viernes 30 de julio de 2010
Apuntaciones sobre la Constitución que deshace España
Antonio Castro Villacañas
1 .- Salió del lodo y cayó en el arroyo. Este es uno de los muchos refranes que constituyen el fondo de la sabiduría popular española. Bien lo podemos aplicar en estos últimos días de julio a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Cataluña. El lodo del que tan mal han salido los tribunos constitucionalistas, el lodo al que quiere volver el señor Rodríguez Zapatero, patatero mayor del reino, es el que hicieron y en el que se rebozaron los "padres de la patria" cuando en 1978 hicieron la Constitución que Juan Carlos I, el rey que hizo Franco, quiso que hicieran.
Basta con leer las actas del debate de la Comisión Constitucional que recogen las discusiones habidas en su seno cuando se discutía el artículo 2 de la Constitución, ese que proclama la "indisoluble unidad de la Nación" pero introduce en ella las "nacionalidades"...
Permítanme tres citas que entiendo enuncian muy bien el problema:
A) Licinio de la Fuente, falangista, exministro franquista, diputado por Alianza Popular: "El mantenimiento de los dos conceptos (nación y nacionalidad) conduce a una indudable confusión sobre la organización territorial del país."
B) Hipólito Gómez de las Roces, falangista, independiente: "La ponencia se limita a dar un puntapié al problema, lo traslada a mañana: En vez de quitar el proyectil del cañón, ha preferido ponerle un tapón".
C) Gregorio Peces Barba, socialista, en nombre del PSOE: "España es una nación de naciones, esto no es nuevo, ...., esto es Bélgica, esto es Checoeslovaquia, esto es Yugoeslavia..." 32 años después, hoy comprobamos que los tres tenían razón. Existe una indudable confusión sobre la organización territorial y jurídico-política de nuestro país, el cañón está a punto de dispararse, y España a borde de desaparecer, igual que Bélgica, como ya desaparecieron Checoeslovaquia y Yugoeslavia.
2.- Los parlamentarios actuantes, los altos cargos y los magistrados que han prometido o jurado cumplir y hacer cumplir la Constitución no siempre cumplen su solemne compromiso. Los dirigentes de los dos grandes partidos de ámbito estatal, a quienes corresponde por la cuantía de sus escaños designar en última instancia a los senadores y diputados facultados para reformar la Constitución, y para nombrar a los magistrados encargados de interpretarla, son culpables de la situación de bloqueo institucional y del descontento social paralelo que muestra el pueblo.
3.- Bien mirada, la Guerra de Sucesión, que fue quien nos trajo los Borbones a España, reúne tres características que no se suelen explicar -ni siquiera dar a conocer- ni en el Bachillerato ni en la Universidad ni en los libros de historia.
La primera es que implicó a casi toda Europa y buena parte de América, con lo que no parece injusto calificarla como la primera guerra mundial.
Su segunda característica es que comparte con la Guerra de Liberación (1936-1939) la gloria o la tacha de ser el episodio más ideologizado de la historia de España.
La característica tercera es que, contra lo que sucede en las demás contiendas ésta no la ganó de verdad ninguna de las dos partes enfrentadas: fue una tercera -Inglaterra- la que se alzó con el santo y la limosna. No fue una guerra dinástica, ni una guerra entre los nacionalismos catalán y español. Y la victoria de los Borbones y su consiguiente instalación en España tuvo muy poco que ver con la modernidad de nuestro Estado y nuestro pueblo.
4.- La Historia siempre llega con pasos de paloma, dijo Nietsche. Debemos aguzar el oído -y la vista- si queremos percibir lo que nos viene encima.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5789
viernes, julio 30, 2010
Jose Melendez, El nacionalismo catalán se cubre de vergüenza
viernes 30 de julio de 2010
El nacionalismo catalán se cubre de vergüenza
José Meléndez
S E consumó la afrenta. Los nacionalistas catalanes se han cubierto de vergüenza al prohibir en el Parlamento autonómico las corridas de toros en Cataluña con el pretexto de evitar un espectáculo donde el toro sufre hasta su muerte, camuflaje que queda totalmente desvirtuado al no incluir en la prohibición las “corridas de bous” que se celebran en cientos de pueblos catalanes y donde las vaquillas y los toros son corridos por las calles con antorchas encendidas en sus cornamentas, atados con una soga y acosados durante horas por las peñas que cometen con ellos toda clase de ultrajes sin que los animales puedan defenderse.
La verdadera razón de esta inaudita prohibición está en el carácter español de la fiesta de los toros y es una prueba mas de ese nacionalismo cavernícola y rastrero que estaba larvado en la región catalana y ha surgido amparado por un presidente del gobierno de España que afirmó que apoyaría toda iniciativa que venga de Cataluña en su desmedido e incesante afán de mantenerse en el poder. La sospechosa inhibición de José Luis Rodríguez Zapatero, preso por las demandas de los diputados del PSC en el Parlamento español, ha facilitado la desastrosa decisión del parlamento autonómico, donde los dos principales partidos PSC y CiU dieron libertad de voto a sus diputados a sabiendas de ello acarrearía la prohibición propuesta por los republicanos e izquierdistas. Además. la decisión encaja perfectamente con la larga lista de prohibiciones y restricciones que Zapatero ha impuesto a la sociedad española desde su acceso al poder en busca de ese mito ideológico que es su idea de España.
La pugna entre taurinos y antitaurinos ha existidos siempre sin que ninguna parte haya podido convencer a la otra. El que es partidario de las corridas de toros va a verlas y el que no se queda en casa y de ahí no pasan. Ha habido también intentos de prohibición en la larga historia de la tauromaquia, como la famosa pragmática de Carlos III, pero se quedaron en nada y la fiesta siguió su curso ascendente hasta convertirse en un espectáculo singular de belleza y gallardía, que representa una de las mas acusadas características de la idiosincrasia española.
La lidia de los toros nació de una singular rebelión de los pobres contra los ricos. La callada y gallarda labor de los lidiadores de a pie que ayudaban a que los caballeros alanceadores a lomos de sus cabalgaduras se lucieran ante los toros, dio lugar a que surgiera el toreo como un espectáculo mas atrayente que las lanzadas desde los caballos. Francisco Montes “Paquiro” lo convirtió en arte y desde entonces hasta nuestros días la Fiesta Nacional ha sido la admiración del mundo. En, por tanto, un bien tradicional, cultural e histórico con un méritos muy superiores a los falaces e hipócritas propósitos de unos nacionalistas de corta visión y larga mala leche que no consiguen con decisiones como esta mas que ponerse ellos mismos en ridículo y contribuir a que el resto de España termine por odiar a los nacionalistas catalanes como ellos odian a los españoles, lo que antes no había ocurrido nunca.
La supresión de las corridas de toros en Canarias no representa un precedente porque en las Islas Afortunadas no había ninguna clase de tradición taurina ni se aprobó una norma específica contra las corridas de toros.
Lo que han perpetrado los nacionalistas catalanes es, por lo tanto, una tragedia histórica que, si se extendiera por España, representaría una catástrofe de incalculables magnitudes `porque, además de un gran espectáculo, la fiesta de los toros es un negocio económico que sostiene 180.000 puestos de trabajo directos, factura mas de 2.500 millones de euros al año, lo que representa el 0.25 por ciento del PIB, y se celebran mas de 2.000 corridas en cada temporada con una asistencia de 13 millones de espectadores.
En Cataluña las pérdidas serán proporcionalmente iguales a estas cifras y eso, en tiempos de crisis, es un atentado a los derechos de los ciudadanos catalanes. Eso es lo que ha firmado el cordobés José Montilla, con el hipócrita alegato de que él es aficionado a los toros, pero ha tenido que rendirse a la mayoría.
Son numerosas las opiniones de destacados juristas que creen que la decisión del parlamento autonómico es anticonstitucional y ya son varias las instituciones que ha anunciado que plantearán recurso ante el Tribunal Constitucional. Veremos en qué queda, pero el daño está ya hecho y ahora lo que queda por ver es si el PSOE con Zapatero a la cabeza da la cara en el Parlamento cuando el PP le interpele al respecto y sale de su hipócrita ambigüedad
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5795
El nacionalismo catalán se cubre de vergüenza
José Meléndez
S E consumó la afrenta. Los nacionalistas catalanes se han cubierto de vergüenza al prohibir en el Parlamento autonómico las corridas de toros en Cataluña con el pretexto de evitar un espectáculo donde el toro sufre hasta su muerte, camuflaje que queda totalmente desvirtuado al no incluir en la prohibición las “corridas de bous” que se celebran en cientos de pueblos catalanes y donde las vaquillas y los toros son corridos por las calles con antorchas encendidas en sus cornamentas, atados con una soga y acosados durante horas por las peñas que cometen con ellos toda clase de ultrajes sin que los animales puedan defenderse.
La verdadera razón de esta inaudita prohibición está en el carácter español de la fiesta de los toros y es una prueba mas de ese nacionalismo cavernícola y rastrero que estaba larvado en la región catalana y ha surgido amparado por un presidente del gobierno de España que afirmó que apoyaría toda iniciativa que venga de Cataluña en su desmedido e incesante afán de mantenerse en el poder. La sospechosa inhibición de José Luis Rodríguez Zapatero, preso por las demandas de los diputados del PSC en el Parlamento español, ha facilitado la desastrosa decisión del parlamento autonómico, donde los dos principales partidos PSC y CiU dieron libertad de voto a sus diputados a sabiendas de ello acarrearía la prohibición propuesta por los republicanos e izquierdistas. Además. la decisión encaja perfectamente con la larga lista de prohibiciones y restricciones que Zapatero ha impuesto a la sociedad española desde su acceso al poder en busca de ese mito ideológico que es su idea de España.
La pugna entre taurinos y antitaurinos ha existidos siempre sin que ninguna parte haya podido convencer a la otra. El que es partidario de las corridas de toros va a verlas y el que no se queda en casa y de ahí no pasan. Ha habido también intentos de prohibición en la larga historia de la tauromaquia, como la famosa pragmática de Carlos III, pero se quedaron en nada y la fiesta siguió su curso ascendente hasta convertirse en un espectáculo singular de belleza y gallardía, que representa una de las mas acusadas características de la idiosincrasia española.
La lidia de los toros nació de una singular rebelión de los pobres contra los ricos. La callada y gallarda labor de los lidiadores de a pie que ayudaban a que los caballeros alanceadores a lomos de sus cabalgaduras se lucieran ante los toros, dio lugar a que surgiera el toreo como un espectáculo mas atrayente que las lanzadas desde los caballos. Francisco Montes “Paquiro” lo convirtió en arte y desde entonces hasta nuestros días la Fiesta Nacional ha sido la admiración del mundo. En, por tanto, un bien tradicional, cultural e histórico con un méritos muy superiores a los falaces e hipócritas propósitos de unos nacionalistas de corta visión y larga mala leche que no consiguen con decisiones como esta mas que ponerse ellos mismos en ridículo y contribuir a que el resto de España termine por odiar a los nacionalistas catalanes como ellos odian a los españoles, lo que antes no había ocurrido nunca.
La supresión de las corridas de toros en Canarias no representa un precedente porque en las Islas Afortunadas no había ninguna clase de tradición taurina ni se aprobó una norma específica contra las corridas de toros.
Lo que han perpetrado los nacionalistas catalanes es, por lo tanto, una tragedia histórica que, si se extendiera por España, representaría una catástrofe de incalculables magnitudes `porque, además de un gran espectáculo, la fiesta de los toros es un negocio económico que sostiene 180.000 puestos de trabajo directos, factura mas de 2.500 millones de euros al año, lo que representa el 0.25 por ciento del PIB, y se celebran mas de 2.000 corridas en cada temporada con una asistencia de 13 millones de espectadores.
En Cataluña las pérdidas serán proporcionalmente iguales a estas cifras y eso, en tiempos de crisis, es un atentado a los derechos de los ciudadanos catalanes. Eso es lo que ha firmado el cordobés José Montilla, con el hipócrita alegato de que él es aficionado a los toros, pero ha tenido que rendirse a la mayoría.
Son numerosas las opiniones de destacados juristas que creen que la decisión del parlamento autonómico es anticonstitucional y ya son varias las instituciones que ha anunciado que plantearán recurso ante el Tribunal Constitucional. Veremos en qué queda, pero el daño está ya hecho y ahora lo que queda por ver es si el PSOE con Zapatero a la cabeza da la cara en el Parlamento cuando el PP le interpele al respecto y sale de su hipócrita ambigüedad
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5795
Ernesto Ladron de Guevara, La rentabilidad de los muertos
viernes 30 de julio de 2010
La rentabilidad de los muertos
Ernesto Ladrón de Guevara
E STÁ claro que para ETA sus muertos no han caído en balde. Lo dijo estos días atrás. Es evidente que ETA va a persistir porque todas las barbaridades cometidas en nombre de una causa disparatada que es la misma, en cuanto a los objetivos, del PNV, EA, ARALAR y otras organizaciones paralelas, más o menos clónicas, no pueden caer en saco roto. La idea de ETA es la de una guerra en la que sólo se cede en caso de derrota total, pero como no es un ejército convencional se puede estirar la situación “sine die” pues siempre habrá un comando preparado para el salto psicológico al terror. La cuestión es esperar a que el enemigo, en este caso el Estado español, se encuentre en situación débil para forzar su desistimiento a sostener el estatus quo jurídico. Y nadie puede dudar a estas alturas de que el Estado está en bancarrota pues a su frente se encuentran gentes que apenas creen en él si no es para disfrutar de las prebendas que da el reparto del presupuesto.
Zapatero se vanagloria de que el frustrado proceso de negociación con ETA que acabó con la bomba de Barajas ha sido positivo pues deja en un “impasse” a ETA. ¿De verdad se lo cree? Me resulta inconcebible pensamiento tan simple que ronda el ridículo. Y lo hace persistiendo en el empeño de descomponer los apoyos de la banda terrorista. ¿Es ingenuo o perverso? Y ello coincide en el tiempo con la excarcelación de importantes personalidades del aparato político-social de ETA –como el caso de Rafa Díez u Otegui con la falaz excusa de su familiares y otros- o con los permisos carcelarios a etarras convictos por crímenes gravísimos con la pretendida farsa de su arrepentimiento, que todos sabemos que es estratégico y que forma parte de la misma atmósfera que la del chivatazo del Bar Faisán. No en vano Eguiguren planteaba no hace muchos días que era necesario relanzar un nuevo marco de entendimiento con los adlateres etarras. ¿Para qué? Indudablemente para producir el clima propicio que posibilite la presentación de candidaturas de Batasuna en sus diferentes versiones a las próximas elecciones municipales y forales, que proporcionan mucha rentabilidad económica al independentismo irredento de las bombas y el tiro a la nuca. A ellos no les interesan -por supuesto- los cientos de ciudadanos españoles que han caído en este lance al absurdo en media centuria de oprobio a las mentes civilizadas. ¿Y al Gobierno? Parece que tampoco.
Aplicando la misma tesis argumental de ETA, los caídos por la causa del terrorismo no han dado su vida para nada, ¿o no? Ahora va a resultar que las víctimas de ETA tienen menos valor que el victimario, y que mientras que los etarras muertos por la acción del aparato de seguridad del Estado tienen más derechos a los efectos de obtención de logros que los que han caído por causa del amonal o del disparo por la espalda.
Resulta un escarnio inaguantable que ahora nos diga el Ministro del Interior que los presos a los que se les proporciona ventajas penitenciarias, sentenciados y condenados en su día a décadas de prisión por crímenes execrables, no son de ETA, simplemente porque han afirmado que la lucha armada (terrorismo) no tiene sentido en la actualidad. ¿Con qué algodón mágico nos va a descubrir el señor Rubalcaba ahora que esas palabras son sinceras y no una mera argucia táctica? ¿Cómo se explica la contradicción entre lo afirmado de que esos etarras han pedido perdón a las víctimas y la negativa de éstas de que ello haya sido cierto?
La afirmación de ETA de que vienen tiempos favorables a su pretensión de una Euskal Herria unificada coincide con los rumores de que Zapatero estaría dispuesto a incorporar Navarra al País Vasco, lo que sería una situación flagrantemente anticonstitucional. En esto me parecería bien que se hiciera un referéndum a los navarros para que se pronuncien sobre esta posibilidad, coincidiendo con el editorialista “Maite Soroa” de Gara en uno de sus libelos. Ya es hora de acabar con este mercado persa insostenible en un país que pretendería –solo en hipótesis- ser serio, y que se termine con la farsa. Lo de Cataluña es esperpéntico, lo del País Vasco puede ser, simplemente, una traición de lesa patria, inasumible en un Estado constitucional llamado de Derecho.
Zapatero no va a dejar en España títere con cabeza ni estructura que se sostenga. Ya lo dijo la madre de los Pagaza (Maite y el asesinado por ETA, Joseba) “[…] cosas sucederán que os helarán el corazón”.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5790
La rentabilidad de los muertos
Ernesto Ladrón de Guevara
E STÁ claro que para ETA sus muertos no han caído en balde. Lo dijo estos días atrás. Es evidente que ETA va a persistir porque todas las barbaridades cometidas en nombre de una causa disparatada que es la misma, en cuanto a los objetivos, del PNV, EA, ARALAR y otras organizaciones paralelas, más o menos clónicas, no pueden caer en saco roto. La idea de ETA es la de una guerra en la que sólo se cede en caso de derrota total, pero como no es un ejército convencional se puede estirar la situación “sine die” pues siempre habrá un comando preparado para el salto psicológico al terror. La cuestión es esperar a que el enemigo, en este caso el Estado español, se encuentre en situación débil para forzar su desistimiento a sostener el estatus quo jurídico. Y nadie puede dudar a estas alturas de que el Estado está en bancarrota pues a su frente se encuentran gentes que apenas creen en él si no es para disfrutar de las prebendas que da el reparto del presupuesto.
Zapatero se vanagloria de que el frustrado proceso de negociación con ETA que acabó con la bomba de Barajas ha sido positivo pues deja en un “impasse” a ETA. ¿De verdad se lo cree? Me resulta inconcebible pensamiento tan simple que ronda el ridículo. Y lo hace persistiendo en el empeño de descomponer los apoyos de la banda terrorista. ¿Es ingenuo o perverso? Y ello coincide en el tiempo con la excarcelación de importantes personalidades del aparato político-social de ETA –como el caso de Rafa Díez u Otegui con la falaz excusa de su familiares y otros- o con los permisos carcelarios a etarras convictos por crímenes gravísimos con la pretendida farsa de su arrepentimiento, que todos sabemos que es estratégico y que forma parte de la misma atmósfera que la del chivatazo del Bar Faisán. No en vano Eguiguren planteaba no hace muchos días que era necesario relanzar un nuevo marco de entendimiento con los adlateres etarras. ¿Para qué? Indudablemente para producir el clima propicio que posibilite la presentación de candidaturas de Batasuna en sus diferentes versiones a las próximas elecciones municipales y forales, que proporcionan mucha rentabilidad económica al independentismo irredento de las bombas y el tiro a la nuca. A ellos no les interesan -por supuesto- los cientos de ciudadanos españoles que han caído en este lance al absurdo en media centuria de oprobio a las mentes civilizadas. ¿Y al Gobierno? Parece que tampoco.
Aplicando la misma tesis argumental de ETA, los caídos por la causa del terrorismo no han dado su vida para nada, ¿o no? Ahora va a resultar que las víctimas de ETA tienen menos valor que el victimario, y que mientras que los etarras muertos por la acción del aparato de seguridad del Estado tienen más derechos a los efectos de obtención de logros que los que han caído por causa del amonal o del disparo por la espalda.
Resulta un escarnio inaguantable que ahora nos diga el Ministro del Interior que los presos a los que se les proporciona ventajas penitenciarias, sentenciados y condenados en su día a décadas de prisión por crímenes execrables, no son de ETA, simplemente porque han afirmado que la lucha armada (terrorismo) no tiene sentido en la actualidad. ¿Con qué algodón mágico nos va a descubrir el señor Rubalcaba ahora que esas palabras son sinceras y no una mera argucia táctica? ¿Cómo se explica la contradicción entre lo afirmado de que esos etarras han pedido perdón a las víctimas y la negativa de éstas de que ello haya sido cierto?
La afirmación de ETA de que vienen tiempos favorables a su pretensión de una Euskal Herria unificada coincide con los rumores de que Zapatero estaría dispuesto a incorporar Navarra al País Vasco, lo que sería una situación flagrantemente anticonstitucional. En esto me parecería bien que se hiciera un referéndum a los navarros para que se pronuncien sobre esta posibilidad, coincidiendo con el editorialista “Maite Soroa” de Gara en uno de sus libelos. Ya es hora de acabar con este mercado persa insostenible en un país que pretendería –solo en hipótesis- ser serio, y que se termine con la farsa. Lo de Cataluña es esperpéntico, lo del País Vasco puede ser, simplemente, una traición de lesa patria, inasumible en un Estado constitucional llamado de Derecho.
Zapatero no va a dejar en España títere con cabeza ni estructura que se sostenga. Ya lo dijo la madre de los Pagaza (Maite y el asesinado por ETA, Joseba) “[…] cosas sucederán que os helarán el corazón”.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5790
Jesus J. Sebastian, Trilogia de la Jerarquia (II)
La élite dirigente
Trilogía de la Jerarquía (II)
JESÚS J. SEBASTIÁN
30 de julio de 2010
Las comunidades no pueden dirigirse, ni históricamente nunca lo han sido, por individuos aislados, ni por colectivos abstractos e inorgánicos. En el primer caso (véanse si no los ejemplos de Franco, Hitler o Mussolini), el sistema político, si depende de un solo individuo, normalmente no le sobrevive: su duración no va más allá de la vida natural del fundador y líder. En el segundo caso, el poder carece de estabilidad, rigor e identidad, y del vacío de poder se puede pasar a la multiplicidad de centros de poder, de la misma forma que de la anarquía a la componenda circunstancial.
Es preciso que el poder sea administrado por una minoría especializada o cualificada: una clase política dirigente. Todos los períodos de esplendor histórico, si bien han tenido a un protagonista prioritario, éste ha sido un integrante más, con la función de líder de una pequeña minoría operante, verdadera levadura de las masas y auténtico polarizador, canalizador y orientador de las energías nacionales. Éstos son los “conductores de masas” de Gustave Le Bon.
Podemos distinguir dos tipos de clase política: la “abierta”, identificada plenamente con los regímenes democráticos (el estado mayor de los partidos políticos) y la “cerrada” o aristocrática, cuyos ejemplos serían los estados totalitarios. Dado que toda aristocracia puede degenerar en oligocracia, el regulador sería un Estado en el que los gobernados se hallasen protegidos contra la arbitrariedad, el capricho y la tiranía de los dirigentes, en base a la doctrina de la unidad política y la división de poderes como contrapesos que aseguran la ecuanimidad y la rectitud de los dirigentes. De ahí que un gobierno sea justo cuando su élite está colocada al servicio de la población e injusto cuando antepone sus intereses particulares a los de la generalidad.
La historia de la humanidad es la historia de sus élites, luchando unas contra las otras en una perpetua superación. No puede concebirse una sociedad en la que la jerarquía sea estable. En todas las sociedades humanas, incluso en las organizadas en castas, razas, clases o religiones, la jerarquía terminó modificándose: la diferencia entre las sociedades, bajo el punto de vista de las élites, consiste precisamente en que ese cambio se produzca de una forma más o menos rápida. La historia de las sociedades huamanas es, en gran medida, la historia de la sucesión de las “aristocracias”. La élite degenerada de los antiguos patricios romanos fue sustituida, tras la caída del Imperio y el nacimiento de la Europa medieval, por la “aristocracia de sangre” germánica, cuyos sucesores, ya constituidos en la realeza y la nobleza europeas, formarían la élite dirigente de un viejo continente desestructurado y dividido en pequeñas naciones. En la actualidad, la “élite” ha degenerado en plutocracia, burocracia y tecnocracia.
