miercoles 30 de septiembre de 2009
Carta abierta de Vidal-Quadras a Rubalcaba
Q UERIDO ministro y amigo, querido Alfredo:
El motivo por el que te dirijo estas breves líneas es formularte una pregunta apoyándome en la conocida afirmación de Claude Lévi-Strauss de que la sabiduría no consiste en proporcionar las verdaderas respuestas, sino en formular los verdaderos interrogantes.
Así, tú y yo, tanto si tienes a bien contestarme como si optas por no hacerlo, saldremos de este lance un poco más sabios. Hoy he leído con estupor en titulares unas declaraciones tuyas en las que sientas la tesis siguiente: "Lo que España no puede hacer es negar la decisión de un Parlamento democrático elegido por los catalanes". Es decir, que la soberanía indivisa del pueblo español consagrada en la vigente Constitución de 1978 con inequívoca rotundidad en su artículo 1.2 no es tal y que, por el contrario, son las asambleas autonómicas las que han de prevalecer en sus decisiones sobre la voluntad general de la Nación, perfectamente definida, sin ambigüedad alguna, en el artículo 2, donde, también de forma clara y precisa, se establece que soberanía y autonomía son cosas distintas. La primera, asociada al poder constituyente, corresponde en exclusividad a la Nación española en su conjunto, mientras que la segunda, expresada en los correspondientes Estatutos, queda obviamente subordinada a la primera.
Tú eres una persona de sólida formación y probado rigor intelectual -no en vano procedes, como yo, de las ciencias "duras"- y, por tanto, eres absolutamente consciente de que al situar a la soberanía nacional, de la que es depositaria la ciudadanía española en su totalidad, sin que quepa fragmentarla o distribuirla en compartimentos, por debajo de las resoluciones adoptadas por un parlamento autonómico, estás diciendo un disparate monumental y faltando a las solemnes promesas que hiciste, tanto al tomar posesión de tu cartera ministerial como de tu escaño de Diputado en el Congreso. A partir de estos hechos indiscutibles, mi pregunta es:
¿Por qué has pronunciado públicamente unas palabras que hacen un daño inmenso a la Nación a la que te has comprometido a servir y que sabes sin ningún género de duda que son falsas?
Espero con impaciencia tu respuesta o tu silencio. La una me permitirá comprender hasta qué punto has perdido cualquier escrúpulo moral, el otro revelará que te queda una sombra de vergüenza.
Pese a todo, recibe un abrazo.
Vidal-Quadras
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp
miércoles, septiembre 30, 2009
martes, septiembre 29, 2009
Ocurrió en Madrid
martes 29 de septiembre de 2009
Ocurrió en Madrid
Fabiola Martínez Vega (Elsemanadigital.com)
D OCE Y MEDIA de la mañana, dos hombres criticaban al Gobierno de Zapatero y de pronto se les acercan otros dos que les piden identificarse porque son policías vestidos de paisano.
¿Se lo creen ustedes? Pues es cierto. Les pasó a dos amigos, uno de ellos socialista, el sábado pasado en pleno Madrid.
Parece una novela negra o una película sobre la Rusia comunista o sobre los países amigos de ZP, a saber, Cuba o Venezuela. ¿Qué dirán de todo esto los hablan de libertad y democracia defendida por esa izquierda que no es la que nos gobierna?
Se pueden decir muchas cosas del PP, si es que alguien aún duda de que hayan sido los mejores ocho años que ha tenido España en los dos últimos siglos a nivel económico y político. Pero incluso los más detractores del gobierno Aznar tienen que reconocerle el clima de libertad que reinaba en la sociedad tranquila de aquellos años.
Con el PP no había escuchas, ni corrupción, ni paro, ni miseria o ilegalidades escondidas tras mil trampas extrañas como la del Estatut catalán. Eran tiempos en los que no había "hombres de paz" si no terroristas. La vida parecía una oportunidad permanente y no como ahora que es una incertidumbre llena de competitividad para no quedarse en el paro y sin poder pagar la hipoteca.
Diga lo que diga hasta el más socialista del pueblo, aquí hay cosas raras, escuchas, espionajes y mucho comprado a sueldo de alguien muy interesado en que Rajoy o el PP no lleguen a la Moncloa.
