martes, junio 28, 2011

Miguel Higueras, Entre Andorra y Gibraltar "Estado catastrófico o Estado desesperado?

martes 28 de junio de 2011

Entre Andorra y Gibraltar "Estado catastrófico o Estado desesperado?
28.06.11 | 12:30. Archivado en Miguel Higueras

Miguel Higueras.-

“El Pais” se queja de que el Partido Popular no haya apoyado al gobierno que tutela el periódico en ninguna de sus medidas para superar la crisis.
En su edición del día señalado para debatir si el Estado de la Nación es desesperado o catastrófico, enumera los proyectos que no apoyó el partido de la oposición: plan de recortes de mayo de 2010, reforma laboral, reforma del sistema financiero, negociación colectiva y reforma de las pensiones.
No hizo falta el apoyo del Partido Popular porque, gracias a los votos de otros partidos en el Congreso, salieron adelante las medidas y el ejecutivo que la troika José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba y el País impulsan encaminaron a España a la prosperidad que se vislumbra.
Y, si no necesitó apoyos del Partido Popular, ¿de qué se queja El Pais?
Puede que la situación del Estado no sea tan prometedora como dicen y necesitan culpar del paulatino agravamiento al Partido Popular, cuyas propuestas para enmendar el problema rechazaron.
Seguramente tampoco el Partido Popular cuando gobierne, si alguna vez gobierna, tenga el bálsamo de Fierabrás que cure las dolencias del Estado.
Pero el rechazo de los socialistas a las propuestas de los populares cuando se tramitaron las cinco medidas adoptadas permite abrigar esperanzas de que sean eficaces cuando tengan la mayoría parlamentaria precisa para ponerlas en vigor.
El diario El País, la cadena SER y los demás medios de PRISA son conscientes de que desprestigiar al Partido que pretende desalojar del gobierno al ejecutivo del que son propietarios es la mejor manera de defender lo que es suyo.
Si no fuera por eso, quién sabe si no admitirían que las medidas que el gobierno de Zapatero impulsó para salir de la crisis hubieran sido más eficaces si se hubieran aceptado las sugerencias del Partido Popular.
Pretensión ilusa porque la carga de la culpa que señala a los Populares por no apoyar al Gobierno tendrían que achacarla al Gobierno por no haber admitido las propuestas de los Populares.



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Fernando Jáuregui - No te va a gustar - Adiós, Zapatero, adiós
28.06.11 | 12:20. Archivado en Fernando Jáuregui


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

Zapatero ensaya este martes un nuevo episodio de su largo adiós: protagonizará el debate sobre el estado de la nación frente a un Mariano Rajoy a quien este mismo lunes algunas encuestas dan como casi seguro próximo presidente del Gobierno, elecciones mediante. Creo que no mucho podemos esperar de la intervención inicial del (aún) inquilino de La Moncloa, si nos atenemos a lo que a los informadores nos van diciendo por ahí y al tono de la comunicación que el Gobierno envió a las Cortes. Tampoco grandes novedades, nos dicen, en el campo de la oposición. Si eso fuese a ser así, el aburrimiento estaría garantizado.

Me resisto, empero, a rechazar que haya luces al final del túnel. Zapatero se tiene que marchar, de acuerdo; lo sabe hasta él mismo, que hace ya más de dos meses que decidió la despedida de la reelección, delegando la sucesión en Pérez Rubalcaba. Pero hoy no es Rubalcaba quien se enfrenta al líder de la oposición, Mariano Rajoy. El duelo entre ambos tendrá, aún, que esperar a la precampaña electoral. Hoy es un Zapatero que se marcha, que se está yendo, quien protagoniza un debate desigual: él tiene que explicar una mala gestión de una crisis que no era suya, pero que él presumiblemente ha agravado, frente a un Rajoy crecido, que sabe que le basta con limitarse a lo de siempre para que le consideren ganador; haga lo que haga, ZP está condenado por la opinión pública, por parte de la opinión publicada, por los cenáculos, los mentideros, las tertulias, las columnas y por una parte de los suyos.

Así, tan tocado del ala, no hay quien gane un debate de esta envergadura. Ni quien afronte los cambios que se van haciendo imprescindibles. Muy mal lo tendría que hacer Rajoy, mucho tendría que aburrirnos, para no ganar este combate al menos a los puntos; aunque me parece que él tampoco va a delinear esas grandes transformaciones que reclaman la nueva coyuntura y la nueva era. A Zapatero hay que reconocerle, eso sí, el valor de haber mantenido esta confrontación parlamentaria, con lo que seguramente quiere decir que todos los que quisieran elecciones anticipadas deben abandonar la esperanza: está dispuesto a apurar el cáliz hasta las heces.