Respecto a esta “sucesión de aristocracias”, Thomas Molnar, filósofo de la contrarrevolución, llegaba a la siguiente conclusión: la eclosión revolucionaria se produce no en el momento en que el régimen anterior mantenía posiciones dictatoriales, sino cuando daba muestras de mayor liberalismo. Así sucedió con Luis XVI y Nicolás II, o con los regímenes de Salazar y Franco. Incluso las élites directoriales que se encontraban a su alrededor no tenían excesiva fe en el futuro. Estamos ante el problema de la degeneración de las élites. Toda minoría dirigente que no esté dispuesta a librar una batalla para defender sus posiciones, está abocada a la plena decadencia; no le queda más que dejar su lugar a otra nueva élite cuyas cualidades de mando estén más marcadas. Ésta será también una concepción fundamental entre los autores de la llamada “Konservative Revolution” alemana como Spengler o Jünger, aunque su “elitismo” tampoco les hizo comulgar con ninguna de las innumerables ligas o clubes “volkisch” –éstos eran demasiado “populistas”– o “bundisch” –éstos eran más selectivos dentro de un colectivismo germánico–.
Un ejemplo práctico de cómo puede llegar a funcionar una élite adiestrada nos lo ofrece el extinto comunismo. El motor material de la subversión estaba consituido por la élite dirigente marxista, el “apparatchik”, el partido comunista y la internacional bolchevique. El comunismo apareció en un momento de quiebra de las oligarquías burguesas –al igual que el Islam arrastró los estados débiles y divididos- para instaurar una nueva religión por la fuerza de las masas dirigidas por una minoría conspiradora y revolucionaria.
En la actualidad advertimos que el poder corresponde, en cualquier Estado moderno, a una nueva clase dirigente tridimensional: los técnicos (mercenarios a sueldo de los políticos), los burócratas (gestores del dinero público) y los banqueros (empresarios de la especulación financiera), como consecuencia de la tendencia generalizada que consiste en hacer depender, cada vez más, la política de la economía. En una sociedad burocratizada y que, progresivamente, irá llegando a estadios técnicos más elevados, el poder debe estar en manos capacitadas –una élite directorial- y el contacto con las masas, contacto necesario para evitar la anulación del individuo en lo anónimo e impersonal, debe estar asegurado, como aconseja Max Weber, por “jefes carismáticos” que sepan, no sólo ganar la adhesión y la simpatía del pueblo, sino también interpretar sus deseos, sentir sus necesidades, para instruir a la élite en las nuevas directrices: la “nueva burocracia” no basta para lograr estos objetivos, la soberanía no reside en los edificios parlamentarios ni en las oficinas administrativas, sino en la voluntad del pueblo que debe ser accionada por sus dirigentes y ejecutada por el líder.
Para terminar, un inciso. Como en ocasiones anteriores ya hemos hablado de la “élite bancaria” (la usurocracia), ahora le toca el turno a la nueva clase “burocrática” que rige nuestros destinos político-económicos. R.H. Crossman ya nos avisó del peligro que suponía la instauración de un “nuevo feudalismo creado y alimentado por el despotismo burocrático” y Thomas Balongh en “The Establishment” los denunciaba como “nuevos mandarines del sistema”, que se adueñan de los mecanismos del estado, de los medios de producción y distribución estratégicos, repartiendo favoritismos, nepotismos, subvenciones y concesiones de cargos en miles de departamentos especializados. Por supuesto, hablamos de los “burócratas políticos” y no de los “burócratas funcionarios”. En este sentido, la “burocracia política” no es un instrumento o un medio de la democracia, sino un enemigo de la libertad individual y del propio sistema, un “estado dentro del estado”, en definitiva, la “corruptocracia”.
http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=3506
Trilogía de la Jerarquía (II)
JESÚS J. SEBASTIÁN
30 de julio de 2010
Las comunidades no pueden dirigirse, ni históricamente nunca lo han sido, por individuos aislados, ni por colectivos abstractos e inorgánicos. En el primer caso (véanse si no los ejemplos de Franco, Hitler o Mussolini), el sistema político, si depende de un solo individuo, normalmente no le sobrevive: su duración no va más allá de la vida natural del fundador y líder. En el segundo caso, el poder carece de estabilidad, rigor e identidad, y del vacío de poder se puede pasar a la multiplicidad de centros de poder, de la misma forma que de la anarquía a la componenda circunstancial.
Es preciso que el poder sea administrado por una minoría especializada o cualificada: una clase política dirigente. Todos los períodos de esplendor histórico, si bien han tenido a un protagonista prioritario, éste ha sido un integrante más, con la función de líder de una pequeña minoría operante, verdadera levadura de las masas y auténtico polarizador, canalizador y orientador de las energías nacionales. Éstos son los “conductores de masas” de Gustave Le Bon.
Podemos distinguir dos tipos de clase política: la “abierta”, identificada plenamente con los regímenes democráticos (el estado mayor de los partidos políticos) y la “cerrada” o aristocrática, cuyos ejemplos serían los estados totalitarios. Dado que toda aristocracia puede degenerar en oligocracia, el regulador sería un Estado en el que los gobernados se hallasen protegidos contra la arbitrariedad, el capricho y la tiranía de los dirigentes, en base a la doctrina de la unidad política y la división de poderes como contrapesos que aseguran la ecuanimidad y la rectitud de los dirigentes. De ahí que un gobierno sea justo cuando su élite está colocada al servicio de la población e injusto cuando antepone sus intereses particulares a los de la generalidad.
La historia de la humanidad es la historia de sus élites, luchando unas contra las otras en una perpetua superación. No puede concebirse una sociedad en la que la jerarquía sea estable. En todas las sociedades humanas, incluso en las organizadas en castas, razas, clases o religiones, la jerarquía terminó modificándose: la diferencia entre las sociedades, bajo el punto de vista de las élites, consiste precisamente en que ese cambio se produzca de una forma más o menos rápida. La historia de las sociedades huamanas es, en gran medida, la historia de la sucesión de las “aristocracias”. La élite degenerada de los antiguos patricios romanos fue sustituida, tras la caída del Imperio y el nacimiento de la Europa medieval, por la “aristocracia de sangre” germánica, cuyos sucesores, ya constituidos en la realeza y la nobleza europeas, formarían la élite dirigente de un viejo continente desestructurado y dividido en pequeñas naciones. En la actualidad, la “élite” ha degenerado en plutocracia, burocracia y tecnocracia.
Respecto a esta “sucesión de aristocracias”, Thomas Molnar, filósofo de la contrarrevolución, llegaba a la siguiente conclusión: la eclosión revolucionaria se produce no en el momento en que el régimen anterior mantenía posiciones dictatoriales, sino cuando daba muestras de mayor liberalismo. Así sucedió con Luis XVI y Nicolás II, o con los regímenes de Salazar y Franco. Incluso las élites directoriales que se encontraban a su alrededor no tenían excesiva fe en el futuro. Estamos ante el problema de la degeneración de las élites. Toda minoría dirigente que no esté dispuesta a librar una batalla para defender sus posiciones, está abocada a la plena decadencia; no le queda más que dejar su lugar a otra nueva élite cuyas cualidades de mando estén más marcadas. Ésta será también una concepción fundamental entre los autores de la llamada “Konservative Revolution” alemana como Spengler o Jünger, aunque su “elitismo” tampoco les hizo comulgar con ninguna de las innumerables ligas o clubes “volkisch” –éstos eran demasiado “populistas”– o “bundisch” –éstos eran más selectivos dentro de un colectivismo germánico–.
Un ejemplo práctico de cómo puede llegar a funcionar una élite adiestrada nos lo ofrece el extinto comunismo. El motor material de la subversión estaba consituido por la élite dirigente marxista, el “apparatchik”, el partido comunista y la internacional bolchevique. El comunismo apareció en un momento de quiebra de las oligarquías burguesas –al igual que el Islam arrastró los estados débiles y divididos- para instaurar una nueva religión por la fuerza de las masas dirigidas por una minoría conspiradora y revolucionaria.
En la actualidad advertimos que el poder corresponde, en cualquier Estado moderno, a una nueva clase dirigente tridimensional: los técnicos (mercenarios a sueldo de los políticos), los burócratas (gestores del dinero público) y los banqueros (empresarios de la especulación financiera), como consecuencia de la tendencia generalizada que consiste en hacer depender, cada vez más, la política de la economía. En una sociedad burocratizada y que, progresivamente, irá llegando a estadios técnicos más elevados, el poder debe estar en manos capacitadas –una élite directorial- y el contacto con las masas, contacto necesario para evitar la anulación del individuo en lo anónimo e impersonal, debe estar asegurado, como aconseja Max Weber, por “jefes carismáticos” que sepan, no sólo ganar la adhesión y la simpatía del pueblo, sino también interpretar sus deseos, sentir sus necesidades, para instruir a la élite en las nuevas directrices: la “nueva burocracia” no basta para lograr estos objetivos, la soberanía no reside en los edificios parlamentarios ni en las oficinas administrativas, sino en la voluntad del pueblo que debe ser accionada por sus dirigentes y ejecutada por el líder.
Para terminar, un inciso. Como en ocasiones anteriores ya hemos hablado de la “élite bancaria” (la usurocracia), ahora le toca el turno a la nueva clase “burocrática” que rige nuestros destinos político-económicos. R.H. Crossman ya nos avisó del peligro que suponía la instauración de un “nuevo feudalismo creado y alimentado por el despotismo burocrático” y Thomas Balongh en “The Establishment” los denunciaba como “nuevos mandarines del sistema”, que se adueñan de los mecanismos del estado, de los medios de producción y distribución estratégicos, repartiendo favoritismos, nepotismos, subvenciones y concesiones de cargos en miles de departamentos especializados. Por supuesto, hablamos de los “burócratas políticos” y no de los “burócratas funcionarios”. En este sentido, la “burocracia política” no es un instrumento o un medio de la democracia, sino un enemigo de la libertad individual y del propio sistema, un “estado dentro del estado”, en definitiva, la “corruptocracia”.
http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=3506
Ismael Medina, No hay sujeto más peligroso que un tonto en obullicion
viernes 30 de julio de 2010
No hay sujeto más peligroso que un tonto en ebullición
Ismael Medina
E L segundo acto de escenificación del debate del estado de la No Nación respondió a lo esperado tras su tercera secuencia que comentaba en mi anterior crónica: reunión de chamarileros embebidos en cicatera y tramposa compraventa de los despojos institucionales y pignorables de un Estado y una Nación en trance de desahucio.
Los españoles asisten impávidos a este descomunal desmoche de una España que creyeron realmente democrática y obnubilados por el bienestar económico de la política de los gobiernos de Aznar tras la hecatombe de los que presidió Felipe González. No cayeron en la cuenta los populares, o la soslayaron, de la fragilidad del soporte político e institucional, derivado de una Constitución conscientemente desportillada por sus muñidores, una ley electoral amañada para favorecer los secesionismos, una politizada dependencia de la Justicia, un Tribunal Constitucional que ya con el caso Rumasa evidenció su inquietante dependencia del Ejecutivo, una corrupción galopante en cuya promoción se despatarraron los gobiernos del P(SOE)… Tampoco que la explosión del ladrillo tenía los cimientos carcomidos. Una exagerada alegría, favorecida por el sistema financiero, hizo que una mayoría de españoles, incluidos los pequeños y medianos empresarios y comerciantes, se endeudaran hasta las cejas. Resultó así que las cuentas del Estado volvieron a estar saneadas y que España logró con Aznar una brillante fachada interior y exterior. Pero no en lo sustancial.
¿Era consciente Aznar de la realidad descrita cuando, nada más ganar su primera elección por mayoría absoluta, anunció que no permanecería en el poder más de dos legislaturas? ¿O sus estrechas relaciones con la Casa Blanca y otros cualificados centros internacionales le hicieron ver lo imperativo de la alternancia en los gobiernos cada dos mandatos y los ritmos previsibles de los ciclos económicos? Pudo servirle también de aviso el estallido de los escándalos de corrupción durante el tercer gobierno de González, nada ocasional, que hizo posible el aplastante triunfo electoral del PP.
LOS ENTRESIJOS DE UNA CONSPIRACIÓN PARA PROMOVER A RODRÍGUEZ
LOS chamarileros y trepadores del P(SOE) acudieron diligentes a la celebración de los diez años de la elección de Rodríguez como secretario general. ¡Una década ya de idioteces, trampas, mentiras, ventoleras, descrédito internacional, contradicciones, desmantelamientos, rencores patológicos y ausencia de principios! Pero ahí sigue, mangoneando el partido a su antojo, y la esquizofrenia llega al punto de mecerle en la cuna de un homenaje estrambótico para ahuyentar de su nublada mente el fantasma de una depresión a la que le hace impermeable su llamado “optimismo antropológico”, paranoia de las gordas para un clínico o para cualquiera que no se deje engatusar por la adulteración del lenguaje. Tan eufórico se sintió Rodríguez que, ajeno por completo a la realidad, se encampanó: “Estamos mucho mejor, y lo vais a vivir”. Si se refería a los reunidos, entre los que se encontraba Bono al que quitó la silla, no les mentía. Mientras siga en la poltrona moncloaca y estén en sus manos las llaves de las alcantarillas todos ellos tendrán el campo libre para sus tropelías y alto bienestar, siempre y cuando le sean obedientes. No así la inmensa mayoría de los españoles, víctimas de su alocamiento.
José Luís Balbás, uno de los muñidores de la Nueva Vía y socialista despegado del reinado de Rodríguez, relataba en “La Gaceta” (“Así hicimos a Zapatero”, 23.07.2010) los entresijos de aquella operación sobre la que tanto se ha escrito. Se trataba de orillar a la vieja guardia y de reabrir el cauce renovador iniciado por Borrell y diseñado sobre dos líneas básicas de actuación: asumir “un proyecto político netamente socialdemócrata, moderno, moderado y equilibrado, atlantista y programáticamente Keynesiano en lo económico, sin dogmatismo alguno”; y seguir la estela de Blair. Relata Balbás que los componentes del pequeño grupo se movieron con agilidad y tesón para conseguir los votos decisorios en las federaciones con mayor peso electoral. No tenían candidato todavía para encabezar la operación del relevo al frente del partido. O eso dice ahora para ocultarlo. José Blanco se había incrustado entre los convenidos y, siempre según Balbás, trató de persuadirle de que el hombre idóneo era José Luís Rodríguez Zapatero, para entonces un sujeto casi desconocido, acomodaticio, burócrata silente y de biografía plana. Una incógnita, sin duda alguna, que a Balbás escamaba, según confiesa ahora. Pero el trabajo de captación dio sus frutos.
Presentado por Blanco y sus afines a las federaciones decisorias como poseedor de las características programáticas de la Nueva Vía, Rodríguez ganó la partida a Bono. Lo llamativo del caso reside en que Blanco, a más de otros, conocía de sobra los serios condicionamientos de Rodríguez para dirigir el partido. Y más todavía, que no comulgaba en absoluto con la línea ideológica promocionada por Balbás y algún otro para la Nueva Vía.
Todo lo ocurrido desde hace diez años da pábulo a la sospecha de que a Blanco le movían manos ocultas, además de una desmesurada ambición política que Rodríguez le ha premiado con creces. Nada insólito en un partido en el que la masonería ha ejercido y ejerce una influencia resolutiva.
MONTILLA CONOCIÓ DE ANTEMANO LA TRAICIÓN DE RODRIGUEZCA AL PROGRAMA DE NUEVA VÍA
NO tiene desperdicio la presentación que Montilla hizo de Rodríguez en la conferencia que, en el ámbito de los homenajes, le había preparado el PSC en Foro Barcelona. Recordó Montilla, que recién elegido primer secretario del PSC dialogó con Rodríguez en el periodo previo. La reunión se celebró en Esplugas de Llobregat, junto a Celestino Corbacho .Se habló “sobre sus objetivos y proyectos para el socialismo español”. También evocó Montilla que cuando Rodríguez entró en la sede del PSC le advirtió que entraba en la de “otro partido”. Ahora, en el foro Tribuna de Barcelona, redondeó ufano Montilla: “Escogimos bien”. ¿Sólo en lo concerniente al reconocimiento de Cataluña como nación y la transferencia masiva a la Generalidad de competencias del Estado?
Respecto de que Rodríguez albergaba ya la idea de convertir España en una confederación de “nacionalidades”, y de naciones en el caso de Cataluña, Vascongadas y Galicia, para empezar, no caben dudas. Ha sido desde el comienzo un eje obsesivo de su gestión como presidente del gobierno. “Apoyé el Estatuto por convicción”, remachó en el foro por si no estaba claro. Profirió asimismo que “no me siento responsable de la sentencia”. Y hasta el punto de no ocultar su decisión de sortearla y darle la vuelta en lo que más solivianta a los partidos secesionistas. La pregunta es obvia: ¿Si esa idea fija era anterior a su selección para acceder a la secretaria general del (PSOE) y contraria al programa de Nueva Vía descrito por Balbás, quién se la infundió y le ató de pies y mano? También la respuesta parece obvia: su vinculación al NOM hasta entonces escondida sobre la falsilla diseñada por David Rockefeller a la que tantas veces me he referido.
Tampoco fue casual que traicionara el programa socialdemócrata, moderado y atlantista promovido por los muñidores de Nueva Vía. Su desaire a la bandera de los Estados Unidos y su anuncio precipitado de la retirada de nuestras tropas destacadas en Irak no pueden explicarse, dada su trascendencia, como ocurrencia de un descerebrado, aunque lo sea. Coincidió con tres hechos relevantes: la sostenida campaña contra Bush dentro y fuera de los Estados Unidos, indispensable para la alternancia en la Casa Blanca; el radical antiatlantismo de Chirac, enfautado en una ya fantasmal “grandeur”; y el hábil doble juego de Mohamed VI para el que enfrentar España a los Estados Unidos supondría sustituir a nuestra todavía nación como plataforma militar norteamericana sobre el Estrecho de Gilbraltar y el Atlántico, amén de consolidar su posición en el Sahara ocupado a despecho de las resoluciones de la ONU. Fue consecuente que, nada más acceder al gobierno, sus primeras dos devotas visitas las realizara precisamente a Chirac y al sátrapa marroquí, quienes, cambiadas las tornas, marginaron a Rodríguez, salvo en utilizarlo como propicio títere a efectos económicos. El traidor se vio traicionado. Pero no rectificó. Se lo vedaban su incompetencia, su rencorosa paranoia y una congénita estulticia. También la obediencia debida a los poderes ocultos que fueron los que en realidad lo alzaron al poder “por accidente” bien calculado en sus efectos y en la manipulación artera de la sangre derramada contra el PP entre el 11 y el 14 de marzo, diseñada y dirigida por Pérez Rubalcaba.
UN TÍTERE DE LA ESTRATEGIA DISGREGADORA DE LA ONU
ESTÁ claro que Rodríguez fue programado en estancias del poder oculto para el primer ensayo a fondo de la estrategia disolvente del NOM en una nación europea. En un mundo en que prevalece la imagen sobre la calidad no era difícil fabricarle una atractiva a Rodríguez para su lanzamiento. Primero en el partido y luego al frente del gobierno asaltado. Fue sin duda un buen hallazgo publicitario lo del talante, encubridor de una personalidad ofuscada por acumulación de prejuicios, recelos y complejo de inferioridad. La más apropiada para la tarea de desguace a realizar, favorecida además por una desmedida y encallada adoración a su abuelo masón y fusilado. Su enquistado modelo rojo.
Rodríguez enlazó de inmediato con la Secretaría General de las Naciones Unidas, la principal plataforma operativa del NOM, no sólo en lo relativo a la destrucción de los valores morales de la sociedad y a una lucha enconada contra la Iglesia católica de la que forma parte la Alianza de Civilizaciones. Todas las acciones del gobierno Rodríguez destinadas a corromper la sociedad (aborto, homosexualidad, matrimonio entre maricones y lesbianas y capacidad de adopción de menores, Educación para la Ciudadanía, exaltación de la sexualidad hasta lo animalesco, neomaltusianismo extremo…) son un fiel reflejo de la estrategia de la Secretaría General de las Naciones Unidas y de sus agencias especializadas. Pero por poco que se explore, comparecen como colaboradoras financieras e instrumentales poderosas fundaciones como la Ford y la Rockefeller entre otras menos notorias. Un monstruo del que ningún país se libra. Ni tan siquiera los Estados Unidos de Norteamérica que con la llegada de Obama a la Casa Blanca ha introducido sin tapujos ese mismo cáncer. Ninguno de ellos, sin embargo, ha llegado todavía tan lejos como en España.
También se ha aplicado Rodríguez con obcecado apasionamiento a desmantelar España como Nación, si bien, recuerdo una vez más, la Constitución de 1978 propiciaba esta perniciosa deriva. Rodríguez, de otra parte, desconoce cualesquiera principios de Derecho, le importa muy poco vulnerar las leyes y usa del poder con mentalidad tiránica. Lógico su amancebamiento político con los sátrapas caribeños Castro, Chávez u Ortega. O con el gansterismo de los Kirtchner, igualmente embarcados en hacer el juego al NOM.
NUNCA DEJÓ RODRÍGUEZ DE NEGORIAR CON EL TERRORISMO
ES innecesario insistir en la voluntad rodriguezca de ignorar lo que de negativo para el maximalismo nacionalista de Cataluña contiene la descabalada sentencia del Tribunal Constitucional. Está explicado con creces y él mismo lo ha ratificado con cínico descaro. Tanto o más inquietante es la confirmación por el propio Rodríguez de que el “proceso de paz” con el terrorismo etarra sigue adelante y nunca se cerró. Lo han ratificado los propios terroristas mediante un comunicado inserto en “Gara”, su plataforma mediática. ¿Precio a pagar? El pactado desde un comienzo y aún desde antes de que el P(SOE) asumiera el poder en 2004: el reconocimiento de Vascongadas como nación. El plan Ibarreche no se rechazó por convicción ni por apego a la ley. Era prematuro y rompía los tiempos del convenido “proceso de paz”. Mera táctica.
Tan resuelto está Rodríguez a entenderse con el terrorismo y sus variados respaldos políticos, incluido el PNV, que le importa un ardite disimularlo. Las excarcelaciones y trato favorable penitenciario a criminales etarras son algo más que un indicio. Forman parte, insisto, de un plan que nunca se interrumpió pese a que lo festoneó ETA con nuevos crímenes. La sórdida neutralización de la Asociación de Víctimas del Terrorismo era pieza obligada para amortiguar posibles e incómodas reacciones. También la campaña denigratoria contra Mayor Oreja y quienes, como él, denunciaban la continuidad de las negociaciones. O la ocultación sistemática por Garzón de la instructoria por el caso Faisán. Las detenciones de terroristas con el concurso de Francia se produjeron siempre que convenía desviar la atención de lo que se fraguaba en las sombras conspiratorias, con Eguiguren como enlace y la doblez de López como tapdera.
Las nuevas concesiones avanzadas por el P(SOE) a unas u otras minorías durante la sesión parlamentaria de chamarileros iban más allá de la mera compra de votos para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. La entrega de Caja Sur al BBK fue en realidad una operación política avalada por el Banco de España. La poderosa caja vascongada ampliaba su espacio de negocio al introducirse en Andalucía burlando las apetencias de Unicaja y de Griñán. Rodríguez no se retrae a la hora de traicionar también a los suyos. Asegura el Banco de España que la de BBK era la mejor oferta. Expertos en la materia sostienen que alguna otra ofrecía iguales e incluso mejores garantías. Rodríguez impuso su criterio a Fernández Ordóñez para apuntalar también en el ámbito financiero el soberanismo de la taifa vascongada. Siempre, como en el caso de Cataluña, para seguir succionando en el resto de España.
MONTAJE TRAMPOSO DE LOS TEST DE ESTRÉS A LA BANCA EUROPEA
RODRÍGUEZ impuso asimismo al Banco de España someter al examen del Banco Central Europeo el entero sistema financiero español. La contrariedad de Fernández Ordóñez ha sido visible. Era conocedor el gobernador del Banco de España que la mayoría de los gobiernos europeos habían hurtado al examen en torno al cincuenta por ciento de sus bancos, precisamente aquellos que difícilmente lo pasarían. Quien aconsejó a Rodríguez era conocedor de que no pasarían la fiscalización las cinco cajas con previsible saldo negativo. Pero que el revés se compensaría con la buena noticia de que nuestros bancos, sobre todo los dos grandes, pasarían airosos la prueba, subirían las cotizaciones en bolsa y podría presumir de que tenemos una banca sólida. Le habían puesto al corriente de la trampa. ¡Y vaya si la tenía!
José Ramón Pin Arboledas descubrió la falacia del amaño (“Cuadro de honor”, ABC 24.07.20109. “El test de estrés bancario es una simulación –denunciaba Pin-. Simulación que refleja como quedarían las cuentas de activo, pasivo y pérdidas y ganancias ante un “hipotético desplome del crecimiento económico, aumento de la morosidad, bajada del precio de activos”. El modelo del test se diseñó para salvar a la banca europea de los muy graves problemas que la acucian. Asistía la razón a Casimiro García Abadillo cuando la calificaba de “operación de imagen” en “El Mundo” (26.07.2010). Había que tapar la magnitud del descalabro financiero y el Banco Central Europeo se prestó solícito a la pantomima. Reprodujo las trampas que ya se habían hecho en los Estados Unidos. Economía ficticia en vez de economía real.
Los recelos se han extendido a los diarios económicos. Aportan cifras que desmienten el resultado del examen para los bancos europeos y también los españoles. Todos ellos están sobrecargados de deuda, del Reino de España en particular. Y los nuestros con un voluminoso depósito inmobiliario y morosidad que el examen obvió. Alguno apunta que el sistema financiero europeo precisa en torno a los 400.000 millones de euros para salir del atasco. Otro denuncia que el gobierno, contraviniendo de nuevo la ley, ha invertido el 85% de las reservas del fondo de pensiones en la compra de bonos de su propia deuda, al tiempo que vendía la adquirida de Francia y Alemania. Cierto que la rentabilidad de la deuda española es harto más alta que las restantes, incluida la griega. Pero se paga a costa de aumentar aún más el enorme volumen de esa deuda, acrecida por un disparatado gasto público que no cesa.
Las taifas en su conjunto suman 2.200 empresas públicas, 400 más que hace dos años. Cataluña se sitúa a la cabeza con 372, seguida de Andalucía con 350 y de Baleares con 169. No lo justifica la población, sino un pugnaz y faccioso intervencionismo que atribuye a dichas empresas funciones específicas de la función pública y de intermediación a cuyo amparo se beneficia a las empresas afines, se difuminan las responsabilidades, favorecen los enchufes bien pagados y facilitan la corrupción. También en ese periodo de dos años el número de funcionarios creció en torno a los 200.000. Somos el país de Europa con más funcionarios por metro cuadrado. Y prosigue la carrera de inflación en el empleo público, en vez de contener y reducir de manera drástica y a tenor de necesidades objetivas de rendimiento y productividad. El Estado y las taifas se han convertido en generosas y descabaladas agencias de empleo en las que prima la ley del embudo partidista.
EL CÁNCER QUE CORROE A LA ECONOMÍA
EL profesor Velarde insistía sobre el divorcio entre economía ficticia y economía real en un artículo titulado expresivamente “La gripe y el cáncer” (ABC, 26.07.2010). La economía real, venía a decir, está aquejada de un cáncer plagado de metástasis a cuyo tratamiento se aplican métodos equivalentes a los de una gripe. Recuerda Velarde que al romper la unidad del mercado español no se ha hecho otra cosa que agravar el cáncer, una de cuyas manifestaciones más perniciosas es el hundimiento de la competitividad, a la que acompaña la desconfianza de los inversores extranjeros. Y avanza una receta para curar el cáncer que, pese a ser conocida y caballo de batalla de múltiples economistas, merece la pena reseñar: “aceptar la energía nuclear; alterar el sistema de convenios colectivos; liquidar las disposiciones derivadas de las políticas intervencionista de las Autonomías; cambiar radicalmente nuestro sistema educativo para hacerlo permeable a una seria política de I+D+i; reducir el impuesto de Sociedades; eliminar las trabas institucionales a la puesta en marcha de actividades empresariales, que en España, como muestra la tabla 1.3 de «Doing Business 2010» (Palgrave Macmillan), incluso dejan chicos aquellos famosos estudios hispanoamericanos del economista peruano Hernando de Soto; poner en marcha una reordenación radical de nuestras infraestructuras de transportes y comunicaciones, y así sucesivamente”.
El problema es, sin embargo, de muy superior fondo al exceder del mero marco económico. La destrucción sistemática de los valores morales al servicio del NOM ha desguazado en la sociedad, y más todavía en la juventud, el amor al trabajo bien hecho, el espíritu emprendedor, la iniciativa creadora, la asunción consciente de los riesgos que conllevan la gran aventura de la existencia y la conquista de un futuro mejor. Aquello precisamente que asumimos varias generaciones en la durísimas circunstancias de los cuarenta, hizo posible la remontada contra viento y marea y cristalizó en el desarrollismo de los sesenta. Y es la recuperación de los principios morales, de solidaridad y de esfuerzo compartido la clave del arco para que sea factible un tratamiento efectivo del cáncer económico.
Escuché hace años a un ingeniero que lamentaba los disparates a que se había entregado uno de sus jefes: “No hay sujeto más peligroso que un tonto en ebullición”. Nos ha tocado uno de ellos al frente del gobierno. ¿Cómo no va estar España carcomida por el cáncer?
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5792
No hay sujeto más peligroso que un tonto en ebullición
Ismael Medina
E L segundo acto de escenificación del debate del estado de la No Nación respondió a lo esperado tras su tercera secuencia que comentaba en mi anterior crónica: reunión de chamarileros embebidos en cicatera y tramposa compraventa de los despojos institucionales y pignorables de un Estado y una Nación en trance de desahucio.
Los españoles asisten impávidos a este descomunal desmoche de una España que creyeron realmente democrática y obnubilados por el bienestar económico de la política de los gobiernos de Aznar tras la hecatombe de los que presidió Felipe González. No cayeron en la cuenta los populares, o la soslayaron, de la fragilidad del soporte político e institucional, derivado de una Constitución conscientemente desportillada por sus muñidores, una ley electoral amañada para favorecer los secesionismos, una politizada dependencia de la Justicia, un Tribunal Constitucional que ya con el caso Rumasa evidenció su inquietante dependencia del Ejecutivo, una corrupción galopante en cuya promoción se despatarraron los gobiernos del P(SOE)… Tampoco que la explosión del ladrillo tenía los cimientos carcomidos. Una exagerada alegría, favorecida por el sistema financiero, hizo que una mayoría de españoles, incluidos los pequeños y medianos empresarios y comerciantes, se endeudaran hasta las cejas. Resultó así que las cuentas del Estado volvieron a estar saneadas y que España logró con Aznar una brillante fachada interior y exterior. Pero no en lo sustancial.
¿Era consciente Aznar de la realidad descrita cuando, nada más ganar su primera elección por mayoría absoluta, anunció que no permanecería en el poder más de dos legislaturas? ¿O sus estrechas relaciones con la Casa Blanca y otros cualificados centros internacionales le hicieron ver lo imperativo de la alternancia en los gobiernos cada dos mandatos y los ritmos previsibles de los ciclos económicos? Pudo servirle también de aviso el estallido de los escándalos de corrupción durante el tercer gobierno de González, nada ocasional, que hizo posible el aplastante triunfo electoral del PP.
LOS ENTRESIJOS DE UNA CONSPIRACIÓN PARA PROMOVER A RODRÍGUEZ
LOS chamarileros y trepadores del P(SOE) acudieron diligentes a la celebración de los diez años de la elección de Rodríguez como secretario general. ¡Una década ya de idioteces, trampas, mentiras, ventoleras, descrédito internacional, contradicciones, desmantelamientos, rencores patológicos y ausencia de principios! Pero ahí sigue, mangoneando el partido a su antojo, y la esquizofrenia llega al punto de mecerle en la cuna de un homenaje estrambótico para ahuyentar de su nublada mente el fantasma de una depresión a la que le hace impermeable su llamado “optimismo antropológico”, paranoia de las gordas para un clínico o para cualquiera que no se deje engatusar por la adulteración del lenguaje. Tan eufórico se sintió Rodríguez que, ajeno por completo a la realidad, se encampanó: “Estamos mucho mejor, y lo vais a vivir”. Si se refería a los reunidos, entre los que se encontraba Bono al que quitó la silla, no les mentía. Mientras siga en la poltrona moncloaca y estén en sus manos las llaves de las alcantarillas todos ellos tendrán el campo libre para sus tropelías y alto bienestar, siempre y cuando le sean obedientes. No así la inmensa mayoría de los españoles, víctimas de su alocamiento.
José Luís Balbás, uno de los muñidores de la Nueva Vía y socialista despegado del reinado de Rodríguez, relataba en “La Gaceta” (“Así hicimos a Zapatero”, 23.07.2010) los entresijos de aquella operación sobre la que tanto se ha escrito. Se trataba de orillar a la vieja guardia y de reabrir el cauce renovador iniciado por Borrell y diseñado sobre dos líneas básicas de actuación: asumir “un proyecto político netamente socialdemócrata, moderno, moderado y equilibrado, atlantista y programáticamente Keynesiano en lo económico, sin dogmatismo alguno”; y seguir la estela de Blair. Relata Balbás que los componentes del pequeño grupo se movieron con agilidad y tesón para conseguir los votos decisorios en las federaciones con mayor peso electoral. No tenían candidato todavía para encabezar la operación del relevo al frente del partido. O eso dice ahora para ocultarlo. José Blanco se había incrustado entre los convenidos y, siempre según Balbás, trató de persuadirle de que el hombre idóneo era José Luís Rodríguez Zapatero, para entonces un sujeto casi desconocido, acomodaticio, burócrata silente y de biografía plana. Una incógnita, sin duda alguna, que a Balbás escamaba, según confiesa ahora. Pero el trabajo de captación dio sus frutos.
Presentado por Blanco y sus afines a las federaciones decisorias como poseedor de las características programáticas de la Nueva Vía, Rodríguez ganó la partida a Bono. Lo llamativo del caso reside en que Blanco, a más de otros, conocía de sobra los serios condicionamientos de Rodríguez para dirigir el partido. Y más todavía, que no comulgaba en absoluto con la línea ideológica promocionada por Balbás y algún otro para la Nueva Vía.
Todo lo ocurrido desde hace diez años da pábulo a la sospecha de que a Blanco le movían manos ocultas, además de una desmesurada ambición política que Rodríguez le ha premiado con creces. Nada insólito en un partido en el que la masonería ha ejercido y ejerce una influencia resolutiva.
MONTILLA CONOCIÓ DE ANTEMANO LA TRAICIÓN DE RODRIGUEZCA AL PROGRAMA DE NUEVA VÍA
NO tiene desperdicio la presentación que Montilla hizo de Rodríguez en la conferencia que, en el ámbito de los homenajes, le había preparado el PSC en Foro Barcelona. Recordó Montilla, que recién elegido primer secretario del PSC dialogó con Rodríguez en el periodo previo. La reunión se celebró en Esplugas de Llobregat, junto a Celestino Corbacho .Se habló “sobre sus objetivos y proyectos para el socialismo español”. También evocó Montilla que cuando Rodríguez entró en la sede del PSC le advirtió que entraba en la de “otro partido”. Ahora, en el foro Tribuna de Barcelona, redondeó ufano Montilla: “Escogimos bien”. ¿Sólo en lo concerniente al reconocimiento de Cataluña como nación y la transferencia masiva a la Generalidad de competencias del Estado?
Respecto de que Rodríguez albergaba ya la idea de convertir España en una confederación de “nacionalidades”, y de naciones en el caso de Cataluña, Vascongadas y Galicia, para empezar, no caben dudas. Ha sido desde el comienzo un eje obsesivo de su gestión como presidente del gobierno. “Apoyé el Estatuto por convicción”, remachó en el foro por si no estaba claro. Profirió asimismo que “no me siento responsable de la sentencia”. Y hasta el punto de no ocultar su decisión de sortearla y darle la vuelta en lo que más solivianta a los partidos secesionistas. La pregunta es obvia: ¿Si esa idea fija era anterior a su selección para acceder a la secretaria general del (PSOE) y contraria al programa de Nueva Vía descrito por Balbás, quién se la infundió y le ató de pies y mano? También la respuesta parece obvia: su vinculación al NOM hasta entonces escondida sobre la falsilla diseñada por David Rockefeller a la que tantas veces me he referido.
Tampoco fue casual que traicionara el programa socialdemócrata, moderado y atlantista promovido por los muñidores de Nueva Vía. Su desaire a la bandera de los Estados Unidos y su anuncio precipitado de la retirada de nuestras tropas destacadas en Irak no pueden explicarse, dada su trascendencia, como ocurrencia de un descerebrado, aunque lo sea. Coincidió con tres hechos relevantes: la sostenida campaña contra Bush dentro y fuera de los Estados Unidos, indispensable para la alternancia en la Casa Blanca; el radical antiatlantismo de Chirac, enfautado en una ya fantasmal “grandeur”; y el hábil doble juego de Mohamed VI para el que enfrentar España a los Estados Unidos supondría sustituir a nuestra todavía nación como plataforma militar norteamericana sobre el Estrecho de Gilbraltar y el Atlántico, amén de consolidar su posición en el Sahara ocupado a despecho de las resoluciones de la ONU. Fue consecuente que, nada más acceder al gobierno, sus primeras dos devotas visitas las realizara precisamente a Chirac y al sátrapa marroquí, quienes, cambiadas las tornas, marginaron a Rodríguez, salvo en utilizarlo como propicio títere a efectos económicos. El traidor se vio traicionado. Pero no rectificó. Se lo vedaban su incompetencia, su rencorosa paranoia y una congénita estulticia. También la obediencia debida a los poderes ocultos que fueron los que en realidad lo alzaron al poder “por accidente” bien calculado en sus efectos y en la manipulación artera de la sangre derramada contra el PP entre el 11 y el 14 de marzo, diseñada y dirigida por Pérez Rubalcaba.
UN TÍTERE DE LA ESTRATEGIA DISGREGADORA DE LA ONU
ESTÁ claro que Rodríguez fue programado en estancias del poder oculto para el primer ensayo a fondo de la estrategia disolvente del NOM en una nación europea. En un mundo en que prevalece la imagen sobre la calidad no era difícil fabricarle una atractiva a Rodríguez para su lanzamiento. Primero en el partido y luego al frente del gobierno asaltado. Fue sin duda un buen hallazgo publicitario lo del talante, encubridor de una personalidad ofuscada por acumulación de prejuicios, recelos y complejo de inferioridad. La más apropiada para la tarea de desguace a realizar, favorecida además por una desmedida y encallada adoración a su abuelo masón y fusilado. Su enquistado modelo rojo.
Rodríguez enlazó de inmediato con la Secretaría General de las Naciones Unidas, la principal plataforma operativa del NOM, no sólo en lo relativo a la destrucción de los valores morales de la sociedad y a una lucha enconada contra la Iglesia católica de la que forma parte la Alianza de Civilizaciones. Todas las acciones del gobierno Rodríguez destinadas a corromper la sociedad (aborto, homosexualidad, matrimonio entre maricones y lesbianas y capacidad de adopción de menores, Educación para la Ciudadanía, exaltación de la sexualidad hasta lo animalesco, neomaltusianismo extremo…) son un fiel reflejo de la estrategia de la Secretaría General de las Naciones Unidas y de sus agencias especializadas. Pero por poco que se explore, comparecen como colaboradoras financieras e instrumentales poderosas fundaciones como la Ford y la Rockefeller entre otras menos notorias. Un monstruo del que ningún país se libra. Ni tan siquiera los Estados Unidos de Norteamérica que con la llegada de Obama a la Casa Blanca ha introducido sin tapujos ese mismo cáncer. Ninguno de ellos, sin embargo, ha llegado todavía tan lejos como en España.
También se ha aplicado Rodríguez con obcecado apasionamiento a desmantelar España como Nación, si bien, recuerdo una vez más, la Constitución de 1978 propiciaba esta perniciosa deriva. Rodríguez, de otra parte, desconoce cualesquiera principios de Derecho, le importa muy poco vulnerar las leyes y usa del poder con mentalidad tiránica. Lógico su amancebamiento político con los sátrapas caribeños Castro, Chávez u Ortega. O con el gansterismo de los Kirtchner, igualmente embarcados en hacer el juego al NOM.
NUNCA DEJÓ RODRÍGUEZ DE NEGORIAR CON EL TERRORISMO
ES innecesario insistir en la voluntad rodriguezca de ignorar lo que de negativo para el maximalismo nacionalista de Cataluña contiene la descabalada sentencia del Tribunal Constitucional. Está explicado con creces y él mismo lo ha ratificado con cínico descaro. Tanto o más inquietante es la confirmación por el propio Rodríguez de que el “proceso de paz” con el terrorismo etarra sigue adelante y nunca se cerró. Lo han ratificado los propios terroristas mediante un comunicado inserto en “Gara”, su plataforma mediática. ¿Precio a pagar? El pactado desde un comienzo y aún desde antes de que el P(SOE) asumiera el poder en 2004: el reconocimiento de Vascongadas como nación. El plan Ibarreche no se rechazó por convicción ni por apego a la ley. Era prematuro y rompía los tiempos del convenido “proceso de paz”. Mera táctica.
Tan resuelto está Rodríguez a entenderse con el terrorismo y sus variados respaldos políticos, incluido el PNV, que le importa un ardite disimularlo. Las excarcelaciones y trato favorable penitenciario a criminales etarras son algo más que un indicio. Forman parte, insisto, de un plan que nunca se interrumpió pese a que lo festoneó ETA con nuevos crímenes. La sórdida neutralización de la Asociación de Víctimas del Terrorismo era pieza obligada para amortiguar posibles e incómodas reacciones. También la campaña denigratoria contra Mayor Oreja y quienes, como él, denunciaban la continuidad de las negociaciones. O la ocultación sistemática por Garzón de la instructoria por el caso Faisán. Las detenciones de terroristas con el concurso de Francia se produjeron siempre que convenía desviar la atención de lo que se fraguaba en las sombras conspiratorias, con Eguiguren como enlace y la doblez de López como tapdera.
Las nuevas concesiones avanzadas por el P(SOE) a unas u otras minorías durante la sesión parlamentaria de chamarileros iban más allá de la mera compra de votos para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. La entrega de Caja Sur al BBK fue en realidad una operación política avalada por el Banco de España. La poderosa caja vascongada ampliaba su espacio de negocio al introducirse en Andalucía burlando las apetencias de Unicaja y de Griñán. Rodríguez no se retrae a la hora de traicionar también a los suyos. Asegura el Banco de España que la de BBK era la mejor oferta. Expertos en la materia sostienen que alguna otra ofrecía iguales e incluso mejores garantías. Rodríguez impuso su criterio a Fernández Ordóñez para apuntalar también en el ámbito financiero el soberanismo de la taifa vascongada. Siempre, como en el caso de Cataluña, para seguir succionando en el resto de España.
MONTAJE TRAMPOSO DE LOS TEST DE ESTRÉS A LA BANCA EUROPEA
RODRÍGUEZ impuso asimismo al Banco de España someter al examen del Banco Central Europeo el entero sistema financiero español. La contrariedad de Fernández Ordóñez ha sido visible. Era conocedor el gobernador del Banco de España que la mayoría de los gobiernos europeos habían hurtado al examen en torno al cincuenta por ciento de sus bancos, precisamente aquellos que difícilmente lo pasarían. Quien aconsejó a Rodríguez era conocedor de que no pasarían la fiscalización las cinco cajas con previsible saldo negativo. Pero que el revés se compensaría con la buena noticia de que nuestros bancos, sobre todo los dos grandes, pasarían airosos la prueba, subirían las cotizaciones en bolsa y podría presumir de que tenemos una banca sólida. Le habían puesto al corriente de la trampa. ¡Y vaya si la tenía!
José Ramón Pin Arboledas descubrió la falacia del amaño (“Cuadro de honor”, ABC 24.07.20109. “El test de estrés bancario es una simulación –denunciaba Pin-. Simulación que refleja como quedarían las cuentas de activo, pasivo y pérdidas y ganancias ante un “hipotético desplome del crecimiento económico, aumento de la morosidad, bajada del precio de activos”. El modelo del test se diseñó para salvar a la banca europea de los muy graves problemas que la acucian. Asistía la razón a Casimiro García Abadillo cuando la calificaba de “operación de imagen” en “El Mundo” (26.07.2010). Había que tapar la magnitud del descalabro financiero y el Banco Central Europeo se prestó solícito a la pantomima. Reprodujo las trampas que ya se habían hecho en los Estados Unidos. Economía ficticia en vez de economía real.
Los recelos se han extendido a los diarios económicos. Aportan cifras que desmienten el resultado del examen para los bancos europeos y también los españoles. Todos ellos están sobrecargados de deuda, del Reino de España en particular. Y los nuestros con un voluminoso depósito inmobiliario y morosidad que el examen obvió. Alguno apunta que el sistema financiero europeo precisa en torno a los 400.000 millones de euros para salir del atasco. Otro denuncia que el gobierno, contraviniendo de nuevo la ley, ha invertido el 85% de las reservas del fondo de pensiones en la compra de bonos de su propia deuda, al tiempo que vendía la adquirida de Francia y Alemania. Cierto que la rentabilidad de la deuda española es harto más alta que las restantes, incluida la griega. Pero se paga a costa de aumentar aún más el enorme volumen de esa deuda, acrecida por un disparatado gasto público que no cesa.
Las taifas en su conjunto suman 2.200 empresas públicas, 400 más que hace dos años. Cataluña se sitúa a la cabeza con 372, seguida de Andalucía con 350 y de Baleares con 169. No lo justifica la población, sino un pugnaz y faccioso intervencionismo que atribuye a dichas empresas funciones específicas de la función pública y de intermediación a cuyo amparo se beneficia a las empresas afines, se difuminan las responsabilidades, favorecen los enchufes bien pagados y facilitan la corrupción. También en ese periodo de dos años el número de funcionarios creció en torno a los 200.000. Somos el país de Europa con más funcionarios por metro cuadrado. Y prosigue la carrera de inflación en el empleo público, en vez de contener y reducir de manera drástica y a tenor de necesidades objetivas de rendimiento y productividad. El Estado y las taifas se han convertido en generosas y descabaladas agencias de empleo en las que prima la ley del embudo partidista.
EL CÁNCER QUE CORROE A LA ECONOMÍA
EL profesor Velarde insistía sobre el divorcio entre economía ficticia y economía real en un artículo titulado expresivamente “La gripe y el cáncer” (ABC, 26.07.2010). La economía real, venía a decir, está aquejada de un cáncer plagado de metástasis a cuyo tratamiento se aplican métodos equivalentes a los de una gripe. Recuerda Velarde que al romper la unidad del mercado español no se ha hecho otra cosa que agravar el cáncer, una de cuyas manifestaciones más perniciosas es el hundimiento de la competitividad, a la que acompaña la desconfianza de los inversores extranjeros. Y avanza una receta para curar el cáncer que, pese a ser conocida y caballo de batalla de múltiples economistas, merece la pena reseñar: “aceptar la energía nuclear; alterar el sistema de convenios colectivos; liquidar las disposiciones derivadas de las políticas intervencionista de las Autonomías; cambiar radicalmente nuestro sistema educativo para hacerlo permeable a una seria política de I+D+i; reducir el impuesto de Sociedades; eliminar las trabas institucionales a la puesta en marcha de actividades empresariales, que en España, como muestra la tabla 1.3 de «Doing Business 2010» (Palgrave Macmillan), incluso dejan chicos aquellos famosos estudios hispanoamericanos del economista peruano Hernando de Soto; poner en marcha una reordenación radical de nuestras infraestructuras de transportes y comunicaciones, y así sucesivamente”.
