miércoles, marzo 12, 2008

Ignacio San Miguel, Despues de las elecciones

miercoles 12 de marzo de 2008
Después de las elecciones

Ignacio San Miguel

E N otro país civilizado sí hubiera sido sorprendente el resultado de las elecciones, pero aquí no. De siempre había tenido yo la impresión de que, contando con una mayoría del pueblo indiferente e ignorante en política, escasa o nulamente receptivo para los disparates del gobierno Rodríguez, éste podría repetir mandato sin extraordinarias dificultades. Así ha sido. Esta actitud amorfa, en parte se deriva de la humildad atávica de gentes que, juzgándose indignas de criticar a “a los que mandan”, dan por bueno cuanto hacen pensando que “ellos sabrán”. Posición miserable que todavía se observa en bastante gente. Otros se desentienden por frivolidad, que es lo que más abunda.

Sea por lo que fuere, ahora nos enfrentamos a otros cuatro años en que, si no hay un cambio de dirección, los perfiles negativos de la primera legislatura se han de acentuar progresivamente. Algunos aspectos de las elecciones hacen pensar así.

En principio, podría considerarse positivo el derrumbe de IU, así como el de ERC. Podría pensarse en que el electorado se alejaba de posiciones extremas. Pero si reflexionamos que estos votos han ido a parar al Partido Socialista, y que ha sido así debido a la radicalización de este Partido, las cosas cambian. Porque ha sido la acentuación del izquierdismo de los socialistas lo que ha atraído al votante de IU, que ha considerado que votar a los socialistas era un “voto útil” en lugar de votar a IU, Partido sin perspectivas. Han visto que los socialistas podían llegar tan lejos como IU, y no sólo en la teoría, sino en la práctica, puesto que están en el poder. Pero esta es una señal ominosa para aquellos que no participamos de tan grandes ideales.

Lo mismo puede decirse de ERC. Han pasado de ocho a tres diputados. Y esta desbandada de votantes ¿significa que han cambiado de opinión, que se han moderado y que ya no son independentistas? Es muy difícil creer esto. Más acertado resulta pensar que han encontrado en el Partido Socialista el vehículo idóneo para conseguir sus aspiraciones. El nuevo Estatuto de Autonomía, promocionado por el propio presidente de Gobierno, va en la dirección que a los independentistas interesa. El Tribunal Constitucional ha tenido paralizada su resolución sobre las recusaciones de este Estatuto hasta que se han celebrado las elecciones. Ahora que han ganado los socialistas, se supone que sus recortes del Estatuto serán escasos. Los independentistas, conociendo las ideas del presidente sobre una España confederal, han juzgado, lo mismo que los comunistas, que el “voto útil” era el voto a los socialistas.

En el País Vasco, la absorción del voto nacionalista por los socialistas tiene otro significado. Aquí ha jugado el deseo de paz de la población, que ha visto con buenos ojos la filfa del “proceso de paz”, lo que ya se demostró en las anteriores elecciones municipales. El asesinato de Isaías Carrasco pudo haber espoleado esta tendencia. A saber si los terroristas no pretendían ese resultado… De cualquier forma, el gran debilitamiento del PNV habrá que mirarlo como un dato favorable. Este partido deberá asumir que es un partido más y no el centro de la política vasca con el que hay que contar siempre por su indispensabilidad.

Tampoco hay por qué pensar que la derrota del Partido Popular, fracaso sin duda, haya sido una catástrofe, pues ha obtenido muy buenos resultados, consolidando y ampliando sus posiciones a nivel general. Siendo esto así, no parece probable que cunda la idea en el partido de que la campaña, bronca y dura sin duda, haya sido errada.

Pero por idénticas razones en el Partido Socialista ha de pensarse que la radicalización de su política durante estos cuatro años no le ha restado votos. Han de ver la victoria en las elecciones como un refrendo del acierto de su gestión. Rodríguez es hombre obcecado y soberbio, y ahora, embriagado por la victoria, se verá impulsado a seguir adelante con su programa: eutanasia, liberalización del aborto, estatutos, memoria histórica, etc.

Es difícil que en el Partido Popular piensen que hubieran conseguido mejores resultados con una oposición más suave. Y aún más difícil que en el Partido Socialista cunda la teoría de la moderación después de los resultados obtenidos. Hay razones para esperar, por tanto, una legislatura de confrontación dura y sin concesiones.

Sobre este panorama de amenazante conflictividad, planean los nubarrones de la crisis económica, que ya nos está alcanzando. Los analistas económicos auguran para España los peores escenarios, debido en parte considerable a la desidia en tomar medidas contra algo que ya se veía venir. Rodríguez se encontrará enfrentado con situaciones muy complicadas. Tanto, que ya están diciendo algunos analistas cínicos que éstas han sido unas elecciones que merecían perderse.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4497

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