miercoles 14 de julio de 2010
Crisis con Israel
Adolfo Rivero Caro
La gran prensa socialista americana (EEUU es el único país del mundo donde a los socialdemócratas se les llama "liberales'') insiste constantemente en lo que considera una verdadera provocación del gobierno israelí: la expansión de las viviendas en un barrio judío en el norte de Jerusalén. Lo considera un atentado contra un potencial acuerdo de paz entre israelíes y palestinos. En todo esto ha habido, sin duda, un lamentable error burocrático. El vice-presidente Joe Biden estaba de visita y es censurable hacer algo que pueden resultar embarazoso para un huésped importante. Dicho esto, no fue más que un error burocrático. Ciertamente no fue ningún cambio de política. El barrio en cuestión está en Jerusalén y el acuerdo Netanyahu-Obama estipula una congelación de 10 meses de los asentamientos en la Margen Occidental excluyendo a Jerusalén. Así que no se violó nada. Por otra parte, la ofensa no fue intencional. El primer ministro no sabía de esta medida que, en el mejor de los casos, no empezará hasta dentro de dos o tres años. Netanyahu se excusó y, cuando Biden se fue de Israel el 11 de marzo, la excusa parecía aceptada y el incidente resuelto.
Al otro día, sin embargo, el gobierno de Obama decidió formar un escándalo. La secretaria de Estado, la ambiciosa e incapaz Hillary Clinton, llamó a Netanyahu para decirle que el incidente había creado una crisis sin precedentes en las relaciones entre Estados Unidos e Israel y que Israel tendría que demostrar su deseo de paz. ¿El deseo de paz de Israel? Cuestionar ese deseo de paz es absurdo, significa ignorar la realidad histórica desde 1947, cuando Naciones Unidos acordó la división de Palestina en un estado judío y un estado árabe e, inmediatamente, los árabes le declararon la guerra a Israel.
Israel ha hecho ofrecimientos de paz en 1967 y 1978. Siete años después de los acuerdos de paz de Oslo en 1993, Yasser Arafat lanzó una ofensiva terrorista que costó la vida de miles de israelíes. En las conversaciones de paz de Camp David en el 2000, el entonces primer ministro Ehud Barak hizo proposiciones de paz que el mismo presidente Bill Clinton, consideró generosas. Ara-fat las rechazó. En el 2008, el primer ministro Ehud Olmert le hizo proposiciones igualmente generosas al líder palestino Mahmoud Abbas, que las volvió a rechazar.
En estos sangrientos 67 años, los palestinos nunca han aceptado una oferta israelí de paz y nunca se han comprometido a renunciar al terrorismo contra Israel. Una y ora vez, han hecho explotar bombas en cafés y clubes nocturnos israelíes, matando a decenas de personas inocentes. La agencias de prensa socialistas apenas lo mencionan. Ahora bien, si algún cohete israelí contra una base terrorista mata involuntariamente algún civil, la indignación de las agencia de prensa es formidable. No importa que los israelíes le avisen a los civiles palestinos que piensan ata-car algún vecindario donde reside una base terrorista y les piden que se muden, algo prácticamente nunca visto en una guerra. No importa. Para la prensa socialista, los atacantes y los responsables de la violencia siempre son los israelíes. La principal y única prioridad de los palestinos ha sido la destrucción del estado de Israel. Nunca han aceptado su legitimidad y sólo insisten en el llamado ''proceso de paz'' cuyo único objetivo es extraer concesiones que debiliten a Israel militarmente y le hagan prácticamente imposible responder a los ataques terroristas palestinos.
Netanyahu le ha dicho a Obama que está dispuesto a aceptar un estado palestino. Le pido a mis lectores que se tomen el trabajo de ver un mapa y constatar que ese estado prácticamente dividiría a Israel en dos, y que lo debilitaría extraordinariamente en caso de una guerra. No es una opinión, por favor, miren el mapa. Últimamente, sin embargo, el gobierno de Netanyahu no sólo ha aceptado la idea de un estado palestino, sino que ha eliminado docenas de puntos de control antiterroristas para facilitar la vida de esos palestinos y ha ayudado en el desarrollo económico de la Margen Occidental hasta el punto en que su Producto Nacional Bruto está creciendo a un 7 por ciento anual. No sólo eso. Ha estado de acuerdo en una moratoria sobre las construcciones en la Margen Occidental, una concesión que la misma Hillary Clinton calificó de "sin precedentes''.
Ahora bien, ¿qué gesto, qué concesiones han hecho los palestinos? Ninguna. Todo lo contrario, Mahmoud Abbas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, ha rehusado inclusive reasumir negociaciones directas con Israel. Estados Unidos, Naciones Unidas, Francia y otros países le han pedido a la Autoridad Palestina que reanude esas negociaciones inmediatamente. Todo ha sido inútil. ¿Y es Israel el que tiene que demostrar que quiere la paz?
¿Qué puede explicar esta política, extraordinariamente unilateral? Muchos analistas han observado que este gobierno se muestra hostil con los aliados de Estados Unidos, pero conciliatorio y apaciguador con sus enemigos. No es tan extraño como parece. Obama viene de las filas de una izquierda visceralmente antiamericana. Es por eso que, una y otra vez, ha dado excusas sobre el comportamiento de Estados Unidos, ignorando que éste ha sido el baluarte de la libertad en el mundo entero. Su ofensiva actitud ante Israel sólo hace confirmar esta lamentable realidad.
http://www.neoliberalismo.com/Crisis-israel.htm
miércoles, julio 14, 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario