lunes, junio 29, 2009

Ladron de Guevara, Homenaje a las fuerzas de seguridad del Estado

lunes 29 de junio de 2009

Homenaje a las fuerzas de seguridad del Estado

Ernesto Ladrón de Guevara

E TA es lo que ya sabemos: una pandilla de gentuza mal nacida que no tiene ni idea de lo que es la dignidad humana. ETA es eso: basura.

La antítesis de ETA es Eduardo Puelles. Un héroe que vivía su profesión como una misión sagrada: la de protegernos a todos y espiar a la gente mala para evitar que destrocen nuestras vidas. Él ha pagado con su vida el tributo por defendernos a los ciudadanos de bien. Tiene razón su viuda al decir con palabras vibrantes que ETA no va a poder jamás con los muchos “eduardos” que resisten y combaten a los asesinos, si es necesario con su vida. Yo quisiera ser uno de ellos. No sé si hago lo suficiente, pero lo proclamo en voz alta y clara: soy enemigo de ETA y también de aquellos que actúan de camuflaje del brazo político de ETA que impunemente nos amenazan diciendo que si no se negocia van a caer más ciudadanos de bien como el héroe D. Eduardo Puelles. ¿Dónde está la Fiscalía que no interviene de inmediato sobre el cabeza de lista en la que los proetarras se disfrazaron en las últimas elecciones para burlar la ley? ¿Y el Tribunal Constitucional qué dice ahora?

He de decir que, por ahora, me está sorprendiendo gratamente el nuevo Lehendakari. Las cosas están cambiando al menos desde las formas. Lo de los hechos prácticos está por verse. Pronto comprobaremos si son gestos para la galería –lo que no es poco habida cuenta de las experiencias que hemos sufrido los vascos no nacionalistas en los años de Ibarretxe- o hay realidades prácticas. De momento tenemos la sensación de que el dinero de los vascos va a servir por primera vez en treinta años para proteger a la buena gente, a los que no vamos como camorristas. Si en los treinta años últimos los que aún quedamos sin irnos de nuestra tierra de adopción o nacimiento hubiéramos adoptado las mismas actitudes que los macarras etarras y sus encubridores, hubiera corrido la sangre por las calles vascas. Pero los que estamos bajo el síndrome del acoso de persecución hemos tenido una conducta ejemplar, civilizada, moralmente impecable. Por eso hemos ganado la guerra, aunque aún no se haya producido el desenlace final de extirpación del cáncer filoetarra y filonacionalista que es la fuente de la que bebe el terrorismo. Todo llegará, aunque a lo peor los que hemos alcanzado los sesenta aniversarios no lo veamos. Algún día se hará justicia y pasará a los libros de historia la ejemplar conducta de la resistencia vasca al totalitarismo. Vaya esto que digo en homenaje a Eduardo Puelles, que como muchos otros servidores de la ley han impedido el asesinato por parte de quienes quieren ser los nuevos ayatolas en Euskadi a semejanza de los que impiden las libertades en Irán.

Para que nos hagamos una idea: un poder detentado por los proetarras sería como el de los “guardianes ultraislamistas de la revolución” que masacran al pueblo iraní e impiden los más básicos derechos democráticos. Atacan a los medios de comunicación que ponen luz y taquígrafos sobre lo que está sucediendo en Irán y persiguen a la masa de población que lucha por clarificar lo que ha ocurrido en el fraude electoral que modifica la voluntad del pueblo, propugnando una elemental lógica democrática. Allí puede haber una masacre del pueblo sublevado contra los liberticidas, sin focos ni testigos. Aquí podría ser lo mismo si no hubieran actuado unos pocos como altavoces de muchos que piensan lo mismo sin decirlo por miedo.

Hoy es un deber cívico de la comunidad internacional implicarse en la exigencia de respeto a los derechos humanos en Irán y no mirar para otro lado.

Y, de la misma manera, es obligación de todos los ciudadanos españoles y europeos, y de la comunidad internacional en su conjunto, defender la civilización occidental con uñas y dientes, exigiendo el imperio de la ley y la acción de la justicia, para que caiga la acción de la justicia sobre aquellos que subvierten los más elementales principios del respeto a la vida, los derechos humanos y las más primarias reglas de funcionamiento de las sociedades libres.

Quienes con su silencio o con su complicidad amparan a estos fanáticos asesinos deben ser excluidos del juego democrático y apartados a un ostracismo depuratorio.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5245

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