Pero eso no puede bastarnos a los españoles: ahí están la crisis económica y monetaria europea, ahí está la quiebra de la representación internacional de España; ahí Bildu, que no es moco de pavo; ahí, cinco millones de parados; ahí, una nación angustiada; ahí, el 15-M ¿Seguimos? Pues eso: que algún asesor no excesivamente pelota tendrá que decir a los representantes de los grandes partidos que las fórmulas de siempre ya no valen para casi nada y que este debate es, para Zapatero, la penúltima oportunidad de dejar un buen recuerdo y, para Rajoy, la primera ocasión para, venciendo, convencer de una vez.

fjauregui@diariocritico.com



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Luis del Val - Sevicias aeroportuarias.
28.06.11 | 12:20. Archivado en Luis Del Val


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

En un aeropuerto de Florida han obligado a una anciana de 95 años, enferma terminal, que iba en una silla de ruedas, a quitarse el pañal urinario en busca de explosivos.

Seguramente el porcentaje de idiotas entre los empleados de seguridad de los aeropuertos es semejante al que existe entre periodistas, cultivadores de rosas e inspectores fiscales, pero ¿por qué tenemos la sensación de que en los servicios de los aeropuertos se concentra el mayor número de tontos?

Es muy probable que se deba a la incomodidad de someterse a las estúpidas normas de la Unión Europea que, teóricamente, nos previenen de los ataques terroristas. "Son normas de la Unión Europea" dice con énfasis el empleado, cuando le obliga a tu esposa a descalzarse, como si en la Unión Europea no hubiese mentecatos o estuvieran rigurosamente prohibidos. O sea, que si un bobo de la Unión Europea ordena una cretinez, se convierte en algo inteligente.

En algunas ocasiones el reglamentista que me toca para revisar el equipaje quiere saber si en el interior de mi maleta llevo nitroglicerina en un estuche de crema de afeitar, y, entonces, como no es representante de la autoridad, le digo que venga alguien de la Guardia Civil. El miembro del Cuerpo que viene suele llegar de una mala leche visible a simple vista, y comienza a preguntar que qué me pasa, yo le digo que nada, pero que los empleados de seguridad no son agentes de la autoridad y quiero que se cumplan las normas. Como premio, anota el número de mi D.N.I. En el inconstitucional fichero de la Guardia Civil, Cuerpo al que he loado tanto en artículos y reportajes que casi parezco un pelotillero, debe figurar, junto a mi nombre, la leyenda de que soy un bronquista, porque hemos llegado a un punto en que enfrentarse a la tontería y a la memez se considera un signo de rebeldía peligrosa.



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Fermín Bocos - Legislatura agotada, debate inútil.
28.06.11 | 12:20. Archivado en Fermín Bocos


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

Habrá debate en el Congreso sobre el estado de la Nación pero no habrá solución para la crisis económica y la falta de confianza política que padece el país si la cosa se queda en el diagnóstico y no hay acuerdo sobre el tratamiento a seguir. Tratamiento que, dada la dialéctica de confrontación entre el PSOE y el PP, sólo podría salir adelante tras la convocatoria de elecciones generales. Que cada partido explique cuales son sus recetas y que los ciudadanos decidan. Zapatero ya tiene un pie en el estribo del tren que le devolverá a León y nada de cuanto diga o argumente en el transcurso del debate tendrá trascendencia porque la oposición le sabe amortizado y los suyos están ya en otras cosas, intentando forjar un nuevo culto a la personalidad, en este caso, del candidato Pérez Rubalcaba.

Así las cosas, como digo, lo más sensato sería dar por concluida la legislatura y anunciar elecciones para el próximo otoño. Creo que en breve y en contra de la opinión de Zapatero será el propio Pérez Rubalcaba quien impondrá el adelanto por ser la decisión que menos le puede perjudicar. Todas las medidas que pudiera aplicar el Gobierno -nuevas podas del Estado del bienestar o los cambios en la legislación laboral urgidos desde Bruselas- serían una losa para el candidato socialista. Las encuestas no pueden ser más adversas y contrarias a las ambiciones de poder de Rubalcaba. Las últimas conocidas reflejan que la legalización de "Bildu" y los primeros desafíos de esta coalición filoetarra tienen soliviantado el personal.

Así las cosas, ya digo, el debate sobre el estado de la Nación nace desvigorizado. Al que se va nadie le presta atención y a Mariano Rajoy, como líder de la oposición, no le trae cuenta enfrentarse con un Zapatero que está ya en el trámite de salida. Así las cosas y pensando no en los intereses de los partidos y de sus burocracias sino en el interés de los españoles, tengo para mí que lo más sensato sería admitir que la legislatura está agotada y lo coherente, convocar elecciones.



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Rafael Torres - Al margen - Opio, sangre y burka.
28.06.11 | 12:20. Archivado en Rafael Torres


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

De una de las dos guerras en que nos metió el Gobierno de Aznar, el de Zapatero no nos quiso sacar. Tan nefasta, criminal e inútil era una, la de Irak, como la otra, la de Afganistán, pero se ve que esta valía, por ser tan nítida la maldad de los talibanes, para compensar a EE.UU., sin gran deterioro del "look" buenista del presidente, por el abandono de la que ha pulverizado la vieja Mesopotamia y la vida de tantos cientos de miles de criaturas. Con los dos muertos recientes, las tropas españolas suman 93 sin que su sacrificio haya servido, en puridad, para nada, cual podía preverse desde el mismo instante en que se empezó a bombardear brutalmente aquellos andurriales para llevar a ellos, qué cinismo, la paz.

La ministra de la Guerra (que raro que Aznar no devolviera al departamento su antigua denominación) ha dedicado expresiones duras a los invisibles autores del reciente ataque, afganos con toda probabilidad. Carme Chacón lo llama atentado, pero es un ataque, que es como se llaman las agresiones armadas en las guerras, pero, si no en eso, sí lleva razón al execrar tan rotundamente el suceso, y lleva tanta como le falta al no execrarlo en su totalidad. A nosotros, que nada se nos perdió nunca en la región del opio donde la URSS y EE.UU. dirimían con las vidas de otros sus guerras frías y calientes, nos faltan 93 compatriotas, incluyendo, pues la muerte iguala lo que no iguala la vida, a los sudamericanos que visten nuestro uniforme por un trabajo y unos papeles. A nosotros nos faltan 93, hombres y mujeres que se quedaron sin padres, sin madres, sin pareja, sin hijos, sin patria y sin nada en los secarrales de la guerra perpetua, pero a los afganos les faltan muchos miles, entre los cuales abundan particularmente los ancianos, las mujeres y los niños. Hay que execrarlo todo, así como a los que organizaron y mantienen aquél matadero.

Como se sabe, EE.UU., cumplida su misión (¿cuál?), anda de conversaciones más o menos subrepticias con los talibanes, que, no bien se marchen a los ejércitos de ocupación, negociarán con el corrupto Gobierno de Kabul y con los Señores de la Guerra su regreso al poder, esto es, a la posesión del opio. Las mujeres afganas, a las que se prometió libertad y dignidad, o sea, vida, están horrorizadas ante la perspectiva, pues serán las primeras en caer bajo los burkas y bajo las piedras. ¿De qué se quejan, si les llevamos, con esta guerra, la paz?



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Cayetano González - No les gusta.
28.06.11 | 12:20. Archivado en Cayetano González


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

Ahora resulta que ni al presidente del Gobierno ni al vicepresidente, ministro del Interior y candidato del PSOE les gusta que la nueva marca de ETA, la coalición Bildu, acumule tanto poder, presidiendo la Diputación Foral de Guipúzcoa, el ayuntamiento de San Sebastián y más de cien consistorios en la Comunidad Autónoma Vasca y de Navarra. Ahora resulta que tanto Zapatero y Rubalcaba aparentan caerse del guindo como si el asunto no fuera con ellos.

Alguna vez he comentado que ciertos políticos, con sus actuaciones o declaraciones, piensan que los ciudadanos somos inmensamente tontos. No digo que a veces no tengan razones para pensar eso, pero no en este caso, donde Zapatero y Rubalcaba aparentan rasgarse las vestiduras por el asunto de Bildu. Ellos, que han sido los principales impulsores de la legalización de la nueva franquicia de ETA; ellos que junto con el lehendakari López no dejaron de mandar mensajes inequívocos, primero al Supremo y después al Constitucional, para que permitieran a esa coalición estar en las elecciones del 22-M, ahora quieren presentarse como los más "indignados" por las consecuencias que en pocas semanas está aparejando para la convivencia en el País Vasco la presencia de Bildu en las instituciones.

Pero hay cuestiones que ya no cuelan. Por mucho que se empeñen Zapatero y Rubalcaba, para la historia quedará que ellos fueron los responsables políticos directos del enorme retroceso que en la lucha antiterrorista y en la lucha por recuperar la libertad en el País Vasco ha tenido la decisión de permitir la vuelta de ETA a las instituciones sin que hubiera mediado previamente la disolución de la banda terrorista y la entrega de las armas. Ahora, el daño ya está hecho y no sirven lamentaciones. En pocos días hemos visto como los de Bildu, enormemente crecidos, han quitado la bandera de España, retirado el retrato del Rey, impedido que los escoltas de concejales del PP o del PSE entren con sus protegidos en los ayuntamientos o solicitado la retirada del Ejército y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del País Vasco. Y eso sólo es el aperitivo de lo que está por llegar.

Por eso se entiende muy bien que los principales colectivos de víctimas del terrorismo hayan decidido dar un sonoro plantón al Congreso de los Diputados en el acto homenaje que en memoria de las víctimas había organizado la Cámara en la tarde de ayer. Las víctimas están hartas de estos homenajes organizados por unos gobernantes y políticos que al mismo tiempo permiten -unos por acción y otros por omisión- la vuelta de ETA a las Instituciones. Están hartas de que con la legalización de Bildu se haya pisoteado de forma tan vil su Memoria, su Dignidad y su Justicia. Y eso sí, a Zapatero y Rubalcaba no les gusta nada lo que está pasando. Hace falta ser cínicos.



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Antonio Casado - Malas noticias de Afganistán.
28.06.11 | 12:20. Archivado en Antonio Casado


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

Otra vez sangre española derramada en tierras de Afganistán, tan distintas, tan distantes. Segundo atentado terrorista contra nuestras tropas en los últimos ocho días. Ya van más de cien compatriotas muertos en el marco de este conflicto, incluyendo los 62 del Yak-42 en 2003 y los 17 del helicóptero Cougar de 2005. Y una lamentable, dolorosa, insoportable constatación: mientras en otros países que también pasan por esto se honra los muertos desde la condolencia, el respeto y el reconocimiento del sacrificio, aquí discutimos sobre los féretros (ahora Manuel y Niyireth), si esto es o no una guerra, si los vehículos estaban suficientemente blindados o si Afganistán es lo mismo que Irak. Qué pena.

Decía la ministra Chacón con un pie en la escalerilla del avión, antes de irse a repatriar los cadáveres, que la retirada de las tropas no se adelantará como consecuencia de lo ocurrido. No es un consuelo. Hay una cierta falta de lógica en esas declaraciones aireadas por los medios de comunicación. Nos hubiera consolado más una advertencia de la ministra de Defensa en el sentido de que la retirada gradual de las tropas españolas, anunciada apenas unas horas antes por el presidente Rodríguez Zapatero no se retrasará como consecuencia de lo ocurrido. Hubiera sido más propio, pues ustedes y servidor de ustedes sabemos que lo ocurrido va a seguir ocurriendo.

Sólo nos queda pedir a los dioses, si no lo toman como un pecado de insolidaridad, que no nos vuelva a tocar a los españoles (1.500 soldados, que se irán retirando por etapas hasta 2014, en paralelo con el plan norteamericano, o no, depende, según y cómo), pues es perfectamente ilusorio esperar que van a terminarse los actos de terrorismo perpetrados por los insurgentes. Y mucho menos desde que Obama ha lanzado a los cuatro vientos el mensaje de la retirada del poderoso ejército americano.

Sorprende la facilidad con la que ha calado la sensación de repliegue inmediato de EE.UU., cuando su contingente no bajará en ningún caso de 68.000 soldados hasta 2014 (se supone que entonces quedarán 700 españoles). O sea, tres años por delante para que pueda hablarse con algún fundamento de retirada total de Estados Unidos de Afganistán. Para hablar de retirada, ojo, si es que realmente se lleva a cabo. Pero en ningún caso para hablar del final de la guerra, la corrupción, el terrorismo, el tráfico de drogas, el caos territorial, el odio al mensajero, etc.

Remediar todo eso ni está ni estuvo nunca al alcance de las dos famosas resoluciones de la ONU posteriores a los atentados del 11-S: la 1368 (legítima defensa individual o colectiva) y 1386 (creación de una fuerza internacional para imponer el orden hasta que los afganos pudieran hacerlo por sí mismos).