Por favor, no dejen de mirar a un lado y a otro y no critiquen al Gobierno en público porque se la juegan. Nos ha tocado una España acomplejada y subvencionada que no ve, porque no quiere, hacia donde nos lleva este Gobierno.
Confiemos en que el PP gane todas las elecciones por el bien de todos y sobre todo porque ya lo tiene a "huevo". Hace falta un cambio de ideas y olvidar la división izquierda-derecha porque lo que necesitamos es avanzar en todos los órdenes que requiere el siglo en el que estamos. Las viejas teorías capitalistas o marxistas no pueden regir estos nuevos tiempos y mucho menos ser aceptadas por los españoles que siguen siendo más listos que su "pícaro" Gobierno.
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp
Ocurrió en Madrid
Fabiola Martínez Vega (Elsemanadigital.com)
D OCE Y MEDIA de la mañana, dos hombres criticaban al Gobierno de Zapatero y de pronto se les acercan otros dos que les piden identificarse porque son policías vestidos de paisano.
¿Se lo creen ustedes? Pues es cierto. Les pasó a dos amigos, uno de ellos socialista, el sábado pasado en pleno Madrid.
Parece una novela negra o una película sobre la Rusia comunista o sobre los países amigos de ZP, a saber, Cuba o Venezuela. ¿Qué dirán de todo esto los hablan de libertad y democracia defendida por esa izquierda que no es la que nos gobierna?
Se pueden decir muchas cosas del PP, si es que alguien aún duda de que hayan sido los mejores ocho años que ha tenido España en los dos últimos siglos a nivel económico y político. Pero incluso los más detractores del gobierno Aznar tienen que reconocerle el clima de libertad que reinaba en la sociedad tranquila de aquellos años.
Con el PP no había escuchas, ni corrupción, ni paro, ni miseria o ilegalidades escondidas tras mil trampas extrañas como la del Estatut catalán. Eran tiempos en los que no había "hombres de paz" si no terroristas. La vida parecía una oportunidad permanente y no como ahora que es una incertidumbre llena de competitividad para no quedarse en el paro y sin poder pagar la hipoteca.
Diga lo que diga hasta el más socialista del pueblo, aquí hay cosas raras, escuchas, espionajes y mucho comprado a sueldo de alguien muy interesado en que Rajoy o el PP no lleguen a la Moncloa.
Por favor, no dejen de mirar a un lado y a otro y no critiquen al Gobierno en público porque se la juegan. Nos ha tocado una España acomplejada y subvencionada que no ve, porque no quiere, hacia donde nos lleva este Gobierno.
Confiemos en que el PP gane todas las elecciones por el bien de todos y sobre todo porque ya lo tiene a "huevo". Hace falta un cambio de ideas y olvidar la división izquierda-derecha porque lo que necesitamos es avanzar en todos los órdenes que requiere el siglo en el que estamos. Las viejas teorías capitalistas o marxistas no pueden regir estos nuevos tiempos y mucho menos ser aceptadas por los españoles que siguen siendo más listos que su "pícaro" Gobierno.
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp
viernes, septiembre 25, 2009
Pio Moa, ¿Amigos de los pobres?
¿Amigos de los pobres?
25 de Septiembre de 2009 - 13:28:59 - Pío Moa
Hoy, en Época:
¿AMIGOS DE LOS POBRES?
El himno La Internacional encierra casi toda la inspiración ideológica de la izquierda, así como sus pretensiones de hiperlegitimidad: en pocas palabras, los izquierdistas defienden los intereses de “los pobres”, “de los parias”, los “sin derechos” o con derechos puramente formales, frente a los capitalistas explotadores. En su forma de ver las cosas, la riqueza caería del cielo, por así decir, pero algunos sinvergüenzas y desalmados se la habrían apropiado, despojando de ella a la mayoría. La idea fecunda asimismo las denuncias sobre la “expoliación” que practicarían los países ricos contra los llamados subdesarrollados. Así, quienes dicen representar a la inmensa mayoría empobrecida creen tener una fuerza ética muy superior a la de los partidarios de la “injusticia social”, y consideran legítimo atacar a estas por cualquier medio.
