miércoles, diciembre 07, 2011
Agapito Maestre, Adios a Bono
Que le vaya bonito 2011-12-06
Adiós a Bono
Agapito Maestre
No es sin embargo audacia lo que revela su discursito, sino la vulgar coherencia de una vida al servicio de sí mismo. Su discursito fue coherente con su vida y su política.
Ayer estuve leyendo toda la mañana al gran Maquiavelo. Releí con gusto algunos capítulos de su Istorie Fiorentine. Luego, cuando llegó la hora de la siesta, leí el discursito de Bono para celebrar el día de la Constitución. Estuvo aseado el socialista de Albacete. Hizo un llamamiento al entendimiento entre los partidos políticos y, al final, dijo que no tenía otra pasión política que su amor a España. Bono estuvo, como diría algún aprendiz de brujo, en Bono. ¿Qué tiene que ver este hombre con Maquiavelo? Todo y nada. Todo, porque Bono, como Maquiavelo, sabe que la política sin fuerza es palabrería; nada, porque el político Bono parece no haber aprendido la principal lección de Maquiavelo: él se queda sin fuerza al abandonar el Congreso de los Diputados. Quizá la vida judicial de Bono ya no será tan fácil como hasta ahora ha sido. En todo caso, ojalá le vaya bonito en el futuro a este jubilado político, sin otra pasión que su inmensa querencia por España.
Lo cierto es que yo no pude dejar de comparar el discurso de Bono, esa llamada a la unidad de la clase política, con unas palabras que había leído un poco antes en un libro de Maquiavelo. Bono, en un ambiente políticamente distendido, apeló al acuerdo entre los políticos para sacar a España del atolladero político, económico y social, mientras que Maquiavelo, en uno de los tratados políticos más importantes que se han escrito en todos los tiempos, hace un canto al socorro mutuo entre quienes pueden verse acosados por la justicia por no haber sabido defender a su ciudad. El pasaje de Maquiavelo es quizá uno de los fragmentos más duros de su Historia de Florencia, tanto que el filósofo italiano no los suscribe de modo directo, sino que lo pone en boca de un hombre de la plebe, durante la guerra de Florencia, ayudada por Venecia y Génova, contra el papa Gregorio XI, entre 1375 y 1378.
Se trata de unos hombres que llenos de rencor, y muertos de miedo por los incendios y robos que habían cometido, se reunieron para cambiar impresiones sobre el peligro en que se encontraban. Con este motivo, sigue narrando Maquiavelo, uno de los más decididos y experimentados les habló para infundirles ánimo. Entre otras cosas extraigo aquí la siguiente que puede servirnos para el presente político de España: "Ya que se han cometido muchos desmanes no debemos abandonar y cómo podemos hallar defensa para los males que se han cometido (...). La necesidad dicta que sigamos unidos. Debemos por tanto de obtener dos cosas y proponernos dos fines de nuestras deliberaciones. El primero es que no se nos pueda castigar por lo que hemos hecho en los días pasados; y el segundo, que podamos en adelante vivir con más libertad y con más satisfacción que en el pasado. Nos conviene por tanto, según mi parecer, si queremos que nos perdonen los anteriores desmanes, cometer otros nuevos, redoblando los daños y multiplicando los incendios y los saqueos, y apañándonos para tener muchos más cómplices, porque, cuando son muchos los que pecan, a nadie se castiga; y a las faltas pequeñas se le impone una sanción, mientras que a las grandes y graves se le da premios." En fin, como diría Bono imitando a Maquiavelo, cuando la necesidad aprieta, la audacia se considera prudencia.
No es sin embargo audacia lo que revela su discursito, sino la vulgar coherencia de una vida al servicio de sí mismo. Su discursito fue coherente con su vida y su política. Del partido de Tierno al de González, de parlamentario nacional a presidente de la región castellano-manchega, de ahí a ministro de Zapatero y, al final, presidente de las Cortes. De la tensión a la normalidad, del estamos al borde del abismo al aquí no pasa nada, del conflicto al consenso, media una intervención como la de Bono en el Congreso. Basura institucional. Retórica sin sustancia. Nada.
http://www.libertaddigital.com/opinion/agapito-maestre/adios-a-bono-62290/
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