El problema es, sin embargo, de muy superior fondo al exceder del mero marco económico. La destrucción sistemática de los valores morales al servicio del NOM ha desguazado en la sociedad, y más todavía en la juventud, el amor al trabajo bien hecho, el espíritu emprendedor, la iniciativa creadora, la asunción consciente de los riesgos que conllevan la gran aventura de la existencia y la conquista de un futuro mejor. Aquello precisamente que asumimos varias generaciones en la durísimas circunstancias de los cuarenta, hizo posible la remontada contra viento y marea y cristalizó en el desarrollismo de los sesenta. Y es la recuperación de los principios morales, de solidaridad y de esfuerzo compartido la clave del arco para que sea factible un tratamiento efectivo del cáncer económico.
Escuché hace años a un ingeniero que lamentaba los disparates a que se había entregado uno de sus jefes: “No hay sujeto más peligroso que un tonto en ebullición”. Nos ha tocado uno de ellos al frente del gobierno. ¿Cómo no va estar España carcomida por el cáncer?
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5792
Javier Ruiz Portela, El negocio de los "bangsters" de las finanzas
¿Por qué el Estado regala dinero a fondo perdido?
El negocio de los "bangsters" de las finanzas
Yo, la verdad, ya he perdido la cuenta (y seguro que ustedes también) de los miles de millones de euros que el Estado providencia se apresta providencialmente a pagar a los que, quitándoles la "g" inicial, cabe ciertamente denominar los bangsters de las finanzas.
JAVIER RUIZ PORTELLA
28 de julio de 2010
Yo, la verdad, ya he perdido la cuenta (y seguro que ustedes también) de los miles de millones de euros que el Estado providencia se apresta providencialmente a pagar a los que, quitándoles la “g” inicial, cabe ciertamente denominar los bangsters de las finanzas.
Han llevado el sistema al borde del precipicio (si al menos se cayera una vez por todas por él…), estamos todos sufriendo cada día las consecuencias de la mayor crisis desde el final de la Guerra Civil Europea, deberán nuestros impuestos pagar a los bangsters de las finanzas la más millonaria suma de toda la historia… y aquí, señoras y señores, no pasa nada. Aún es hora de que se denuncie a un solo responsable del atraco, aún es hora de que se les detenga, de que se les despida sin un duro por falta laboral grave, aún es hora de que sus nombres, apellidos y cargos se den a conocer para público escarnio…
Aún es hora, sobre todo —mucho más importante que emprenderla contra los fieles servidores del sistema—, de que se aproveche tan favorable circunstancia (no hay mal que por bien no venga…) para meter mano una vez por todas a un sistema decrépito, corrupto e insostenible.
Había, por supuesto, que intervenir, había que aportar los miles de millones sin los cuales… los cuatro cuartos que usted, amigo, o su pequeña empresa, o la del vecino han entregado en depósito a los bangsters se habrían esfumado como humo de pajas.
Había que intervenir, sí, pero… no a fondo perdido, como se está haciendo. Había que intervenir, sí, pero no para efectuar un generoso regalo de miles de millones de euros. Un regalo que no entraña nada: los efímeros controles que se puedan establecer nunca evitarán que, si salen de ésta, la debacle se vuelva a producir. Un regalo que no entraña, en fin, la única solución viable: que el donante comprenda que los hombres, dejados a su libre codicia, son incapaces de autorregular el sistema económico. Es decir, que el Estado —esto es: la comunidad de hombres y de historia movidos por un destino colectivo—comprenda una vez por todas que la dichosa “Mano Invisible” del liberalismo es tan invisible como inexistente, y, desmontando el mafioso negocio, se hagacon la propiedad de los bancos. O lo que es lo mismo: tanto con su regulación como con los beneficios que volverán a producir —perdón: que, según las últimas noticias, siguen produciendo (a ritmo menor, es cierto).
Todo ello, sin embargo, sólo tendría sentido si el Estado fuera otra cosa de lo que es hoy; si el Estado dejara de ser, por supuesto, la gigantesca, burocrática maquinaria sin alma en que se ha convertido; si dejara de ser, como decía Nietzsche, «el más frío de todos los monstruos fríos. Frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: “Yo, el Estado, soy el pueblo”». Todo ello sólo tendría sentido si el Estado fuera de verdad, como decía antes, «la comunidad de hombres y de historia movidos por un destino colectivo» en que consiste el único sentido del Estado.
http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=2824
El negocio de los "bangsters" de las finanzas
Yo, la verdad, ya he perdido la cuenta (y seguro que ustedes también) de los miles de millones de euros que el Estado providencia se apresta providencialmente a pagar a los que, quitándoles la "g" inicial, cabe ciertamente denominar los bangsters de las finanzas.
JAVIER RUIZ PORTELLA
28 de julio de 2010
Yo, la verdad, ya he perdido la cuenta (y seguro que ustedes también) de los miles de millones de euros que el Estado providencia se apresta providencialmente a pagar a los que, quitándoles la “g” inicial, cabe ciertamente denominar los bangsters de las finanzas.
Han llevado el sistema al borde del precipicio (si al menos se cayera una vez por todas por él…), estamos todos sufriendo cada día las consecuencias de la mayor crisis desde el final de la Guerra Civil Europea, deberán nuestros impuestos pagar a los bangsters de las finanzas la más millonaria suma de toda la historia… y aquí, señoras y señores, no pasa nada. Aún es hora de que se denuncie a un solo responsable del atraco, aún es hora de que se les detenga, de que se les despida sin un duro por falta laboral grave, aún es hora de que sus nombres, apellidos y cargos se den a conocer para público escarnio…
Aún es hora, sobre todo —mucho más importante que emprenderla contra los fieles servidores del sistema—, de que se aproveche tan favorable circunstancia (no hay mal que por bien no venga…) para meter mano una vez por todas a un sistema decrépito, corrupto e insostenible.
Había, por supuesto, que intervenir, había que aportar los miles de millones sin los cuales… los cuatro cuartos que usted, amigo, o su pequeña empresa, o la del vecino han entregado en depósito a los bangsters se habrían esfumado como humo de pajas.
Había que intervenir, sí, pero… no a fondo perdido, como se está haciendo. Había que intervenir, sí, pero no para efectuar un generoso regalo de miles de millones de euros. Un regalo que no entraña nada: los efímeros controles que se puedan establecer nunca evitarán que, si salen de ésta, la debacle se vuelva a producir. Un regalo que no entraña, en fin, la única solución viable: que el donante comprenda que los hombres, dejados a su libre codicia, son incapaces de autorregular el sistema económico. Es decir, que el Estado —esto es: la comunidad de hombres y de historia movidos por un destino colectivo—comprenda una vez por todas que la dichosa “Mano Invisible” del liberalismo es tan invisible como inexistente, y, desmontando el mafioso negocio, se hagacon la propiedad de los bancos. O lo que es lo mismo: tanto con su regulación como con los beneficios que volverán a producir —perdón: que, según las últimas noticias, siguen produciendo (a ritmo menor, es cierto).
Todo ello, sin embargo, sólo tendría sentido si el Estado fuera otra cosa de lo que es hoy; si el Estado dejara de ser, por supuesto, la gigantesca, burocrática maquinaria sin alma en que se ha convertido; si dejara de ser, como decía Nietzsche, «el más frío de todos los monstruos fríos. Frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: “Yo, el Estado, soy el pueblo”». Todo ello sólo tendría sentido si el Estado fuera de verdad, como decía antes, «la comunidad de hombres y de historia movidos por un destino colectivo» en que consiste el único sentido del Estado.
http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=2824
Rebelion liberal contra los impuestos
viernes 30 de julio de 2010
Rebelión liberal contra los impuestos.
Algunos demócratas han decidido que prefieren tasas más bajas de impuestos. Obama no es uno de ellos.
No hay nada como una rebelión electoral para concentrar la mente de los congresistas y es por eso que, de repente, los demócratas en el Congreso están diciendo que, después de todo, no se deben dejar expirar las rebajas de impuestos de Bush del 2003. Pero, para esom necesitan persuadir al presidente de la Cámara, al secretario del Tesoro y al presidente Obama.
El aparente descubrimiento de que aumentar los impuestos pudiera dañar la economía ha sido revelado recientemente por los senadores Bayh de Indiana, Ben Nelson de Nebraska y, mayor sorpresa, hasta por Kent Konrad, de Dakota del Norte. En una escala de hechos improbables, esto es como si el Papa se pronunciara contra el celibato. Como presidente de la comisión de presupuesto del Senado, Conrad casi nunca ha visto un aumento de impuestos que no le haya gustado, pero esta semana manifestó que "En general, no se quiere ver un recorte de gastos o un aumento de impuestos en medio de una recesión."
En la Cámara, inclusive Boby Brighton, de Alabama, se atrevió a defender a los norteamericanos adinerados a quienes los demócratas han estado atacando desde hace muchos años. "No me preocupa si se trata de los más acaudalados de los acaudalados. No se aumentan sus impuestos”, le dijo al periódico La Colina. "En una recesión no se añaden impuestos, cargas o restricciones.." Sería mejor que se lo dijera a la presidenta de la Cámara
Inclusive Jerrold Nadler, un liberal centrista, está expresando públicamente su preocupación de que el aumento de impuestos afectará demasiado a sus electores. Y ciertamente tiene razón, dado que la tasa mayor de los impuestos, estatales y federales combinados, estará en la ciudad de New York cerca de un 54% en 2011. Nadler está proponiendo -seriamente- ajustar las tasas de impuesto sobre ingresos basado en el costo de la vida, de forma que menos neoyorquinos paguen las tasas que, durante una década, Nadler ha dicho que deben pagar los ricos. ¿Y qué tal un acuerdo por el cual se mantentan bajas las tasas conjuntas para Nebraska y New York?
Esas no son, en forma alguna, conversiones a la economía de la oferta, pero es un comienzo. La recuperación económica esta lejos de ser robusta, y golpearla en enero con uno de los mayores aumentos de impuestos de la historia no logrará que haya más disposición a invertir o crear nuevos empleos.
Inclusive Lord Keynes se opuso a elevar los impuestos durante una recesión, y buenos demócratas, como el desaparecido Walter Heller, persuadieron a JFK que recortara las tasas de impuestos en los 1960s. Esos recortes dispararon la explosión económica de esa década. Sólo en la época de Obama se han convencido los demócratas de que el mejor "estímulo" es el de mayores gastos y mayores impuestos.
Los líderes demócratas dicen que quieren preservar las tasas más bajas para los individuos que ganen menos de $200,000 anuales, pero aún eso significa aumentarlas para esos norteamericanos que, con mayor probabilidad, se arriesguen a estimular el crecimiento económico. Obama y Nancy Pelosi piensan jugar su acostumbrada carta de lucha de clases para justificar el aumento de impuestos a los ricos, pero eso es un juego político arriesgado con un desempleo de 9.5% . ¿Quienes piensan ellos que crearan nuevos empleos? ¿Los que ganan menos de $200,000 al año?
La realidad es que un aumento mayor de 41% en la tasa marginal más alta del impuesto sobre los ingresos golpeará de forma especialmente fuerte a los pequeños negocios más productivos. Y eso es porque millones de dueños de negocios pagan tasas individuales bajo el Subcapítulo S del codigo de impuestos. Esto significa que pagan la misma tasa máxima de los 500 de la revista Fortune: 35%. Pero si expiran las tasas de impuestos de 2003, repentinamente pagarán más que Goldman Sachs.
Nueva información del Comité Conjunto sobre Impuestos, dirigido por los demócratas, muestra que en 2011 alrededor de 750,000 contribuyentes pagarán la tasa marginal más alta, de 39.6%, o la siguiente más alta, de 36.0% (anteriormente 33%). Cerca de la mitad del aproximadamente billón de dólares de los ingresos totales netos aparecerá también en esas declaraciones. De golpe, eso hará que decenas de miles de millones de dólares no estarán disponibles para invertir o para contratar nuevos trabajadores.
http://www.neoliberalismo.com/Rebelion-liberal.htm
Rebelión liberal contra los impuestos.
Algunos demócratas han decidido que prefieren tasas más bajas de impuestos. Obama no es uno de ellos.
No hay nada como una rebelión electoral para concentrar la mente de los congresistas y es por eso que, de repente, los demócratas en el Congreso están diciendo que, después de todo, no se deben dejar expirar las rebajas de impuestos de Bush del 2003. Pero, para esom necesitan persuadir al presidente de la Cámara, al secretario del Tesoro y al presidente Obama.
El aparente descubrimiento de que aumentar los impuestos pudiera dañar la economía ha sido revelado recientemente por los senadores Bayh de Indiana, Ben Nelson de Nebraska y, mayor sorpresa, hasta por Kent Konrad, de Dakota del Norte. En una escala de hechos improbables, esto es como si el Papa se pronunciara contra el celibato. Como presidente de la comisión de presupuesto del Senado, Conrad casi nunca ha visto un aumento de impuestos que no le haya gustado, pero esta semana manifestó que "En general, no se quiere ver un recorte de gastos o un aumento de impuestos en medio de una recesión."
En la Cámara, inclusive Boby Brighton, de Alabama, se atrevió a defender a los norteamericanos adinerados a quienes los demócratas han estado atacando desde hace muchos años. "No me preocupa si se trata de los más acaudalados de los acaudalados. No se aumentan sus impuestos”, le dijo al periódico La Colina. "En una recesión no se añaden impuestos, cargas o restricciones.." Sería mejor que se lo dijera a la presidenta de la Cámara
Inclusive Jerrold Nadler, un liberal centrista, está expresando públicamente su preocupación de que el aumento de impuestos afectará demasiado a sus electores. Y ciertamente tiene razón, dado que la tasa mayor de los impuestos, estatales y federales combinados, estará en la ciudad de New York cerca de un 54% en 2011. Nadler está proponiendo -seriamente- ajustar las tasas de impuesto sobre ingresos basado en el costo de la vida, de forma que menos neoyorquinos paguen las tasas que, durante una década, Nadler ha dicho que deben pagar los ricos. ¿Y qué tal un acuerdo por el cual se mantentan bajas las tasas conjuntas para Nebraska y New York?
Esas no son, en forma alguna, conversiones a la economía de la oferta, pero es un comienzo. La recuperación económica esta lejos de ser robusta, y golpearla en enero con uno de los mayores aumentos de impuestos de la historia no logrará que haya más disposición a invertir o crear nuevos empleos.
Inclusive Lord Keynes se opuso a elevar los impuestos durante una recesión, y buenos demócratas, como el desaparecido Walter Heller, persuadieron a JFK que recortara las tasas de impuestos en los 1960s. Esos recortes dispararon la explosión económica de esa década. Sólo en la época de Obama se han convencido los demócratas de que el mejor "estímulo" es el de mayores gastos y mayores impuestos.
Los líderes demócratas dicen que quieren preservar las tasas más bajas para los individuos que ganen menos de $200,000 anuales, pero aún eso significa aumentarlas para esos norteamericanos que, con mayor probabilidad, se arriesguen a estimular el crecimiento económico. Obama y Nancy Pelosi piensan jugar su acostumbrada carta de lucha de clases para justificar el aumento de impuestos a los ricos, pero eso es un juego político arriesgado con un desempleo de 9.5% . ¿Quienes piensan ellos que crearan nuevos empleos? ¿Los que ganan menos de $200,000 al año?
La realidad es que un aumento mayor de 41% en la tasa marginal más alta del impuesto sobre los ingresos golpeará de forma especialmente fuerte a los pequeños negocios más productivos. Y eso es porque millones de dueños de negocios pagan tasas individuales bajo el Subcapítulo S del codigo de impuestos. Esto significa que pagan la misma tasa máxima de los 500 de la revista Fortune: 35%. Pero si expiran las tasas de impuestos de 2003, repentinamente pagarán más que Goldman Sachs.
Nueva información del Comité Conjunto sobre Impuestos, dirigido por los demócratas, muestra que en 2011 alrededor de 750,000 contribuyentes pagarán la tasa marginal más alta, de 39.6%, o la siguiente más alta, de 36.0% (anteriormente 33%). Cerca de la mitad del aproximadamente billón de dólares de los ingresos totales netos aparecerá también en esas declaraciones. De golpe, eso hará que decenas de miles de millones de dólares no estarán disponibles para invertir o para contratar nuevos trabajadores.
http://www.neoliberalismo.com/Rebelion-liberal.htm
Basta de embustes
Basta de embustes
08:09 (30-07-2010)
En la misma semana en que ETA está robando coches y troqueladoras para volver a atentar, el Gobierno continúa en su política de excarcelaciones, acercamientos de presos y ventajas penitenciarias a los asesinos.
En un momento en que desde Interior se reconoce que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad están “en guardia” ante la previsión de una nueva campaña de terrorismo etarra, Rubalcaba y Zapatero siguen con su “política de gestos” hacia la banda. Ciertamente, no es una línea nueva: hace meses fue excarcelado un interlocutor necesario para toda negociación, Rafael Díez Usabiaga. Hace apenas unos días, la opinión pública también comprobó con horror cómo media docena larga de terroristas históricos y sangrientos recibían asimismo una drástica atenuación de su régimen carcelario. Y ayer mismo, los veintitrés asesinatos de Idoia López Riaño no fueron óbice para que la criminal etarra se viera beneficiada con su traslado a Nanclares, con el extraordinario agravante de que Gallizo, la responsable de Instituciones Penitenciarias, ocultó esta información en una reunión habida esta misma semana con Ángeles Pedraza, presidenta de la AVT. Por primera vez, un Gobierno de España está sirviéndose del tenor literal de la legalidad para cometer una de las inmoralidades más clamorosas que se han visto en los últimos decenios: si la sociedad española ha exigido el cumplimiento íntegro de penas, el Gobierno lo que hace es reducirlas, para reenganchar con una negociación tan lesiva en sus fines de electoralismo socialista y concesiones al independentismo, como oculta a la oposición y a los españoles en general.
Las maniobras del Gobierno no terminan ahí. Y es singularmente grave el acoso sistemático y el silenciamiento a que Rubalcaba está sometiendo a las víctimas del terrorismo, precisamente las voces de mayor autoridad moral a la hora de trazar una política antiterrorista. Ya hay víctimas destacadas –la vicepresidenta de la AVT, por ejemplo– que se han visto obligadas a abandonar su puesto ante las imposiciones. El único rayo de esperanza en esta situación lo ha aportado el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, que ha reclamado un marcaje al Gobierno para que deje de presionar a las víctimas y explique sus intentos de negociación. El mensaje de Basagoiti, por increíble que parezca, también tiene destinatarios en las propias filas del PP, partido en el que algunos destacados integrantes han ido más allá de la lealtad debida al Pacto Antiterrorista para seguir al Gobierno también cuando lo pervierte y –entre otras cosas- no informa a la oposición de sus manejos. Si el Gobierno que negoció y sigue intentando negociar con ETA no está en condiciones de pedir ningún acto de fe a las víctimas, el PP no debe olvidar que su norte fundamental en política antiterrorista han sido, precisamente, las víctimas. Por suerte, da la impresión de que Rajoy y Cospedal se han decidido a mantenerse en la línea de pedir luz y taquígrafos al Gobierno.
En la condición tan penosa de esta situación, llama asimismo la atención la visita de Patxi López a John Etchemendy, número dos de la universidad de Stanford y firmante de esa Declaración de Bruselas que apoya los fines del terrorismo etarra, se muestra comprensiva con sus medios y ha buscado hacer un lavado de cara internacional a ETA y su brazo político. Es, de nuevo, otro gesto en esta política de acercamiento y contemporización con el entorno etarra, efectuada por unos socialistas que quieren ganar las elecciones por traer la paz y las perderán por no haber hecho Justicia.
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/basta-embustes
08:09 (30-07-2010)
En la misma semana en que ETA está robando coches y troqueladoras para volver a atentar, el Gobierno continúa en su política de excarcelaciones, acercamientos de presos y ventajas penitenciarias a los asesinos.
En un momento en que desde Interior se reconoce que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad están “en guardia” ante la previsión de una nueva campaña de terrorismo etarra, Rubalcaba y Zapatero siguen con su “política de gestos” hacia la banda. Ciertamente, no es una línea nueva: hace meses fue excarcelado un interlocutor necesario para toda negociación, Rafael Díez Usabiaga. Hace apenas unos días, la opinión pública también comprobó con horror cómo media docena larga de terroristas históricos y sangrientos recibían asimismo una drástica atenuación de su régimen carcelario. Y ayer mismo, los veintitrés asesinatos de Idoia López Riaño no fueron óbice para que la criminal etarra se viera beneficiada con su traslado a Nanclares, con el extraordinario agravante de que Gallizo, la responsable de Instituciones Penitenciarias, ocultó esta información en una reunión habida esta misma semana con Ángeles Pedraza, presidenta de la AVT. Por primera vez, un Gobierno de España está sirviéndose del tenor literal de la legalidad para cometer una de las inmoralidades más clamorosas que se han visto en los últimos decenios: si la sociedad española ha exigido el cumplimiento íntegro de penas, el Gobierno lo que hace es reducirlas, para reenganchar con una negociación tan lesiva en sus fines de electoralismo socialista y concesiones al independentismo, como oculta a la oposición y a los españoles en general.
Las maniobras del Gobierno no terminan ahí. Y es singularmente grave el acoso sistemático y el silenciamiento a que Rubalcaba está sometiendo a las víctimas del terrorismo, precisamente las voces de mayor autoridad moral a la hora de trazar una política antiterrorista. Ya hay víctimas destacadas –la vicepresidenta de la AVT, por ejemplo– que se han visto obligadas a abandonar su puesto ante las imposiciones. El único rayo de esperanza en esta situación lo ha aportado el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, que ha reclamado un marcaje al Gobierno para que deje de presionar a las víctimas y explique sus intentos de negociación. El mensaje de Basagoiti, por increíble que parezca, también tiene destinatarios en las propias filas del PP, partido en el que algunos destacados integrantes han ido más allá de la lealtad debida al Pacto Antiterrorista para seguir al Gobierno también cuando lo pervierte y –entre otras cosas- no informa a la oposición de sus manejos. Si el Gobierno que negoció y sigue intentando negociar con ETA no está en condiciones de pedir ningún acto de fe a las víctimas, el PP no debe olvidar que su norte fundamental en política antiterrorista han sido, precisamente, las víctimas. Por suerte, da la impresión de que Rajoy y Cospedal se han decidido a mantenerse en la línea de pedir luz y taquígrafos al Gobierno.
En la condición tan penosa de esta situación, llama asimismo la atención la visita de Patxi López a John Etchemendy, número dos de la universidad de Stanford y firmante de esa Declaración de Bruselas que apoya los fines del terrorismo etarra, se muestra comprensiva con sus medios y ha buscado hacer un lavado de cara internacional a ETA y su brazo político. Es, de nuevo, otro gesto en esta política de acercamiento y contemporización con el entorno etarra, efectuada por unos socialistas que quieren ganar las elecciones por traer la paz y las perderán por no haber hecho Justicia.