Pero la riqueza no cae del cielo ni nace del suelo. No son los bienes naturales sino el espíritu de empresa, innovador y arriesgado, que está muy desigualmente repartido, el que realmente crea la riqueza. A menudo oímos la queja de que los españoles se llevaron el oro de América a cambio de baratijas, sin pensar que para las rudimentarias economías indígenas el oro no tenía valor económico, sino puramente ornamental, y lo que para los españoles eran baratijas, para ellos eran objetos sorprendentes y nunca vistos. Por lo demás, a cambio del oro (y sobre todo de la plata), los españoles llevaron allí ciudades, universidades, imprentas, acabaron con religiones espeluznantes y formas de gobierno totalitarias, llevaron la ganadería y una agricultura mucho más avanzada… Algo así pasó en España con los romanos y el oro del Bierzo, por ejemplo. La relación de intercambio no ha sido tan mala como se dice, y las quejas recuerdan los ataques de Fidel Castro denunciando el “intercambio desigual y explotador” al que sometía Usa a Cuba. Sin embargo los castristas echan la culpa de los muchos males y miseria de su pueblo al embargo comercial useño que, según decían, expoliaba y empobrecía a la isla.
Desde luego, la realidad histórica ha sido inclemente con esos pretendidos amigos de los pobres. Allí donde han triunfado han generado no solo tiranías brutales y matanzas, sino también la división entre una capa privilegiada con tiendas especiales y acceso a los bienes del mundo burgués, y una masa condenada a sobrevivir con muy poco, racionada y a menudo víctima de hambrunas tan terribles como las de la URSS, la China del “Gran salto adelante”, la de Etiopía, etc. Después de la guerra mundial se popularizó el “socialismo africano”, también hubo un “socialismo árabe” y lo mismo en la India y otros países, no marxistas, pero inspirados en ideas afines. El resultado siempre fue la concentración del poder político en unas oligarquías burocráticas, la ausencia o fuerte limitación de las libertades, una gran corrupción y el estancamiento económico. La amistad hacia los pobres parece haber consistido en multiplicarlos. A veces se alegan excepciones como el socialismo sueco, pero este era fundamentalmente capitalista, y su riqueza venía de su potente y emprendedora capa empresarial (piénsese en sus numerosas multinacionales), que fue molestada, pero no asfixiada.
Por acabar en un terreno más próximo, cuando oímos a esos sindicatos cantores del himno del genocidio, creeríamos que saben perfectamente cómo crear mucho más empleo, más estable y mejor pagado… Mas casualmente ellos no lo crean, y sí multitud de cargos parasitarios. En suma, a los pobres suele irles muy mal con esos amigos que les llaman “emanciparse” luchando contra “el sistema”. En cambio, a los tales amigos les va bien. La defensa de los pobres es un buen negocio, fíjense por ejemplo en lo que ha prosperado El País durante tantos años, aunque ahora le toquen vacas flacas, por haberle salido competidores también repletos de ese espíritu amistoso
http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/amigos-de-los-pobres-5241/
25 de Septiembre de 2009 - 13:28:59 - Pío Moa
Hoy, en Época:
¿AMIGOS DE LOS POBRES?
El himno La Internacional encierra casi toda la inspiración ideológica de la izquierda, así como sus pretensiones de hiperlegitimidad: en pocas palabras, los izquierdistas defienden los intereses de “los pobres”, “de los parias”, los “sin derechos” o con derechos puramente formales, frente a los capitalistas explotadores. En su forma de ver las cosas, la riqueza caería del cielo, por así decir, pero algunos sinvergüenzas y desalmados se la habrían apropiado, despojando de ella a la mayoría. La idea fecunda asimismo las denuncias sobre la “expoliación” que practicarían los países ricos contra los llamados subdesarrollados. Así, quienes dicen representar a la inmensa mayoría empobrecida creen tener una fuerza ética muy superior a la de los partidarios de la “injusticia social”, y consideran legítimo atacar a estas por cualquier medio.
Pero la riqueza no cae del cielo ni nace del suelo. No son los bienes naturales sino el espíritu de empresa, innovador y arriesgado, que está muy desigualmente repartido, el que realmente crea la riqueza. A menudo oímos la queja de que los españoles se llevaron el oro de América a cambio de baratijas, sin pensar que para las rudimentarias economías indígenas el oro no tenía valor económico, sino puramente ornamental, y lo que para los españoles eran baratijas, para ellos eran objetos sorprendentes y nunca vistos. Por lo demás, a cambio del oro (y sobre todo de la plata), los españoles llevaron allí ciudades, universidades, imprentas, acabaron con religiones espeluznantes y formas de gobierno totalitarias, llevaron la ganadería y una agricultura mucho más avanzada… Algo así pasó en España con los romanos y el oro del Bierzo, por ejemplo. La relación de intercambio no ha sido tan mala como se dice, y las quejas recuerdan los ataques de Fidel Castro denunciando el “intercambio desigual y explotador” al que sometía Usa a Cuba. Sin embargo los castristas echan la culpa de los muchos males y miseria de su pueblo al embargo comercial useño que, según decían, expoliaba y empobrecía a la isla.
