viernes 1 de septiembre de 2006
Apuntaciones sobre e-rratas y gudaris
Antonio Castro Villacañas
L A última semana nos ha proporcionado dos temas dignos de meditación. Uno es el comienzo de la Vuelta Ciclista a Media España, el otro la manifestación de e-rratas y gudaris por el centro de Bilbao. Ambos deben ser comentados. Poco se puede decir del primero. Casi todos los periódicos han publicado, antes de empezar la Vuelta, el mapa de su total recorrido. Gracias a él hemos podido enterarnos de que la mejor y más extensa prueba ciclista de España, reconocida como tal en los medios deportivos internacionales, no pasa este año ni por Cataluña ni por Vasconia, de modo que no solo vemos consolidado el veto e-rrata a una de las principales competiciones deportivas españolas -lo que ya de por sí constituye una auténtica vergüenza, reveladora de la mezquindad política de esta etapa de nuestra historia-, sino que asistimos a su extensión, por contagio político más o menos violento, a lo largo y a lo ancho de las entrañables tierras catalanas, otros años escenario de extraordinarias carreras a lo largo de tierras llanas o en sus formidables montañas. Por eso escribí al principio de estas apuntaciones que el pasado sábado 26 había comenzado a disputarse la Primera Vuelta Ciclista a Media España, espejo en que debemos mirarnos cuantos tengamos algunas preocupaciones políticas. Siempre se empieza por algo, y este mapa revela cuál es la exacta situación en que se encuentra nuestro Estado, eso sí, constitucional y democrático. El segundo tema a considerar es el constituído por las manifestaciones pro-erratas de San Sebastián y Bilbao. Sobre ellas se me ocurren dos cosas diferentes. Una es que las sensibilidades políticas del pueblo español y de la judicatura española son, según se ve, bastante diferentes en calidad, puesto que para los honorables jueces y fiscales encargados del tema no había ninguna duda sobre que las tales manifestaciones no tenían nada que ver con los e-rratas y Batasuna, mientras que para la práctica totalidad del pueblo español que se interesa por la política no cabía la menor duda sobre la identificación de la organización ilegal, la banda asesina y las manifestaciones callejeras. Los hechos han demostrado quién tenía y tiene razón y quiénes estaban y están confundidos. Siempre se ha dicho que la diosa Justicia es ciega. Hoy podemos decir que también es sorda. Quizá convenga que lo sea, pero para todos. Quiero decir, y lo digo, que sea también sorda y ciega -bueno, mejor, tan solo independiente- respecto del Gobierno español y del seudogobierno vasco, únicos interesados en creer y hacer creer que las manifestaciones callejeras de Bilbao y San Sebastián no han sido organizadas, dirigidas, usadas y utilizadas por los e-rratas como armas arrojadizas en contra de España. He dicho antes que el seudo-gobierno vasco ha estado siempre a favor de Batasuna y las ratas de España. Debo explicarme. Le llamo seudo-gobierno porque a mi modo de entender la política y la vigente Constitución Española, únicamente existe y puede existir un Gobierno, el nacional, el de todos los españoles; los órganos ejecutivos de las asambleas autonómicas no son ni pueden ser gobiernos, por mucho que se empeñen los correspondientes nacionalistas; son Juntas Directivas o Consejos de Administración de sus respectivos entes. Aclarado este punto, quiero terminar con el tema de las ratas de España y su continua ofensiva anti española. En todas sus manifestaciones públicas, tuteladas siempre por el PNV y la Junta de Guernica, se esfuerzan por reivindicar la memoria de los para ellos "heroicos gudaris". Es natural, porque no en vano de ellos descienden o al menos tienen con ellos un estrecho emparentamiento. "E-rratas y gudaris" son de la misma familia: la constituida por personajes tan sectarios y mezquinos como son los que protagonizan las actividades ordinarias y extraordinarias de esas organizaciones -ETA y PNV- compuestas y dirigidas por simples canallas y gentes que presumen de tener recta conciencia y acendrada religiosidad. He escrito que en las manifestaciones de Bilbao y de San Sebastían iban en alegre compañía los e-rratas y los gudaris. A los primeros los representa Batasuna, a los segundos el PNV. Ambos coinciden en mantener una misma actitud: la de presumir que son valientes contra quienes nos les hacen cara, y la de echar a correr en cuanto alguien les hace frente y va a por ellos... Basta repasar la historia y ver lo que hicieron en 1936 y 1937. Perdieron Guipúzcoa a pesar de tener toda clase de ventajas, estaban perdiendo Vizcaya aunque tenían la espalda bien cubierta por cuanto significaba Bilbao, y en contraste con el ejemplo de Madrid la defensa de tan noble Villa fue un auténtico desastre a caballo de la insensatez y la vileza. Ante el empuje cada vez más decidido del ejército verdaderamente nacional, los batallones vascos, los "heroicos gudaris", junto con los dirigentes nacionalistas, fueron reculando -u ofreciendo el culo- hasta que en la costa santanderina brindaron a todo el mundo uno de los episodios de mayor bajeza política y moral que se dieron en la Guerra de Liberación... Me refiero a la rendición secreta y vergonzante del nacionalismo vasco y de las fuerzas militares bajo su control -cuyo equivalente actual son, para muchos, los e-rratas- al fascismo italiano. El cura Onaindía pactó en Roma que llegado el momento las tropas vascas se entregarían a la buena voluntad de los voluntarios de Mussolini, a cambio de que éstos les permitieran huir en los barcos contratados al efecto. La decisión final se adoptó por los jefes de los bravos gudaris en una cena donde no escaseó ni el caviar ni el champán. Hubopacto y rendición en Santoña, los lindacaras huyeron aunque los barcos no llegaran en número suficiente, y lo de menos es que aquel pacto supusiera una traición ignominiosa a sus aliados, los españoles republicanos, porque eso permitió que todos los Ajuriaguerras y todos los Aguirres -símbolos del PNV y del "Gobierno Vasco"- salvaran sus vidas para poder luego ponerlas al servicio de los servicios secretos norteamericanos durante la II guerra mundial y acontecimientos posteriores. Termino. Mientras los Gobiernos españoles toleren o aguanten sus injurias o impertinencias, e-rratas y gudaris seguirán envalentonándose. Las manifestaciones citadas constituyen un buen ejemplo. Sólo dejarían de existir si frente a ellas se alzaran otras compuestas por los ciudadanos vascos partidarios de una política realmente vasca y española, casi todos ellos hoy desilusionados por la falta de firmeza y la sobra de blandura del gobierno Rodríguez.
jueves, agosto 31, 2006
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