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Respondiendo a cinco párrafos en torno a mis jenízaros (Para "la memoria histórica").
27.06.11 | 12:30. Archivado en Roberto Malestar Rodríguez


Un lector, don Antonio Leal, ha querido estampar su muy respetable comentario a mi artículo «¿Jenízaros en la España del siglo XXI? (Para "la memoria histórica").»

Que en tiempos de soliloquio y penuria lingüística, en los que apenas se balbucea si no es para compeler al prójimo, un lector acierte a intervenir razonablemente, para matizar sobre una materia que, cuando menos, produce todavía sarpullidos en la piel de nuestras biografías, es ya ciertamente de agradecer. Muy agradecido pues.

Ahora bien: a propósito de la respetable intervención creo conveniente decir algo, y es que, una vez leída, no he tenido más remedio que incoar una nueva interrogación: ¿qué tiene que ver el contenido del artículo comentado con lo que de él se comenta?

DIVAGACIÓN
Tengo la impresión de que, sobre la humilde Mancha de mi escrito, alguien ha divisado gigantes donde apenas unos molinos aspeaban leves pensamientos. No importa. Siendo yo algo Quijote nada tengo contra el quijotismo. Don Quijote es el perfil enjuto de nuestras inconclusas obsesiones cruzando pausadamente el horizonte, con trote lerdo y el paso cortado. Allende su triste figura, el horizonte de España resulta ininteligible.

Habitándolo y siendo lo que el propio límite nos hace ser, nosotros, los españoles, apenas pensamos acerca de, sino, propiamente, sobre el horizonte. En el ontorama antropológico, somos su parte consustancial, porque no siéndole permitido a ninguna etnia evitar el horizonte, nosotros, incrustados en él, constituimos un ingrediente necesario de los demás. Por eso viviendo pre-posicionalmente desde una cierta lejanía, cuando creemos contemplar el horizonte, contemplados como parte suya sin embargo, somos una raza heteróclita y desconcertante en la retina de Occidente.

A Europa no le es posible visualizarnos como a sus demás pueblos; no tanto porque sus pueblos, e pluribus unum, no sean diversos entre si como porque nuestra diversidad no termina de hallar el hueco propicio en la de ellos. ¿Pero somos o no somos Europa? Sí, terminantemente: Europa de postrimerías; una adyacencia cuasi limítrofe de los europeos, hijos de Cristo, tuteadores de Mahoma. Sólo los hijos, filialmente, reniegan de los padres, como nosotros, castrados para la comprensión, renegamos del pasado. Más que el presente que se hace al andar, sentados-frente a él (ob sidere), ob-sesivamente, asediamos el pasado, cuando privada de su oxígeno ninguna vida presente es vividera.


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Consuelo Sánchez-Vicente - Alfredo arranca a 120.
27.06.11 | 12:20. Archivado en Consuelo Sánchez-Vicente


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

El ministro de Fomento, José Blanco, dice que la vuelta a la velocidad máxima de 120 kilómetros por hora que entrará en vigor el próximo 1 de julio estaba prevista y se debe a que las "condiciones de hoy no son las que concurrían" cuando el cambio de pegatinas. Es cierto a medias. Lo es, como dice el ministro, que el precio de petróleo ha bajado, pero se calla que la marcha de la crisis griega no permite descartar que la noria vuelva a dar otra vuelta de forma inminente, y contra lo que asegura, cuando adoptó la polémica decisión que ahora deroga el Gobierno no anunció que caducaría este 30 de junio sino que en junio revisaría si la prorrogaba o no. Pero hay que hacer caja, en todos los sentidos, y este 1 de julio empieza, además de la primera operación salida del verano, la carrera de Alfredo.

De la necesidad virtud, esto es, en mi opinión, lo que ha hecho el Gobierno. Vista la impopularidad creciente de la medida, porque no hay quien aguante un viaje por autopista a 110 sin dormirse, tenía razón Fernando Alonso pese al "rebote" que se agarró Rubalcaba, y que el capítulo de ingresos de la contabilidad nacional mengua, se ha dado marcha atrás. Los datos de la reducción de la recaudación tributaria del primer cuatrimestre del año, por citar los últimos conocidos, dan frío, y mi impresión es que el candidato-presidente en funciones del Gobierno del ausente Zapatero, Alfredo, ha impuesto el cambio al "frente del no" que encabezaba su colega Sebastián por dos poderosas razones, una egoísta, electoral, la otra recaudatoria. Rubalcaba no parte hacia las próximas elecciones generales sobradito que digamos de votos, esto es evidente. Darle al castigado e "indignado" ciudadano-votante uno de los pocos caramelitos que tiene ahora mismo el Gobierno demuestra, en mi opinión, sus ganas de salir hacia la meta a 120, valga el símil, en vez de a 110, cosa que en la política pasa por esforzarse en agradar y complacer al electorado... Sumado a que el 1 de julio, como decía antes, es la primera estampida vacacional y poder correr un poquito más sin miedo a los radares hará crecer el consumo de gasolina proporcionalmente, en torno a un veinte por ciento, miel sobre hojuelas para la afluencia de ingresos por el impuesto de los carburantes a las arcas públicas, una rica inyección de vitaminas para Hacienda