Desde luego, la realidad histórica ha sido inclemente con esos pretendidos amigos de los pobres. Allí donde han triunfado han generado no solo tiranías brutales y matanzas, sino también la división entre una capa privilegiada con tiendas especiales y acceso a los bienes del mundo burgués, y una masa condenada a sobrevivir con muy poco, racionada y a menudo víctima de hambrunas tan terribles como las de la URSS, la China del “Gran salto adelante”, la de Etiopía, etc. Después de la guerra mundial se popularizó el “socialismo africano”, también hubo un “socialismo árabe” y lo mismo en la India y otros países, no marxistas, pero inspirados en ideas afines. El resultado siempre fue la concentración del poder político en unas oligarquías burocráticas, la ausencia o fuerte limitación de las libertades, una gran corrupción y el estancamiento económico. La amistad hacia los pobres parece haber consistido en multiplicarlos. A veces se alegan excepciones como el socialismo sueco, pero este era fundamentalmente capitalista, y su riqueza venía de su potente y emprendedora capa empresarial (piénsese en sus numerosas multinacionales), que fue molestada, pero no asfixiada.
Por acabar en un terreno más próximo, cuando oímos a esos sindicatos cantores del himno del genocidio, creeríamos que saben perfectamente cómo crear mucho más empleo, más estable y mejor pagado… Mas casualmente ellos no lo crean, y sí multitud de cargos parasitarios. En suma, a los pobres suele irles muy mal con esos amigos que les llaman “emanciparse” luchando contra “el sistema”. En cambio, a los tales amigos les va bien. La defensa de los pobres es un buen negocio, fíjense por ejemplo en lo que ha prosperado El País durante tantos años, aunque ahora le toquen vacas flacas, por haberle salido competidores también repletos de ese espíritu amistoso
http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/amigos-de-los-pobres-5241/
martes, septiembre 01, 2009
Ismael Medina, En caida libre hacia el abismo
martes 1 de septiembre de 2009
En caída libre hacia el abismo
Ismael Medina
L A amenaza de la subida de impuestos directos e indirectos es ya hosca realidad. Incluso lo era en ciertos ámbitos antes de que correspondiera anunciarlo a Pepino Blanco, quien no abandona su función de doberman político, la otra cara de la moneda sociata en la que Rodríguez muestra la sonrisa estereotipada del ignorante que se cree el protegido infalible del Olimpo laicista. Uno y otro son la síntesis del antisistema en que ha devenido la forma democrática que, según lo políticamente correcto, nos hemos dado los españoles, cuando en realidad hemos contribuido a fabricar un monstruo que nos devora y al que una gran parte de sus víctimas rinde suicida devoción. Se repite bajo otras forma la vieja historia del dragón al que una sociedad atemorizada le hacía la ofrenda ritual de un puñado de doncellas. El actual dragón de las siete cabezas es una suerte del dios Momo en versión constitucional, tal y como lo veía Bacon: “El que construye una buena casa sobre un mal asiento se condena a sí mismo a prisión” . A lo que añadía para redondear el alcance de su crítica: “No es sólo el mal aire lo que hace malo el asiento, sino los malos caminos, los malos mercados y, si se consulta con Momo, los malos vecinos”. Rodríguez y sus secuaces han hecho de España un paraíso de Momo en el que reina el esperpento.
Es conocido desde muy antiguo que cuando un gobierno se instala sobre el derroche recurre a la multiplicación y subida de los impuestos, en vez de buscar la solución mediante el recorte del gasto y una ejemplar austeridad de la clase dirigente. Y es el pueblo el que sufre las consecuencias hasta quedar sumido en la hambruna. Pero llega un momento en que la escasez se torna insoportable y el pueblo se convierte en masa iracunda y caldo de cultivo para revueltas, asonadas y revoluciones. La actual recesión económica mundial, más profunda que otras anteriores, se hace soportable para aquellos países cuyos gobiernos, asentados sobre una sólida estructura productiva, tomaron a su debido tiempo medidas de prevención del riesgo y la sociedad asumió un comportamiento solidario. Puede valer Alemania de ejemplo. No es, sin embargo y desgraciadamente, el caso de España.
