistas, (prohibidas expresamente en la Constitución, que a ellos tampoco le vale), se dedicara a lanzarle cantos de sirenas, lamentos de cisne y tratamiento de paños calientes para amansarlos y que no siguieran importunándole debido a su nefasta manera de gobernar y sortear una crisis. Ni entiendo tampoco que una oposición, que no sabe ya donde está y qué hacer, porque les falta un líder, se mantuviera vergonzosamente callada, aguantando en sus asientos y soportando las continuas y ofensivas alusiones que le dedicaban los oradores de turno. Yo con menos hubiera abandonado mi escaño y les hubiera dejado hablando a las paredes, pero para eso hay que tener mucha dignidad y eso que están pensando. A Zapatero sólo le faltó hincarse de rodillas y pedirles por favor, hasta con lágrimas en los ojos que no le criticaran tanto. ¡Qué estampa de indecisión, debilidad y aguante!. .

Soy de ascendencia catalana, como ya he dicho varias veces, pero no reniego de mi nacimiento, crianza y ancestros andaluces, más concretamente gaditanos y viendo estas barrabasadas no me siento orgulloso de llevar este apellido tan eminentemente catalán, porque si para sentirme buen catalán o andaluz, he de dejar de sentirme español, prefiero renunciar a mis lejanos ascendientes y aferrarme y reconocer a los posteriores que sin dejar de amar a su tierra andaluza, sintieron más fuerte y sólido su amor a España.

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