Añade José Blanco que volver de 110 a 120 "es una decisión" que el Gobierno ha adoptado, además de porque está bajando el precio de la gasolina, porque "conecta con el sentimiento mayoritario de los ciudadanos de nuestro país". Tufillo adulador al margen, porque si legislar a favor de corriente fuera una razón política apañados estábamos, creo que en esto Blanco tiene toda la razón. El rechazo ciudadano al recorte también fue general, y no siempre por el gusto a pisar el acelerador, yo, por ejemplo, soy de las convencidas de que no se puede viajar por nuestras cada vez mejores carreteras a la absurda velocidad máxima de 110 kilómetros por hora sin más daño para la seguridad al volante que bien. No corro con el coche ni cuando se puede pero lo compruebo a diario, tener que mantener una velocidad inadecuada para la vía por la que circulas, como el 110 en autopista, es muy peligroso porque obliga a ir más pendiente del cuentakilómetros y del freno - o del radar - que de "minucias" como si llueve, hay viento o qué hace el coche que va delante o el que viene detrás, para poder mantenerla. También soy una convencida como he repetido aquí de que las leyes están para cumplirlas, pero las que se perciben como injustas por la ciudadanía pronto caen en desuso, con grave daño para la fiabilidad del sistema democrático y para la seguridad jurídica. Pasado el primer susto la gente deja simplemente de cumplirlas y los responsables de exigir su cumplimiento se tapan un ojo, cuando no los dos, porque no se sienten con autoridad moral para exigirlo. Estaba empezando a pasar con lo de ir a 110. Es mejor tener leyes realistas y políticos sensatos.



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Fernando Jáuregui - La semana política que empieza - El desbaste del Estado de la Nación.
27.06.11 | 12:20. Archivado en Fernando Jáuregui


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

Dicen los diccionarios oficiales al uso que "desbastar", en sentido figurado, equivale a "refinar", "pulir", algo o a alguien. Es en esa equivalencia donde empleo la palabra "desbaste" al referirme al debate sobre el estado de la nación, que comienza el martes: es necesario pulir los mensajes, aprovechar el acto parlamentario más significativo y mediático del año para refinar la oratoria con la que, más que un duelo a garrotazos entre dos líderes que no van a volver a ser lo que eran, habría de ilusionarse a la ciudadanía. Por lo que voy sabiendo e intuyo, sin embargo, la confrontación parlamentaria en la que se pasa revista a la situación económica, política y social de España amenaza con ser una sesión ampliada de ese control parlamentario con el que, miércoles tras miércoles, los líderes de la oposición preguntan más o menos las mismas cosas a los representantes del Gobierno, que, menos o más, las mismas o parecidas respuestas dan a sus interpelantes.

Puestas así las cosas, José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy y los restantes representantes de los grupos parlamentarios tendrán que evaluar los riesgos de decepcionar/aburrir al personal que aún, heroicamente, sigue interesándose por la cosa política. No vaya a ser que este personal pueda sentirse más interesado por el presumiblemente desorganizado "contradebate" que algunos -no creo que muchos de los del 15-m están montando, paralelamente, en la Puerta del Sol.

Sí, hay que desbastar el debate antes de que la indiferencia, o si usted quiere el cabreo, de la opinión pública devaste el andamio ya precario en el que se sustenta la política oficial española. En efecto, el que comienza este martes va a ser un debate atípico, en el que el presidente del Gobierno pronto dejará de serlo y en el que todos los augurios indican que el líder de la oposición también dejará de serlo, para convertirse en presidente del Gobierno. Por ello mismo, desde muchos rincones se les está haciendo llegar a ambos, me consta, la petición de que vuelen más alto y abandonen la mera confrontación de cifras -economía en recuperación versus economía desastrosa, horizonte rosado versus nubarrones de tormenta a la que nos tienen, miércoles tras miércoles, acostumbrados.