Mi ya muy lejano profesor de Hacienda Pública en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid, Vicente Gay, nos instruyó sobre el caos fiscal en los reinos medievales españoles, el cual se reiteró de diversas formas hasta ya entrado el siglo XX. Me contaba mi abuelo Felipe que, luego de dejar la Guardia Civil, le encomendaron el mando de los fielatos del ayuntamiento de Cuenca. Todavía los municipios cobraban una tasa sobre los productos que entraban en la ciudad. A veces quienes los introducían de matute reproducían viejas mañas de contrabandistas. Sucedía, por ejemplo, con el aguardiente. Tiraban al Júcar, aguas arriba, varios toneles y se enzarzaban a tiros con los defensores de la ley para distraer la vigilancia mientras, aguas abajo, pasaban el grueso de la mercancía. El gran contrabando actual es de otra índole, en ocasiones perversa, como el narcotráfico, o el muy sofisticado de la doble contabilidad y la fuga de capitales a paraísos fiscales. O el más modesto individualmente de la economía sumergida, la cual adquiere un gran volumen en periodos de crisis económica o de excesiva presión fiscal. Perdura en el inconsciente colectivo la convicción religiosa de que es pecado burlar los impuestos cuando su aplicación es justa, pero no si es injusta.
El profesor Gay hacía muy amenas sus clases con su afición al juego de las alegorías. Recuerdo una de sus clases que en el programa figuraba como “La lección de las orquídeas”. Las orquídeas, como sabrán muchos de mis lectores, es una planta con miles de variedades, desde muy pequeñas hasta de gran volumen, y una insólita capacidad para adaptarse y reproducirse lo mismo en lugares secos que tropicales. Hay ocasiones en que configuran conjuntos muy compactos de hasta media tonelada de peso. Sucede lo mismo con los impuestos venía a explicarnos el profesor Gay. Pueden corresponderse con armónicos financieros o expandirse formando colonias entrecruzadas, en ocasiones de gran y contradictoria espesura.
La incompetencia, la mentira y la truhanería demagógica del gobierno Rodríguez han convertido las arcas del Estado en covacha de telarañas y excrementos de murciélagos. Pero el origen hay que buscarlo en el Título VIII de la Constitución que consagró el Estado de las Autonomías con diversas marchas, especialmente privilegiadas para las taifas secesionistas. Acerca de su oscuro origen he escrito en varias ocasiones, la última en fecha reciente. Rodríguez y sus secuaces han demolido cualesquiera moderadoras reservas constitucionales, retrotrayéndonos a una realidad equiparable a la de los reinos cristianos medievales y a los reinos musulmanes de las taifas. Han sido tantas las transferencias en sectores capitales y subsidiarios que el llamado Estado central es ya casi un cadáver en avanzada putrefacción.
Al tiempo que el Producto Interior Bruto se hunde en una sima cuyo fondo no se vislumbra y la deuda exterior es la más alta a escala mundial, detrás de los Estados Unidos de Norteamérica, el gobierno y la mayoría de las Administraciones públicas, las taifales a la cabeza, inventan costosos trucos demagógicos encaminados a enmascarar ocasionalmente y con fines electorales un derrumbe económico de proporciones desmesuradas. Pero como consecuencia de la demencial Ley Electoral todavía vigente, los gobiernos centrales se convierten en prisioneros de las taifas separatistas y de partidos de escasa entidad para mantenerse en el poder y lograr la aprobación parlamentaria de sus leyes, tantas veces, ahora sobre todo, ocurrencias sin sentido que sólo contribuyen a ahondar el derrumbe económico e institucional. Un gobierno débil difícilmente puede zafarse del chantaje de aquéllos de quienes depende su supervivencia. Salvo que albergue un alto sentido del Estado y valor suficiente para hacerles frente, aún a costa de disolver el parlamento y arrostrar nuevas elecciones generales. O llegar a un pacto de salvación nacional con el mayor partido de la oposición del que queden al margen veleidades sectarias. No es nuestro caso. Rodríguez y sus huestes sólo admiten consensos en que el PP se sume a la sordidez de sus dislates.