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/basta-embustes
jueves, julio 29, 2010
Alejandro Garcia Infrisan, Manuel Chaves Nogales: fuera de lugar
viernes 30 de julio de 2010
NUEVO NÚMERO DE LA ILUSTRACIÓN LIBERAL
Manuel Chaves Nogales: fuera de lugar
Por Alejandro García Ingrisano
Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-1944) vivió la tragedia de ser español y amar la libertad en los años 30. A sangre y fuego, libro de relatos del periodista sevillano sobre la Guerra Civil, termina así: "Daniel (...) murió batiéndose heroicamente por una causa que no era suya. Su causa, la libertad, no había en España quien la defendiese".
Chaves Nogales, al igual que el Daniel del relato, no era más que un trabajador que trataba de salir adelante en la España de Primo de Rivera, la de Alfonso XIII y la de la República. (...) En la brillante biografía que escribió (...) sobre su paisano Juan Belmonte se dice que en ese año, 1935, "se iniciaba en España una revolución". La ilusión de los primeros años de la República daba paso a un motín nacional, cainita y sañudo.
(...)
El Frente Popular y la descomposición de la República
Corre el año 1936 cuando se produce la llegada al poder del Frente Popular. Tras la alternancia de partidos y líderes predominantemente burgueses, se proclama vencedora una amalgama de partidos y políticos revolucionarios que, como en el caso de Largo Caballero, ven en la República un paso intermedio hacia la dictadura del proletariado. En el campo "creció el odio al propietario, bueno o malo, sólo por ser propietario, y al socaire de las teorías anticapitalistas invadieron el campo cuadrillas de expropiadores, que no eran otros que los tradicionales algarines, los raterillos rurales que siempre habían andado a salto de mata, y ahora tomaban un aire altivo de ejecutores de la justicia social. Ladrones de campo y cuatreros ha habido siempre en Andalucía; pero nunca, ni en la época del bandolerismo legendario, se ha considerado el robar como un timbre de orgullo". De esta forma se lamenta Juan Belmonte, quien sostiene en la biografía que le escribe Chaves Nogales:
Lo verdaderamente dramático era la ruina de la economía campesina, determinada por huelgas innumerables. Lo peor eran las huelgas por solidaridad. Cuando penosamente, a fuerza de discutir y regatear, se firmaban unas bases entre los propietarios y los jornaleros, venía una huelga por solidaridad, y la cosecha se quedaba en el campo. Los primeros años de la República han sido la ruina de los labradores.
La ideologización del campesinado y la manipulación de los gerifaltes locales propician un ambiente en el que se penaliza el trabajo y se ensalza el pillaje. Una noche, un estrépito le hace pensar a Belmonte que le atacan los revolucionarios. Nada de eso hay. Son "modestos expropiadores que se llevaban las gallinas". Y con socarronería andaluza añade: "Estuve por ir al sindicato a quejarme de la falta de competencia de los funcionarios expropiadores de la sección avícola".
Pero tras este aparente buen humor se esconde la amargura de quien, tras haber salido de la pobreza con trabajo y arriesgando la vida, puede "de la noche a la mañana (...) perderlo todo" por una serie de decisiones ciertamente arbitrarias. Si al proclamarse la República los revolucionarios deciden, magnánimos, no incautarse de los caballos del torero –"(...) el capital de Belmonte ha sido bien ganado"–, poco después esos mismos revolucionarios se han radicalizado, abandonándose al saqueo.
Aquellos mismos que al proclamarse la República no se atrevían a incautarse de mis caballos porque yo había ganado lícitamente mi capital, venían un año después a hurtármelos sin ningún escrúpulo teórico.
(...)
La República y la civilidad. Han sido bien documentados los cierres de periódicos y el endurecimiento de las leyes contra la libertad de expresión, teniendo estos su máximo exponente en la Ley de Defensa de la República, primera ley aprobada por Azaña, en cuyo texto se podía leer: "Son actos de agresión a la República (...) La difusión de noticias que puedan quebrantar el crédito o perturbar la paz o el orden público (...) Toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las Instituciones u organismos del Estado (...) La alteración injustificada del precio de las cosas [algo, por otro lado, normal en la época: recordemos que EEUU, bajo el gobierno de Roosevelt, había introducido medidas económicas similares, antes de que el Tribunal Constitucional las declarara ilegales...]". Por su parte, el ministro de la Gobernación quedaba facultado para "suspender las reuniones o manifestaciones públicas de carácter político, religioso o social, cuando por las circunstancias de su convocatoria sea presumible que su celebración pueda perturbar la paz pública"...
Chaves Nogales ve los acontecimientos con preocupación, y unos años después, tras haber salido de España, dirá:
Yo, que no había sido en mi vida revolucionario, ni tengo ninguna simpatía por la dictadura del proletariado, me encontré en pleno régimen soviético.
Sin embargo, antes de escapar de España en el año 1936, Chaves Nogales seguirá escribiendo en periódicos del bando frentepopulista (sobre todo en Ahora, en el que hará las veces de director), al que no criticará abiertamente hasta su llegada a Francia. Su desengaño con el bolchevismo ya había quedado patente en su libro de 1934 El maestro Juan Martínez que estaba allí, narración de las peripecias de un bailaor flamenco que intenta escapar del terror rojo y la guerra civil en la URSS. Pero en España, a pesar de que tras la guerra atacará ferozmente ambos bandos, antes de su evasión, ya sea por convencimiento o por miedo, se muestra firme partidario de la República.
La Guerra Civil
Lo más probable, leyendo lo que escribió el periodista sevillano cuando ya corría el riesgo de ser represaliado, es que en un principio confiara en que el sistema republicano fuera capaz de anular el elemento revolucionario y afianzar la democracia liberal en España. Es precisamente por esta razón por la que Chaves Nogales detestará al bando franquista, cuyo mayor peligro radicaba en su elemento falangista, anticapitalista y antiliberal. Desde muy pronto, y aunque el general Mola se pronuncia con una bandera republicana y la promesa de salvar el régimen, Chaves Nogales es capaz de ver en el llamado bando nacional lo que es incapaz de aceptar en el frentepopulista; y es que los revolucionarios habían aprovechado la guerra para propagarse por ambos frentes. "Los caldos de cultivo de esta nueva peste (...) nos los sirvieron los laboratorios de Moscú, Roma y Berlín, con las etiquetas de comunismo, fascismo o nacionalsocialismo, y el desapercibido hombre celtíbero los absorbió ávidamente", dirá más tarde. Pero su error de juicio original le llevará a decidir –a diferencia de lo que hicieron otros intelectuales– quedarse en Madrid, aún esperanzado con que la posible victoria de la República pueda significar la pervivencia de la democracia liberal en España, una democracia que ya había empezado a descomponerse irremisiblemente tras el golpe de estado perpetrado por PSOE y UGT en1934 y que había recibido el golpe de gracia con el levantamiento de 1936.
De la guerra sólo quedan una serie de artículos escritos "contra el fascismo". Aquilino Duque señala que el último de los que escribió antes de abandonar España se titulaba "Bajo el signo de la svástica y el fascio de los lictores". A estos artículos hay que darles el valor justo de lo redactado en tiempo de guerra. No es hasta 1937 que, ya fuera del país, publica A sangre y fuego. Aquí reconoce Chaves Nogales ciertas diferencias entre ambos bandos; destaca que el nacional está mejor organizado y que en él la violencia interna está más controlada. En los relatos del sevillano hay odio, venganza y crueldad en la zona nacional, pero no checas ni organizaciones como La Columna de Hierro, conformada por bandas de anarquistas dedicadas "impunemente al pillaje y a la destrucción":
Con el pretexto de limpiar al país de fascistas emboscados iban aquellos hombres por pueblos y aldeas matando y saqueando a su antojo sin que las escasas fuerzas de orden público de que disponían las autoridades pudiesen hacerles frente.
Estas diferencias dejan entrever en el bando franquista un germen de algo que no es solamente falangismo, sino adscripción a unos valores tradicionales y reacción ante el proceso de bolchevización en España. El periodista, firme en sus principios, comparte el odio a los bolcheviques pero cree sin embargo que es la democracia la que debe luchar contra los procesos revolucionarios. Sin embargo, en España, donde éstos han penetrado en ambas facciones, Chaves Nogales no tiene hogar ideológico. En lugar de aceptar el levantamiento como mal necesario, dice tras llegar a Francia:
Yo he querido permitirme el lujo de no tener ninguna solidaridad con los asesinos: para un español quizá sea eso un lujo excesivo.
La extraordinaria acritud de estas declaraciones se traslada a los relatos de A sangre y fuego, llenos de odio y cinismo. En un hospital miliciano, un enfermo "tenía un trapo con los colores de la bandera monárquica escondido debajo de la almohada, y cuando la fiebre le hacía delirar se incorporaba en el lecho y tremolando su bandera por encima de la cabeza gritaba frenéticamente: 'Arriba España', mientras los enfermos vecinos, enemigos del fascismo, se debatían entre las sábanas y llamaban a los milicianos para que lo fusilasen". Poco después, un miliciano accede a la petición y lo asesina; entonces, otro tísico desde su cama le da las gracias y se arropa para dormirse. "Ahora podré morir tranquilo". Es sólo una entre decenas de tropelías que narra el de Sevilla, y que inevitablemente nos remiten por contraste a las originales lecciones de memoria histórica que pretenden imponer algunos de los hijos y nietos de los contendientes. Es por esta razón que la inteligencia nos llama a leer A sangre y fuego y a no olvidar las pocas pero valiosas lecciones que podemos extraer del libro.
Es sin duda esta colección de relatos lo más sincero que escribiría Chaves Nogales sobre el conflicto en España. No sorprende que en este ambiente hostil, atrapado entre dos facciones revolucionarias, la falangista y la frentepopulista, y ya convencido de que la democracia en España ha sido liquidada, decida marchar a Francia: el futuro dictador de España "va a salir de un lado u otro de las trincheras" y él no quiere estar allí para vivirlo.
Francia y la Guerra Mundial
De su exilio en el Hexágono –"por insignificante que fuese, había contraído méritos bastantes para haber sido fusilado por los unos y por los otros"–, extraerá toda la información necesaria para redactar La agonía de Francia, donde relata la rendición del país vecino ante las tropas nazis y sigue denunciando la táctica comunista:
Pretendieron seguir utilizando la guerra civil española como plataforma política, pero el pueblo francés (...) descubrió finamente el siniesto juego de la política comunista respecto a España.
Chaves Nogales acusa a los quintacolumnistas de Berlín, Moscú y Roma de dinamitar la resistencia de la democracia francesa, ya bastante debilitada luego de "las dos revoluciones abortadas; la de las ligas reaccionarias de 1934 y la del Frente Popular en 1936".
En esta crónica, Chaves Nogales trata de tomar el pulso psicológico a Francia en los meses anteriores a la rendición del régimen de Vichy, e insiste en lo falaz de la idea de que la democracia es incapaz de luchar contra el totalitarismo. Sin embargo, y aun cuando su análisis de la degeneración democrática es valiosa, algunos lectores echarán en falta algo de especulación, de soluciones hipotéticas al drama de las democracias. Chaves Nogales habla del "sofisma mil veces repetido de cargar a la cuenta de la democracia loscrímenes que cometen sus enemigos", pero no de cómo puede la democracia defenderse de ellos. Sea como fuere, el sevillano es, ante todo, periodista y, aunque se aventurará bastante en su análisis de la realidad, se negará a hablar de lo que podría haber sido.
(...)
Cuando el ejército alemán entra en Francia, Chaves Nogales ya ha puesto rumbo a Londres, preocupado ante el más que probable peligro de que sus escritos contra el fascismo, tanto en España como en Francia, y su condición de famoso reportero le hayan granjeado un puesto en las listas de la Gestapo.
Ideología y Revolución
España es el escenario de la primera gran guerra ideológica, un tipo de confrontación que exige el aniquilamiento del enemigo, pues no se lucha contra un líder sino contra unas ideas. Cualquiera puede estar intoxicado de las ideas enemigas, la quinta columna está en todas partes: en este clima, la paranoia y la venganza campan a sus anchas.
Gana Franco la guerra y consigue anular en gran medida el elemento revolucionario de su régimen y, así, evitar el destino de cualquier totalitarismo: el exterminio del enemigo, del amigo del enemigo, del indiferente y de todo aquel que pase por ahí. Chaves Nogales decidirá, de cualquier modo, seguir en el exilio, pero mandará a su familia de vuelta a la patria, al igual que hicieron Ortega y Ramón Pérez de Ayala. Morirá en Inglaterra sin ver la derrota del otro gran totalitarismo revolucionario que amenazó a Europa, el nazismo.
La íntima relación entre las grandes ideologías revolucionarias del siglo XX ha sido suficientemente documentada por autores como Hayek y, más recientemente, por Jonah Goldberg (en Liberal Fascism); pero Chaves Nogales articula lo político no desde lo teórico, sino desde lo cotidiano, y demuestra que los principios de defensa de la libertad no son coto exclusivo del activista, y que deben ser defendidos ante todo por el ciudadano de a pie, el individuo ahogado por la imposición igualitarista de los sistemas políticos que reclaman que rememos todos en una misma dirección y hacia un mismo objetivo. Estamos ante alguien que se reivindica como pequeñoburgués y liberal, dos palabras que en nuestra época han merecido el desprecio de todos los pensadores revolucionarios, desde Nietzsche hasta Sartre. Y es esta denominación la clave del pensamiento de Manuel Chaves Nogales, que no es activista, ni prosélito, ni tan siquiera exégeta: simplemente alguien con un "odio insuperable a la estupidez y a la crueldad"; un pensamiento que, por crítico, resulta peligroso para los niños cantores del "Por un mundo mejor".
(...)
Decía Chesterton del comunsimo y el calvinismo: "Agotan sus dogmas, los llevan a la extenuación, hasta convertirlos en una pesadilla". Lo mismo podría decirse de todos los movimientos revolucionarios que, llámense jacobinos, nacionalistas u ecologistas, asolan Occidente desde la Revolución Francesa. Chaves Nogales, que comprendió que la revolución era siempre enemiga de la libertad, supo también cuál el mayor enemigo de aquélla: gente como el obrero Daniel al que nos referíamos al principio del relato, que "se había limitado a desconocer y desacatar las organizaciones proletarias de la lucha de clases, a no secundar las huelgas y a procurarse mejoras económicas trabajando a destajo o en horas extraordinarias, contrariando los acuerdos e intereses sindicales". A vivir, al fin y al cabo, su vida, sin plegarse al ideario que, inevitablemente, impone quien está convencido de que la forma de vivir que propugna es superior a todas las demás. "¡Ya sois los amos! ¡Ya mandáis!", dice Daniel a los comunistas. "No os pido más sino que me dejéis vivir y trabajar como me dejaba el patrón". Pero el consejo obrero le acaba expulsando de la fábrica, porque al totalitarismo no le basta con la mera aceptación, sino que exige celo y entrega.
Se hace de esta forma buena la observación más obvia que extraemos al leer textos como el Homenaje a Cataluña de George Orwell: los comunistas, como enemigos, eran temibles; pero mucho peor era tenerlos en tu mismo bando. Éste fue el infortunio de Manuel Chaves Nogales, cuya causa, la libertad, no hubo entonces en España quien la defendiera.
NOTA: Ésta es una versión editada del artículo del mismo título que ALEJANDRO GARCÍA INGRISANO ha publicado en el más reciente número de LA ILUSTRACIÓN LIBERAL, ya disponible en Criteria, Club de Lectores.
http://libros.libertaddigital.com/manuel-chaves-nogales-fuera-de-lugar-1276238059.html
NUEVO NÚMERO DE LA ILUSTRACIÓN LIBERAL
Manuel Chaves Nogales: fuera de lugar
Por Alejandro García Ingrisano
Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-1944) vivió la tragedia de ser español y amar la libertad en los años 30. A sangre y fuego, libro de relatos del periodista sevillano sobre la Guerra Civil, termina así: "Daniel (...) murió batiéndose heroicamente por una causa que no era suya. Su causa, la libertad, no había en España quien la defendiese".
Chaves Nogales, al igual que el Daniel del relato, no era más que un trabajador que trataba de salir adelante en la España de Primo de Rivera, la de Alfonso XIII y la de la República. (...) En la brillante biografía que escribió (...) sobre su paisano Juan Belmonte se dice que en ese año, 1935, "se iniciaba en España una revolución". La ilusión de los primeros años de la República daba paso a un motín nacional, cainita y sañudo.
(...)
El Frente Popular y la descomposición de la República
Corre el año 1936 cuando se produce la llegada al poder del Frente Popular. Tras la alternancia de partidos y líderes predominantemente burgueses, se proclama vencedora una amalgama de partidos y políticos revolucionarios que, como en el caso de Largo Caballero, ven en la República un paso intermedio hacia la dictadura del proletariado. En el campo "creció el odio al propietario, bueno o malo, sólo por ser propietario, y al socaire de las teorías anticapitalistas invadieron el campo cuadrillas de expropiadores, que no eran otros que los tradicionales algarines, los raterillos rurales que siempre habían andado a salto de mata, y ahora tomaban un aire altivo de ejecutores de la justicia social. Ladrones de campo y cuatreros ha habido siempre en Andalucía; pero nunca, ni en la época del bandolerismo legendario, se ha considerado el robar como un timbre de orgullo". De esta forma se lamenta Juan Belmonte, quien sostiene en la biografía que le escribe Chaves Nogales:
Lo verdaderamente dramático era la ruina de la economía campesina, determinada por huelgas innumerables. Lo peor eran las huelgas por solidaridad. Cuando penosamente, a fuerza de discutir y regatear, se firmaban unas bases entre los propietarios y los jornaleros, venía una huelga por solidaridad, y la cosecha se quedaba en el campo. Los primeros años de la República han sido la ruina de los labradores.
La ideologización del campesinado y la manipulación de los gerifaltes locales propician un ambiente en el que se penaliza el trabajo y se ensalza el pillaje. Una noche, un estrépito le hace pensar a Belmonte que le atacan los revolucionarios. Nada de eso hay. Son "modestos expropiadores que se llevaban las gallinas". Y con socarronería andaluza añade: "Estuve por ir al sindicato a quejarme de la falta de competencia de los funcionarios expropiadores de la sección avícola".
Pero tras este aparente buen humor se esconde la amargura de quien, tras haber salido de la pobreza con trabajo y arriesgando la vida, puede "de la noche a la mañana (...) perderlo todo" por una serie de decisiones ciertamente arbitrarias. Si al proclamarse la República los revolucionarios deciden, magnánimos, no incautarse de los caballos del torero –"(...) el capital de Belmonte ha sido bien ganado"–, poco después esos mismos revolucionarios se han radicalizado, abandonándose al saqueo.
Aquellos mismos que al proclamarse la República no se atrevían a incautarse de mis caballos porque yo había ganado lícitamente mi capital, venían un año después a hurtármelos sin ningún escrúpulo teórico.
(...)
La República y la civilidad. Han sido bien documentados los cierres de periódicos y el endurecimiento de las leyes contra la libertad de expresión, teniendo estos su máximo exponente en la Ley de Defensa de la República, primera ley aprobada por Azaña, en cuyo texto se podía leer: "Son actos de agresión a la República (...) La difusión de noticias que puedan quebrantar el crédito o perturbar la paz o el orden público (...) Toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las Instituciones u organismos del Estado (...) La alteración injustificada del precio de las cosas [algo, por otro lado, normal en la época: recordemos que EEUU, bajo el gobierno de Roosevelt, había introducido medidas económicas similares, antes de que el Tribunal Constitucional las declarara ilegales...]". Por su parte, el ministro de la Gobernación quedaba facultado para "suspender las reuniones o manifestaciones públicas de carácter político, religioso o social, cuando por las circunstancias de su convocatoria sea presumible que su celebración pueda perturbar la paz pública"...
Chaves Nogales ve los acontecimientos con preocupación, y unos años después, tras haber salido de España, dirá:
Yo, que no había sido en mi vida revolucionario, ni tengo ninguna simpatía por la dictadura del proletariado, me encontré en pleno régimen soviético.
Sin embargo, antes de escapar de España en el año 1936, Chaves Nogales seguirá escribiendo en periódicos del bando frentepopulista (sobre todo en Ahora, en el que hará las veces de director), al que no criticará abiertamente hasta su llegada a Francia. Su desengaño con el bolchevismo ya había quedado patente en su libro de 1934 El maestro Juan Martínez que estaba allí, narración de las peripecias de un bailaor flamenco que intenta escapar del terror rojo y la guerra civil en la URSS. Pero en España, a pesar de que tras la guerra atacará ferozmente ambos bandos, antes de su evasión, ya sea por convencimiento o por miedo, se muestra firme partidario de la República.
La Guerra Civil
Lo más probable, leyendo lo que escribió el periodista sevillano cuando ya corría el riesgo de ser represaliado, es que en un principio confiara en que el sistema republicano fuera capaz de anular el elemento revolucionario y afianzar la democracia liberal en España. Es precisamente por esta razón por la que Chaves Nogales detestará al bando franquista, cuyo mayor peligro radicaba en su elemento falangista, anticapitalista y antiliberal. Desde muy pronto, y aunque el general Mola se pronuncia con una bandera republicana y la promesa de salvar el régimen, Chaves Nogales es capaz de ver en el llamado bando nacional lo que es incapaz de aceptar en el frentepopulista; y es que los revolucionarios habían aprovechado la guerra para propagarse por ambos frentes. "Los caldos de cultivo de esta nueva peste (...) nos los sirvieron los laboratorios de Moscú, Roma y Berlín, con las etiquetas de comunismo, fascismo o nacionalsocialismo, y el desapercibido hombre celtíbero los absorbió ávidamente", dirá más tarde. Pero su error de juicio original le llevará a decidir –a diferencia de lo que hicieron otros intelectuales– quedarse en Madrid, aún esperanzado con que la posible victoria de la República pueda significar la pervivencia de la democracia liberal en España, una democracia que ya había empezado a descomponerse irremisiblemente tras el golpe de estado perpetrado por PSOE y UGT en1934 y que había recibido el golpe de gracia con el levantamiento de 1936.
De la guerra sólo quedan una serie de artículos escritos "contra el fascismo". Aquilino Duque señala que el último de los que escribió antes de abandonar España se titulaba "Bajo el signo de la svástica y el fascio de los lictores". A estos artículos hay que darles el valor justo de lo redactado en tiempo de guerra. No es hasta 1937 que, ya fuera del país, publica A sangre y fuego. Aquí reconoce Chaves Nogales ciertas diferencias entre ambos bandos; destaca que el nacional está mejor organizado y que en él la violencia interna está más controlada. En los relatos del sevillano hay odio, venganza y crueldad en la zona nacional, pero no checas ni organizaciones como La Columna de Hierro, conformada por bandas de anarquistas dedicadas "impunemente al pillaje y a la destrucción":
Con el pretexto de limpiar al país de fascistas emboscados iban aquellos hombres por pueblos y aldeas matando y saqueando a su antojo sin que las escasas fuerzas de orden público de que disponían las autoridades pudiesen hacerles frente.
Estas diferencias dejan entrever en el bando franquista un germen de algo que no es solamente falangismo, sino adscripción a unos valores tradicionales y reacción ante el proceso de bolchevización en España. El periodista, firme en sus principios, comparte el odio a los bolcheviques pero cree sin embargo que es la democracia la que debe luchar contra los procesos revolucionarios. Sin embargo, en España, donde éstos han penetrado en ambas facciones, Chaves Nogales no tiene hogar ideológico. En lugar de aceptar el levantamiento como mal necesario, dice tras llegar a Francia:
Yo he querido permitirme el lujo de no tener ninguna solidaridad con los asesinos: para un español quizá sea eso un lujo excesivo.
