Perdón, ¿ha dicho "comunista"? Sí, políticamente...
A los noventa años del Partido Comunista Chino
ángel maestro
21 de junio de 2011 Imprimir esta noticia
China es ya la segunda potencia económica del mundo y su influencia a nivel militar y político —no sólo económico— aumenta de forma indiscutible. Y China, la primera nación de la Tierra en número de habitantes , sigue regida por el Partido Comunista. Por consiguiente, cualquier noticia de importancia que afecte a dicho partido debe ser noticia de primera magnitud por sus repercusiones.
Ahora bien, con la miopía política que afecta a gran parte de los medios informativos españoles, ninguno de ellos ha efectuado hasta la fecha ninguna referencia a un acontecimiento tan importante como lo será la próxima conmemoración que se apresta a celebrar el régimen de Pekín.
El régimen chino está desplegando, en efecto, grandes actividades de cara a la celebración, en el mes de julio de este año, del 90.º aniversario de la fundación del partido comunista de China en 1921. En realidad y con rigor histórico, el partido fue fundado en 1920, pero se tuvieron que efectuar algunos “retoques históricos” para adecuar la fecha fundacional a la adhesión al partido de Mao Tse-tung. Fue a un personaje hoy día poco conocido, el profesor Chen Duxiu, pero que en su tiempo fue el más destacado intelectual marxista de China, a quien le correspondió fundar e iniciar las actividades del Partido Comunista Chino, contando para ello con el decisivo apoyo soviético, concretamente el del enviado de la Komintern, Grigori Voitinski.
Fue en aquella época cuando Mao conoció al profesor Chen, pero este ni siquiera invitó a Mao a integrarse en el partido que se fundó en agosto de 1920 en Shanghai, y al que Mao se adhirió posteriormente. Donde aparece por primera vez el nombre de Mao es en el I Congreso del Partido celebrado en julio de 1921, fecha oficial de la fundación del PCCH, figurando Mao como uno de los fundadores del mismo, lo cual, como acabamos de ver, es falso.
El Partido Comunista Chino hoy
Existen muy considerables diferencias entre el culto a la personalidad de Mao —”el gran timonel”— y la política seguida por el actual equipo dirigente del Partido Comunista Chino. Lo que caracteriza a éste es, ante todo, su absoluto pragmatismo, por más que se siga proclamando de modo tan retórico como reiterativo su esencia comunista. Liberalización en lo económico, adoptando las modalidades del más descarado y desmedido capitalismo, mientras que en lo político prosigue un control total y sin fisuras por parte del partido comunista: tales son las características de la política seguida por los actuales dirigentes del Partido Comunista Chino.
Posiblemente el mayor acierto de los mismos, de cara a mantenerse en el poder, haya sido la continuación sin trastornos de la línea marcada por Teng Hsiao–ping (Deng Xiaoping). En esa estabilidad en la dirección suprema radica la piedra angular de la política china.
A la Tercera Generación, dirigida por Jiang Zemin en 2003, sucedió ordenadamente y sin traumas la Cuarta Generación, encabezada por el actual presidente de China y secretario general del PCCH, Hu Jintao. Se trata de algo original y distinto en la ya larga historia de los regímenes comunistas, donde lo habitual han sido las descalificaciones, y también las más severas condenas, pronunciadas contra los antecesores.
La Cuarta Generación ya está preparándose para el relevo en el próximo Congreso del Partido que se celebrará en 2013. Será éste un relevo dentro de la transición generacional ordenada, de forma paulatina, como puede observarse en la presencia desde el pasado año 2010 de dirigentes de la Quinta Generación en el Comité Permanente del Politburó, como Xi Jinping, futuro sucesor de Hu Jintao, y de Li Keqiang, hoy en séptimo lugar en la jerarquía comunista y muy posible ocupante de la tercera posición en el próximo Congreso.
Nada tiene ello que ver con las feroces purgas de Mao, no ya contra los pretendidos “enemigos de clase”, sino contra veteranos comunistas tan antiguos como Mao: Liu Shaoqi, Peng Dehuai, Li Wenlin, Xi Zhongxun, etc. acusados, de traidores, derechistas, oportunistas, enemigos del pueblo, etc.
Que se sepa, ningún medio informativo español se hizo eco de un hecho de importancia considerable y que viene a corroborar la prosecución de las ideas sucesorias de Deng Xiaoping. Fue con motivo de los fastos y del gran desfile militar conmemorativo del 60.º aniversario de la República Popular en 2009, cuando el que fue hasta 2003 máximo dirigente de laTercera Generación, Jiang Zemin —hoy parece que aquejado de grave enfermedad— fue el único dirigente al que se le invitó a tomar la palabra antes de que lo hiciese Hu Jintao.
Por debajo del Comité Permanente, se encuentra el Politburó “normal”, siendo uno de sus miembros más destacados Bo Xilai. Se consideraba hasta hace —pero ello ya no es así— que éste se hallaba casi en igualdad de condiciones con Xi Jinping para ascender a las alturas supremas del poder. Hombre muy dado a aparecer en los medios de comunicación, usando el argumento de que cuando se trabaja para el pueblo, éste debe saber lo que se hace, ha despertado recelos al señalársele como propagador, en el fondo, de viejas ideas maoístas, hoy proscritas por la dirección del partido.
Pero ya se avecinan sucesiones aún más alejadas que confirman lo expuesto. En la lucha por el poder, comienzan ya a asomar posibles representantes de la Sexta Generación, siendo posiblemente Hu Chinhua, el joven dirigente del partido en Mongolia, la figura más destacada. Mongolia es una región difícil, donde hace falta desarrollar una hábil política con las variadas etnias existentes, cuestión en la que dicho dirigente parece desenvolverse con particular habilidad. Por otra parte, y ello reviste suma importancia, es un hombre de confianza de Hu Jintao, con quien ha colaborado lealmente.
Ante la conmemoración de la fundación del PCCH, lo que parece cierto es que para los dirigentes chinos, bien sean de la Cuarta o de la Quinta Generación, o incluso de la Sexta, cualquier cambio de orientación política implicaría caer en el desorden y la humillación nacional, razón por la cual lo más probable es que nada se emprenda de cara a apartarse del camino emprendido.
http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=3738
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