La vicepresidente de Economía no tardó en confirmar el anuncio de Blanco. Se someterá a revisión el entero sistema fiscal bajo la cobertura dialéctica de satisfacer las necesidades de la “política social” del gobierno, apenas otra cosa que costosos parches de efecto transeúnte y que sólo contribuyen a ir de peor a peor, en vez de contribuir a regenerar el tejido productivo y crear empleo. Un sucio encaje de bolillos del que pueden tomarse como ejemplo las nuevas concesiones para la financiación autonómica por importe de 11.000 millones, al tiempo que se les reconoce una deuda con el Estado de 6.000 millones y se les concede una prolongada moratoria para su reintegro. ¿No habría sido más práctico sustraerlos de la financiación acordada en proporción lo debido por cada una y forzarlas de tal suerte a apretarse el cinturón? También parece decidido el bloqueo de sueldos de los funcionarios, los cuales subirán a los sumo un 1%. Pero durante el último año el número de funcionarios ha crecido un 2,6%. Un incremento persistnte de naturaleza clientelista que nos ha conducido a tener más funcionarios que Alemania, con muy superior población a la nuestra y estructura federal, por cierto.
España no puede soportar la losa de 18 gobiernos taifales con parlamentos propios que legislan a su antojo, despliegue inusitado de instituciones y empresas públicas, las más de ellas ruinosas y nidos de corrupción, amén de otros despilfarros también inconstitucionales como es la apertura de representaciones en el exterior, en competencia grotesca con las estructuras diplomáticas del Estado.
Las taifas configuran el más grave y mortífero cáncer de entre las múltiples tumoraciones que aquejan al cuerpo, político, social, económico y cultural de España. Y no bastará para el recobro de la salud poner definitivo freno a las concesiones. Habría que tirar de bisturí y aplicar una radical cirugía para extirpar todas las partes podridas. ¿Pero quien le pone el cascabel al gato cuando ni el Tribunal Constitucional, convertido en terminal política del partido en el poder, lleva tres años mareando la perdiz del recurso de inconstitucionalidad del Estatuto de Cataluña y parece que la sentencia que diseña estará tarada de una perturbadora ambigüedad?
Ismael Herráiz, aquel periodista de raza del que muchos aprendimos, solía compendiar metafóricamente la historia de España bajo la Casa de Borbón como “la peste borbónica”. Su actual titular y descendencia parecen empeñados en darle la razón. Mantienen un formal distanciamiento constitucional respecto de los teóricos tres poderes del Estado que se dice democrático. Pero borbonean bajo cuerda al igual que sus antecesores. Aunque ahora con una perceptible y provechosa inclinación hacia una izquierda de la peor catadura, cada vez más caribeña. Primero con Felipe González y hoy con Rodríguez.
Se ha llegado a un extremo de degradación política, de caos institucional, de desastre económico, de sistemáticas violaciones constitucionales y de desintegración de España que ya no cabe marcha atrás por vías normales de reformas de la Constitución ni de procesos electorales que redunden en la alternancia en el poder. Aunque el PP ganara por goleada las próximas elecciones se vería atrapado en el cepo de la conspiración mundialista a la que Rodríguez y sus secuaces sirven. Salvo, que recurriera a expedientes extraordinarios e hiciera saltar la banca del actual casino constitucional.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5324
En caída libre hacia el abismo
Ismael Medina
L A amenaza de la subida de impuestos directos e indirectos es ya hosca realidad. Incluso lo era en ciertos ámbitos antes de que correspondiera anunciarlo a Pepino Blanco, quien no abandona su función de doberman político, la otra cara de la moneda sociata en la que Rodríguez muestra la sonrisa estereotipada del ignorante que se cree el protegido infalible del Olimpo laicista. Uno y otro son la síntesis del antisistema en que ha devenido la forma democrática que, según lo políticamente correcto, nos hemos dado los españoles, cuando en realidad hemos contribuido a fabricar un monstruo que nos devora y al que una gran parte de sus víctimas rinde suicida devoción. Se repite bajo otras forma la vieja historia del dragón al que una sociedad atemorizada le hacía la ofrenda ritual de un puñado de doncellas. El actual dragón de las siete cabezas es una suerte del dios Momo en versión constitucional, tal y como lo veía Bacon: “El que construye una buena casa sobre un mal asiento se condena a sí mismo a prisión” . A lo que añadía para redondear el alcance de su crítica: “No es sólo el mal aire lo que hace malo el asiento, sino los malos caminos, los malos mercados y, si se consulta con Momo, los malos vecinos”. Rodríguez y sus secuaces han hecho de España un paraíso de Momo en el que reina el esperpento.