La extraordinaria acritud de estas declaraciones se traslada a los relatos de A sangre y fuego, llenos de odio y cinismo. En un hospital miliciano, un enfermo "tenía un trapo con los colores de la bandera monárquica escondido debajo de la almohada, y cuando la fiebre le hacía delirar se incorporaba en el lecho y tremolando su bandera por encima de la cabeza gritaba frenéticamente: 'Arriba España', mientras los enfermos vecinos, enemigos del fascismo, se debatían entre las sábanas y llamaban a los milicianos para que lo fusilasen". Poco después, un miliciano accede a la petición y lo asesina; entonces, otro tísico desde su cama le da las gracias y se arropa para dormirse. "Ahora podré morir tranquilo". Es sólo una entre decenas de tropelías que narra el de Sevilla, y que inevitablemente nos remiten por contraste a las originales lecciones de memoria histórica que pretenden imponer algunos de los hijos y nietos de los contendientes. Es por esta razón que la inteligencia nos llama a leer A sangre y fuego y a no olvidar las pocas pero valiosas lecciones que podemos extraer del libro.
Es sin duda esta colección de relatos lo más sincero que escribiría Chaves Nogales sobre el conflicto en España. No sorprende que en este ambiente hostil, atrapado entre dos facciones revolucionarias, la falangista y la frentepopulista, y ya convencido de que la democracia en España ha sido liquidada, decida marchar a Francia: el futuro dictador de España "va a salir de un lado u otro de las trincheras" y él no quiere estar allí para vivirlo.
Francia y la Guerra Mundial
De su exilio en el Hexágono –"por insignificante que fuese, había contraído méritos bastantes para haber sido fusilado por los unos y por los otros"–, extraerá toda la información necesaria para redactar La agonía de Francia, donde relata la rendición del país vecino ante las tropas nazis y sigue denunciando la táctica comunista:
Pretendieron seguir utilizando la guerra civil española como plataforma política, pero el pueblo francés (...) descubrió finamente el siniesto juego de la política comunista respecto a España.
Chaves Nogales acusa a los quintacolumnistas de Berlín, Moscú y Roma de dinamitar la resistencia de la democracia francesa, ya bastante debilitada luego de "las dos revoluciones abortadas; la de las ligas reaccionarias de 1934 y la del Frente Popular en 1936".
En esta crónica, Chaves Nogales trata de tomar el pulso psicológico a Francia en los meses anteriores a la rendición del régimen de Vichy, e insiste en lo falaz de la idea de que la democracia es incapaz de luchar contra el totalitarismo. Sin embargo, y aun cuando su análisis de la degeneración democrática es valiosa, algunos lectores echarán en falta algo de especulación, de soluciones hipotéticas al drama de las democracias. Chaves Nogales habla del "sofisma mil veces repetido de cargar a la cuenta de la democracia loscrímenes que cometen sus enemigos", pero no de cómo puede la democracia defenderse de ellos. Sea como fuere, el sevillano es, ante todo, periodista y, aunque se aventurará bastante en su análisis de la realidad, se negará a hablar de lo que podría haber sido.
(...)
Cuando el ejército alemán entra en Francia, Chaves Nogales ya ha puesto rumbo a Londres, preocupado ante el más que probable peligro de que sus escritos contra el fascismo, tanto en España como en Francia, y su condición de famoso reportero le hayan granjeado un puesto en las listas de la Gestapo.
Ideología y Revolución
España es el escenario de la primera gran guerra ideológica, un tipo de confrontación que exige el aniquilamiento del enemigo, pues no se lucha contra un líder sino contra unas ideas. Cualquiera puede estar intoxicado de las ideas enemigas, la quinta columna está en todas partes: en este clima, la paranoia y la venganza campan a sus anchas.
Gana Franco la guerra y consigue anular en gran medida el elemento revolucionario de su régimen y, así, evitar el destino de cualquier totalitarismo: el exterminio del enemigo, del amigo del enemigo, del indiferente y de todo aquel que pase por ahí. Chaves Nogales decidirá, de cualquier modo, seguir en el exilio, pero mandará a su familia de vuelta a la patria, al igual que hicieron Ortega y Ramón Pérez de Ayala. Morirá en Inglaterra sin ver la derrota del otro gran totalitarismo revolucionario que amenazó a Europa, el nazismo.
La íntima relación entre las grandes ideologías revolucionarias del siglo XX ha sido suficientemente documentada por autores como Hayek y, más recientemente, por Jonah Goldberg (en Liberal Fascism); pero Chaves Nogales articula lo político no desde lo teórico, sino desde lo cotidiano, y demuestra que los principios de defensa de la libertad no son coto exclusivo del activista, y que deben ser defendidos ante todo por el ciudadano de a pie, el individuo ahogado por la imposición igualitarista de los sistemas políticos que reclaman que rememos todos en una misma dirección y hacia un mismo objetivo. Estamos ante alguien que se reivindica como pequeñoburgués y liberal, dos palabras que en nuestra época han merecido el desprecio de todos los pensadores revolucionarios, desde Nietzsche hasta Sartre. Y es esta denominación la clave del pensamiento de Manuel Chaves Nogales, que no es activista, ni prosélito, ni tan siquiera exégeta: simplemente alguien con un "odio insuperable a la estupidez y a la crueldad"; un pensamiento que, por crítico, resulta peligroso para los niños cantores del "Por un mundo mejor".
(...)
Decía Chesterton del comunsimo y el calvinismo: "Agotan sus dogmas, los llevan a la extenuación, hasta convertirlos en una pesadilla". Lo mismo podría decirse de todos los movimientos revolucionarios que, llámense jacobinos, nacionalistas u ecologistas, asolan Occidente desde la Revolución Francesa. Chaves Nogales, que comprendió que la revolución era siempre enemiga de la libertad, supo también cuál el mayor enemigo de aquélla: gente como el obrero Daniel al que nos referíamos al principio del relato, que "se había limitado a desconocer y desacatar las organizaciones proletarias de la lucha de clases, a no secundar las huelgas y a procurarse mejoras económicas trabajando a destajo o en horas extraordinarias, contrariando los acuerdos e intereses sindicales". A vivir, al fin y al cabo, su vida, sin plegarse al ideario que, inevitablemente, impone quien está convencido de que la forma de vivir que propugna es superior a todas las demás. "¡Ya sois los amos! ¡Ya mandáis!", dice Daniel a los comunistas. "No os pido más sino que me dejéis vivir y trabajar como me dejaba el patrón". Pero el consejo obrero le acaba expulsando de la fábrica, porque al totalitarismo no le basta con la mera aceptación, sino que exige celo y entrega.
Se hace de esta forma buena la observación más obvia que extraemos al leer textos como el Homenaje a Cataluña de George Orwell: los comunistas, como enemigos, eran temibles; pero mucho peor era tenerlos en tu mismo bando. Éste fue el infortunio de Manuel Chaves Nogales, cuya causa, la libertad, no hubo entonces en España quien la defendiera.
NOTA: Ésta es una versión editada del artículo del mismo título que ALEJANDRO GARCÍA INGRISANO ha publicado en el más reciente número de LA ILUSTRACIÓN LIBERAL, ya disponible en Criteria, Club de Lectores.
http://libros.libertaddigital.com/manuel-chaves-nogales-fuera-de-lugar-1276238059.html
Agapito Maestre, ¡Libertad de conciencia!
viernes 30 de julio de 2010
Políticos
¡Libertad de conciencia!
Agapito Maestre
Para estos desalmados pastorcillos de "las instituciones políticas" lo decisivo es mantener inquieta y preocupada a la manada; mientras una manada mire desconfiadamente a la manada de al lado, los criminales pastorcillos pasarán desapercibidos.
Un buen amigo me sugiere el tema de esta columna. Resulta altamente sospechoso que, en algunas ocasiones, los jefes de los partidos políticos increpen a sus parlamentarios a que voten "en conciencia". Mi amigo está indignado porque sólo de vez en cuando, y no siempre como se supone a todo ser humano desarrollado, los políticos voten según su fuero interno. Así es de terrible dedicarse a la política en España. Los "políticos" no ejercen como tales, entre otros motivos, porque no tienen libertad de conciencia. En verdad, su conciencia moral no existe. Son esclavos de esos seres "superiores", los jefes de los partidos políticos, que dirigen sus destinos con la misma displicencia e indolencia que ellos imponen a sus electores. Eso es lo que hay en España: esclavos de esclavos. Terrible.
"Voten, voten, voten", dijeron Mas y Montilla a sus huestes, "en conciencia" sobre la prohibición de los toros. Usen su libertad, aunque sea por una vez, para prohibir un derecho. El resto de la legislatura, obviamente, la conciencia de esos parlamentarios está a disposición de lo que diga el jefe de la cuadra. Ellos no son libres. ¿Qué puede esperarse de un esclavo? Nada que no sea resentimiento. La prohibición de las corridas de toros era el pobre espectáculo, una mala charlotada, que nos tenían reservados los esclavos de la aldea catalana, es decir, de la cámara autonómica catalana para este verano.
Aunque todo era previsible, es menester reconocer que tal suceso ha provocado cierto revuelo entre la chusma. Está un poquito sobresaltada. Inquieta. Normal. Pero, seamos realistas, pronto olvidarán el suceso, está disciplinada para obedecer a los pastorcillos que la dirigen. La casta política pasará página en unos días y, por supuesto, volverá a soliviantarla con otra mamarrachada por el estilo. Para estos desalmados pastorcillos de "las instituciones políticas" lo decisivo es mantener inquieta y preocupada a la manada; mientras una manada mire desconfiadamente a la manada de al lado, los criminales pastorcillos pasarán desapercibidos. El tingladillo político, pues, seguirá más o menos igual: Zapatero seguirá destrozando la nación española y Rajoy se hará el machote, es decir, sacará barriga a toro pasado.
¡Bravos y valientes son estos muchachotes! Conducen la manada con pericia de cabrones. Vale.
http://www.libertaddigital.com/opinion/agapito-maestre/libertad-de-conciencia-55733/
Políticos
¡Libertad de conciencia!
Agapito Maestre
Para estos desalmados pastorcillos de "las instituciones políticas" lo decisivo es mantener inquieta y preocupada a la manada; mientras una manada mire desconfiadamente a la manada de al lado, los criminales pastorcillos pasarán desapercibidos.
Un buen amigo me sugiere el tema de esta columna. Resulta altamente sospechoso que, en algunas ocasiones, los jefes de los partidos políticos increpen a sus parlamentarios a que voten "en conciencia". Mi amigo está indignado porque sólo de vez en cuando, y no siempre como se supone a todo ser humano desarrollado, los políticos voten según su fuero interno. Así es de terrible dedicarse a la política en España. Los "políticos" no ejercen como tales, entre otros motivos, porque no tienen libertad de conciencia. En verdad, su conciencia moral no existe. Son esclavos de esos seres "superiores", los jefes de los partidos políticos, que dirigen sus destinos con la misma displicencia e indolencia que ellos imponen a sus electores. Eso es lo que hay en España: esclavos de esclavos. Terrible.
"Voten, voten, voten", dijeron Mas y Montilla a sus huestes, "en conciencia" sobre la prohibición de los toros. Usen su libertad, aunque sea por una vez, para prohibir un derecho. El resto de la legislatura, obviamente, la conciencia de esos parlamentarios está a disposición de lo que diga el jefe de la cuadra. Ellos no son libres. ¿Qué puede esperarse de un esclavo? Nada que no sea resentimiento. La prohibición de las corridas de toros era el pobre espectáculo, una mala charlotada, que nos tenían reservados los esclavos de la aldea catalana, es decir, de la cámara autonómica catalana para este verano.
Aunque todo era previsible, es menester reconocer que tal suceso ha provocado cierto revuelo entre la chusma. Está un poquito sobresaltada. Inquieta. Normal. Pero, seamos realistas, pronto olvidarán el suceso, está disciplinada para obedecer a los pastorcillos que la dirigen. La casta política pasará página en unos días y, por supuesto, volverá a soliviantarla con otra mamarrachada por el estilo. Para estos desalmados pastorcillos de "las instituciones políticas" lo decisivo es mantener inquieta y preocupada a la manada; mientras una manada mire desconfiadamente a la manada de al lado, los criminales pastorcillos pasarán desapercibidos. El tingladillo político, pues, seguirá más o menos igual: Zapatero seguirá destrozando la nación española y Rajoy se hará el machote, es decir, sacará barriga a toro pasado.
¡Bravos y valientes son estos muchachotes! Conducen la manada con pericia de cabrones. Vale.
http://www.libertaddigital.com/opinion/agapito-maestre/libertad-de-conciencia-55733/
GEES, Sobre la Audiencia Nacional
viernes 30 de julio de 2010
Caso Couso
Sobre la Audiencia Nacional
GEES
Si Pedraz puede estar más preocupado por Bagdad que por Rentaría, entonces es que no está realizando su trabajo.
Hace ya tiempo que la Audiencia Nacional se salió de los límites razonables para lo que fue creada, y sus jueces estrella deambulan libremente ocupados y preocupados por cosas para las que no fue pensado su tribunal. En primer lugar, la Audiencia Nacional se creó en 1977 para que se juzgase con garantías y seguridad delitos de terrorismo que, por su naturaleza, no podían ser juzgados allí donde correspondía, el País Vasco. En los años setenta y ochenta, se buscó sacar de los asediados juzgados vascos los delitos relacionados con ETA para buscar más garantías y seguridades jurídicas, y por eso se creó en Madrid la Audiencia Nacional. Pero legalmente su existencia está cogida por los pelos, y eso siendo benévolos: al fin y al cabo es un juzgado especial, que contradice varios artículos de la Constitución. Pero si durante treinta años se ha aceptado a regañadientes como instrumento necesario para combatir a ETA –y a fe que lo ha sido–, de lo que no cabe ninguna duda es de que es pervertir su sentido utilizarla para rebuscar en las cunetas de la Guerra Civil o perseguir a militares israelíes o tanquistas norteamericanos. Los jueces Pedraz, Garzón o Andreu utilizan recursos materiales y humanos de la Audiencia para unos fines que son ajenos a los objetivos por los que ésta fue creada y entre los cuales no está vengar la muerte de un reportero de guerra, en territorio en guerra, en tiempo de guerra.
En segundo lugar, se diga lo que se diga, la Audiencia Nacional no está legitimada para perseguir estos supuestos delitos, por mucha sentencia del Tribunal Constitucional o respaldo del Congreso que se esgrima. Al fin y al cabo, lo que hace España a través de tan anómalo tribunal es imponer unilateralmente su propio concepto de justicia universal –que básicamente consiste en perseguir a quienes persiguen a los terroristas, dicho sea de paso, pero nunca a los terroristas o dictadores a los que aquéllos persiguen. Han sido las instituciones españolas las que han decidido por sí mismas que pueden perseguir a otras instituciones de otros países, al margen de todas las reglas diplomáticas y políticas entre naciones. El US Army representa a los Estados Unidos: debe ser Zapatero el que exija a Obama las correspondientes medidas, no un tribunal sin legitimidad internacional alguna. Lo cual, por cierto, redunda en lo anterior, porque un tribunal jurídicamente discutible ha acabado saltando del limbo nacional al internacional, de modo que un grupito de jueces puede en Madrid actuar en nombre de una comunidad internacional que ni los ha elegido ni ha oído jamás hablar de ellos.
En tercer lugar, nuestras tropas están involucradas en escenarios bélicos que se caracterizan precisamente por su suciedad y por haber de por medio muchas víctimas inocentes. En Afganistán, nuestras tropas se han visto involucradas en varios incidentes ocultados por Chacón, según se desprende de la filtración de Wikileaks, con el resultado de la muerte de civiles inocentes por disparo de soldados españoles. Soldados españoles que a diferencia de los americanos sí están al alcance de Pedraz: ¿No se denuncia y se investiga esto por ser soldados españoles y no norteamericanos? Bonita "Justicia Universal" la que emana de la Audiencia Nacional. ¿O la muerte de un periodista español resulta más execrable que la de un agricultor afgano? ¿Vale más para la Audiencia Nacional un Couso que un Mohamed? ¿O la Justicia Universal depende de la presión de las televisiones? Las respuestas a todo esto son a cada cual más sonrojantes.
Y más allá de esto no es ya un problema de coherencia, sino de sentido común: si la Audiencia Nacional persigue a norteamericanos e israelíes involucrados en muerte de civiles, nada impedirá que otros países u organizaciones hagan lo mismo con nuestros soldados o políticos: ¿puede ser denunciada Carmen Chacón en EEUU o Israel por crímenes contra la humanidad si nuestras tropas matan –como han hecho– a civiles por error? ¿Pueden los tribunales de otros países dictar orden de captura contra un sargento Díaz, un capitán Pérez o un teniente coronel González tal y como Pedraz lo hace con el sargento Gibson, el capitán Wolford y el teniente coronel Camp? No nos quejemos si algún día lo hacen, porque así como activistas de izquierda en España pueden hacerlo, otros activistas en otros países pueden devolvernos la pelota.
Bajo todo esto subyace un problema. Si Pedraz, Garzón o Andreu tienen tiempo suficiente para perseguir supuestos delitos cometidos por ciudadanos de otros países en diferentes guerras, entonces es que hay un desequilibrio entre los delitos por terrorismo –o narcotráfico– que entran en la Audiencia Nacional y el número de juzgados y de jueces trabajando en ella. Si Pedraz puede estar más preocupado por Bagdad que por Rentería, entonces es que no está realizando su trabajo. Si es así, y si ya no hay suficientes causas por delitos de terrorismo para tantos jueces, sólo caben dos opciones: reducir el número de juzgados o ir pensando en cerrar la Audiencia Nacional, que es la única forma de no tener a determinados jueces provocando conflictos diplomáticos por el mundo.
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.
http://www.libertaddigital.com/opinion/gees/sobre-la-audiencia-nacional-55737/
Caso Couso
Sobre la Audiencia Nacional
GEES
Si Pedraz puede estar más preocupado por Bagdad que por Rentaría, entonces es que no está realizando su trabajo.
Hace ya tiempo que la Audiencia Nacional se salió de los límites razonables para lo que fue creada, y sus jueces estrella deambulan libremente ocupados y preocupados por cosas para las que no fue pensado su tribunal. En primer lugar, la Audiencia Nacional se creó en 1977 para que se juzgase con garantías y seguridad delitos de terrorismo que, por su naturaleza, no podían ser juzgados allí donde correspondía, el País Vasco. En los años setenta y ochenta, se buscó sacar de los asediados juzgados vascos los delitos relacionados con ETA para buscar más garantías y seguridades jurídicas, y por eso se creó en Madrid la Audiencia Nacional. Pero legalmente su existencia está cogida por los pelos, y eso siendo benévolos: al fin y al cabo es un juzgado especial, que contradice varios artículos de la Constitución. Pero si durante treinta años se ha aceptado a regañadientes como instrumento necesario para combatir a ETA –y a fe que lo ha sido–, de lo que no cabe ninguna duda es de que es pervertir su sentido utilizarla para rebuscar en las cunetas de la Guerra Civil o perseguir a militares israelíes o tanquistas norteamericanos. Los jueces Pedraz, Garzón o Andreu utilizan recursos materiales y humanos de la Audiencia para unos fines que son ajenos a los objetivos por los que ésta fue creada y entre los cuales no está vengar la muerte de un reportero de guerra, en territorio en guerra, en tiempo de guerra.
En segundo lugar, se diga lo que se diga, la Audiencia Nacional no está legitimada para perseguir estos supuestos delitos, por mucha sentencia del Tribunal Constitucional o respaldo del Congreso que se esgrima. Al fin y al cabo, lo que hace España a través de tan anómalo tribunal es imponer unilateralmente su propio concepto de justicia universal –que básicamente consiste en perseguir a quienes persiguen a los terroristas, dicho sea de paso, pero nunca a los terroristas o dictadores a los que aquéllos persiguen. Han sido las instituciones españolas las que han decidido por sí mismas que pueden perseguir a otras instituciones de otros países, al margen de todas las reglas diplomáticas y políticas entre naciones. El US Army representa a los Estados Unidos: debe ser Zapatero el que exija a Obama las correspondientes medidas, no un tribunal sin legitimidad internacional alguna. Lo cual, por cierto, redunda en lo anterior, porque un tribunal jurídicamente discutible ha acabado saltando del limbo nacional al internacional, de modo que un grupito de jueces puede en Madrid actuar en nombre de una comunidad internacional que ni los ha elegido ni ha oído jamás hablar de ellos.
En tercer lugar, nuestras tropas están involucradas en escenarios bélicos que se caracterizan precisamente por su suciedad y por haber de por medio muchas víctimas inocentes. En Afganistán, nuestras tropas se han visto involucradas en varios incidentes ocultados por Chacón, según se desprende de la filtración de Wikileaks, con el resultado de la muerte de civiles inocentes por disparo de soldados españoles. Soldados españoles que a diferencia de los americanos sí están al alcance de Pedraz: ¿No se denuncia y se investiga esto por ser soldados españoles y no norteamericanos? Bonita "Justicia Universal" la que emana de la Audiencia Nacional. ¿O la muerte de un periodista español resulta más execrable que la de un agricultor afgano? ¿Vale más para la Audiencia Nacional un Couso que un Mohamed? ¿O la Justicia Universal depende de la presión de las televisiones? Las respuestas a todo esto son a cada cual más sonrojantes.
Y más allá de esto no es ya un problema de coherencia, sino de sentido común: si la Audiencia Nacional persigue a norteamericanos e israelíes involucrados en muerte de civiles, nada impedirá que otros países u organizaciones hagan lo mismo con nuestros soldados o políticos: ¿puede ser denunciada Carmen Chacón en EEUU o Israel por crímenes contra la humanidad si nuestras tropas matan –como han hecho– a civiles por error? ¿Pueden los tribunales de otros países dictar orden de captura contra un sargento Díaz, un capitán Pérez o un teniente coronel González tal y como Pedraz lo hace con el sargento Gibson, el capitán Wolford y el teniente coronel Camp? No nos quejemos si algún día lo hacen, porque así como activistas de izquierda en España pueden hacerlo, otros activistas en otros países pueden devolvernos la pelota.
Bajo todo esto subyace un problema. Si Pedraz, Garzón o Andreu tienen tiempo suficiente para perseguir supuestos delitos cometidos por ciudadanos de otros países en diferentes guerras, entonces es que hay un desequilibrio entre los delitos por terrorismo –o narcotráfico– que entran en la Audiencia Nacional y el número de juzgados y de jueces trabajando en ella. Si Pedraz puede estar más preocupado por Bagdad que por Rentería, entonces es que no está realizando su trabajo. Si es así, y si ya no hay suficientes causas por delitos de terrorismo para tantos jueces, sólo caben dos opciones: reducir el número de juzgados o ir pensando en cerrar la Audiencia Nacional, que es la única forma de no tener a determinados jueces provocando conflictos diplomáticos por el mundo.
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.
http://www.libertaddigital.com/opinion/gees/sobre-la-audiencia-nacional-55737/
miércoles, julio 28, 2010
Luis Francico Esplá, Toros, caballos y asnos
Toros, caballos y asnos
Sé que el taurino catalán tiene las horas contadas. Y lo peor no es perder la posibilidad de disfrutar de tu Fiesta, sino que desde la prohibición pasarán a ser ciudadanos cuestionados, señalados por su propio entorno como gente rara, transgresores. Las listas de sospechosos sociales se incrementarán con la incorporación de estos.
luis francisco esplá matador de toros
Día 28/07/2010
Arnold Hauser fue un singular crítico y ensayista de arte, conocido sobre todo por la teoría de relacionar las producciones artísticas con los fenómenos socioeconómicos del momento. De no haber muerto, en el cuarto volumen de su «Historia social de la literatura y el arte» nos habría dado los pormenores y porqués de la prohibición en Cataluña de los toros.
Pero tampoco es preciso el método científico del prestigioso esteta húngaro para aproximar ciertas evidencias.
Haciendo un poco de historia, es fácil reconocer a finales del XIX y principios del XX un crecimiento industrial y económico en Cataluña, que coincide plenamente con la llamada Edad de Oro del Toreo. Era precisamente allí donde los incontables aficionados estaban considerados como los más rigurosos del orbe taurino: «Toro grande, escuetas ovaciones y espléndida caja». Esto y la frase de Joselito «El Gallo» —«Dios me libre de una tarde aciaga o de cortar una oreja en Barcelona», pues suponía una inminente repetición— son el reflejo de la intransigencia con la cual custodió «sus» corridas de toros el aficionado catalán.