Cierto: el estado de la nación es obviamente peor que el del año pasado y mucho peor que el del antepasado, y la moral nacional está mucho más baja en este final de Legislatura que al comienzo. Pero tenemos que partir de la base de que España es un gran país, con enorme futuro por delante suponiendo que sepamos gestionarlo entre todos. Como dice el paleontólogo francés Yves Coppens, tan citado por el autor de "Indignaos", el tan injustamente famoso Stephane Hassel: "que dejen de pintar el futuro tan negro! El futuro es soberbio. La generación que viene aprenderá a programar los climas, pasearse por las estrellas y colonizar los planetas". Bueno, yo no voy tan lejos en mi optimismo, ni creo que siquiera los más animosos de entre el sector "bueno" de los indignados anden pensando en términos planetarios, pero lo que sí es seguro es que los españoles necesitamos algunas inyecciones de optimismo en vena. Para nosotros y para nuestros hijos. Y ese optimismo solo puede provenir de momento, ay, de nuestra clase política.

Déjeme, querido lector, soñar en un debate sobre el estado de la nación en el que, sabiendo los dos principales contendientes que el futuro parece ya trazado de manera irreversible, sugieran acuerdos venideros más que pasadas rencillas. Ya sabemos, que el Gobierno tiene que cumplir su papel y la oposición, el suyo; pero el lamentable ejemplo griego y, antes, el portugués, nos enseñan que el destino de la patria y el bienestar de quienes la habitan son mucho más importantes que unas divergencias, tantas veces artificiales, que apenas logran esconder una lucha por el poder. Así que permítame, querido lector, terminar como empecé: hay que desbastar el debate para que esto no sea una debacle. Y perdón por el (mal) juego (¿de verdad es un juego?) de palabras.



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José Luis Gómez - A vueltas con España - Crecimiento, deuda y paro.
26.06.11 | 12:20. Archivado en José Luis Gómez


MADRID, 25 (OTR/PRESS)

Detrás de un sinfín de eufemismos en torno al euro anida la imposibilidad de devaluar a la antigua usanza, como tantas veces se hizo con la peseta, de modo que la "devaluación" se hace ahora mediante un menor gasto público combinado con recortes sociales y salariales. Es decir, lo que antes se hacía en un día, ahora se hace a trompicones y en varios meses -casi años-, pero el resultado será el mismo: los países débiles del euro, entre ellos España, terminarán siendo más pobres en función de sus nuevas circunstancias económicas, con nulo o escaso crecimiento, y también de su grave problema de endeudamiento privado, por mucho que se intente hacer ver que es el Estado el que más despilfarra. Todo ello sucede por una razón bien sencilla: el euro es una moneda común y no puede devaluarse en un país sí y en otro no.

¿Es eso lo peor? Seguramente no. Lo peor es la falta de horizonte de este tipo de "devaluaciones" mediante severos ajustes, ya que no llevan consigo medidas de acompañamiento. Una devaluación clásica solía reactivar las exportaciones y terminaba por revitalizar el empleo y el consumo interno; es decir, empobrecía de inicio el país pero estimulaba el crecimiento, máxime si a ello se sumaba, como pasó en España, la inyección de fondos estructurales europeos. Ahora no, ahora solo se ajusta, frenándose el crecimiento, de manera que así tampoco se pueden pagar las deudas. De hecho, se está viendo en los países periféricos de la zona euro, bajo presión de unos mercados que suben los tipos -la prima de riesgo española roza de nuevo los valores máximos- no solo por temor a la insolvencia, sino también a la falta de expectativas. ¿Cómo se pagarán las deudas o cómo se creará empleo sin crecimiento? A esa pregunta nadie quiere responder, ni en Bruselas ni en Madrid.

Mientras, seguimos asistiendo a políticas de maquillaje, como la aprobación de techos de gasto público con optimistas previsiones de ingresos, y a otras más tangibles, como las reformas legales que reducirán la indexación salarial con el IPC y supondrán un aumento del peso de la productividad en la determinación de los sueldos. Menos velocidad lleva el proceso, no menos necesario, de reformar las políticas activas de empleo, abrir a la competencia sectores fuertemente protegidos y liberalizar el mercado de la energía. De todo eso, curiosamente, se habla bien poco.