Es conocido desde muy antiguo que cuando un gobierno se instala sobre el derroche recurre a la multiplicación y subida de los impuestos, en vez de buscar la solución mediante el recorte del gasto y una ejemplar austeridad de la clase dirigente. Y es el pueblo el que sufre las consecuencias hasta quedar sumido en la hambruna. Pero llega un momento en que la escasez se torna insoportable y el pueblo se convierte en masa iracunda y caldo de cultivo para revueltas, asonadas y revoluciones. La actual recesión económica mundial, más profunda que otras anteriores, se hace soportable para aquellos países cuyos gobiernos, asentados sobre una sólida estructura productiva, tomaron a su debido tiempo medidas de prevención del riesgo y la sociedad asumió un comportamiento solidario. Puede valer Alemania de ejemplo. No es, sin embargo y desgraciadamente, el caso de España.
Mi ya muy lejano profesor de Hacienda Pública en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid, Vicente Gay, nos instruyó sobre el caos fiscal en los reinos medievales españoles, el cual se reiteró de diversas formas hasta ya entrado el siglo XX. Me contaba mi abuelo Felipe que, luego de dejar la Guardia Civil, le encomendaron el mando de los fielatos del ayuntamiento de Cuenca. Todavía los municipios cobraban una tasa sobre los productos que entraban en la ciudad. A veces quienes los introducían de matute reproducían viejas mañas de contrabandistas. Sucedía, por ejemplo, con el aguardiente. Tiraban al Júcar, aguas arriba, varios toneles y se enzarzaban a tiros con los defensores de la ley para distraer la vigilancia mientras, aguas abajo, pasaban el grueso de la mercancía. El gran contrabando actual es de otra índole, en ocasiones perversa, como el narcotráfico, o el muy sofisticado de la doble contabilidad y la fuga de capitales a paraísos fiscales. O el más modesto individualmente de la economía sumergida, la cual adquiere un gran volumen en periodos de crisis económica o de excesiva presión fiscal. Perdura en el inconsciente colectivo la convicción religiosa de que es pecado burlar los impuestos cuando su aplicación es justa, pero no si es injusta.
El profesor Gay hacía muy amenas sus clases con su afición al juego de las alegorías. Recuerdo una de sus clases que en el programa figuraba como “La lección de las orquídeas”. Las orquídeas, como sabrán muchos de mis lectores, es una planta con miles de variedades, desde muy pequeñas hasta de gran volumen, y una insólita capacidad para adaptarse y reproducirse lo mismo en lugares secos que tropicales. Hay ocasiones en que configuran conjuntos muy compactos de hasta media tonelada de peso. Sucede lo mismo con los impuestos venía a explicarnos el profesor Gay. Pueden corresponderse con armónicos financieros o expandirse formando colonias entrecruzadas, en ocasiones de gran y contradictoria espesura.
La incompetencia, la mentira y la truhanería demagógica del gobierno Rodríguez han convertido las arcas del Estado en covacha de telarañas y excrementos de murciélagos. Pero el origen hay que buscarlo en el Título VIII de la Constitución que consagró el Estado de las Autonomías con diversas marchas, especialmente privilegiadas para las taifas secesionistas. Acerca de su oscuro origen he escrito en varias ocasiones, la última en fecha reciente. Rodríguez y sus secuaces han demolido cualesquiera moderadoras reservas constitucionales, retrotrayéndonos a una realidad equiparable a la de los reinos cristianos medievales y a los reinos musulmanes de las taifas. Han sido tantas las transferencias en sectores capitales y subsidiarios que el llamado Estado central es ya casi un cadáver en avanzada putrefacción.