Tras la Guerra Civil se produce un éxodo de todas las regiones deprimidas de España a la próspera Cataluña. Las plazas de toros empiezan a llenarse de otro público, un personal ávido de diversión y con la urgente necesidad de olvidar las miserias y calamidades de la contienda. Un aficionado sin las aspiraciones ni las exigencias del oriundo.
Aliviados las empresas y los toreros por la dulzura de este nuevo clima, se abren a un nuevo espectáculo con menos toro, más alegría y no menos caja. El taurino catalán cede al charnego su sitio en los tendidos, por ver en esta nueva versión atropellados sus más rancios preceptos.
Pero al filo de los 60 surge el turismo, y con él, un nuevo cliente. Las empresas de la costa hacen su agosto organizando corridas de chicha y nabo. Ahora el que sale disparado de las plazas es el charnego, pues es incapaz de soportar otra mano de agua sobre el ya diluido caldo de la Fiesta. Pero, claro, lo del «guiri» no podía durar mucho, y a finales de los 70 la Cataluña taurina entra en la profunda crisis, que la sume en la lenta e inexorable agonía de estos últimos años.
Si la dejan, solita se hubiese muerto, y si de verdad querían acabar con ella, simplemente gravándola con un impuesto especial estaríamos ahora celebrando misas de réquiem.
Pero el simbolismo de ciertos políticos es más fuerte —incluso que el de los toros— y peor intencionado, por supuesto. Declarando el toreo enemigo de los acervos y tradiciones catalanas, solo quedaba atravesarle el costado con la pica que enarbola la senyera.
Y aunque la victoria es tan miserable como paupérrima, y el agravio a las libertades no cabría en una sociedad que dice que defiende la tolerancia cultural y étnica, el mestizaje y las religiones, parece no tener importancia frente a la urgente necesidad de extirpar el ideograma del toro.
Aquello que no puedo explicar —y dudo que Arnold Hauser lo hiciese— es cómo en estos momentos, en los cuales la crisis parece ir adquiriendo visos de cataclismo y lo apremiante debería ser la economía, el trabajo y salvaguardar de asaltos la poca caja que está quedando... digo que no puedo entender cómo ahora, precisamente, viendo los palos del sombrajo venirse abajo en la proverbial Cataluña, el debate político esté varado en toros sí, toros no.
Sé que el taurino catalán tiene las horas contadas. Y lo peor no es perder la posibilidad de disfrutar de tu Fiesta, sino que desde la prohibición pasarán a ser ciudadanos cuestionados, señalados por su propio entorno como gente rara, transgresores. Las listas de sospechosos sociales se incrementarán con la incorporación de estos. La afición de tantos años pasará a ser consignada por sus conciudadanos como depravación, y, por supuesto, toda la producción artística que recabó en el toreo inspiración será simplemente perversión.
Y volverán a Francia —madre de las libertades— a disfrutar de sus corridas de toros. Y como en tiempos de dictadura y rígidas censuras, fuera de sus fronteras hallarán lo prohibido. Quizá les hagan un favor, pues lo vedado conlleva implícito ese enriquecedor componente que lo hace siempre más excitante.
Curioso. Los mismos que hace cuarenta y cinco años clamaban por la libertad ahora la amordazan…
Pero…
¡No hay problema! Si la crisis persiste y el discurso de algunos políticos pierde su talante bélico por falta de enemigos, les voy a recomendar otro objetivo, otra usurpación ibérica en mitad del corazón de muchos catalanes: la de los aficionados y criadores al caballo de «Pura Raza Española».
¡Ahí hay tajada!
No hay más que volver a reclutar ecologistas y animalistas para que tiren —sin saberlo— del carro de guerra que elevará a triunfo la acción del político de campo. Tiene que simular una defensa del bienestar animal, aunque en la conciencia de Su Señoría los objetivos se perfilen en dirección totalmente opuesta. Es preciso reivindicar los derechos de la bestia, por muy española que sea y por más adaptada que esté a su labor. No se pueden tolerar la ausencia de horarios para trabajar ni la falta de descanso, así como la enajenación absoluta de su voluntad. Resumiendo, más de veinte años de auténtica esclavitud, soportando sobre el lomo los tortuosos caprichos de unos y otros, sirviendo sin recelos hasta sentir esquilmadas sus facultades; y como contraprestación a tanta generosidad, es premiada con un viaje a Francia, de donde torna inmortalizada en «saucisson».
Quede eso ahí. Sin coste alguno. No como la idea del «Che», que Sus Señorías sabrán cuánto le lleva costado a la Generalitat.
Volviendo a la propuesta, tanto el argumento ético como el ideológico, apenas difieren del secundado por la prohibición de los toros. Aunque hay un ligero matiz, los aficionados hípicos son legión en Cataluña… La sugerencia ya no es tan buena. Eso sí, el borrico catalán ni me lo toquen, y menos ahora que ha conseguido vivir gracias a la mecanización del campo sin pegar ni chapa. Además, sería el último en perder la subvención, que viene a ser —en su caso— como una especie de paro vitalicio. Solo debe preocuparle su inmaculada ascendencia, ya que si, entre el andamiaje de sus genes se tropezase alguno de los genetistas encargados de seleccionar y mejorar esta raza de parados vestigios contaminantes de lo español, entonces… entonces vendría alguna de Sus Señorías —asesorada por el foráneo de turno— a declarar guerra científica al jodido gen. Y vuelta a empezar…
LUIS FRANCISCO ESPLÁ ES MATADOR DE TOROS
http://www.abc.es/20100728/opinion-la-tercera/toros-caballos-asnos-20100728.html
Sé que el taurino catalán tiene las horas contadas. Y lo peor no es perder la posibilidad de disfrutar de tu Fiesta, sino que desde la prohibición pasarán a ser ciudadanos cuestionados, señalados por su propio entorno como gente rara, transgresores. Las listas de sospechosos sociales se incrementarán con la incorporación de estos.
luis francisco esplá matador de toros
Día 28/07/2010
Arnold Hauser fue un singular crítico y ensayista de arte, conocido sobre todo por la teoría de relacionar las producciones artísticas con los fenómenos socioeconómicos del momento. De no haber muerto, en el cuarto volumen de su «Historia social de la literatura y el arte» nos habría dado los pormenores y porqués de la prohibición en Cataluña de los toros.
Pero tampoco es preciso el método científico del prestigioso esteta húngaro para aproximar ciertas evidencias.
Haciendo un poco de historia, es fácil reconocer a finales del XIX y principios del XX un crecimiento industrial y económico en Cataluña, que coincide plenamente con la llamada Edad de Oro del Toreo. Era precisamente allí donde los incontables aficionados estaban considerados como los más rigurosos del orbe taurino: «Toro grande, escuetas ovaciones y espléndida caja». Esto y la frase de Joselito «El Gallo» —«Dios me libre de una tarde aciaga o de cortar una oreja en Barcelona», pues suponía una inminente repetición— son el reflejo de la intransigencia con la cual custodió «sus» corridas de toros el aficionado catalán.
Tras la Guerra Civil se produce un éxodo de todas las regiones deprimidas de España a la próspera Cataluña. Las plazas de toros empiezan a llenarse de otro público, un personal ávido de diversión y con la urgente necesidad de olvidar las miserias y calamidades de la contienda. Un aficionado sin las aspiraciones ni las exigencias del oriundo.
Aliviados las empresas y los toreros por la dulzura de este nuevo clima, se abren a un nuevo espectáculo con menos toro, más alegría y no menos caja. El taurino catalán cede al charnego su sitio en los tendidos, por ver en esta nueva versión atropellados sus más rancios preceptos.
Pero al filo de los 60 surge el turismo, y con él, un nuevo cliente. Las empresas de la costa hacen su agosto organizando corridas de chicha y nabo. Ahora el que sale disparado de las plazas es el charnego, pues es incapaz de soportar otra mano de agua sobre el ya diluido caldo de la Fiesta. Pero, claro, lo del «guiri» no podía durar mucho, y a finales de los 70 la Cataluña taurina entra en la profunda crisis, que la sume en la lenta e inexorable agonía de estos últimos años.
Si la dejan, solita se hubiese muerto, y si de verdad querían acabar con ella, simplemente gravándola con un impuesto especial estaríamos ahora celebrando misas de réquiem.
Pero el simbolismo de ciertos políticos es más fuerte —incluso que el de los toros— y peor intencionado, por supuesto. Declarando el toreo enemigo de los acervos y tradiciones catalanas, solo quedaba atravesarle el costado con la pica que enarbola la senyera.
Y aunque la victoria es tan miserable como paupérrima, y el agravio a las libertades no cabría en una sociedad que dice que defiende la tolerancia cultural y étnica, el mestizaje y las religiones, parece no tener importancia frente a la urgente necesidad de extirpar el ideograma del toro.
Aquello que no puedo explicar —y dudo que Arnold Hauser lo hiciese— es cómo en estos momentos, en los cuales la crisis parece ir adquiriendo visos de cataclismo y lo apremiante debería ser la economía, el trabajo y salvaguardar de asaltos la poca caja que está quedando... digo que no puedo entender cómo ahora, precisamente, viendo los palos del sombrajo venirse abajo en la proverbial Cataluña, el debate político esté varado en toros sí, toros no.
Sé que el taurino catalán tiene las horas contadas. Y lo peor no es perder la posibilidad de disfrutar de tu Fiesta, sino que desde la prohibición pasarán a ser ciudadanos cuestionados, señalados por su propio entorno como gente rara, transgresores. Las listas de sospechosos sociales se incrementarán con la incorporación de estos. La afición de tantos años pasará a ser consignada por sus conciudadanos como depravación, y, por supuesto, toda la producción artística que recabó en el toreo inspiración será simplemente perversión.
Y volverán a Francia —madre de las libertades— a disfrutar de sus corridas de toros. Y como en tiempos de dictadura y rígidas censuras, fuera de sus fronteras hallarán lo prohibido. Quizá les hagan un favor, pues lo vedado conlleva implícito ese enriquecedor componente que lo hace siempre más excitante.
Curioso. Los mismos que hace cuarenta y cinco años clamaban por la libertad ahora la amordazan…
Pero…
¡No hay problema! Si la crisis persiste y el discurso de algunos políticos pierde su talante bélico por falta de enemigos, les voy a recomendar otro objetivo, otra usurpación ibérica en mitad del corazón de muchos catalanes: la de los aficionados y criadores al caballo de «Pura Raza Española».
¡Ahí hay tajada!
No hay más que volver a reclutar ecologistas y animalistas para que tiren —sin saberlo— del carro de guerra que elevará a triunfo la acción del político de campo. Tiene que simular una defensa del bienestar animal, aunque en la conciencia de Su Señoría los objetivos se perfilen en dirección totalmente opuesta. Es preciso reivindicar los derechos de la bestia, por muy española que sea y por más adaptada que esté a su labor. No se pueden tolerar la ausencia de horarios para trabajar ni la falta de descanso, así como la enajenación absoluta de su voluntad. Resumiendo, más de veinte años de auténtica esclavitud, soportando sobre el lomo los tortuosos caprichos de unos y otros, sirviendo sin recelos hasta sentir esquilmadas sus facultades; y como contraprestación a tanta generosidad, es premiada con un viaje a Francia, de donde torna inmortalizada en «saucisson».
Quede eso ahí. Sin coste alguno. No como la idea del «Che», que Sus Señorías sabrán cuánto le lleva costado a la Generalitat.
Volviendo a la propuesta, tanto el argumento ético como el ideológico, apenas difieren del secundado por la prohibición de los toros. Aunque hay un ligero matiz, los aficionados hípicos son legión en Cataluña… La sugerencia ya no es tan buena. Eso sí, el borrico catalán ni me lo toquen, y menos ahora que ha conseguido vivir gracias a la mecanización del campo sin pegar ni chapa. Además, sería el último en perder la subvención, que viene a ser —en su caso— como una especie de paro vitalicio. Solo debe preocuparle su inmaculada ascendencia, ya que si, entre el andamiaje de sus genes se tropezase alguno de los genetistas encargados de seleccionar y mejorar esta raza de parados vestigios contaminantes de lo español, entonces… entonces vendría alguna de Sus Señorías —asesorada por el foráneo de turno— a declarar guerra científica al jodido gen. Y vuelta a empezar…
LUIS FRANCISCO ESPLÁ ES MATADOR DE TOROS
http://www.abc.es/20100728/opinion-la-tercera/toros-caballos-asnos-20100728.html
Dicen toros, pero es España
Editoriales
Dicen toros, pero es España
El Parlamento catalán puede cerrar su legislatura con un gesto de desplante, nada taurino y sí muy cobarde, por oportunista, a una parte de su historia común con España
Día 28/07/2010
EL Parlamento catalán puede hoy certificar la defunción de la fiesta de los toros en Cataluña si finalmente aprueba, como es lo previsto, la iniciativa legislativa popular que aboga por su prohibición. Para que este objetivo prohibicionista salga adelante bastará con que se repita la mayoría que el pasado año admitió a trámite el procedimiento parlamentario instado por la denominada «Plataforma Prou». La libertad de voto que ha concedido el Grupo Socialista a sus diputados ha aumentado las posibilidades de los prohibicionistas y ha decepcionado a quienes, sean o no protaurinos, confiaban en que los socialistas actuaran como dique de una estrategia que de forma interesada y sin pudor mezcla ecologismo y nacionalismo.
Los sentimientos que generan las corridas de toros son muy diversos, todos ellos legítimos y causa de polémica no solo en Cataluña. Sin embargo, en esta comunidad autónoma se han conjugado unos movimientos ecologistas muy activos con el oportunismo nacionalista de unos grupos políticos que no pierden ocasión para acosar en Cataluña las manifestaciones culturales comunes con el resto de España. Es cierto que hay parlamentarios nacionalistas que votarán contra la prohibición y algunos socialistas que lo harán a favor, pero, excepciones al margen, la tendencia social y política de esta prohibición es evidente.
Lo más grave de esta obsesión prohibicionista es que revela un intervencionismo ético en los valores sociales incompatible con el respeto a la libertad individual y a la tradición cultural. Las justificaciones pretendidamente morales de la prohibición de los toros —crueldad, maltrato— ignoran a conciencia aspectos esenciales de la Fiesta que van desde la naturaleza misma del toro bravo, destinatario de unos cuidados que ningún otro animal recibe, hasta el sentido ritual de la lucha con el torero. La ausencia de estos contenidos en los discursos antitaurinos más radicales —que son, por otro lado, los más exitosos— es consecuencia más de la ignorancia intencionada que de la reflexión crítica. La principal motivación de estos movimientos prohibicionistas y de sus aliados políticos es el activismo intervencionista, por el que consideran legítimo uniformar a la sociedad con un ideario sedicentemente progresista, basado en criterios arbitrarios sobre lo bueno y lo malo. La cuestión no es, por tanto, discutir si el Parlamento catalán puede o no —que sí puede— legislar sobre la fiesta de los toros, o si son más o menos los ciudadanos catalanes a los que les gusta esta fiesta. No se trata de estadísticas de público, de número de corridas o, siquiera, del coste económico que conllevaría la prohibición. Es un problema fundamentalmente de respeto a la libertad y a la tradición, no de protección a los toros, utilizados como coartada para otros objetivos, y también víctimas de una evidente doble moral, que condena las corridas, pero salva los «correbous». El estruendoso silencio de la sociedad catalana ante esta agresión a las libertades —aceptado con la misma pasividad, ya reactiva, con que asiste a los recurrentes debates identitarios que marginan de la agenda regional sus verdaderos problemas— solo es comparable con el que el socialismo y el Gobierno central han manifestado durante los últimos meses para evitar el desgaste generado por un nuevo roce con el PSC.
Resulta imposible eludir el carácter político de esta iniciativa, ligada al rumbo adoptado por una clase política catalana que, empezando por los socialistas, rivaliza internamente por abanderar el soberanismo y la desafección hacia España. No son los defensores de la Fiesta, sino el segmento político de sus detractores, los que han impregnado de ideología la iniciativa prohibicionista que hoy vota el Parlamento catalán. Asociar la fiesta de los toros a la cultura y la historia de España no es hacer «españolismo», sino constatar una evidencia. Pero pretender alimentar la prohibición antitaurina con sentimientos nacionalistas es una forma de «limpieza cultural» de Cataluña, instrumental de una estrategia mucho más amplia que busca convertir en cuerpo extraño a la identidad catalana cualquier vínculo con lo español. No todos los que hoy voten a favor de la prohibición estarán animados por esta aldeanismo pseudoecologista, pero si el resultado final aprueba la prohibición esta será considerada por los nacionalistas y sus publicistas como una nueva expresión diferencial entre Cataluña y el resto de España, como otro síntoma de que la avanzada sociedad catalana quiere cortar amarras con el arcaísmo castellano que predomina en España. No hay que engañarse. Este lenguaje frentista y contendiente es el que impulsa las dinámicas centrífugas en Cataluña y el que explica la tensión con que el Parlamento de una comunidad autónoma aquejada de graves, muy graves problemas políticos e institucionales, puede cerrar su legislatura con un gesto de desplante, nada taurino y sí muy cobarde, por oportunista, a una parte de su historia común con España.
http://www.abc.es/20100728/opinion-editoriales/dicen-toros-pero-espana-20100728.html
Dicen toros, pero es España
El Parlamento catalán puede cerrar su legislatura con un gesto de desplante, nada taurino y sí muy cobarde, por oportunista, a una parte de su historia común con España
Día 28/07/2010
EL Parlamento catalán puede hoy certificar la defunción de la fiesta de los toros en Cataluña si finalmente aprueba, como es lo previsto, la iniciativa legislativa popular que aboga por su prohibición. Para que este objetivo prohibicionista salga adelante bastará con que se repita la mayoría que el pasado año admitió a trámite el procedimiento parlamentario instado por la denominada «Plataforma Prou». La libertad de voto que ha concedido el Grupo Socialista a sus diputados ha aumentado las posibilidades de los prohibicionistas y ha decepcionado a quienes, sean o no protaurinos, confiaban en que los socialistas actuaran como dique de una estrategia que de forma interesada y sin pudor mezcla ecologismo y nacionalismo.
Los sentimientos que generan las corridas de toros son muy diversos, todos ellos legítimos y causa de polémica no solo en Cataluña. Sin embargo, en esta comunidad autónoma se han conjugado unos movimientos ecologistas muy activos con el oportunismo nacionalista de unos grupos políticos que no pierden ocasión para acosar en Cataluña las manifestaciones culturales comunes con el resto de España. Es cierto que hay parlamentarios nacionalistas que votarán contra la prohibición y algunos socialistas que lo harán a favor, pero, excepciones al margen, la tendencia social y política de esta prohibición es evidente.
Lo más grave de esta obsesión prohibicionista es que revela un intervencionismo ético en los valores sociales incompatible con el respeto a la libertad individual y a la tradición cultural. Las justificaciones pretendidamente morales de la prohibición de los toros —crueldad, maltrato— ignoran a conciencia aspectos esenciales de la Fiesta que van desde la naturaleza misma del toro bravo, destinatario de unos cuidados que ningún otro animal recibe, hasta el sentido ritual de la lucha con el torero. La ausencia de estos contenidos en los discursos antitaurinos más radicales —que son, por otro lado, los más exitosos— es consecuencia más de la ignorancia intencionada que de la reflexión crítica. La principal motivación de estos movimientos prohibicionistas y de sus aliados políticos es el activismo intervencionista, por el que consideran legítimo uniformar a la sociedad con un ideario sedicentemente progresista, basado en criterios arbitrarios sobre lo bueno y lo malo. La cuestión no es, por tanto, discutir si el Parlamento catalán puede o no —que sí puede— legislar sobre la fiesta de los toros, o si son más o menos los ciudadanos catalanes a los que les gusta esta fiesta. No se trata de estadísticas de público, de número de corridas o, siquiera, del coste económico que conllevaría la prohibición. Es un problema fundamentalmente de respeto a la libertad y a la tradición, no de protección a los toros, utilizados como coartada para otros objetivos, y también víctimas de una evidente doble moral, que condena las corridas, pero salva los «correbous». El estruendoso silencio de la sociedad catalana ante esta agresión a las libertades —aceptado con la misma pasividad, ya reactiva, con que asiste a los recurrentes debates identitarios que marginan de la agenda regional sus verdaderos problemas— solo es comparable con el que el socialismo y el Gobierno central han manifestado durante los últimos meses para evitar el desgaste generado por un nuevo roce con el PSC.
Resulta imposible eludir el carácter político de esta iniciativa, ligada al rumbo adoptado por una clase política catalana que, empezando por los socialistas, rivaliza internamente por abanderar el soberanismo y la desafección hacia España. No son los defensores de la Fiesta, sino el segmento político de sus detractores, los que han impregnado de ideología la iniciativa prohibicionista que hoy vota el Parlamento catalán. Asociar la fiesta de los toros a la cultura y la historia de España no es hacer «españolismo», sino constatar una evidencia. Pero pretender alimentar la prohibición antitaurina con sentimientos nacionalistas es una forma de «limpieza cultural» de Cataluña, instrumental de una estrategia mucho más amplia que busca convertir en cuerpo extraño a la identidad catalana cualquier vínculo con lo español. No todos los que hoy voten a favor de la prohibición estarán animados por esta aldeanismo pseudoecologista, pero si el resultado final aprueba la prohibición esta será considerada por los nacionalistas y sus publicistas como una nueva expresión diferencial entre Cataluña y el resto de España, como otro síntoma de que la avanzada sociedad catalana quiere cortar amarras con el arcaísmo castellano que predomina en España. No hay que engañarse. Este lenguaje frentista y contendiente es el que impulsa las dinámicas centrífugas en Cataluña y el que explica la tensión con que el Parlamento de una comunidad autónoma aquejada de graves, muy graves problemas políticos e institucionales, puede cerrar su legislatura con un gesto de desplante, nada taurino y sí muy cobarde, por oportunista, a una parte de su historia común con España.
http://www.abc.es/20100728/opinion-editoriales/dicen-toros-pero-espana-20100728.html
Roberto Malestas Rodriguez, Homilía funeral sobre el socialismo español
Homilía funeral sobre el socialismo español
27.07.10 | 10:55. Archivado en Roberto Malestar Rodríguez
◦◦
Queridísimos hermanos, camaradas amantísimos, deudos todos del próximo difunto: jornada aciaga donde las haya, hic et nunc, nos encontramos hoy ante el cuerpo insepulto, trémulamente palpitante todavía, del socialismo español.
Qué decir, qué deciros a vosotros: Marías Antonias, Enrics y Margaritas, Pepes Bonos, Pepes Blancos, fraternales Gabilondos, Chaconas y Pajines, camarados y camaradas; Bibianos todos de la high life parasitaria; heteróclita e incongruente carcoma del legado de nuestro santo laico —“ora pro nobis”— don Pablo Iglesias: cristianosocialistas, opusocialistas, republicanomonárquicos siempre del sol que más calienta (con Franco y sin él).
Os agradezco de veras que hayáis pensado en mi alocución al convocarme en tan infausta circunstancia. Mas para qué, ¿para qué me convocáis ahora, en la hora declinante de las postrimerías? ¿Qué deseáis, en rigor, escuchar de mí? ¿Acaso el como eco de vuestras patéticas consignas y reiteradas oquedades verbales? He de deciros, de ser así, que vuestra parroquia ha errado con el oficiante elegido.