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Fernando Jáuregui - Siete días trepidantes - El retrato que desapareció.
26.06.11 | 12:20. Archivado en Fernando Jáuregui


MADRID, 25 (OTR/PRESS)

La semana que hoy concluye ha sido pródiga en imágenes impactantes. Es casi un resumen fotográfico: hemos visto a la vicepresidenta económica -a la que hay que reconocer una encomiable labor en el terreno de actuación que le queda convenciendo "in extremis" a los nacionalistas para que evitasen la caída del Gobierno y apoyasen, con su abstención, la nueva normativa sobre negociación colectiva. Hemos visto al presidente Zapatero tratando de navegar por la escollera europea -tampoco estaba mal la foto del angustiado Yorgos Papandreu entre los mandatarios de la UE-. Hemos visto los relevos de algunos presidentes autonómicos por otros -con Dolores de Cospedal como figura estelar-, el poder más que emergente del PP. Hemos visto, claro está, y también lo hemos oído, al nuevo diputado general de Guipúzcoa, Martín Garitano, con su "pin" con el número del preso Arnaldo Otegi en la solapa*Pero, para mí, la imagen más significativa ha sido una no-imagen.

La no-imagen del Rey en el salón de plenos del Ayuntamiento de San Sebastián. El retrato del Monarca, que ambientó la toma de posesión del "bildutarra" Juan Carlos Izaguirre como alcalde, ha desaparecido. Debo decir que lo pronostiqué apenas vi la entrada inicial de Izaguirre en la sala: ese retrato, similar al que tienen las salas de plenos de casi todos los ayuntamientos de España, y que responde a una norma contenida en la Ley de Bases de Régimen Local, iba a durar poco colgado en la pared. Pues bien: ya no está.

De cuantas cosas nos están cambiando súbitamente, desde los recortes en el estado de bienestar hasta la velocidad en las carreteras -efectivamente: el "mago" Rubalcaba ha conseguido centrar nuestra atención en tan efímera e insignificante medida--, yo diría que lo más trascendente va a ser lo que ocurra en las llamadas "nacionalidades históricas". En Euskadi se está delineando ya, me parece, un acuerdo no escrito -aún_entre el PNV, que ha consentido que los "abertzles" lleguen a los ayuntamientos y a la Diputación guipuzcoana, y lo que significa Bildu. Hay ahí una alianza en ciernes, pensando en las elecciones autonómicas vascas, frente a la que podrían intentar mantener el PSE y el PP.

Auguro conflictos, como los hay siempre que una sociedad se parte en dos mitades. Los peneuvistas, y hasta Bildu, tenían ahora la oportunidad de cauterizar heridas y cerrar brechas, que no basta con la desaparición de ETA para normalizar el cuerpo social vasco. La han desaprovechado y han hecho exactamente lo contrario. Ahora, al Estado, al Gobierno central, debilitado como casi nunca lo estuvo, al líder de la oposición, al resto de fuerzas políticas, incluso a la ciudadanía en la calle -e incluyo a lo mejor del 15-m- les corresponde tocar a rebato, defender la legalidad. Sea usted monárquico o republicano, no podrá negarme que el retrato del jefe del Estado, en este caso Juan Carlos I, ha de figurar, entre otras razones porque lo dice la ley, en el salón de plenos de los ayuntamientos. Quitarlo porque "no es representativo" no es solamente una violación de la legalidad: es, más grave aún, una provocación contra el actual estado de cosas.

Sabíamos que la llegada a los escaños de poder de Bildu -que era inevitable: no cometamos la simpleza de culpar a unos magistrados del Tribunal Constitucional iba a provocar muchas dificultades y desajustes; sería utópico pensar que, por el mero hecho de poseer bastones de alcalde, iban a convertirse en amantes del sistema. Pero la sociedad debe ensayar la firmeza cuando se traspasan las "líneas rojas". Que una cosa son las libertades -y Bildu tiene perfecto derecho, abominando de la violencia, a expresar unas ideas que obviamente no son las de la inmensa mayoría de los españoles; incluso, desde luego, tienen derecho a no sentirse españoles- y otra la violación de las normas de respeto institucional y de convivencia política.

Pronto han empezado los garitanos y los izaguirres de este mundo a ahondar en la brecha. Entiendo que el Estado -y hablo del Estado, no de un Gobierno que claramente se tambalea- ha de ser tolerante y flexible, pero a la vez firme e implacable en la exigencia del cumplimiento de la ley, que es el cumplimiento de la normalidad. Y pienso que ese regreso a la normalidad es ya inaplazable.

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