Al tiempo que el Producto Interior Bruto se hunde en una sima cuyo fondo no se vislumbra y la deuda exterior es la más alta a escala mundial, detrás de los Estados Unidos de Norteamérica, el gobierno y la mayoría de las Administraciones públicas, las taifales a la cabeza, inventan costosos trucos demagógicos encaminados a enmascarar ocasionalmente y con fines electorales un derrumbe económico de proporciones desmesuradas. Pero como consecuencia de la demencial Ley Electoral todavía vigente, los gobiernos centrales se convierten en prisioneros de las taifas separatistas y de partidos de escasa entidad para mantenerse en el poder y lograr la aprobación parlamentaria de sus leyes, tantas veces, ahora sobre todo, ocurrencias sin sentido que sólo contribuyen a ahondar el derrumbe económico e institucional. Un gobierno débil difícilmente puede zafarse del chantaje de aquéllos de quienes depende su supervivencia. Salvo que albergue un alto sentido del Estado y valor suficiente para hacerles frente, aún a costa de disolver el parlamento y arrostrar nuevas elecciones generales. O llegar a un pacto de salvación nacional con el mayor partido de la oposición del que queden al margen veleidades sectarias. No es nuestro caso. Rodríguez y sus huestes sólo admiten consensos en que el PP se sume a la sordidez de sus dislates.
La vicepresidente de Economía no tardó en confirmar el anuncio de Blanco. Se someterá a revisión el entero sistema fiscal bajo la cobertura dialéctica de satisfacer las necesidades de la “política social” del gobierno, apenas otra cosa que costosos parches de efecto transeúnte y que sólo contribuyen a ir de peor a peor, en vez de contribuir a regenerar el tejido productivo y crear empleo. Un sucio encaje de bolillos del que pueden tomarse como ejemplo las nuevas concesiones para la financiación autonómica por importe de 11.000 millones, al tiempo que se les reconoce una deuda con el Estado de 6.000 millones y se les concede una prolongada moratoria para su reintegro. ¿No habría sido más práctico sustraerlos de la financiación acordada en proporción lo debido por cada una y forzarlas de tal suerte a apretarse el cinturón? También parece decidido el bloqueo de sueldos de los funcionarios, los cuales subirán a los sumo un 1%. Pero durante el último año el número de funcionarios ha crecido un 2,6%. Un incremento persistnte de naturaleza clientelista que nos ha conducido a tener más funcionarios que Alemania, con muy superior población a la nuestra y estructura federal, por cierto.
España no puede soportar la losa de 18 gobiernos taifales con parlamentos propios que legislan a su antojo, despliegue inusitado de instituciones y empresas públicas, las más de ellas ruinosas y nidos de corrupción, amén de otros despilfarros también inconstitucionales como es la apertura de representaciones en el exterior, en competencia grotesca con las estructuras diplomáticas del Estado.
Las taifas configuran el más grave y mortífero cáncer de entre las múltiples tumoraciones que aquejan al cuerpo, político, social, económico y cultural de España. Y no bastará para el recobro de la salud poner definitivo freno a las concesiones. Habría que tirar de bisturí y aplicar una radical cirugía para extirpar todas las partes podridas. ¿Pero quien le pone el cascabel al gato cuando ni el Tribunal Constitucional, convertido en terminal política del partido en el poder, lleva tres años mareando la perdiz del recurso de inconstitucionalidad del Estatuto de Cataluña y parece que la sentencia que diseña estará tarada de una perturbadora ambigüedad?
Ismael Herráiz, aquel periodista de raza del que muchos aprendimos, solía compendiar metafóricamente la historia de España bajo la Casa de Borbón como “la peste borbónica”. Su actual titular y descendencia parecen empeñados en darle la razón. Mantienen un formal distanciamiento constitucional respecto de los teóricos tres poderes del Estado que se dice democrático. Pero borbonean bajo cuerda al igual que sus antecesores. Aunque ahora con una perceptible y provechosa inclinación hacia una izquierda de la peor catadura, cada vez más caribeña. Primero con Felipe González y hoy con Rodríguez.
Se ha llegado a un extremo de degradación política, de caos institucional, de desastre económico, de sistemáticas violaciones constitucionales y de desintegración de España que ya no cabe marcha atrás por vías normales de reformas de la Constitución ni de procesos electorales que redunden en la alternancia en el poder. Aunque el PP ganara por goleada las próximas elecciones se vería atrapado en el cepo de la conspiración mundialista a la que Rodríguez y sus secuaces sirven. Salvo, que recurriera a expedientes extraordinarios e hiciera saltar la banca del actual casino constitucional.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5324
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