Si todo moribundo merece el máximo respeto, no seré yo quien prive del suyo a este socialismo de casi cuerpo presente. Porque es un hecho cierto que el socialismo español, cuya originaria autenticidad ha venido siendo histórica y progresivamente expropiada por un atajo de estafadores de la vida pública causantes de gravísimos perjuicios patrimoniales a su propio pueblo mediante engaño y con ánimo de lucro, precisamente por ello, se bate hoy consigo mismo, a horcajadas de la vida y la muerte, postrado en la ultimidad de sus estertores. Tal que un sucedáneo del chocolate, un socialismo declinado en “socialdemocracia” —como no podía ser menos cuando, inexorable, la Historia misma le vapuleó las narices con su clase media— y que viviendo, entre otros cuentos, del cuento de un inexistente pasado ético precisa hoy de la bufonada extemporánea de pañuelos rojos e “Internacionales” —cánticos de beata rancia para enmascarar su obsceno, tantas veces endogámico, insultante y ya indisimulable señoritismo.
Hay muertos que mueren de pura ofensa. Y según la doctrina esparcida por Madame Necker en las jornadas precursoras de la Revolución Francesa, las palabras ofenden más que las acciones, el tono más que las palabras y el aire más que el tono, como lúcidamente recordaba el noventayochista Grandmontagne, en su sugestivo ensayo sobre «El cariño y el amor». Pues que precisamente de ello, y al margen de su exacerbado cariño por lo crematístico, de amor —auténtico amor social y por la patria, es decir, por los compatriotas que integran su cuerpo social— es de lo que, agónico, adolece nuestro socialismo; hoy, tan ex-obrero como español a beneficio de inventario: “socialismo” pura, dura y sangrantemente financiero: paradoxa paradoxorum, socialismo capitalista; “socialismo” donde no cabe otro progreso que el de los horteras nuevos ricos. ¡He ahí, amadísimos cofrades, bajo la pública periferia de los capullos, las espinas de la rosa!
En este templo de las contradicciones y ante el féretro del vástago máximo de Pablo Iglesias, con la memoria presente de Besteiro y Saborit, de lo que hoy hay que hablar aquí es, una vez más, de la circunstancia. ¡Y siempre, en España, de la malhadada circunstancia! Es decir, en el imperdonable ahora que os retrata: de vuestra sistemática incongruencia, por un lado, y de vuestro aire o, más propiamente en lengua española, “de vuestros aires”, por otro; esos aires de nuevos ricos que con tanto dolor punzan el corazón de cientos de miles de españoles condenados a la indignidad biográfica por la codicia de vuestro señoritismo pertinaz. Sí, esos cientos de miles de españoles que sangran las yemas de los dedos en vuestros contenedores de basuras con el denuedo desesperado de los que miseria o apenas nada tienen que llevarse a la boca, mientras lo más granado de vuestra neocasta se embaula por mes no menos de doce mil euros —así Leire, la “obrera”, “socialista” y “revolucionaria” que con creces los sobrepasa, o el también “obrero”, “socialista” y “cristiano” José Bono. ¿Pero para qué le son necesarios estos y otros parásitos a la patria? La una, si acaso, para bostezar sus prolongados tedios en el Parlamento, o para babosear “planetariamente” cada vez que abre su boca de boxeador noqueado; el otro —patético cicerone de Evos Morales y gorilas rojos— para expresarse, al hacer “ajcos” con la suya, como el bien criado hijo que es de un progenitor Jefe Local del Movimiento. Bendita “Memoria histórica”.
¿Qué si parásitos o “rojos”? No me hagáis reír en esta penosa sazón, que actualmente, sobre España, no quedan más rojos que los sangrantes números de las cuentas bancarias de miles de pequeños y medianos empresarios; esos que, dónde va, podrían haber comenzado a levantar el país, si vosotros, estafadores políticos del pueblo español, en lugar de llenar los odres de la banca inmoral que os condona las deudas con las mismas plusvalías de usura que les permitís a cuenta de los españoles, hubieseis ejercido una verdadera y responsable política social. Una de tantas fantasías de vuestro profeta planetario: el Hechizado de la Moncloa. Fantasía, sí. No os lo digo yo, sino el propio Marx en la «Crítica del programa Gotha»; el mismo programa citado tantas veces por uno de vuestros más insignes golpistas: el estuquista “Lenin español”, vuestro Francisco Largo Caballero, a quien en no poca medida debemos los cuarenta años de franquismo. «¡Esta fantasía [dice, con efecto, Marx] de que con empréstitos del Estado se pueda construir una nueva sociedad como se construye un nuevo ferrocarril es digna de Lassalle!» ¿Pues por qué, si no por esperpéntico remedo de Lassalle, creéis que llamo “Hechizado” al que consuetudinariamente os trasmite su hechizo: el ventrílocuo de vuestro máximo muñeco público, Pepiño Blanco?
Es cierto: la nación está mal, pero, quizá más tarde que temprano, en el tráfago vital de la época, acabará recuperando el tono general de sus virtudes. De la lucha por la vida, si-se-lucha, casi siempre se obtiene plácet. En cambio, tanto por la anorexia moral como por la intolerable bulimia de vuestras insaciables e hiperburguesas codicias, el “socialismo” que proclamáis sin otra convicción que la crematística, lo mismo que vuestros sindicatos de vagos acomodaticios y vividores a cuenta de la esperanza ajena, vuestro fraude social en suma, hoy en boca de todos, está condenado a la radical extinción del tiempo presente. Quién sabe si, allende esos aires de celofán prêt-à-porter a lo Yves Saint Laurent que os envuelven, refundándolo, otro socialismo puede volver a anidar en las entrañas morales de los españoles. Bajo ninguna aurora el vuestro, que, en su consunción superlativa, apenas balbucea desde el féretro:
«Esta noche para siempre terminaron mis hazañas,
un chamuyo misterioso me acorrala el corazón,
alguien chaira en los rincones el rigor de la guadaña
y anda un algo cerca 'el catre olfateándome el cajón.»
----------------
Roberto Malestar Rodríguez
(23/9/09)
http://blogs.periodistadigital.com/opinion.php/2009/09/23/p250195#more250195
27.07.10 | 10:55. Archivado en Roberto Malestar Rodríguez
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Queridísimos hermanos, camaradas amantísimos, deudos todos del próximo difunto: jornada aciaga donde las haya, hic et nunc, nos encontramos hoy ante el cuerpo insepulto, trémulamente palpitante todavía, del socialismo español.
Qué decir, qué deciros a vosotros: Marías Antonias, Enrics y Margaritas, Pepes Bonos, Pepes Blancos, fraternales Gabilondos, Chaconas y Pajines, camarados y camaradas; Bibianos todos de la high life parasitaria; heteróclita e incongruente carcoma del legado de nuestro santo laico —“ora pro nobis”— don Pablo Iglesias: cristianosocialistas, opusocialistas, republicanomonárquicos siempre del sol que más calienta (con Franco y sin él).
Os agradezco de veras que hayáis pensado en mi alocución al convocarme en tan infausta circunstancia. Mas para qué, ¿para qué me convocáis ahora, en la hora declinante de las postrimerías? ¿Qué deseáis, en rigor, escuchar de mí? ¿Acaso el como eco de vuestras patéticas consignas y reiteradas oquedades verbales? He de deciros, de ser así, que vuestra parroquia ha errado con el oficiante elegido.
Si todo moribundo merece el máximo respeto, no seré yo quien prive del suyo a este socialismo de casi cuerpo presente. Porque es un hecho cierto que el socialismo español, cuya originaria autenticidad ha venido siendo histórica y progresivamente expropiada por un atajo de estafadores de la vida pública causantes de gravísimos perjuicios patrimoniales a su propio pueblo mediante engaño y con ánimo de lucro, precisamente por ello, se bate hoy consigo mismo, a horcajadas de la vida y la muerte, postrado en la ultimidad de sus estertores. Tal que un sucedáneo del chocolate, un socialismo declinado en “socialdemocracia” —como no podía ser menos cuando, inexorable, la Historia misma le vapuleó las narices con su clase media— y que viviendo, entre otros cuentos, del cuento de un inexistente pasado ético precisa hoy de la bufonada extemporánea de pañuelos rojos e “Internacionales” —cánticos de beata rancia para enmascarar su obsceno, tantas veces endogámico, insultante y ya indisimulable señoritismo.
Hay muertos que mueren de pura ofensa. Y según la doctrina esparcida por Madame Necker en las jornadas precursoras de la Revolución Francesa, las palabras ofenden más que las acciones, el tono más que las palabras y el aire más que el tono, como lúcidamente recordaba el noventayochista Grandmontagne, en su sugestivo ensayo sobre «El cariño y el amor». Pues que precisamente de ello, y al margen de su exacerbado cariño por lo crematístico, de amor —auténtico amor social y por la patria, es decir, por los compatriotas que integran su cuerpo social— es de lo que, agónico, adolece nuestro socialismo; hoy, tan ex-obrero como español a beneficio de inventario: “socialismo” pura, dura y sangrantemente financiero: paradoxa paradoxorum, socialismo capitalista; “socialismo” donde no cabe otro progreso que el de los horteras nuevos ricos. ¡He ahí, amadísimos cofrades, bajo la pública periferia de los capullos, las espinas de la rosa!
En este templo de las contradicciones y ante el féretro del vástago máximo de Pablo Iglesias, con la memoria presente de Besteiro y Saborit, de lo que hoy hay que hablar aquí es, una vez más, de la circunstancia. ¡Y siempre, en España, de la malhadada circunstancia! Es decir, en el imperdonable ahora que os retrata: de vuestra sistemática incongruencia, por un lado, y de vuestro aire o, más propiamente en lengua española, “de vuestros aires”, por otro; esos aires de nuevos ricos que con tanto dolor punzan el corazón de cientos de miles de españoles condenados a la indignidad biográfica por la codicia de vuestro señoritismo pertinaz. Sí, esos cientos de miles de españoles que sangran las yemas de los dedos en vuestros contenedores de basuras con el denuedo desesperado de los que miseria o apenas nada tienen que llevarse a la boca, mientras lo más granado de vuestra neocasta se embaula por mes no menos de doce mil euros —así Leire, la “obrera”, “socialista” y “revolucionaria” que con creces los sobrepasa, o el también “obrero”, “socialista” y “cristiano” José Bono. ¿Pero para qué le son necesarios estos y otros parásitos a la patria? La una, si acaso, para bostezar sus prolongados tedios en el Parlamento, o para babosear “planetariamente” cada vez que abre su boca de boxeador noqueado; el otro —patético cicerone de Evos Morales y gorilas rojos— para expresarse, al hacer “ajcos” con la suya, como el bien criado hijo que es de un progenitor Jefe Local del Movimiento. Bendita “Memoria histórica”.
¿Qué si parásitos o “rojos”? No me hagáis reír en esta penosa sazón, que actualmente, sobre España, no quedan más rojos que los sangrantes números de las cuentas bancarias de miles de pequeños y medianos empresarios; esos que, dónde va, podrían haber comenzado a levantar el país, si vosotros, estafadores políticos del pueblo español, en lugar de llenar los odres de la banca inmoral que os condona las deudas con las mismas plusvalías de usura que les permitís a cuenta de los españoles, hubieseis ejercido una verdadera y responsable política social. Una de tantas fantasías de vuestro profeta planetario: el Hechizado de la Moncloa. Fantasía, sí. No os lo digo yo, sino el propio Marx en la «Crítica del programa Gotha»; el mismo programa citado tantas veces por uno de vuestros más insignes golpistas: el estuquista “Lenin español”, vuestro Francisco Largo Caballero, a quien en no poca medida debemos los cuarenta años de franquismo. «¡Esta fantasía [dice, con efecto, Marx] de que con empréstitos del Estado se pueda construir una nueva sociedad como se construye un nuevo ferrocarril es digna de Lassalle!» ¿Pues por qué, si no por esperpéntico remedo de Lassalle, creéis que llamo “Hechizado” al que consuetudinariamente os trasmite su hechizo: el ventrílocuo de vuestro máximo muñeco público, Pepiño Blanco?
Es cierto: la nación está mal, pero, quizá más tarde que temprano, en el tráfago vital de la época, acabará recuperando el tono general de sus virtudes. De la lucha por la vida, si-se-lucha, casi siempre se obtiene plácet. En cambio, tanto por la anorexia moral como por la intolerable bulimia de vuestras insaciables e hiperburguesas codicias, el “socialismo” que proclamáis sin otra convicción que la crematística, lo mismo que vuestros sindicatos de vagos acomodaticios y vividores a cuenta de la esperanza ajena, vuestro fraude social en suma, hoy en boca de todos, está condenado a la radical extinción del tiempo presente. Quién sabe si, allende esos aires de celofán prêt-à-porter a lo Yves Saint Laurent que os envuelven, refundándolo, otro socialismo puede volver a anidar en las entrañas morales de los españoles. Bajo ninguna aurora el vuestro, que, en su consunción superlativa, apenas balbucea desde el féretro:
«Esta noche para siempre terminaron mis hazañas,
un chamuyo misterioso me acorrala el corazón,
alguien chaira en los rincones el rigor de la guadaña
y anda un algo cerca 'el catre olfateándome el cajón.»
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Roberto Malestar Rodríguez
(23/9/09)
http://blogs.periodistadigital.com/opinion.php/2009/09/23/p250195#more250195
Manuel Llamas, La farsa bancaria continúa
miercoles 28 de julio de 2010
Stress test
La farsa bancaria continúa
Manuel Llamas
Corrigiendo algo a la baja las previsiones macroeconómicas de los stress test, un total de 54 entidades suspenderían el examen de solvencia (el 60% de los bancos analizados), con un déficit acumulado de capital de hasta 75.000 millones de euros.
El pasado sábado toda la prensa generalista española, con independencia de su tendencia ideológica, coincidió en destacar los buenísimos resultados obtenidos por la banca española en los stress test (pruebas de resistencia) efectuados a las grandes entidades financieras europeas. Daba pena, por no decir sonrojo, leer los titulares publicados al unísono por todos los grandes medios de comunicación. Cualquiera que se hubiera acercado aquel día a un quiosco habría concluido, a la vista de las portadas expuestas, que nuestro sistema financiero es sólido y solvente como una roca. Sin duda, un día negro y aciago para la prensa nacional.
El engaño perpetrado por las autoridades públicas, con la inestimable ayuda de periódicos y telediarios, ha sido bochornoso. La realidad dista mucho de esos mensajes de optimismo y autocomplacencia. Por desgracia, tal y como temíamos, la farsa de los stress test se ha llevado a término. Tan sólo siete entidades –cinco españolas– de las 91 analizadas no han superado las pruebas de solvencia bancaria, y apenas precisarán de una inyección extra de 3.500 millones de euros para restaurar su falta de capital en caso de que se materialice el peor escenario contemplado en dichos test. La cuantía del rescate supone, simplemente, un insulto a la inteligencia.
En primer lugar, los bancos y cajas españoles parten de una tasa irreal de morosidad y cobertura para hacer frente a las pérdidas derivadas de los impagos crediticios. El nivel de créditos dudosos que acumula el sistema no es del 5,5% sino muy superior, próximo al 8% de media. Además, los stress test, si bien contemplan un cierto descuento en los bonos soberanos, éste tan sólo se aplica a la deuda pública que las entidades europeas pretenden vender a corto plazo (apenas 108.000 millones de euros) y no en la que mantienen hasta su vencimiento (cerca de 400.000 millones).
Es decir, las autoridades han descartado por completo la posibilidad de que un Estado miembro de la zona euro suspenda pagos, pese a que la reestructuración de la deuda griega es algo que los mercados dan, prácticamente, por descontado, y el riesgo de que otros países (como España, Portugal o Irlanda) sigan la misma senda no se puede descartar, al menos por el momento. Así, por ejemplo, según Citi, si el descuento que incluyen los stress test se aplicara a toda la deuda pública que los bancos analizados acumulan en sus balances 24 entidades no alcanzarían los límites mínimos de capital establecidos (6% de Tier 1), con lo que suspenderían la prueba. En tal caso, precisarían 15.000 millones de euros para ser rescatados.
Pero vayamos un poco más allá. Incluso dando por buenas las pérdidas estimadas en los stress test, el problema fundamental consiste en que las autoridades han inflado artificialmente los recursos propios de la banca (futuros beneficios y ratios de cobertura) para hacer frente a los impagos, con lo que la necesidad de capital extra será, sin duda, muy superior a la declarada oficialmente. En el caso de España rondaría, como mínimo, los 80.000 millones de euros (la cuantía actual del FROB).
Además, si bien la atención se ha centrado en las entidades suspendidas, apenas se ha tenido en cuenta que otras muchas han aprobado el test por los pelos. Así, Caixa Catalunya, Banca Cívica, CajaSur, España-Duero y Unimm no alcanzarían el Tier 1 del 6%, pero es que Caja Madrid-Bancaja, Banco Pastor, CajaSol, Caja3, Guipuzcuano y Pollença se quedarían por debajo del 6,5% en caso de que se materialice el escenario más adverso de los stress test. Es decir, más de la mitad de las cajas que existen en la actualidad (tras los procesos de fusión de los últimos meses) estarían al borde de la insolvencia.
Por si ello fuera poco, ¿cómo es posible que los reguladores hayan establecido el límite mínimo de capital en el 6% cuando estas mismas autoridades trabajan en la actualidad para elevar el Tier 1 al 8% en el marco de Basilea III? Es decir, han exigido a la banca europea una ratio de solvencia inferior al que pretenden aplicar en el futuro inmediato. ¿Qué pasaría si elevamos el Tier 1 al 8%? El panorama cambia de forma radical: 39 bancos europeos (frente a los 7 anunciados) no superarían las pruebas ya que estarían, oficialmente, descapitalizados; los activos deteriorados ascenderían a la friolera de 2,6 billones de euros (y no a 246.000 millones); y precisarían un capital extra de 30.000 millones frente a los 3.500 declarados en los test del pasado viernes (10 veces más). Y eso, manteniendo intactas las variables y escenarios contemplados en las pruebas.
Por último, los analistas de JP Morgan incluyen en su último análisis algunas de las dudas aquí expuestas, y su conclusión arroja escaso margen para el optimismo: corrigiendo algo a la baja las previsiones macroeconómicas de los stress test (lo cual es más que razonable) un total de 54 entidades suspenderían el examen de solvencia (el 60% de los bancos analizados), con un déficit acumulado de capital de hasta 75.000 millones de euros. En resumen, una broma, una farsa, un engaño... Una vergüenza que, tarde o temprano, será castigada por el mercado.
Manuel Llamas es jefe de Economía de Libertad Digital y miembro del Instituto Juan de Mariana.
http://www.libertaddigital.com/opinion/manuel-llamas/la-farsa-bancaria-continua-55707/
Stress test
La farsa bancaria continúa
Manuel Llamas
Corrigiendo algo a la baja las previsiones macroeconómicas de los stress test, un total de 54 entidades suspenderían el examen de solvencia (el 60% de los bancos analizados), con un déficit acumulado de capital de hasta 75.000 millones de euros.
El pasado sábado toda la prensa generalista española, con independencia de su tendencia ideológica, coincidió en destacar los buenísimos resultados obtenidos por la banca española en los stress test (pruebas de resistencia) efectuados a las grandes entidades financieras europeas. Daba pena, por no decir sonrojo, leer los titulares publicados al unísono por todos los grandes medios de comunicación. Cualquiera que se hubiera acercado aquel día a un quiosco habría concluido, a la vista de las portadas expuestas, que nuestro sistema financiero es sólido y solvente como una roca. Sin duda, un día negro y aciago para la prensa nacional.
El engaño perpetrado por las autoridades públicas, con la inestimable ayuda de periódicos y telediarios, ha sido bochornoso. La realidad dista mucho de esos mensajes de optimismo y autocomplacencia. Por desgracia, tal y como temíamos, la farsa de los stress test se ha llevado a término. Tan sólo siete entidades –cinco españolas– de las 91 analizadas no han superado las pruebas de solvencia bancaria, y apenas precisarán de una inyección extra de 3.500 millones de euros para restaurar su falta de capital en caso de que se materialice el peor escenario contemplado en dichos test. La cuantía del rescate supone, simplemente, un insulto a la inteligencia.
En primer lugar, los bancos y cajas españoles parten de una tasa irreal de morosidad y cobertura para hacer frente a las pérdidas derivadas de los impagos crediticios. El nivel de créditos dudosos que acumula el sistema no es del 5,5% sino muy superior, próximo al 8% de media. Además, los stress test, si bien contemplan un cierto descuento en los bonos soberanos, éste tan sólo se aplica a la deuda pública que las entidades europeas pretenden vender a corto plazo (apenas 108.000 millones de euros) y no en la que mantienen hasta su vencimiento (cerca de 400.000 millones).
Es decir, las autoridades han descartado por completo la posibilidad de que un Estado miembro de la zona euro suspenda pagos, pese a que la reestructuración de la deuda griega es algo que los mercados dan, prácticamente, por descontado, y el riesgo de que otros países (como España, Portugal o Irlanda) sigan la misma senda no se puede descartar, al menos por el momento. Así, por ejemplo, según Citi, si el descuento que incluyen los stress test se aplicara a toda la deuda pública que los bancos analizados acumulan en sus balances 24 entidades no alcanzarían los límites mínimos de capital establecidos (6% de Tier 1), con lo que suspenderían la prueba. En tal caso, precisarían 15.000 millones de euros para ser rescatados.
Pero vayamos un poco más allá. Incluso dando por buenas las pérdidas estimadas en los stress test, el problema fundamental consiste en que las autoridades han inflado artificialmente los recursos propios de la banca (futuros beneficios y ratios de cobertura) para hacer frente a los impagos, con lo que la necesidad de capital extra será, sin duda, muy superior a la declarada oficialmente. En el caso de España rondaría, como mínimo, los 80.000 millones de euros (la cuantía actual del FROB).
Además, si bien la atención se ha centrado en las entidades suspendidas, apenas se ha tenido en cuenta que otras muchas han aprobado el test por los pelos. Así, Caixa Catalunya, Banca Cívica, CajaSur, España-Duero y Unimm no alcanzarían el Tier 1 del 6%, pero es que Caja Madrid-Bancaja, Banco Pastor, CajaSol, Caja3, Guipuzcuano y Pollença se quedarían por debajo del 6,5% en caso de que se materialice el escenario más adverso de los stress test. Es decir, más de la mitad de las cajas que existen en la actualidad (tras los procesos de fusión de los últimos meses) estarían al borde de la insolvencia.
Por si ello fuera poco, ¿cómo es posible que los reguladores hayan establecido el límite mínimo de capital en el 6% cuando estas mismas autoridades trabajan en la actualidad para elevar el Tier 1 al 8% en el marco de Basilea III? Es decir, han exigido a la banca europea una ratio de solvencia inferior al que pretenden aplicar en el futuro inmediato. ¿Qué pasaría si elevamos el Tier 1 al 8%? El panorama cambia de forma radical: 39 bancos europeos (frente a los 7 anunciados) no superarían las pruebas ya que estarían, oficialmente, descapitalizados; los activos deteriorados ascenderían a la friolera de 2,6 billones de euros (y no a 246.000 millones); y precisarían un capital extra de 30.000 millones frente a los 3.500 declarados en los test del pasado viernes (10 veces más). Y eso, manteniendo intactas las variables y escenarios contemplados en las pruebas.
Por último, los analistas de JP Morgan incluyen en su último análisis algunas de las dudas aquí expuestas, y su conclusión arroja escaso margen para el optimismo: corrigiendo algo a la baja las previsiones macroeconómicas de los stress test (lo cual es más que razonable) un total de 54 entidades suspenderían el examen de solvencia (el 60% de los bancos analizados), con un déficit acumulado de capital de hasta 75.000 millones de euros. En resumen, una broma, una farsa, un engaño... Una vergüenza que, tarde o temprano, será castigada por el mercado.
Manuel Llamas es jefe de Economía de Libertad Digital y miembro del Instituto Juan de Mariana.
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